Mis maletas ya estaban hechas, mientras que todo el personal de la casa sollozaba por lo que mi padre estaba haciendo, sin poder ayudarme, ya que sabían que si lo hacían estarían en grandes problemas. Sabían que no se podían meter con dos hombres tan importantes como ellos. Y para ser sincera, yo tampoco quería que se metieran, ya que sabía de ante mano, que la gente que trabajaba en esta casa, eran personas muy pobres y necesitaban el dinero. No quería que perdieran su empleo.
Antes de salir de la casa, me encuentro con la que era mi niñera. La mujer ya no era tan joven, ahora era una vieja con una cabellera rubia opaca, que estaba sufriendo mucho al verme partir con ese hombre desconocido.
–No puedo creer que te perderé una vez más. –Me dice la señorita Betty, mientras sus lágrimas caen como una cascada sobre sus mejillas regordetas. –Pensé que volverías a esta casa, pero… –Mira a mi padre, quién no deja de hablar con el señor Ferreira. –No puedo creer lo que está haciendo tu padre.
–Yo tampoco puedo creerlo. –Confesé aguantándome las lágrimas. No quería demostrarle algún sentimiento de tristeza a mi padre o a el señor Ferreira. –Pero estaré bien. –Le mentí a la señorita Betty, que estaría bien aún que sabía que me estaría yendo con un completo extraño.
No sabía quién era el señor Ferreira, ni tampoco sabía el porque me había escogido a mí, pero en mi corazón ya lo odiaba demasiado. ¿Cómo un hombre puede comprar a una persona? Claramente el señor Ferreira lo había hecho, pero había muchas preguntas.
Dejar la casa en donde me crie por cinco años, fue más difícil de lo que pensé. Sabía que quizás no volvería a ver a Miguel, quién fue el único que alzo la voz al saber los planes macabros de mi padre. Pero al saber que ni mi padre me quería, prefería ser yo la persona que estuviera sufriendo.
Y mientras estoy en el auto de ese desconocido, solo puedo mirar el suelo. Nadie dijo ni una palabra durante todo ese tiempo en que estuvimos en el auto, claramente varias veces me percate que el joven Ferreira me miraba por el retrovisor, pero lo único que yo podía hacer es mirar hacía el suelo a otra parte, para evitar contacto visual con el hombre.
Hasta que llegamos a un lugar donde había puras casas residenciales, se veía que era un lugar exclusivo para familias con dinero. De inmediato mostré un poco de sorpresa, ya que aun que estuve mucho tiempo en Francia, no significaba que tuviera lujos.
El auto se estaciono enfrente de la casa más grande, lo que me mostro que el hombre era lo suficientemente rico como para comprar todo lo que quisiera, incluyéndome a mí. Abrí la puerta del auto para salir y ver la fortaleza que estaba enfrente de mí, pero soy interrumpida por la voz gruesa de Alejandro.
–Debes de esperar a que yo te abra la puerta del auto. –Comentó molesto mientras sus ojos me miraban con desapruebo.
–No piense que por abrirme la puerta, esta perdonado por lo que acaba de hacer. –De inmediato lo juzgue con la mirada. A él solo le quedo rodar los ojos, para tomarme del brazo con fuerza y llevarme dentro de la casa.
Al entrar por una gran puerta blanca de madera pesada, puedo ver una casa con pisos realmente blancos, muebles de mármol y madera fina con un olor riquísimo, candelabros gigante y ostentoso, junto con muchas pinturas, que le daban un toque de clase al lugar.
De pronto y de la nada, muchas personas se empezaron a reunir en la entrada de la casa, para formarse en una clase de fila. Las personas vestían diferentes uniformes, que mostraban a que se dedicaban. Había gente que eran cocineros, jardineros, choferes, mucamas y guardaespaldas, quienes vestían de negro.
–Gracias por reunirse. –Dice Ferreira con su voz gruesa y un poco atemorizante. –Ella es Belle, vivirá con nosotros, así que quiero que le den la mejor atención ya que es una huésped muy importante para mí. Cuídenla como si se tratara de mí. –Remarco contundentemente.
La gente sonrío de inmediato, al ver que el hombre estaba siendo algo cursi con sus palabras. Después como si estuviéramos en la guerra, todo dijeron:
–¡Entendido! –Para después irse a sus lugares de trabajo.
Alejandro colgó su saco en un perchero mientras, yo me quede congelada en la entrada. Tenía miedo, esta era la casa de un total desconocido, así que no me sentía cómoda.
–¿No piensas entras? –Me pregunta el joven mientras alza una ceja, para sentarse en el sillón como si fuera una clase de rey en su pedestal.
–¿Quiere que entre a esta casa que pertenece a un desconocido? –Fruncí el ceño. –¿Por qué hizo esto? Yo simplemente no puedo vivir así. –Entre lágrimas empecé a caminar alrededor de la entrada. –¡Usted es un enfermo! –Grité con rudeza mientras el hombre me miraba un poco divertido.
