(narra Iker)Nada era peor para mí como haber perdido ya dos veces, primero con mi plan de seducir y manipular a Kat y segundo, cuando intenté despertar a uno de los lobos que nos custodiaba.No estaba para nada acostumbrado a perder y la sangre me hervía. Tres lobos jóvenes entraron a las celdas con la cabeza baja.—¿Qué pretenden entrando y saliendo? Joder, dejen dormir. —dijo Greg, fastidiado.Los lobos habían entrado casi seis veces y hacían un ruido estrepitoso con las puertas. No hablaban, eran demasiado reservados como para hacerlo o quizás Nat les había lavado el cerebro.—Son zombis, es normal que sean así de listos. —dije con sarcasmo, ya tenía una actitud más despreocupada. Esos lobos eran como moscas para mí, podría vencerlos en cualquier segundo si estuviera libre, los haría pedazos sin problema y eso lo sabían, porque ni siquiera podían mirarme a los ojos.Greg y Zhang se rieron, pero Kal seguía concentrado en su rincón, pensando. Ojalá no fuera solo una perdida de tiemp
(Narra Jayden)Creí que cuando el lobo de cobre se marchara, ella lloraría sin consuelo hasta quedarse dormida por el dolor de los latigazos. No fue así. Cuando pude moverme intenté ayudarla a ponerse de pie a pesar de estar esposado y ella me apartó a un lado. Escondía su rostro con las dos manos para que no viera su tristeza y humillación.—Kat… —empecé a decir, pero me interrumpió volviendo a empujarme.Se alejó y subió a su cama, tapándose hasta la cabeza con las mantas.—¿Estás bien…? —quise preguntar, aunque sabía que era tonto y evidente que estaba muy mal.Nat le había dado tantos latigazos que pensé que la mataría, nadie merecía ser tratado así en todo el mundo. Tuve que cerrar los ojos para no ver lo que ocurría. Kat al principio intentó gritar, lo veía en sus ojos, pero no tenía voz para hacerlo. Quizás si Nat no hubiera controlado su voz alguien hubiera acudido al grito de auxilio, pero nunca lo sabríamos con exactitud.Era una escena horrible de ver y la impotencia de no
(Narra Iker)La paliza que me estaban propinando por atreverme a matar a uno de los suyos me dejaba en el suelo. Los golpes me alcanzaban más al estar en mi forma humana y la sangre brotó de mi boca. Las patadas llegaron a mi estómago, doblándome sin poder hacer mucho. No flaquearía, no obstante, resistiría cada golpe. Greg estaba moribundo en su celda y los demás trataban de reanimarlo, eso me daba la fuerza para aguantar.—Alfa, el fracasado alfa. —decía burlándose uno de los que había empezado a atacarme con una picana eléctrica.Eso si que dolía, debía ser para mí, uno de los dolores más intensos. Parecía que iban a freír mi cerebro. Trataba de focalizar en recuerdos felices para que mi mente no me abandonara, cuando se me terminaron incluso tuve que pensar en algún programa de televisión, para quedarme en algún sitio seguro dentro de mi propia cabeza.Recordé programas de crímenes y asesinatos de los cuales era un gran fanático cuando era un niño, mi madre me lo prohibía y la des
El aire me daba una ventaja que era adictiva, el bajar los pies a la tierra no me tentaba en lo absoluto. Podía moverme con una ligereza tan habitual, como si tuviera un entrenamiento de toda la vida. Los lobos no podían contra el vuelo, eso los asustaba y los tomaba por sorpresa. No mataba a nadie, no obstante, no iba a convertirme en una asesina porque esa no era mi naturaleza.El fuego que brotaba de mi pecho era tan intenso que el poder salía sin problema. Liberarlos era el primer paso y la estrategia de Robert estaba dando frutos, el era bueno planeando y lo estaba demostrando.—Abran los ojos para ver los engaños a los cuales los forzaron a asimilar. —empezó a decir Robert, el llevaba su armadura, la más antigua de todos los presentes y refulgía con la luz de la luna.La voz de Robert intentaba retumbar y sacar el bullicio de los gruñidos y gritos de guerra. El intentaría salvar a los que pudiera del control del lobo de cobre, era su principal objetivo.Kal puso a salvo a Iker y
