Al bajar de ese auto me sentí un poco pequeña otra vez, como antes de ser comprada, cuando debía vivir huyendo y robando, así era mi estilo de vida a pesar de que me estaba cansando de ello. La casa de Jayden estaba un poco más lejos, pero no quería que me viera llegando en uno de los autos de alta gama de Iker, no sería correcto y se daría cuenta del engaño.Iker dijo que no hacía falta que me acercara demasiado, porque sentiría mi aroma, eso no tenía mucho sentido para mí. Estuve caminando menos de una manzana cuando apareció ante mí, con un traje elegante, de color negro y gris y una camisa entallada que resaltaba su musculatura. Sus ojos verdes me enfocaron y me sonrió, pidiendo mi mano para besarla, como si fuera un caballero.—Buenas tardes, señorita. —dijo, haciendo una especie de reverencia que me resultó divertida. —¿Puedo invitarte a tomar un café? —preguntó, con una sonrisa relajada y seductora, como si jamás hubiera pasado nada en aquella terraza.No se veía muy herido, so
—Oye, no te preocupes, tu mate estará sana y salva, ya deja de deambular. —dijo mi hermano, Kal, al verme alterado porque las horas pasaban.Solté un gruñido, estaba harto de esperar que hubiera noticias. Si por mi fuera, entraría a esa jodida casa y mataría a Jayden de una vez, pero nada era nunca tan fácil. Necesitaba saber quien más estaba implicado o no derrotaría a todos los que podían hacerle daño a las personas que amaba.—La quiero de vuelta aquí. —dije, gruñendo, necesitaba su presencia en la casa, como ya había sentido su adictivo aroma ahora necesitaba tenerla en mi poder todo el tiempo.—Ya, entiendo, pero deberías enfriar un poco tu cabeza, Ik. —dijo, con paciencia, siempre buscaba hacerme razonar, era como la voz de mi consciencia. —¿Recuerdas lo que le sucedió a Ryder? Eso mismo le puede pasar a Keira, o a Aylin, no todos pueden cuidarse solos…Tragué saliva con impotencia, era cierto. Podían ir tras todos ellos y yo no sabía a quien hacer pagar, estaban ocultos en las
Mis manos estaban heladas a pesar de que no hacía frío en el ambiente. Esa habitación tan bonita era una horrible prisión. Saqué el arma que había ocultado y apunté hacia la puerta, pero no pude disparar. No tenía mucho sentido, el disparo se oiría y si llegaba a poder romper la puerta, vendrían por mí. La ventana también estaba trabada, pero tenía más chances de irme por allí que por cualquier otro modo.Ay Keira, como te gusta meterte en problemas, me decía a mi misma a medida que intentaba pensar en una solución un poco más coherente. No me tenía porque importar Iker, era un completo imbécil y un total posesivo y celoso al extremo. Si me ponía a pensarlo mejor, era algo bueno que lo capturaran y yo fuera la reina de Jayden. Después de todo, él era tierno, dulce e inteligente, además de guapo.Suspiré al pensar en la posibilidad de no hacer nada, quedarme dormida en esa cómoda cama y luego despertarme cuando todo hubiera pasado. Si me quedaba con Jayden, él me haría sentir una princ
Estaba embelecada con Jayden, me parecía tan tierno y al mismo tiempo tan seductor. Esa inteligencia suya me cautivaba, la forma en la que no debía usar siempre la fuerza, pero de igual manera, utilizaba sus dotes con habilidad. Me gustaba su mirada tranquila, aunque no me enamorara ni sintiera nada muy profundo en mi corazón. El amor no podía forzarse, eso lo comprendía, sin embargo, mi deseo crecía y me dejaba llevar por ese calor.—Serás mía, tarde o temprano. —dijo él, mirándome embobado. Sus ojos verdes eran dulces y compasivos. Ese misterio que encerraba su mirada era enigmático para mí.Sonreí con cierta malicia, yo no sería suya, en realidad, siempre había creído que no quería ser de nadie en lo absoluto. Era independiente, esos lobos me parecían unos completos extraños y no me entregaría a ninguno tan fácilmente. Pero no era tan sencillo como eso, esos sentimientos iban escabulléndose en mi corazón.—No lo creas así. —dije, con una risita, estaba desnuda por completo y mis at
