La fiesta sería un gran éxito. Y a pesar de ser una persona inexperta en como hacer una gran fiesta para las navidades, me las arregle para brindar una de las mejores veladas de todo México. Mientras que detrás de mi esposo y mi familia, me estaba ocultando para ver si ese mal nacido se aparecía en mi vida y la de mi esposo, pero parecía que era inteligente y no se pasearía por donde yo este con los guardaespaldas siguiéndome.Sabía que Ronaldo me estaba esperando en lo oscuro, pero lo que él no sabía, era que yo también lo estaba haciendo, tomando clases de tiro con pistola en mano. Había decidido dejar mi entrenamiento en la escuela de bellas artes, para unirme a uno de los mejores amigos de Alejandro, que era muy bueno con las armas.––¿Estas seguras de que quieres hacer esto? ––Me pregunta Carlos, el mejor amigo de mi esposo, quien viste ropa entallada de cuero mientras usamos unos lentes de plástico, para no ser dañados por las armas que estábamos usando.––Te pedí tu ayuda, po
Sabía que nadie estaría de acuerdo con mis ideales en este mundo, no planeaba que lo hicieran de todos modos. Antes de salir de la habitación, me pongo dos pistolas en los dos ligueros que estaban bajo mi vestido. Iba bien preparada sabiendo lo que me esperaba, esta bella noche de diciembre.Al salir de la habitación, camino de inmediato hacía las escaleras realmente pensativa, hasta que alzo mi mirada al bajar las escaleras, encontrándome con la mirada de mi querido Alejandro, quién me esperaba con paciencia en planta baja. Mis ojos no pueden evitar ver lo guapo que es, mientras que puedo decir, que cuando él me mira, puedo ver sus ojos tan brillantes como él sol. En ese momento me olvide de Ronaldo, ya que ahora estaba mirando a mi hermoso esposo, mis ganas de vivir, mi todo. Bajo elegantemente por las escaleras, hasta llegar a estar enfrente de él. Alejandro toma mi mano fría con su mano cálida, para poner lentamente sus labios sobre esta, besándola sin quitarme un ojo de encima.
Un sonido bastante agudo empieza a sonar en mis oídos. El olor lo recuerdo bastante bien, huele a desinfectante de piso. El sonido proviene de una máquina, que mide los latidos de mi corazón. Lo recurro bastante bien, ya que estuve en este estúpido lugar antes. ¿Otra vez estaba en el hospital? Que estúpida y poco cuidadosa niña. Eso es lo único que soy, una niña mexicana que fue enviada a Francia a vivir un infierno, en un lugar en donde sólo veía la noche y el día pasar, pensando en nunca poder salir. Aún recurro el olor de la soledad y las lágrimas, que caían sobre mi cara, esperando que mi padre algún día se tocará el corazón, para rescatarme de ese internado.Pero después recuerdo el aroma del cuerpo de Alejandro, el perfume masculino que estaba usando ese primer día en que lo vi, en el estudio de mi padre, mientras me miraba atónito. Juré odiarlo toda mi vida, pero terminé amándolo con todo mi ser. Y de pronto recuerdo sus besos tiernos, cuando unimos nuestras vidas para siempre
El amor de la vida de mi madre había muerto. Y no solo era eso, era mi madre también, la madre de mi esposa, de mi cuñada y la esposa de mi suegro. Sabía que el cielo estaría recibiendo a un ángel, ya que ella hizo que Alejandro y yo estemos junto hoy en día. Ella me salvo la vida al lado de Alejandro, de las viles manos de mi padre, quien estaba dispuesto a vender con el mejor postor.Hoy todos vestimos de oscuro, sintiendo el dolor en nuestro cuerpo, sollozando al ver como bajan el ataúd en un hermoso jardín. Sostengo con fuerza la mano fuerte de mi esposo, y aunque se que quiere hacerse el duro, no puede evitar ser solo un humano y derramar lagrimas al ver que su madre se estaba yendo.––Te amo madre. ––Susurro Alejandro en cuanto terminaron de enterrar a Clarisa.Yo no me quede atrás y solo llore, ocultando mis lagrimas con unos lentes de sol negros. Toda la familia estábamos usando esos lentes, mientras que la prensa nos esta rodeando alrededor del panteón. La noticia del ataque
