—Oye, ¿Qué acabas de decir? —dijo el lobo, gruñéndome con rabia.Eso me dio miedo, estaba caminando hacía mí como si quisiera devorarme.La chica rompió en llanto otra vez, su nariz se enrojeció y cayó de rodillas al suelo.—Nada. —respondí, encogiéndome de hombros, no tenía por qué darle explicaciones.Mi respuesta no le gustó en lo absoluto, lo supe porque soltó un gruñido que sacudió la habitación entera. Si quería, podía matarme en cualquier segundo.—Repite eso. —ordenó, con poca paciencia, mirándome con unos ojos asesinos y penetrantes.—Solo le dije que se convirtiera en loba, si tanto daño quería hacerme. —respondí, mirándolo también a los ojos, para que supiera que no era una cobarde.—Eres una insolente. —dijo, con una furia que no comprendía. —Kat no puede transformarse, ella tiene muy bajo peso y eso podría matarla. Su respuesta me sorprendió mucho, no parecía una chica con hábitos alimenticios saludables, estaba muy delgada, al extremo. No imaginaba bien que le estaba su
Con los gritos del lobo desesperado por el terror atrás de mí, corrí sin volverme ni detenerme por un segundo ni siquiera cuando el pecho me exigió un descanso. La casona era tan amplia que debía encontrar algún sitio para ocultarme de esos lobos, solo tenía que concentrarme en hallarlo. Pensé en meterme en algún ropero, aunque podrían olfatearme. Siempre había desventajas, era el problema principal de estar enfrentada en una lucha de lobos, alfas y omegas que escapaban de mis posibilidades. En el pasado, si tenía un arma me sentía fuerte, pero aquí no había servido de nada tenerla, me derrotaron varias veces y todavía no hallaba la forma de retrucar, buscar mi punto fuerte.No fue necesario, allí afuera todo era un caos, la sangre en el suelo develaba que una pelea se estaba llevando a cabo en ese mismo momento. Los gruñidos se oían desgarradores, divisé a Kal allí, en el suelo, parecía como si estuviera dormido. Fui hacia él por reflejo, quería ver si todavía respiraba, si había una
Ese mundo nunca me había agradado, el somnífero solía llevarte hacia los lugares de la mente que usualmente duermen profundo. Por algo eran recuerdos que se quedaban sepultados en una memoria frágil. Mis sueños eran pesadillas, ver otra vez a esa familia que creí formada era como esparcir sal en mis heridas. El dolor no era manejable, no quería verlo otra vez, sufrirlo de nuevo luego de tanto.Un recuerdo feliz que se hacía triste por los sucesos del futuro, apagando todo su color.—Keira, ¿Has lavado tu parte de los platos? —preguntó mi hermana. Llevaba una trenza apretada que recogía su cabello rubio ceniza, se lo teñía a diario, le gustaba cuidarse mucho el pelo para que fuera brillante y suave.—Claro que sí. —Había contestado yo, haciendo una mueca de fastidio ante su duda. Nos repartíamos las tareas de la forma más equitativa posible, aunque nunca era perfecto y solíamos pelear cuando nos topábamos con toda la loza acumulada y las ideas para cocinar agotadas. Gala había cumpli
—¿Ya está despierta? —preguntó una voz que no alcancé a reconocer.Todavía me encontraba medio dormida, pero intenté abrir los ojos para identificar el sitio en el que me encontraba. Miré a mi alrededor con atención y me hallé en mi cuarto de la mansión de Iker. Respiré aliviada al ver a Aylin a mi lado, con su sonrisa hogareña que me parecía agradable. Busqué mantener los ojos abiertos para responder.—Sí… Agua, por favor. —pedí y ella se retiró de inmediato.Era un efecto colateral, la sed desmedida y la jaqueca. Me agarré la cabeza para tolerar el dolor. Cuando bebí del vaso de agua me sentí bastante mejor, logrando mantener los ojos abiertos por más tiempo. Aylin me había traído una bandeja con un gran desayuno. Divisé huevos revueltos, pan tostado, zumo de naranja endulzado, galletas de mantequilla y varias frutas para elegir. Mi apetito estaba regresando conforme me despertaba.—Gracias por todo esto. —dije, esbozando una débil sonrisa.Todos esos recuerdos y alucinaciones me ha