–Entonces, ¿usted es la que cree que yo soy un enfermo? –Hizo una pregunta abierta, para después mofarse con gracia. No podía negar que verlo reír era una clase de encanto, no podía dejar de verlo por su gran atractivo. Pero eso no me detuvo en contestarle.
–¿Acaso le doy mucha gracia? –Pregunté a lo cual él detuvo su risa.
–Me da risa el hecho de que usted crea que el enfermo o el malo sea yo. –Se levanta de su asiento para caminar hacía mí con su gran altura y su porte, que se podía ver desde el espacio. Y cuando lo tuve enfrente, no pude evitar ver que sus facciones eran realmente finas y delicadas, era como si una persona hubiera tallado su cara con delicadeza. Era impresionante ver a un hombre tan perfecto como Alejandro, al igual que era intimidante verlo. –¿Acaso sabes lo que tu padre tenía preparado para ti? –Pregunta con su voz gruesa.
Con algo de miedo solo niego con la cabeza, mientras miraba sus ojos verdes y profundos.–Tu padre hizo una subasta. –Me comenta mientras se aleja de mí, para ir por un trago a su mini bar. –Realmente fui al lugar porque mi madre me obligo, lo que no sabía era que era una subasta para vender a la belleza de México. –Se sirvió un poco de wiski con hielo, para después darle un trago. –Esa eres tú. –Me señala con sus dedos largos, eran como los de un bello pianista. –Al principio no tenía conocimiento de quién eras, hasta que tu padre como si se tratara de un catálogo, archivo fotos tuyas para repartirlas entre el público. Después me di cuenta que te estaba vendiendo, había hombres que estaban dispuestos a utilizarte como esclava sexual, para venderte como trata de blanca y explotarte. –El hombre de inmediato hizo un gesto de desaprobación, al igual que yo, sintiendo un escalofrío pasando por mi cuerpo entero. –Pero yo estaba ahí, escuchando los comentarios de gente asquerosa, mientras q
Me levante de la cama para caminar con cautela por toda la mansión, encontrando la puerta principal abierta. Había planeado este plan todo el día, tanto que se me olvido ponerme los zapatos, pero aún así continue caminando por el césped mojado del jardín, hasta llegar a las rejas de la casa. Cuando intente abrirla, estas estaban cerradas por un sistema inteligente. Estaba realmente enojada por no haber podido abrir esas rejas, pero pude ver que en los muros había enredaderas hechas de plantas, que habían crecido en la pared.Estaba tan desesperada por salir de esta gran mansión, que decidí subir la pared metiendo mis pies sobre la enredadera, todo parecía ir bien, aunque sabía que la caída del otro lado iba a doler como nunca, pero antes de poder llegar al tope de la gran pared, uno de mis pies se enterró en las hojas. Traté de sacar mi pie de las plantas, pero no pude y caí al suelo con fuerza.Y en vez de obtener mi libertad, lo único que cause es que las alarmas de la casa se activ
Por la mañana soy despertada por el sol que alumbraba mi habitación, pero después de una noche dura, no se sintió como en los cuentos de hadas, en donde la princesa se despierta por los hermosos rayos del sol, sintiéndose mejor que nuca. En mi caso sentía dolor y mucho pesar, mientras que parecía que tenía resaca sin haber tomado algo de licor.–¡Maldito sol! –Maldije mientras tapaba mis ojos.La puerta suena con fuerza.–Adelante. –Dije sin más.La persona que había tocado mi puerta era Teresa, quién traía una charola de planta y encima dos botecitos y un vaso de agua.–Buenos días, señorita Belle. –Dice con entusiasmo.–Buenas. –Susurré mientras movía mi brazo adolorido.–Ayer causo conmoción en la casa. –Me comenta mientras me da una pastilla.Yo la tomo en mis manos, para preguntar:–¿Qué es? –Mire la pastilla blanca como si fuera un detective, incluso cerrando un ojo, como un viejo hombre viendo un diamante. –Es un desinflamatorio y la otra pastilla es para el dolor. –Yo solo a
Baje por las escaleras de madera hasta llegar al recibidor de la casa, en donde ya me estaba esperando Alejandro. Él estaba muy concentrado hablando por celular, así que mientras él está ocupado, empiezo a echarle un ojo a las fotografías de la casa. El joven Alejandro parecía ser un fanático del piano, mientras que podía ver que había hecho conciertos. También puedo ver fotografías de su madre, quién era tan hermosa como su hijo. Tenía unos ojos verdes tan parecidos a los de su hijo, mientras que su esposo era tan guapo como Alejandro, sorprendentemente también el hombre portaba unos ojos verdes muy bonitos, así que de inmediato me doy cuenta que por genética Alejandro era muy bien parecido.Y mientras miró más y más, puedo ver una fotografía de una novia con un vestido blanco muy hermoso, mientras que la mujer sonreía con todos sus dientes. La mujer en ese momento era un misterio para mí, ya que era rubia y de ojos verdes, así que tome la fotografía entre mis manos dudosa de quién e
