(Zhang)Debía ser sincero, en realidad no tenía ni las más mínimas ganas de ir a buscar a Robert y Tania. Pero Ema necesitaba hacerlo y eso era lo único que yo necesitaba para convencerme. Volví a mi cuarto para cambiarme y buscar un abrigo, porque no sabía de cuantas horas sería el viaje. Me detuve en el pasillo para llamar, así anunciaba que necesitaba un auto lo antes posible. Quería uno cómodo para ella. El muchacho dijo que en una hora estaría aquí afuera, por lo que tenía tiempo libre aún.Un escalofrío me recorrió los huesos y quedé paralizado en el medio del pasillo. Quise enfocar mi vista en el perchero y contemplé, que la fotografía situada anteriormente allí tenía un cambio. En ella se veía a la familia de Iker. Pero la madre ya no tenía cabeza, estaba había sido recortada.Miré hacia el frente y contemplé a la pequeña Gala con la tijera en sus manos.—No debes romper cosas, te regañaran. —dije, tratando de no sonar muy severo.Ella no lo entendió y sus ojos se llenaron de
(Ema)Tomé la mano de Zhang al bajar del auto, a pesar de que no sabíamos a ciencia cierta si allí estaban viviendo. Pero la certeza fue probada a medida que nos acercábamos. Pude ver como estaban las ventanas tapadas por cortinas negras. Al estar a unos escasos metros, divisé una bandera de luto más grande, con un emblema de un antiguo apellido de manadas. Así era la manada de Robert, su vejez en este mundo les dio un poder grande. Yo había oído cientos de historias sobre ellos.—Lo que te imaginas es cierto. —dije, con temor. —No sé cómo lo tomarán, en especial si ellos creen que…El cubrió mi boca suavemente, debía de haber escuchado que se aproximaban. Solo Tania salió a la puerta a recibirnos. Llevaba el rostro enrojecido, como si tuviera alguna clase de alergia. Supuse que podía ser algún tipo de brote por estrés a algo semejante. Esta situación debió afectarla negativamente. Llevaba un sueter de lana violeta, con flecos desaliñados, para nada correspondiente con el estilo que s
(Keira)La decoración estaba increíble, no podía creer que el día al fin había llegado después de haber esperado por tanto tiempo. La alianza brillaba en mi dedo, estaba tan hermosa como él día en que lo recibí. No había visto a Iker, no podía verlo hasta que fuera el momento indicado, como lo mandaban las tradiciones.Estaban arreglándome, un recuerdo invadió mi mente. Me recordó al primer día en que esta locura comenzó, cuando Marcus me preparó para esa subasta en la cual podría al fin saldar mis deudas. Eso pareció una historia pasada, tan lejana que no podía visualizarla a la perfección. En ese momento creí que fue lo mejor que le pasó a mi vida, porque era la oportunidad de pagar todo ese dinero que debía. Recuerdo que era una cantidad abrumadora, no imaginaba como una chica como yo podría alcanzar a pagarlas. Tenía sueños pequeños y fuertes, una casa para que mi sobrina viviera, poder tener su custodia.Ahora, parecía que el mundo se había dado vuelta enteramente. Ema estaba a m
(Iker)La vi llegar caminando con una ligereza sutil, estaba más bella que nunca. El vestido remarcaba sus formas femeninas, las curvas que yo tanto amaba. Mi corazón latía con una intensidad terrible, creí que me daría un ataque. Estaba nervioso, porque a pesar de ahora ser el alfa líder, tenía miedo de que mi propia boda no saliera bien.Cuando sentí la suavidad de su piel al rozar nuestras manos, la felicidad me colmó de pies a cabeza. El hormigueo en mis pies desapareció para dejar solo la alegría del momento, porque estaba viendo a la mujer más bella de la tierra a mis ojos aceptar ser mía para siempre.La vi como la primera vez, como la mujer más seductora que había observado. Su aroma me volvía completamente loco, ahí supe que no podría jamás fijarme en nadie que no fuera ella. Solo Keira era perfecta para mí.El hombre dio las palabras que nos casarían para siempre, frente a la multitud de personas que habían asistido, los lobos y mafiosos que me debían plena lealtad. Mis tatu
