Me levante de la cama para caminar con cautela por toda la mansión, encontrando la puerta principal abierta. Había planeado este plan todo el día, tanto que se me olvido ponerme los zapatos, pero aún así continue caminando por el césped mojado del jardín, hasta llegar a las rejas de la casa. Cuando intente abrirla, estas estaban cerradas por un sistema inteligente. Estaba realmente enojada por no haber podido abrir esas rejas, pero pude ver que en los muros había enredaderas hechas de plantas, que habían crecido en la pared.
Estaba tan desesperada por salir de esta gran mansión, que decidí subir la pared metiendo mis pies sobre la enredadera, todo parecía ir bien, aunque sabía que la caída del otro lado iba a doler como nunca, pero antes de poder llegar al tope de la gran pared, uno de mis pies se enterró en las hojas. Traté de sacar mi pie de las plantas, pero no pude y caí al suelo con fuerza.
Y en vez de obtener mi libertad, lo único que cause es que las alarmas de la casa se activaran, haciendo un escándalo en el lugar. La caída había sido tan dura, que no me podía levantar del suelo, sentía que mi mano se había roto, mientras que tenía las rodillas completamente raspadas.
La alarma me estaba aturdiendo demasiado, mientras que el golpe fue tan fuerte que de pronto perdí la conciencia. Había estado tan cerca de la libertad, que casi pude tocarla, pero sabía que había algo que no me había dejado ir. En mi mente solo pensaba en la caída y en el sonido de la alarma, pero cuando abro mis ojos de par en par, me puedo dar cuenta que todo esta muy callado. Pero después empiezo a sentir dolor proveniente de de mi rodilla. De inmediato me doy cuenta que estoy en una clase de consultorio con paredes blancas y olor a sanitizante.
La persona que estaba limpiando mis rodillas raspadas, era nada más ni nada menos, que el propio Alejandro, quién vestía solo el pantalón de un pijama color azul de tela egipcia. Yo no pude evitar ver su cuerpo realmente atractivo, mientras que lucía algunos tatuajes en sus brazos musculosos y bien trabajados. No puedo negar que ver a Alejandro tan concentrado, fue gratificante a la vista.
–¿Por qué lo hiciste? –Me pregunta de la nada, rompiendo mi burbuja imaginaria que se concentraba en su cuerpo musculoso. –Lo único que lograste fue lastimarte un brazo y que tus rodillas sangraran. –De pronto su mirada verde se dirige a mí.
–Pensé que…–Pero él no me deja terminar.
–¿Pensaste que haciendo eso estarías libre? –El hombre estaba enfadado conmigo, pero a pesar de estar molesto, es gentil con mis rodillas. Tapándolas con unos enormes curitas. –Y después de salir de esta casa, ¿a dónde pensabas ir? –Pregunta mientras ahora toma mi brazo, el cual estaba algo sensible, así que di un pequeño chillido. –Te duele porque hiciste una estupidez. –Me sigue regañando. –No tienes dinero, ni conocidos en esta ciudad. Quizás lo único que lograrías, es que una persona te matara o algo parecido. –Yo me siento como una pequeña niña, siendo regañada por su padre. –¿Sabes a cuantas mujeres matan en esta ciudad? –Y de pronto todo lo que decía el joven rico, era cierto. ¿En qué estaba pensando? –Lo bueno es que tu brazo estará bien. –Me dice para poner una pomada que ardía un poco sobre mi brazo, para después vendarlo con delicadeza mientras yo hacía algunos ruidos. Al final él termino vendando tan bien mi brazo, que el dolor empezó a disminuir.
–Lo lamento. –Es lo primero que sale de mi boca reseca.
–Toma. –El hombre me dio una botella de agua, la cual la tome. –Se que me odias por lo que hice, pero me preocupo por ti. –Se levanta de su asiento. –¡Niña tonta! –Escupe mientras empieza a lavarse las manos.
–¿En donde estamos? –Pregunté algo confundida.
–Estamos en la casa.
–¿Hay un hospital o algo? –Mire a todas partes y en realidad parecía estar en un hospital.
–No, este era antes mi lugar de trabajo.
–¿Eres doctor? –Pregunté curiosa, ya que lo único que sabía de este hombre, era que era un millonario.
–Era. –Ahora me ofrece su mano, para que baje de la camilla.
–¿Cómo que eras? –Estaba tan interesada, que se me olvido el hecho de odiarlo.
El hombre solo suspira con pesar, al ver que tenía muchas dudas.
–Quería ser doctor, pero no pude concluir mis estudios, ya que mi padre quiso dejarme su empresa.