La reunión estaba por llegar y eso me impacientaba, quería a mi mate de vuelta.—Iker, ya casi llega toda la manada, estamos esperándote a ti. —dijo Aylin, mirándome con preocupación. Claro que sabía que tenía miedo, había un traidor muy cerca y cuando supiera quien era, lo haría pedazos.—Ya se. —contesté a secas, no estaba de buen humor.Mi instinto de lobo me decía que algo más pasaba, como si mi mate estuviera en peligro o eso imaginaba. Mi sangre hervía, un presentimiento me invadía, Keira estaba lejos y eso no me gustaba para nada. Ella era una adicción en mí, esa constante razón de que mi ferocidad se hubiera disparado. La manada creía que al hallar a mi mate yo me volvería más calmado, pero no era así, era todo lo contrario y mi instinto estaba desatado. La amo, aunque no la conozca siquiera pero quiero que sea mía para siempre y nada se interpondrá en mi camino.La mujer que escogí como mate es valiente y fuerte, por lo que a veces me sentía más enamorado por esa fase en su p
—¡¿Por qué?! —pregunté mirándolo a los ojos, Ryan no decía ni una sola palabra como si no me estuviera escuchando. Gruñí y una de mis garras le alcanzó el rostro, los demás se hallaban boquiabiertos ante el escándalo. La sangre corrió por su cara y eso me hizo saber que estaba llegando a un límite.Silencio, eso me ponía todavía más nervioso, me daba la razón, no negaba su culpa en lo absoluto.—¿Qué dices? —preguntaba Greg, sin entender nada en lo absoluto. Mi manada me miraba horrorizada, podía entenderlo, portaba una ferocidad muy grande y aplastante.Yo no respondía, necesitaba saber que tenía para decir. Ryan era mi amigo de toda la vida, nos habíamos conocido cuando éramos niños de apenas cuatro años e íbamos al mismo jardín de infantes. No podía verlo como a un traidor, mucho menos como a un asesino.Ryan solo me miraba, en silencio, como si se tratara de esas pesadillas absurdas donde nada tiene sentido. Ni siquiera el haberlo lastimado lo hacía hablar, quizás necesitara otro
Jayden me miraba con esa cara de enamorado que me daba cierta ternura, era un caballero considerado y apuesto. Me había prometido hacerme suya, aunque yo dudara, pero me sentía bien a su lado, protegida, deseada y tratada como a una reina.—Te ves increíble. —susurró, entredormido, estaba somnoliento y agotado por todos nuestros rounds juntos. Sonreí al verlo así, tan tranquilo a mi lado.Yo también bostecé, habíamos bebido casi una botella entera de champaña y eso me hacía querer dormitar en sus brazos cálidos y en paz. Ese estado en el que estábamos era muy divertido, platicando y riendo sobre cualquier tontería, envueltos el uno con el otro mientras pasaban las horas.—Entonces no eres un asesino, chico bueno. —dije sonriendo, para que me viera coquetearle desde cerca. Él besó mi mano y sirvió nuevamente mi copa.Esa botella estaba recién empezada y al lado, yacía la que se encontraba vacía, que encerraba nuestra compostura. Yo estaba bastante relajada por los efectos de la bebida
—Lo has matado, no hay remedio. —dijo Aylin, volviendo a su forma humana y soltando un montón de sollozos. Kal la abrazó e intentó consolarla.Ryan yacía en el suelo, con esa expresión arrogante todavía en su cara, sin arrepentirse en lo absoluto.—¿Es cierto? —pregunté, con ferocidad, esperaba solo la verdad a pesar de que me doliera.Las miradas me decían que sí, pero que intentarían engañarme para no provocar más ira. La escena era grotesca y el miedo reinaba. Greg fue el primero en acercarse, con la cabeza un poco más en lo alto.—Te tienen miedo, hermano, porque no actúas de un modo razonable. —dijo él, con seguridad, no parecía temerme tanto como los otros.—¿Eso es lo que creen? ¿Por qué nadie se atrevió a decírmelo a la cara? Al menos.—Por eso, porque eres irracional. —dijo Greg, con algo de solemnidad. —Pero no te traicionaría, no al menos yo, te seguiré como alfa hasta el día de mi muerte, sigues siendo mi hermano, aunque a veces no te reconozca.No vi mentira en sus ojos,