La reunión estaba por llegar y eso me impacientaba, quería a mi mate de vuelta.—Iker, ya casi llega toda la manada, estamos esperándote a ti. —dijo Aylin, mirándome con preocupación. Claro que sabía que tenía miedo, había un traidor muy cerca y cuando supiera quien era, lo haría pedazos.—Ya se. —contesté a secas, no estaba de buen humor.Mi instinto de lobo me decía que algo más pasaba, como si mi mate estuviera en peligro o eso imaginaba. Mi sangre hervía, un presentimiento me invadía, Keira estaba lejos y eso no me gustaba para nada. Ella era una adicción en mí, esa constante razón de que mi ferocidad se hubiera disparado. La manada creía que al hallar a mi mate yo me volvería más calmado, pero no era así, era todo lo contrario y mi instinto estaba desatado. La amo, aunque no la conozca siquiera pero quiero que sea mía para siempre y nada se interpondrá en mi camino.La mujer que escogí como mate es valiente y fuerte, por lo que a veces me sentía más enamorado por esa fase en su p
—¡¿Por qué?! —pregunté mirándolo a los ojos, Ryan no decía ni una sola palabra como si no me estuviera escuchando. Gruñí y una de mis garras le alcanzó el rostro, los demás se hallaban boquiabiertos ante el escándalo. La sangre corrió por su cara y eso me hizo saber que estaba llegando a un límite.Silencio, eso me ponía todavía más nervioso, me daba la razón, no negaba su culpa en lo absoluto.—¿Qué dices? —preguntaba Greg, sin entender nada en lo absoluto. Mi manada me miraba horrorizada, podía entenderlo, portaba una ferocidad muy grande y aplastante.Yo no respondía, necesitaba saber que tenía para decir. Ryan era mi amigo de toda la vida, nos habíamos conocido cuando éramos niños de apenas cuatro años e íbamos al mismo jardín de infantes. No podía verlo como a un traidor, mucho menos como a un asesino.Ryan solo me miraba, en silencio, como si se tratara de esas pesadillas absurdas donde nada tiene sentido. Ni siquiera el haberlo lastimado lo hacía hablar, quizás necesitara otro
Jayden me miraba con esa cara de enamorado que me daba cierta ternura, era un caballero considerado y apuesto. Me había prometido hacerme suya, aunque yo dudara, pero me sentía bien a su lado, protegida, deseada y tratada como a una reina.—Te ves increíble. —susurró, entredormido, estaba somnoliento y agotado por todos nuestros rounds juntos. Sonreí al verlo así, tan tranquilo a mi lado.Yo también bostecé, habíamos bebido casi una botella entera de champaña y eso me hacía querer dormitar en sus brazos cálidos y en paz. Ese estado en el que estábamos era muy divertido, platicando y riendo sobre cualquier tontería, envueltos el uno con el otro mientras pasaban las horas.—Entonces no eres un asesino, chico bueno. —dije sonriendo, para que me viera coquetearle desde cerca. Él besó mi mano y sirvió nuevamente mi copa.Esa botella estaba recién empezada y al lado, yacía la que se encontraba vacía, que encerraba nuestra compostura. Yo estaba bastante relajada por los efectos de la bebida
—Lo has matado, no hay remedio. —dijo Aylin, volviendo a su forma humana y soltando un montón de sollozos. Kal la abrazó e intentó consolarla.Ryan yacía en el suelo, con esa expresión arrogante todavía en su cara, sin arrepentirse en lo absoluto.—¿Es cierto? —pregunté, con ferocidad, esperaba solo la verdad a pesar de que me doliera.Las miradas me decían que sí, pero que intentarían engañarme para no provocar más ira. La escena era grotesca y el miedo reinaba. Greg fue el primero en acercarse, con la cabeza un poco más en lo alto.—Te tienen miedo, hermano, porque no actúas de un modo razonable. —dijo él, con seguridad, no parecía temerme tanto como los otros.—¿Eso es lo que creen? ¿Por qué nadie se atrevió a decírmelo a la cara? Al menos.—Por eso, porque eres irracional. —dijo Greg, con algo de solemnidad. —Pero no te traicionaría, no al menos yo, te seguiré como alfa hasta el día de mi muerte, sigues siendo mi hermano, aunque a veces no te reconozca.No vi mentira en sus ojos,
