Como alfa de mi manada, me encontraba en un laberinto sin salida. Nadie quería que siguiera en esa condenada soledad que arrastré por tantos años. Mi vida no era tan simple como creían, portaba el peso de no haber hallado a alguien que de verdad llamara mi atención. Mi nombre tenía un significado curioso “el portador de buenas noticias” o al menos eso me dijo mi madre, al llamarme “Iker”. Era un buen líder, nadie podía conmigo cuando intentaba enfrentarme, era despiadado y sanguinario cuando me convertía en lobo, mi sangre hirviente me desataba y siempre lograba todo lo que quería. O al menos la mayoría de las cosas, pero en lo que respecta a mis relaciones, nunca logró conectar de verdad con alguien, solo pasar el rato y ya.
—Buenos días señor. —saludó Aylin, con su amabilidad característica. Era mi tía, como una madre para mí. Tenía casi cincuenta años y cuidaba de mí y de mis hermanos desde que éramos niños.
—No me digas así, tía, solo llámame por mi nombre. —dije, no quería que me trataran diferente solo por ser el jefe de la empresa y el alfa de la manada.
—Usted es importante. —contestó, con una sonrisa y me tendió unos papeles. —Esto ha llegado hoy, son los datos de la firma del banco. Han autorizado todos sus movimientos, por lo que puede decirse que has logrado un éxito rotundo.
Sonreí, era una buena jugada y mi fortuna se multiplicaría. Estaba en la sala y me serví una copa para festejar, a pesar de que ya era rico, era bueno ganar cualquier pelea. Mi hermano Kal entró, convertido en lobo, era un omega, aunque nadie lo creía, debido a que era muy grande en tamaño. Sin embargo, se tornaba lento en combate, yo lo apreció mucho, es mi hermano mayor por dos años. Es muy listo, me ayuda bastante en los números de mis finanzas. Al parecer volvía de su cacería.
—¿Ganamos entonces? —preguntó Kal, transformándose en humano nuevamente, viendo los papeles que tenía al lado.
Asentí con la cabeza y él soltó una exclamación de victoria.
—¡Eres un jodido genio! —le dije, gracias a él una buena parte del acuerdo había resultado.
—No es toda mi responsabilidad, si no hubieras amenazado a esos otros lobos, no hubiera funcionado la cosa. —soltó una risa irónica, me conocía bien, sabía que tenía mucha violencia guardada en mi interior. Era bastante irracional cuando me enfadaba y mi poder me convirtió en un alfa incuestionable.
—Se lo buscaron. —contesté, encogiéndome de hombros.
Pensé en ese momento, cuando tuve que ir a “hablar” con esos lobos, querían buscar abrirse el camino en un territorio que era completamente mío. Tenía un buen negocio con la tecnología, siendo el mayor proveedor de productos tecnológicos a bajo costo de todo el mercado. Claro que eso generó cierta envidia entre mis competidores, en especial las otras manadas. Querían destronarme como el líder, eso no tenía sentido, nadie era tan fuerte como yo.
—Creo que no buscaran amenazarte en bastante tiempo, Iker. —me dijo Kal, sirviéndose una copa para brindar. —Por el triunfo de esta familia.
El sonido del cristal chocándose colmó la sala.
—Sería bueno que consiguieras una esposa, hermano. —empezó a decir, ya me lo esperaba, era un tema recurrente.
—Otra vez con lo mismo, te dije que no es el momento. —respondí a secas, tratando de que la conversación terminase.
—Pero no puedes ser un alfa solitario por tanto tiempo. Necesitas a tu mate o pronto dejaran de tenerte respeto.
—Me vale lo que piensen de mí. —solté un gruñido, enfocándolo entre mis ojos que comenzaron a tornarse rojos.
—Oye, no te enfades, solo decía… —dijo Kal, bebiendo un trago. —De todas las chicas a las que te presente… ¿No te ha gustado ninguna? —preguntó, arqueando las cejas.
—No es que no, no tenían nada de malo. Es más, estuve con varias de ellas… —recordé esos momentos, había estado varias noches entretenido. —Pero no quería verlas una vez llegaba la mañana.
—Deben haberte amado. —dijo con sarcasmo, la mayoría se enfurecía cuando llegaba el rechazo.
—No te das idea. —contesté con una sonrisa. No era correcto, jugar así, pero es que ninguna era la indicada para mí. Lo sabría cuando la viera, estaba seguro de ello.