Cuando llegamos a estar enfrente de ellos, Alejandro raspa un poco su garganta. De inmediato un hombre que estaba usado un traje fino color negro, se da la vuelta para mirarnos con sorpresa.–¿Alejandro? –Preguntó el hombre sorprendido, haciendo que su mujer, quién lucia un hermoso vestido dorado de pedrería entallado, se diera la vuelta para mirarnos con sorpresa. –¿Quién es esta hermosa joven? –Pregunta el hombre que de ante mano, se que se llama Marco.–Hola padre. –Alejandro lo saludo con mucho respeto, pero no con la misma vibra como lo hizo con su hermana mayor. –Ella es Belle mi novia. –El hombre se queda sorprendido. –Belle él es mi padre, Marco. –Yo extiendo mi mano, mientras él me recibe la mano para darle un beso.–Es un gusto conocerla. –Dijo el hombre dándome una sensación de inseguridad.–Y ella es mi madre. –Cuando miré a la mujer de inmediato me puse nerviosa, ya que sus ojos se veían bastante atemorizantes. Ella sin tomar mi mano de inmediato pregunta.–¿Dónde la cono
–Recuerda de que lado estas. –Dijo Alejandro entre dientes, molesto por lo que este hombre decía. –Recuerda que tu perteneces al lado enemigo.–Ja. –Se mofa el joven. –Tienes razón. Supongo que nacimos para ser enemigos naturales.–Es por eso que me sorprende que te muestres en la fiesta de mi padre.–Si me he aparecido en esta fiesta, es porque tu padre y el mío, siempre han tratado de llevar esta fiesta en paz. Pero todo será un problema, cuando los dos heredemos estos casinos. –El hombre de cejas pobladas mira todo el lugar. –Entonces los bandos omega y Blatewi seguirán como antes, robándose a los clientes para ganar más dinero. –De pronto me mira a mí. –Adiós querida y hermosa Belle. –Yo no entendía mucho de lo que estos dos estaban hablando, pero sin duda note algo de tensión entre estos dos hombres, hasta que Ronaldo se fue sombríamente.–¿Qué fue eso? –Le pregunté con los ojos bien abiertos a Alejandro.–Quizás es tiempo de que te lo diga. –Toma mi mano para llevarme a un lugar
Se empezaron a escuchar murmuros alrededor de nosotros. Nadie podía creer que un joven como Alejandro Ferreira, por fin se estuviera comprometiendo a algo tan importante, como un matrimonio con una total desconocida. Supuse de inmediato que fue tan fácil para el hacerlo, porque eso era, una total desconocida para él.Después de los murmuros, se pudieron escuchar aplausos realmente ruidosos, tanto que quise hacerme pequeña. No mire hacía el público, porque no quería sentir la mirada de los demás. Pero cuando estábamos a punto de bajar de el escenario, podemos escuchar que la gente pide:–¡Que se besen los novios! –Yo me quede perpetua al escuchar tal reclamo. –¡Que se besen los novios! –La gente sigue insistiendo el beso, pero yo no estaba dispuesta a besarlo. Por un momento pensé que Alejandro estaría de mi lado y dejaríamos pasar el tema de nuestro primero beso. Pero los reclamos fueron tantos, que no hubo de otra.Alejandro me tomo con fuerza del brazo, para llevarme a la mitad del
–Belle, Belle. –Escucho mi nombre una y otra vez. Quizás estoy soñando, pero cada vez se escucha más fuerte esa voz y más real.–¡Belle! –Escucho un grito muy ruidoso, que me hizo levantarme de la cama con rapidez. La persona que se había atrevido a levantarme fue Teresa.–Creí que estaba muerta. –Dice la mujer asustada.–Solo estaba durmiendo. –Bostecé mientras estiraba mis brazos.–Parece que ayer no le dio tiempo de quitarse su ropa. –Me dice al ver que aún llevo puesto mi vestido elegante y hasta me había dejado los tacones. –No, no me dio tiempo. –Le contesté sin interés, solo quería quedarme en cama y no ver a Alejandro, pero Teresa parece tener muchas cosas para mí.–Tiene que tomar una ducha y cambiarse, el amo le tiene una sorpresa. –Yo de inmediato la mire un poco enojada, no quería nada que tuviera que ver con Alejandro.–No quiero nada de él. –Le dije un poco rebelde mientras cruzaba mis brazos.–Vamos, debe de hacerlo es una sorpresa grande. –Me insiste con alegría.E