Las ruinas donde mantenían a Greg y a los moribundos estaba bajo ataque y fui allí cuando recuperé mi mente y consciencia. Pero Greg ya no estaba, se había marchado y Kal estaba furioso.—Se ha ido a buscar a Ema. —empezó a decir, maldiciendo. —No nos ha permitido seguirlo. Dijo que era su misión y su responsabilidad.—Iré a ayudarlo. —declaré, no podía dejar que los dos estuvieran muertos porque nadie pudo hacer nada para apoyarlos. Kal me detuvo, haciendo que no pudiera empezar el vuelo.—Hay que irse ahora o moriremos todos. Se levantará. —señaló hacia donde Nat estaba desplomado en el suelo. —Si quieres morir puedes quedarte.—Es tu manada, joder, no puedes dejarlos. —dije, con el enojo aflorando en mi interior. Eso no era lógico, abandonar a dos miembros de una manada era una terrible falta de moral.Iker regresó a nuestro lado, dejando el escombro tirado en el piso y cojeando para avanzar. Tenía todo el rostro lastimado, era impresionante mirarlo en ese estado y aun así sonreía
(Narra Kat)Corrí hacia Nat apenas pude ver lo que sucedía, me salvé de que el somnífero me atrapara, pero Abigail cayó, lo que me dio la ventaja para escapar de su ataque. La muy desgraciada sabía pelear y estaba dándome muchos problemas. Sus garras habían alcanzado mi cara y me dejaron un rasguño ardiente en la frente y la nariz. Yo también le hice daño, su vientre fue alcanzado por una de mis armas y eso hace que por poco debe de respirar por unos segundos. El ataque de Keira abrió mis ojos para poder acelerar las cosas, necesitaba que estuviera muerta lo antes posible, de lo contrario las consecuencias serían abrasivas.Los lobos alrededor de Nat habían estado tratando de reanimarlo, Iker los había sorprendido de un modo tan absurdo que pagarían por no haberlo protegido.—¿Qué se supone que sucedió? —pregunté, con los ojos llenos del deseo inagotable de venganza.—No pudimos verlo, estábamos atacando con los somníferos en ese momento. —empezó a decir uno de los lobos, con la cabez
Los autos ingresaron a la misma casa donde estuve luego del ataque en la fiesta. Era un punto olvidado y oculto, el mejor sitio para refugiarnos y reagruparnos. No dejaba de pensar en Ema y Greg y en si podrían salir o no de la casona. Necesitaba ayudarlos y seguramente lo tendría terminantemente prohibido.Robert abrió la puerta y los que estábamos conscientes llevamos a los heridos a las camas. Se tuvo que hacer una redistribución orquestada por el y por Tania. En las tres habitaciones de los hermanos tuvieron que poner más camas. Era como un campamento y el lugar era estrecho para tantos.En un cuarto se ubicó a Charlie, Abigail y Kal. En el otro estuvieron Connie (la hermana), la cual todavía no me acostumbraba a nombrarla porque tenía muchos apodos, y también Zhang. En la última estábamos Iker y yo, parecía una broma, pero era lo que se dispuso y no podía haber objeciones.Se encontraban recostados tratando de sanar y los que estábamos bien debíamos atenderlos. Zhang me habló cua
(Narra Ema)Mi cuarto asignado era prácticamente un ropero de ropa sucia, lo supe por el olor a humedad que me inundó las fosas nasales la primera vez que entré. Allí me permitían dormir un poco después de mis largas e interminables jornadas de trabajo. Ese era el peor empleo que tuve y tendría en mi vida.Las órdenes del lobo de cobre eran severas, aunque no peores que las de Kat, que siempre tenía una nueva exigencia. Las noches de tortura, eran un veneno amargo. Aprendí que negarme y resistirme a trabajar era inútil, el dolor me obligaba al día siguiente y pelear no lograba tener ni el menor de los sentidos.Ese día la jornada transcurría muy diferente. La atmosfera auguraba muchos nervios, lo podía ver en el aire a pesar de que era solo una humana. La paliza que me dio Kat el día anterior hacía que mis sentidos fueran más débiles, mis ojos estaban cansados de esa concentración que debía forzarme a mí misma.Cada hora debía entregar más armas fabricadas y que funcionaran perfectame