–¿Entonces dejaste tus sueños por el sueño de tu padre? –Pregunté inocentemente, pero él no se lo tomo tan bien.
–Belle, todos tenemos que arriesgar cosas en esta vida. Incluso nuestra felicidad.
Era cierto, teníamos que arriesgar la felicidad. Mi padre me había abandonado, dejándome en los brazos de este millonario. No tenía dinero para irme de esta enorme casa, y sí daba aviso a la policía, sabía que no me creerían, ya que mi padre se encargo de cambiar mis papeles y decir que no estaba capacitada para hacerme cargo de mi misma. Lo único que podía hacer es seguirle la corriente a este hombre y conseguir algo a cambio de esto.
Por la mañana soy despertada por el sol que alumbraba mi habitación, pero después de una noche dura, no se sintió como en los cuentos de hadas, en donde la princesa se despierta por los hermosos rayos del sol, sintiéndose mejor que nuca. En mi caso sentía dolor y mucho pesar, mientras que parecía que tenía resaca sin haber tomado algo de licor.–¡Maldito sol! –Maldije mientras tapaba mis ojos.La puerta suena con fuerza.–Adelante. –Dije sin más.La persona que había tocado mi puerta era Teresa, quién traía una charola de planta y encima dos botecitos y un vaso de agua.–Buenos días, señorita Belle. –Dice con entusiasmo.–Buenas. –Susurré mientras movía mi brazo adolorido.–Ayer causo conmoción en la casa. –Me comenta mientras me da una pastilla.Yo la tomo en mis manos, para preguntar:–¿Qué es? –Mire la pastilla blanca como si fuera un detective, incluso cerrando un ojo, como un viejo hombre viendo un diamante. –Es un desinflamatorio y la otra pastilla es para el dolor. –Yo solo a
Baje por las escaleras de madera hasta llegar al recibidor de la casa, en donde ya me estaba esperando Alejandro. Él estaba muy concentrado hablando por celular, así que mientras él está ocupado, empiezo a echarle un ojo a las fotografías de la casa. El joven Alejandro parecía ser un fanático del piano, mientras que podía ver que había hecho conciertos. También puedo ver fotografías de su madre, quién era tan hermosa como su hijo. Tenía unos ojos verdes tan parecidos a los de su hijo, mientras que su esposo era tan guapo como Alejandro, sorprendentemente también el hombre portaba unos ojos verdes muy bonitos, así que de inmediato me doy cuenta que por genética Alejandro era muy bien parecido.Y mientras miró más y más, puedo ver una fotografía de una novia con un vestido blanco muy hermoso, mientras que la mujer sonreía con todos sus dientes. La mujer en ese momento era un misterio para mí, ya que era rubia y de ojos verdes, así que tome la fotografía entre mis manos dudosa de quién e
Cuando llegamos a estar enfrente de ellos, Alejandro raspa un poco su garganta. De inmediato un hombre que estaba usado un traje fino color negro, se da la vuelta para mirarnos con sorpresa.–¿Alejandro? –Preguntó el hombre sorprendido, haciendo que su mujer, quién lucia un hermoso vestido dorado de pedrería entallado, se diera la vuelta para mirarnos con sorpresa. –¿Quién es esta hermosa joven? –Pregunta el hombre que de ante mano, se que se llama Marco.–Hola padre. –Alejandro lo saludo con mucho respeto, pero no con la misma vibra como lo hizo con su hermana mayor. –Ella es Belle mi novia. –El hombre se queda sorprendido. –Belle él es mi padre, Marco. –Yo extiendo mi mano, mientras él me recibe la mano para darle un beso.–Es un gusto conocerla. –Dijo el hombre dándome una sensación de inseguridad.–Y ella es mi madre. –Cuando miré a la mujer de inmediato me puse nerviosa, ya que sus ojos se veían bastante atemorizantes. Ella sin tomar mi mano de inmediato pregunta.–¿Dónde la cono
–Recuerda de que lado estas. –Dijo Alejandro entre dientes, molesto por lo que este hombre decía. –Recuerda que tu perteneces al lado enemigo.–Ja. –Se mofa el joven. –Tienes razón. Supongo que nacimos para ser enemigos naturales.–Es por eso que me sorprende que te muestres en la fiesta de mi padre.–Si me he aparecido en esta fiesta, es porque tu padre y el mío, siempre han tratado de llevar esta fiesta en paz. Pero todo será un problema, cuando los dos heredemos estos casinos. –El hombre de cejas pobladas mira todo el lugar. –Entonces los bandos omega y Blatewi seguirán como antes, robándose a los clientes para ganar más dinero. –De pronto me mira a mí. –Adiós querida y hermosa Belle. –Yo no entendía mucho de lo que estos dos estaban hablando, pero sin duda note algo de tensión entre estos dos hombres, hasta que Ronaldo se fue sombríamente.–¿Qué fue eso? –Le pregunté con los ojos bien abiertos a Alejandro.–Quizás es tiempo de que te lo diga. –Toma mi mano para llevarme a un lugar