Me quedé en la cama descansando por unas horas más, quería recuperarme del todo para que el somnífero se expulsara por completo de mi cuerpo. Abrí los ojos cuando la puerta se abrió y tenía la esperanza de que fuera él, pero me llevé una gran desilusión al ver que era nuevamente Aylin.—¿Cómo se encuentra, luna? —preguntó ella, con su amabilidad de siempre, era una mujer muy carismática y agradable, me gustaba su compañía.La gente en esa mansión me agradaba mucho más que en la casona de Jayden, donde todos parecían odiarme y estar completamente locos. Recordé a Kat, esa chica tan dañada que intentaba matarme y lo deseaba con todas sus fuerzas. Debía sufrir mucha impotencia al no poder hacerlo, ahora me estaría maldiciendo en mil idiomas, si es que todavía vivía. Tenía el presentimiento de que seguía con vida, que solo había sido un desmayo.—Bien, mucho mejor. —contesté, poniéndome de pie lentamente, descalza y con mi pijama aun puesto.—Olvidé decirle, allí encontrará mucha ropa nue
Entré despacio a su estudio, era un lugar imponente y grande, me sentí tan pequeña allí dentro. Allí estaba él, con su rostro algo serio y aparentemente concentrado, se veía tan atractivo cuando fruncia el ceño de ese modo. Cuando me vio, se quedó observándome fijamente tal como lo hacía cada vez que parecía que me desnudaba con los ojos.No me decía palabra alguna, solo me miraba con esos ojos penetrantes.—Hola… —saludé, intentando romper el hielo. Eso lo desconcertó, se puso de pie y caminó hacia mí. Sentí como el corazón me palpitaba a mil, los nervios me tensaban la piel.—Puedo oler tu miedo. —dijo, olfateándome, haciendo que me estremeciera al sentir su contacto. —¿A que le temes, Keira?Me sorprendió que me llamara por mi nombre, usualmente me decía luna o mate, pero que me diga Keira hizo que me desestabilizara bastante. Estaba acorralada como una presa a la cual iban a cazar en segundos. Tomé aire, debía tranquilizarme, no podía saber que me había acostado con Jayden, no era
Estaba exhausta sobre uno de los sillones de su estudio, había pasado tanto en ese escaso tiempo y todavía seguía sin creerlo. Sin embargo, a pesar del placer que estar con esos dos millonarios extraños me había causado, sentía esa sensación de que el peligro me aguardaba en la otra esquina. Miré a Iker, desde su escritorio se veía imponente y seguro, fuerte, era el lobo más poderoso de todos y yo lo entendía, aunque su imperio podría derrumbarse pronto. Al estar en la casona de Jayden me percaté de la existencia del lobo de cobre, su habilidad superaba a la fuerza y solo habían logrado dormirlo de pura casualidad. No sería tan fácil la próxima vez.—No creí que dejaras que te marcara. —dijo él, levantando la vista y mirándome fijamente. Yo aún no me había vestido, sus ojos me recorrieron de arriba abajo con atención, sentí ese cosquilleo subiendo.Tampoco yo lo creía, pero lo había hecho de forma inconsciente, casi sin pensarlo. ¿Me arrepentiría? No lo sé, solo el tiempo podría decír
(Narra Iker)La había invitado a dormir en mi cama, junto a mí, por primera vez desde que la conocí. Era una diosa, una mujer imponente, la más bella y era solo mía. Me gustaba su forma de ser alocada y decidida, incluso me gustaba cuando me desafiaba, porque tenía una actitud que la hacía ver incluso más hermosa. Keira, se llamaba y la escogí para que fuera mi luna toda mi vida, era ella y solo ella quien dominaría mi deseo, mi fuerza y el destino.La vi quedarse profundamente dormida, cuando su respiración se hizo pausada y en calma. Su cabello estaba revuelto por la almohada y su brazo me rodeaba, haciéndome feliz. No se lo diría, pero estaba a punto de rendirme antes de conocerla. En realidad, nadie lo sabía, todos creían en la imagen fuerte y despiadada que mostraba, ese alfa indominable al que la gente temía desafiar. No quería perder ese miedo, era lo que me hacía ser respetado ante las personas que debía dominar. Los negocios eran difíciles de mantener sin competencia y las je