El mundo da muchas vueltas, pero nunca espere que mi vida cambiara hasta el día en que ese hombre pomposo llego a mi vida. Al principio solo era un extraño más en mi vida, pero de pronto y de la nada, se convirtió en la persona que compró a la “belleza de México”.Solo tenía veinte años cuando mi padre, quién era un abogado famoso, me vendió a uno de los hombres más importantes y ricos de México. Era un hombre que tenía una fama muy grande, mientras que se hablaba también que era un hombre codiciado por todas las mujeres, metido por su padre en un negocio de la mafia.Pero antes de llegar a sus manos, hablare un poco de mí.Mi nombre es Belle Fernández, cuando llegue a las manos de Alejandro Ferreira, estaba regresando de Francia, en donde mi padre me tuvo la mayor parte de mi vida, viviendo en uno de los mejores internados de todo París. Toda mi vida fui abandonada por mi padre, quién al perder a mi madre cuando yo solo tenía cinco años, se abandonó a él mismo por la soledad y triste
–Sera una novia muy hermosa. –Pronuncia el joven castaño con mucha seguridad.–¿Qué? –Me aleje de mi padre con recelo. –¿De que habla? –Pregunté confundida mientras el hombre de traje café se muestra muy valiente.–Iras conmigo. –Responde con tranquilidad. –Serás mi nueva novia.–¿Acaso está loco? –Reclame nerviosa. –Supongo que su padre no le dijo, que usted ahora es mi novia.En ese momento me sentí sin valor, como si fuera una pieza de arte barata, que se vende en cada esquina. Pero aún no quería creer en las palabras de ese hombre, así que mire a mi padre, quizás para que me dijera que esto era un sueño o una broma. Pero cuando nuestras miradas se juntaron, lo único que pude encontrar son sus ojos que me miran con gracia.–Dime que todo lo que este hombre dice es mentira. –Le rogué.Mi padre sin más alza los dos hombros como si más. –Me temo que es cierto, mi pequeña Belle. –De pronto abre uno de los cajones de su escritorio, para sacar un montón de hojas metidas en un folder
Mis maletas ya estaban hechas, mientras que todo el personal de la casa sollozaba por lo que mi padre estaba haciendo, sin poder ayudarme, ya que sabían que si lo hacían estarían en grandes problemas. Sabían que no se podían meter con dos hombres tan importantes como ellos. Y para ser sincera, yo tampoco quería que se metieran, ya que sabía de ante mano, que la gente que trabajaba en esta casa, eran personas muy pobres y necesitaban el dinero. No quería que perdieran su empleo. Antes de salir de la casa, me encuentro con la que era mi niñera. La mujer ya no era tan joven, ahora era una vieja con una cabellera rubia opaca, que estaba sufriendo mucho al verme partir con ese hombre desconocido. –No puedo creer que te perderé una vez más. –Me dice la señorita Betty, mientras sus lágrimas caen como una cascada sobre sus mejillas regordetas. –Pensé que volverías a esta casa, pero… –Mira a mi padre, quién no deja de hablar con el señor Ferreira. –No puedo creer lo que está haciendo tu pa
Con algo de miedo solo niego con la cabeza, mientras miraba sus ojos verdes y profundos.–Tu padre hizo una subasta. –Me comenta mientras se aleja de mí, para ir por un trago a su mini bar. –Realmente fui al lugar porque mi madre me obligo, lo que no sabía era que era una subasta para vender a la belleza de México. –Se sirvió un poco de wiski con hielo, para después darle un trago. –Esa eres tú. –Me señala con sus dedos largos, eran como los de un bello pianista. –Al principio no tenía conocimiento de quién eras, hasta que tu padre como si se tratara de un catálogo, archivo fotos tuyas para repartirlas entre el público. Después me di cuenta que te estaba vendiendo, había hombres que estaban dispuestos a utilizarte como esclava sexual, para venderte como trata de blanca y explotarte. –El hombre de inmediato hizo un gesto de desaprobación, al igual que yo, sintiendo un escalofrío pasando por mi cuerpo entero. –Pero yo estaba ahí, escuchando los comentarios de gente asquerosa, mientras q