–Belle, Belle. –Escucho mi nombre una y otra vez. Quizás estoy soñando, pero cada vez se escucha más fuerte esa voz y más real.–¡Belle! –Escucho un grito muy ruidoso, que me hizo levantarme de la cama con rapidez. La persona que se había atrevido a levantarme fue Teresa.–Creí que estaba muerta. –Dice la mujer asustada.–Solo estaba durmiendo. –Bostecé mientras estiraba mis brazos.–Parece que ayer no le dio tiempo de quitarse su ropa. –Me dice al ver que aún llevo puesto mi vestido elegante y hasta me había dejado los tacones. –No, no me dio tiempo. –Le contesté sin interés, solo quería quedarme en cama y no ver a Alejandro, pero Teresa parece tener muchas cosas para mí.–Tiene que tomar una ducha y cambiarse, el amo le tiene una sorpresa. –Yo de inmediato la mire un poco enojada, no quería nada que tuviera que ver con Alejandro.–No quiero nada de él. –Le dije un poco rebelde mientras cruzaba mis brazos.–Vamos, debe de hacerlo es una sorpresa grande. –Me insiste con alegría.E
Vuelvo a mi habitación pensando en lo que a pasado con Teresa, algo extraño estaba pasando con ella y no sabía que era. Al parecer Alejandro había logrado ver algo en ella, que yo había ignorado. Ella me sigue para empezar a sacar ropa de mi closet.–Creo que se vera muy linda con un vestido color naranja. –Dice la joven poniéndolo en la cama.–¿Fue un accidente? –Pregunté a los cuatro vientos.–¿Me habla a mí? –Pregunta la joven confundida.Yo di media vuelta y la miré a los ojos.–Sí. –Asentí con mi cabeza. –Me quemaste con el café, que estaba tan caliente como el infierno.–Mi querida ama de verdad discúlpeme. –Parecía que sus disculpas eran genuinas.–Esta bien. –Lo deje pasar para ver el vestido naranja que era horrible, así que decidí entrar al closet para ver mis opciones, ya que quería ser yo la persona que decidiera que ponerme. Así que tome un vestido azul claro. –Este me gusta. –Le indique poniéndolo encima del que ella había elegido. La joven mujer mira el vestido con odio
Llego la noche y toda la casa se había movido de un lado para otro. Las personas que estaban a cargo de la nueva fiesta, adornaron la casa tan rápido que me pude dar cuenta, como el dinero podía mover muros y paredes. Yo que me quede en mi habitación leyendo, mientras tenia vista hacia el jardín, pero la calma no duro como quería.De pronto tres personas entraron a mi habitación, el principal era un hombre de cabellera platina larga, vestido de negro y con lentes, mientras que detrás de ese hombre tan llamativo, estaban dos mujeres que también vestían de negro, pero que sostenían grandes cajas de tapiz de leopardo negro.–¿Acaso tu eres la belleza de México? –Preguntó el hombre amanerado, bajándose sus gafas para mirarme detenidamente.Yo estaba un poco intimidada por el hombre, así que solo trague saliva, dejando de lado mi libro para mirarlo con miedo.–Quiero creer que sí. –Dije insegura mientras que el hombre al escuchar mi respuesta, se echa a reír junto con sus compañeras.–Una
Temerosa me acerco a Alejandro, para preguntarle sobre la duda que se me vino a la cabeza al ver ese tatuaje.–¿Acaso yo también tendré que hacerlo? –Él de inmediato se empieza a reír de mí, lo cual no me hizo tanta gracia. –¿Acaso estarías dispuesta a hacerte un tatuaje por mí? –Pregunta con gracia.Yo lo pensé por un momento, lo cual hizo que Alejandro se sorprendiera.–¿En realidad harías algo así por mí? –Pregunta con los ojos bien abiertos, a lo que yo de inmediato negué con la cabeza.–No lo haría, nunca haría nada por ti. –Trate de mirar a otra parte que no fueran esos ojos verdes, que me miraban con pasión. Era extraño sentir algo diferente por Alejandro, que no sea odio o resentimiento. Pero gracia a Sol, no tuvimos que encarar la verdad en ese momento. La joven rubia se sube al escenario tomando el micrófono de la cantante de una banda, que estaba entreteniendo a la gente.Alejandro y yo volteamos a verla, notando que ya estaba pasadita de tragos.–Hola de nuevo. –Saluda