El sonido estrepitoso de la puerta al golpearse con la pared me interrumpió, cuando estaba por seguir hablando. Aylin entró corriendo, con un pañuelo manchado de color rojo entre sus manos y el llanto visible en sus ojos enrojecidos.
—¿Qué sucede? —pregunté, olfateándola, se percibía muy asustada.
Ella rompió en llanto, no podía encontrar las palabras para decir lo que había visto.
—Ryder… Él está… Oh por dios… —un sollozo la interrumpía, tenía la voz ronca del espanto.
Nos llevó hacia el cuarto de mi hermano menor, que apenas había cumplido los diecinueve, su nombre era Ryder, un lobo de color blanco con algunas líneas azabaches que cruzaban por sus orejas. Estaba en su forma de lobo, en el suelo, sobre un charco de sangre. La ventana de su cuarto estaba abierta de par en par, con las marcas de las patas con lodo visibles. Me arrodille para intentar salvarlo, pensando que podía tener una oportunidad para que empezara a respirar. Por más que traté, su cuerpo ya estaba tieso y frío, pero no quería aceptarlo.
—Maldición… —dijo Kal, con los ojos escondiendo sus lágrimas, no podía verlo así, era el más chico de nosotros. —¿Cómo lo has encontrado?
—Escuché ruidos aquí, cuando me fui de la sala… Pensé que Ryder estaba entrenando y cuando abrí la puerta estaba ya en el suelo. —dijo desconsolada Aylin, conteniendo el llanto para intentar explicar.
Me quedé inmóvil en el suelo, junto a mi hermano, esperando que volviera a la vida, con esa vana esperanza. Lo había visto nacer, cuando yo tenía diez años, todavía lo recordaba como si hubiera pasado hacía poco tiempo. Los tres nos quedamos en silencio, mirándolo sin consuelo alguno. Era un buen lobo, no podría aceptar su muerte, así como si nada.
Mi tristeza se estaba convirtiendo en ira, tal como siempre me sucedía. Mi corazón latía muy rápido por la sed de sangre, mi hermano había intentado escapar de algo, pero llegó a casa solo para morir en su cuarto. Salí afuera para olfatear los rastros de sus huellas, buscando al culpable, para hacer que pagara. Era un olor particular, no podía reconocerlo, se extendía por las calles de mi mansión.
El espacio que ocupaba mi mansión era de casi tres manzanas, entre el jardín y la casa, por lo que Ryder debió correr mucho hasta llegar. Era solitario, más que todos nosotros, pasaba horas en su cuarto sin salir. Sus huellas rodeaban el jardín y traspasaban la cerca, yendo al exterior. Las seguí por horas, llegaban hasta la ciudad, lo que me desconcertó. En mi mente, creía que el asesino pertenecía a la otra manada que vivía en las afueras, cerca de mi mansión, con los que había tenido mi altercado con el banco. Percibí un aroma hostil, que identifiqué rápidamente cuando se hizo más fuerte, era alguien que me había desafiado en el pasado. Un conocido millonario excéntrico que vivía en la playa, el cual me enfrentó para casarse con mi hermana a la fuerza.
Seguí su rastro, hasta una parte muy abandonada de la ciudad, los callejones se veían peligrosos, aunque no para mí, yo podía ir por donde quisiera. Era fuerte incluso sin convertirme, estaba bien entrenado y si llegaba a transformarme, no alcanzaban ni a sacar sus armas. Lo vi allí y quise saltar sobre él, siendo interrumpido por una multitud de personas que se abalanzaron antes. Eran sus admiradores, fanáticos, siempre fue un tipo mediático. No quería arriesgarme a que la gente me viese, podía lastimar a cualquiera que se me cruzara y ese era un riesgo que no quería correr.
Por lo que procuré perseguirlo hasta que se quedara solo, para interrogarlo y luego acabar con su vida. Mi instinto me decía que tenía que esperar el momento preciso, algo estaba ocurriendo y debía hacerles entender quien mandaba en esa ciudad. Si había más implicados, los haría pagar.
El sujeto, cuyo nombre era Barry, estuvo rodeado de gente la mayor parte de su día y me mantuve furtivo, esperando a mi presa con paciencia. Se apartó de sus fans cuando la noche cayó, subiéndose a uno de sus autos lujosos y marchándose hacia otra parte todavía más peligrosa de la ciudad.