Se empezaron a escuchar murmuros alrededor de nosotros. Nadie podía creer que un joven como Alejandro Ferreira, por fin se estuviera comprometiendo a algo tan importante, como un matrimonio con una total desconocida. Supuse de inmediato que fue tan fácil para el hacerlo, porque eso era, una total desconocida para él.Después de los murmuros, se pudieron escuchar aplausos realmente ruidosos, tanto que quise hacerme pequeña. No mire hacía el público, porque no quería sentir la mirada de los demás. Pero cuando estábamos a punto de bajar de el escenario, podemos escuchar que la gente pide:–¡Que se besen los novios! –Yo me quede perpetua al escuchar tal reclamo. –¡Que se besen los novios! –La gente sigue insistiendo el beso, pero yo no estaba dispuesta a besarlo. Por un momento pensé que Alejandro estaría de mi lado y dejaríamos pasar el tema de nuestro primero beso. Pero los reclamos fueron tantos, que no hubo de otra.Alejandro me tomo con fuerza del brazo, para llevarme a la mitad del
–Belle, Belle. –Escucho mi nombre una y otra vez. Quizás estoy soñando, pero cada vez se escucha más fuerte esa voz y más real.–¡Belle! –Escucho un grito muy ruidoso, que me hizo levantarme de la cama con rapidez. La persona que se había atrevido a levantarme fue Teresa.–Creí que estaba muerta. –Dice la mujer asustada.–Solo estaba durmiendo. –Bostecé mientras estiraba mis brazos.–Parece que ayer no le dio tiempo de quitarse su ropa. –Me dice al ver que aún llevo puesto mi vestido elegante y hasta me había dejado los tacones. –No, no me dio tiempo. –Le contesté sin interés, solo quería quedarme en cama y no ver a Alejandro, pero Teresa parece tener muchas cosas para mí.–Tiene que tomar una ducha y cambiarse, el amo le tiene una sorpresa. –Yo de inmediato la mire un poco enojada, no quería nada que tuviera que ver con Alejandro.–No quiero nada de él. –Le dije un poco rebelde mientras cruzaba mis brazos.–Vamos, debe de hacerlo es una sorpresa grande. –Me insiste con alegría.E
Vuelvo a mi habitación pensando en lo que a pasado con Teresa, algo extraño estaba pasando con ella y no sabía que era. Al parecer Alejandro había logrado ver algo en ella, que yo había ignorado. Ella me sigue para empezar a sacar ropa de mi closet.–Creo que se vera muy linda con un vestido color naranja. –Dice la joven poniéndolo en la cama.–¿Fue un accidente? –Pregunté a los cuatro vientos.–¿Me habla a mí? –Pregunta la joven confundida.Yo di media vuelta y la miré a los ojos.–Sí. –Asentí con mi cabeza. –Me quemaste con el café, que estaba tan caliente como el infierno.–Mi querida ama de verdad discúlpeme. –Parecía que sus disculpas eran genuinas.–Esta bien. –Lo deje pasar para ver el vestido naranja que era horrible, así que decidí entrar al closet para ver mis opciones, ya que quería ser yo la persona que decidiera que ponerme. Así que tome un vestido azul claro. –Este me gusta. –Le indique poniéndolo encima del que ella había elegido. La joven mujer mira el vestido con odio
Llego la noche y toda la casa se había movido de un lado para otro. Las personas que estaban a cargo de la nueva fiesta, adornaron la casa tan rápido que me pude dar cuenta, como el dinero podía mover muros y paredes. Yo que me quede en mi habitación leyendo, mientras tenia vista hacia el jardín, pero la calma no duro como quería.De pronto tres personas entraron a mi habitación, el principal era un hombre de cabellera platina larga, vestido de negro y con lentes, mientras que detrás de ese hombre tan llamativo, estaban dos mujeres que también vestían de negro, pero que sostenían grandes cajas de tapiz de leopardo negro.–¿Acaso tu eres la belleza de México? –Preguntó el hombre amanerado, bajándose sus gafas para mirarme detenidamente.Yo estaba un poco intimidada por el hombre, así que solo trague saliva, dejando de lado mi libro para mirarlo con miedo.–Quiero creer que sí. –Dije insegura mientras que el hombre al escuchar mi respuesta, se echa a reír junto con sus compañeras.–Una