Mi cabeza estaba revuelta, no sabía que pensar de lo que había pasado enfrente de mis ojos. Por una parte, sentía mucha pena por el amor tan grande que Teresa le tuvo a Alejandro, pero había otra parte de mi que se moría de celos, al saber sobre ese amor. Los sentimientos por Alejandro se iban haciendo cada vez más grandes, sus actos hablaban más que su compra.Alejandro me tomo con fuerza del brazo, para llevarme hacía mi habitación. Al llegar el cierra la puerta con seguro, para mirarme con su saco color negro puesto. Mi cuerpo empezó a sentir mariposa por la forma en que me miraba, ahora ya no me miraba con lastima, sino que me miraba con deseo. Quería que se acercara a mí, ya que hacía un poco de frio, pero Alejandro entro a mi closet para sacar consigo una sudadera color rosa palo, que era más grande que mi cuerpo.–Ve al baño y cámbiate. –Me da esa orden mientras que se le ve algo nervioso.Yo tomo la ropa que me había dado, para hacer lo que me dijo. Era como si los dos estuvi
Por la mañana me despierto al escuchar el sonido de alguien tocando la puerta, mientras que cuando abro mis ojos, me doy cuenta que todo está a oscuras. Las ventanas estaban cerras, obstruyendo la luz del sol en la habitación. Cansada por la noche anterior, solo murmure:—Adelante. —La puerta se abre dejando entrar un poco de luz a la habitación, viendo entrar a una sombra negra que se aclara, cuando esa persona abre las ventanas junto con las persianas. De inmediato me quedo ciega por los rayos del sol, para darme cuenta que la persona, que entró por esa puerta era una joven pelirroja con el uniforme negro, que todas las sirvientas usaban.Al darme cuenta que no era Teresa, no dudo en preguntarme sobre su paradero.—Hola, señorita. —Me saluda la joven de cabellera roja y pecas en la cara. —Mi nombre es Susana y seré su nueva sirvienta.Yo mire el suelo sintiéndome un poco mal por no ver a la joven Teresa.—¿Y Teresa? —Pregunté.A la joven se le hace un poco incomoda la pregunta, así
Al terminar de desayunar, Alejandro y yo salimos de la casa, dándonos cuenta que estaba cayendo un diluvio afuera. Yo no quería mojarme a pesar de que un auto color negro, ya nos estaba esperando en la entrada de la casa. Antes de darme cuenta, una de las sirvientas le da un paraguas a Alejandro. Él lo abre para después tomar de mi brazo inesperadamente. Yo lo mire incrédula al sentir su toque.–¿Qué esperas? –Su sonrisa era la más hermosa, incluso cuando sus dientes no eran parejos. Ya que contaba con unos colmillos, que lo hacían ver aún más sensual. –¿Acaso quieres mojarte?Yo de inmediato negué con mi cabeza, para después caminar junto a él. Alejandro me abre la puerta de su auto, como todo un caballero sin dejar que una gota de agua me tocara. Después él le entrego el paraguas a la sirvienta, para correr al auto y meterse con algunas gotas de sobre su traje.–¿Por qué hiciste eso? –Le pregunté preocupada de que se enfermara.–¿De que hablas? –Responde como si nada, peinando su ca
Nadie te prepara para ser mujer, incluso como una huérfana sin madre, no tuve ni siquiera un acercamiento a mi sexualidad. Y mientras Susana me viste con un vestido de seda roja de tirantes tan delgados, me siento aún más cerca de mi sexualidad. Me veía lo suficientemente provocativa como para parar a un hombre. Sabía que era hermosa, porque viví una vida con gente que me aseguraba que lo era, pero esta vez es la primera vez que me lo puedo creer.Por último, me puse unos tacones con cuerdas que se abrochaban alrededor de mis piernas, mientras que Susana se encarga de hacerme un chongo apretado en el cabello, para que pudiera lucir el bello vestido.–¡Esta lista! –Dijo la joven dando algunos pasos hacia atrás. –Se ve hermosa.Yo solo me mira al espejo sin poder creer que estaba usando un vestido tan bello. Sonreí un poco, tomando una pequeña bolsa roja que Susana me dio. Yo metí un labial y un perfume pequeño, para seguir viéndome como toda una dama.–El amo ya la esta esperando. –Me