Bajó del vehículo dirigiéndose a una casona que llamó mi atención. No pude seguir olfateándolo con precisión, otro aroma se me cruzó e invadió todo mi cuerpo. Era diferente, hacía que me sintiera en las nubes, como un elixir adictivo que me hacía feliz. Quería estar más cerca, a pesar de tener al otro sujeto casi en mi poder, mis sentidos estaban enfocados en ese nuevo aroma tan hipnotizante para mí, era tan increíblemente delicioso, obligándome a buscar de donde provenía.
La subasta estaba próxima a comenzar, por lo que puse mi mejor sonrisa y me retoqué el maquillaje, estaba esplendida. Al verme al espejo comprendí que no sería difícil encontrar un buen comprador, pero rogaba porque fuese alguien de contextura mediana, para que así fuera más fácil deshacerme de él.—Keira ¿Estás lista? Dime, te ves excelente. —dijo Marcus, haciendo que diera una vuelta para lucirme. Asentí, sonriendo y lo abracé.—Gracias Marcus, me has salvado la vida. —le dije, mientras lo abrazaba, eso lo sorprendió, pero me devolvió el abrazo.Fui rápida, ese era mi modus operandi, cuando nos separamos, yo ya tenía una daga guardada en mi abrigo de hilos de color plata. No era lo único que robaría, si quería dar un golpe, necesitaba un arma de verdad.Las chicas me felicitaron al verme así de radiante y derrochando simpatía, yo seguí caminando hacia la famosa subasta, donde hombres ricos debían hacer ofertas para adquirirme. El lugar era amplio y allí había más de cuarenta hombres
La terraza vislumbraba una completa locura, el lobo era muy grande y parecía enfurecido. Su pelaje brillaba con la luz de la luna, el color plata refulgía y contrastaba con él azabache. Estaba a punto de empezar a gritar por auxilio, cuando otra voz se hizo presente en la escena.—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Jayden, confundido, al divisar al lobo, ni siquiera se inmutó. —Ah, ya comprendo. Con que se trataba de ti, Iker, has venido a robarme a mi mate. —su voz demostraba una rivalidad entre ambos, podía percibirlo.El lobo gruñó y comenzó a atacar.—¿Por qué no buscas tu propia mate? —dijo Jayden, con una mirada desafiante, deteniéndolo con sus manos, no parecía poder resistir mucho. —No vas a robarte a la mía, ni lo sueñes.No podía creer lo que mis ojos veían, Jayden también se convirtió en un lobo de color crema, defendiéndose del ataque del desconocido. Cuando volví la vista para buscar a Marcus, este había escapado. El lobo oscuro iba tomando la ventaja ante el otro, no ente
La luz que se filtró por la ventana hizo que me despertara, santo cielo, nunca imaginé sentir unas sabanas y mantas tan suaves. Mi cabello azabache estaba algo enredado y ahí me percaté de que ya no estaba vestida como en la subasta. Tenía una camiseta ancha de color blanco y unos shorts de verano, era un pijama muy bonito, de colores pasteles que combinaban a la perfección. Al bajar mis pies de la cama, divisé unas pantuflas de felpa de color crema que hicieron que mis pies se sintieran más cómodos que nunca.¿Dónde estaba? El cuarto estaba impecable, las paredes eran blancas y las estanterías eran completamente organizadas. Parecía sacado de un cuento, yo jamás había estado en una habitación tan esplendida, siempre acostumbrada a estar huyendo por mi vida y durmiendo en apartamentos de bajo costo que carecían de cualquier tipo de elegancia.—¿Estás despierta? —preguntó una voz, del otro lado de la puerta, que también me dejó maravillada, era de madera labrada con incrustaciones de g
Caminé por la extensa mansión a mi gusto, contemplando que no tenía lugar por donde escapar. No importaba, de todas formas, no quería ser devorada por alguno de esos lobos que vivían allí. Los hermanos de Iker me dieron una cortés bienvenida al igual que Aylin, pero todo seguía pareciéndome una completa locura. Me habían colmado de regalos lujosos que en toda mi vida esperé tener.—Hola hermosa, ¿Quieres almorzar conmigo? —me preguntó, empezaba a fastidiarme que me tratara como si ya fuera suya, solo nos habíamos besado una vez.—No, pero tengo mucha hambre. —dije, encogiéndome de hombros, el soltó una risa.—Vendrás solo conmigo. —empezó a decir, tomándome de la mano, me solté, no quería que parezcamos una feliz pareja.—Oye, no iré como si fuéramos unos recién casados, estás loco. —rodé los ojos y alisé mi falda, que no me gustaba para nada, remarcaba mucho mis glúteos.—No hace falta que me digas que sí.Con un solo movimiento, Iker me tomó por las caderas y me cargó cuesta arriba,