(Nat)La boda en aquel momento, terminó con una gran fiesta, de la cual no me retiré temprano como hubiera querido, sino que me quedé hasta casi el final e incluso, me divertí. El sentirme parte de una manada era nuevo para mí y eso me hacía sentir bien. Nunca antes quise reconocer a un alfa, por el rencor que sentía a causa de mi titulo de omega. Pero ahora, las cosas habían cambiado.Después de la boda los años pasaron demasiado rápido. Este era uno de mis departamentos en los cuales guardaba papeles, porque Kal no daba abasto con los números y ahora éramos varios los que debíamos encargarnos de ello. Habían pasado cuatro años y medio desde que Iker y Keira se casaron. Todos seguíamos viviendo en la mansión, que sufrió muchas reformas a causa de los nuevos integrantes.Debía volver antes del almuerzo, porque los fines de semana se acostumbraba a que estuviéramos todos y le prometí a Lukken que estaría allí para jugar con el balón. Me apresuré en conducir de vuelta hacia la mansión c
Tomé aire mientras me colocaban las esposas, el hombre que me inmovilizaba era mucho más fuerte que yo, por lo que era inútil intentar liberarme. Yo me había buscado los problemas supongo, era esa clase de chica. Sonreí, porque incluso en ese momento, cuando estaba siendo aprisionada, estaba siendo yo misma.—¿Estás contenta, Keira? —preguntó con desdén el otro hombre que se acercaba.Claro que lo conocía, era mi proveedor y mi jefe, él se encargaba de darme el dinero que usaba para mantenerme. Debía haberle pagado hacía tres meses, supuse que mi plazo de deuda había culminado.—Anda, perdóname, no volveré a tardarme. —dije, sonriendo, enredando mi cabello lacio y azabache entre mis dedos.—Cállate, no te será tan fácil seguir engañándome. —gruñó Marcus, era mi jefe y tarde o temprano iba a cansarse de mi comportamiento. —Me has timado muchas veces, escúchame, no has pagado todo lo que te llevaste y al parecer, cada vez tienes menos oportunidades.—¿A qué te refieres? —pregunté, enfoc
Como alfa de mi manada, me encontraba en un laberinto sin salida. Nadie quería que siguiera en esa condenada soledad que arrastré por tantos años. Mi vida no era tan simple como creían, portaba el peso de no haber hallado a alguien que de verdad llamara mi atención. Mi nombre tenía un significado curioso “el portador de buenas noticias” o al menos eso me dijo mi madre, al llamarme “Iker”. Era un buen líder, nadie podía conmigo cuando intentaba enfrentarme, era despiadado y sanguinario cuando me convertía en lobo, mi sangre hirviente me desataba y siempre lograba todo lo que quería. O al menos la mayoría de las cosas, pero en lo que respecta a mis relaciones, nunca logró conectar de verdad con alguien, solo pasar el rato y ya.—Buenos días señor. —saludó Aylin, con su amabilidad característica. Era mi tía, como una madre para mí. Tenía casi cincuenta años y cuidaba de mí y de mis hermanos desde que éramos niños.—No me digas así, tía, solo llámame por mi nombre. —dije, no quería que me
La subasta estaba próxima a comenzar, por lo que puse mi mejor sonrisa y me retoqué el maquillaje, estaba esplendida. Al verme al espejo comprendí que no sería difícil encontrar un buen comprador, pero rogaba porque fuese alguien de contextura mediana, para que así fuera más fácil deshacerme de él.—Keira ¿Estás lista? Dime, te ves excelente. —dijo Marcus, haciendo que diera una vuelta para lucirme. Asentí, sonriendo y lo abracé.—Gracias Marcus, me has salvado la vida. —le dije, mientras lo abrazaba, eso lo sorprendió, pero me devolvió el abrazo.Fui rápida, ese era mi modus operandi, cuando nos separamos, yo ya tenía una daga guardada en mi abrigo de hilos de color plata. No era lo único que robaría, si quería dar un golpe, necesitaba un arma de verdad.Las chicas me felicitaron al verme así de radiante y derrochando simpatía, yo seguí caminando hacia la famosa subasta, donde hombres ricos debían hacer ofertas para adquirirme. El lugar era amplio y allí había más de cuarenta hombres