Me dirigí rápidamente con el arma entre mis manos, tratando de controlar mis emociones para que el miedo no me paralizara cuando debiera accionar el gatillo. La nostalgia de mi vida como criminal me llegó mientras corría, porque era una escena recurrente en mi vida y todo eso que me estaba pasando parecía salido de una fantasía o una pesadilla. Tragué saliva al pensar en Jayden, que se hallaba con un tiro en el pie y el corazón roto, eso no me hacía sentir muy bien conmigo misma.Debía advertirle a Iker para que no viniera a buscarme y para eso, tenía que salir de esa casona lo antes posible. Tres hombres se interpusieron en mi camino cuando llegué al pasillo principal.Los miré fijamente y apunté con el arma al que estaba acercándose más hacia mí.—Debes volver a tu cuarto, luna. —dijo uno de ellos, era alto y tenía los ojos azules y la tez trigueña.—No lo haré. —contesté, ellos todavía no sabían que le había disparado a su jefe. Jayden estaba encerrado todavía y hasta que pudiera s
Su nombre era Kat y casi que me había noqueado, lo cual hizo que me enfureciera queriendo enfrentarla, pero sin mis armas no tenía mucha oportunidad. Ella sonreía y me miraba con atención. La chica llevaba puesto un vestido a cuadros de campo y un pañuelo en la cabeza que recogía sus largos rizos que caían por su cintura. Parecía una niña, aunque su rostro ya era el de una dama, solo que su delgadez era tanta que engañaba.—Vaya, con que ella es la luna. —dijo ella, inspeccionándome con la mirada, estaba fija en mi persona, parecía ser muy observadora. —Entonces eres nuestra luna. —sonrió, pero era un modo sarcástico, no lo hacía de forma real como cuando quieres ser amable con alguien.¿Y como iba a querer hacerlo? Me pregunté, inútilmente, no tenía sentido alguno. Estaba en medio de un ataque, le había disparado a su alfa y ahora estaba rodeadas de un montón de lobos sumamente extraños.—Sí, es la querida Keira, la mujer que tanto ama nuestro alfa. —dijo Zhang, con un tono desdeñoso
—Oye, ¿Qué acabas de decir? —dijo el lobo, gruñéndome con rabia.Eso me dio miedo, estaba caminando hacía mí como si quisiera devorarme.La chica rompió en llanto otra vez, su nariz se enrojeció y cayó de rodillas al suelo.—Nada. —respondí, encogiéndome de hombros, no tenía por qué darle explicaciones.Mi respuesta no le gustó en lo absoluto, lo supe porque soltó un gruñido que sacudió la habitación entera. Si quería, podía matarme en cualquier segundo.—Repite eso. —ordenó, con poca paciencia, mirándome con unos ojos asesinos y penetrantes.—Solo le dije que se convirtiera en loba, si tanto daño quería hacerme. —respondí, mirándolo también a los ojos, para que supiera que no era una cobarde.—Eres una insolente. —dijo, con una furia que no comprendía. —Kat no puede transformarse, ella tiene muy bajo peso y eso podría matarla. Su respuesta me sorprendió mucho, no parecía una chica con hábitos alimenticios saludables, estaba muy delgada, al extremo. No imaginaba bien que le estaba su
Con los gritos del lobo desesperado por el terror atrás de mí, corrí sin volverme ni detenerme por un segundo ni siquiera cuando el pecho me exigió un descanso. La casona era tan amplia que debía encontrar algún sitio para ocultarme de esos lobos, solo tenía que concentrarme en hallarlo. Pensé en meterme en algún ropero, aunque podrían olfatearme. Siempre había desventajas, era el problema principal de estar enfrentada en una lucha de lobos, alfas y omegas que escapaban de mis posibilidades. En el pasado, si tenía un arma me sentía fuerte, pero aquí no había servido de nada tenerla, me derrotaron varias veces y todavía no hallaba la forma de retrucar, buscar mi punto fuerte.No fue necesario, allí afuera todo era un caos, la sangre en el suelo develaba que una pelea se estaba llevando a cabo en ese mismo momento. Los gruñidos se oían desgarradores, divisé a Kal allí, en el suelo, parecía como si estuviera dormido. Fui hacia él por reflejo, quería ver si todavía respiraba, si había una