—No quiero. —dijo al instante Iker, rodeándome con sus brazos. —Ya te dije que eres mía, Keira.—Seguiré siendo tuya, lobo. —lo observé directo a los ojos, esa mandíbula que tenía era tan atractiva, me gustaba desafiarlo para ver hasta qué punto podía llegar. —Solo quiero ayudarte a realizar tu venganza. Era tu hermano.Iker miró hacia arriba, era un golpe un poco bajo, pero yo tenía que abrirme paso para huir de esa locura. Era un lobo peligroso, comenzaba a darme cuenta de que intentaba poseerme en todo sentido y jamás podría librarme de él. A pesar de que era sumamente guapo, mi deseo de escaparme era grande, todavía debía pensar en mi sobrina y en mi vida fuera de esa mansión.—Déjame que lo piense. —dijo, con el ceño fruncido, luego pasó su mano por mi cadera, mientras me servía otra copa hasta llenarla. —No quiero que te alejes ni por un minuto.Cuando terminamos de cenar, salí hacia el jardín donde estaban el resto de sus hermanos y también Aylin, estaban discutiendo el asunto
Esta vez tenía ropa nueva en mi armario de lujo, lo cual me sorprendió, Iker había observado mis gustos y preferencias en muy poco tiempo. Habían llegado toda clase de cajas y bolsas muy costosas con prendas solo para mí. La chaqueta de jeans oscura con tachas y lentejuelas en la espalda era un regalo que no pude despreciar, estaba increíble. Unos leggins ajustados se cernían y marcaban la curva de mis caderas y mis muslos pronunciados, por lo que intuí, me robaría varías miradas.Me pregunté si Jayden sería igual de celoso e iracundo que Iker, eran dos lobos perdidamente enamorados de mí y eso me ponía algo incomoda. Ni hablar, ahora tenía que engañarlos a los dos y eso era algo bastante grave, podían matarme en cualquier momento.Cuando estuve lista, con un maquillaje casual y un peinado cómodo para atacar, busqué a ese alfa por toda la casa inútilmente. Cómo última opción, entré a su cuarto, para ver si lo encontraba allí, debía anunciarle mi partida, era raro que no anduviera detr
Al bajar de ese auto me sentí un poco pequeña otra vez, como antes de ser comprada, cuando debía vivir huyendo y robando, así era mi estilo de vida a pesar de que me estaba cansando de ello. La casa de Jayden estaba un poco más lejos, pero no quería que me viera llegando en uno de los autos de alta gama de Iker, no sería correcto y se daría cuenta del engaño.Iker dijo que no hacía falta que me acercara demasiado, porque sentiría mi aroma, eso no tenía mucho sentido para mí. Estuve caminando menos de una manzana cuando apareció ante mí, con un traje elegante, de color negro y gris y una camisa entallada que resaltaba su musculatura. Sus ojos verdes me enfocaron y me sonrió, pidiendo mi mano para besarla, como si fuera un caballero.—Buenas tardes, señorita. —dijo, haciendo una especie de reverencia que me resultó divertida. —¿Puedo invitarte a tomar un café? —preguntó, con una sonrisa relajada y seductora, como si jamás hubiera pasado nada en aquella terraza.No se veía muy herido, so
—Oye, no te preocupes, tu mate estará sana y salva, ya deja de deambular. —dijo mi hermano, Kal, al verme alterado porque las horas pasaban.Solté un gruñido, estaba harto de esperar que hubiera noticias. Si por mi fuera, entraría a esa jodida casa y mataría a Jayden de una vez, pero nada era nunca tan fácil. Necesitaba saber quien más estaba implicado o no derrotaría a todos los que podían hacerle daño a las personas que amaba.—La quiero de vuelta aquí. —dije, gruñendo, necesitaba su presencia en la casa, como ya había sentido su adictivo aroma ahora necesitaba tenerla en mi poder todo el tiempo.—Ya, entiendo, pero deberías enfriar un poco tu cabeza, Ik. —dijo, con paciencia, siempre buscaba hacerme razonar, era como la voz de mi consciencia. —¿Recuerdas lo que le sucedió a Ryder? Eso mismo le puede pasar a Keira, o a Aylin, no todos pueden cuidarse solos…Tragué saliva con impotencia, era cierto. Podían ir tras todos ellos y yo no sabía a quien hacer pagar, estaban ocultos en las