Victoria y Anastashia estaban decididas a resolver el misterio detrás del envenenamiento de Raffil. Sabían que Carla estaba involucrada, pero necesitaban pruebas concretas para enfrentarse a ella. Anastashia sugirió que buscaran a Clara, la empleada que había sido manipulada por Carla. Clara podría proporcionarles la información que necesitaban para desenmascarar a Carla y proteger a Raffil.
Después de investigar un poco, Victoria y Anastashia lograron localizar a Clara en un pequeño pueblo donde se había estado escondiendo. Clara sabía que había cometido un grave error al involucrarse con Carla y temía las repercusiones. Sin embargo, también estaba agobiada por la culpa y sabía que debía hacer lo correcto.
Cuando Victoria y Anastashia llegaron al pueblo, encontraron a Clara viviendo en una modesta pensión. Clara, temerosa, pero también aliviada de verlas, las recibió con lágrimas en los ojos.
—Clara, necesitamos tu ayuda —dijo Victoria, su voz suave pero urgent
Después del tumultuoso juicio de Carla, la vida de Victoria y Raffil comenzó a estabilizarse. Sin embargo, las cicatrices emocionales y físicas de lo que habían vivido aún eran palpables. Ambos sabían que necesitaban tiempo para sanar y reconstruir sus vidas. La noticia del juicio y la condena de Carla se había propagado rápidamente, y la empresa de Raffil también estaba en proceso de recuperación tras el caos.Clara, después de testificar en contra de Carla, había decidido dar un giro completo a su vida. Con el apoyo de Victoria y Anastashia, se mudó a una nueva ciudad y comenzó a trabajar en una pequeña librería, un lugar tranquilo donde podía encontrar paz y comenzar de nuevo.El primer día en su nuevo trabajo, Clara se sintió nerviosa pero también emocionada. La librería era acogedora, con estantes llenos de libros que prometían mundos diferentes y aventuras por descubrir. Clara encontró consuelo en el orden y la tranquilidad del lugar, y poco a poco comenzó a sent
Todo estaba en calma en la casa de Victoria y Raffil. El pequeño Rafael cumplía su primer año, y la atmósfera estaba impregnada de alegría y emoción. Había sido un año lleno de desafíos, pero también de amor y esperanza. Rafael, apodado "el hijo del rey del inframundo", llevaba un nombre pesado para un niño tan pequeño, pero sus padres estaban decididos a darle una vida llena de luz y felicidad.Victoria había estado trabajando incansablemente en sus diseños, preparando una colección especial para el cumpleaños de su hijo. Esta colección no solo era un homenaje a Rafael, sino que también marcaría un hito en su carrera como diseñadora. Las piezas de joyería que había creado eran deslumbrantes, y la anticipación en la industria era palpable.Los preparativos estaban en marcha. La casa estaba decorada con globos, guirnaldas y luces brillantes. Había una gran mesa llena de deliciosos pasteles, bocadillos y todo tipo de delicias. Los invitados estaban llegando, y la música
Mientras Raffil se preparaba para la confrontación, Victoria sintió que algo no estaba bien. La atmósfera en la celebración había cambiado drásticamente, y la risa de los niños se había desvanecido. Se acercó a Raffil, preocupada.—¿Qué está pasando? —preguntó, mirando a su esposo con ansiedad.Raffil la miró, sabiendo que debía protegerla de la verdad, pero no podía ocultarle lo inevitable.—Rimsky ha atacado el muelle. Mis hombres han sido asesinados, y necesitamos actuar —dijo Raffil, su voz grave.Victoria sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Era el cumpleaños de su hijo, un momento que debería ser de celebración, y ahora estaban al borde de una guerra. Sin embargo, sabía que Raffil tenía que hacer lo que era necesario.—Debes tener cuidado, Raffil. No quiero que te pongas en peligro —dijo Victoria, su voz temblando.—Lo sé, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. No puedo permitir que esto continúe —respondió Raffil, su
Rimsky, sintiéndose acorralado, intentó mantener su arrogancia.—No puedes hacer esto. No sabes con quién te estás metiendo —dijo, su voz temblando.—Sé exactamente con quién me estoy metiendo —respondió Victoria, avanzando hacia él—. Y estoy lista para terminar con esto.En un movimiento rápido, Victoria desató toda su furia. Con una precisión mortal, se lanzó hacia Rimsky, quien no tuvo tiempo de reaccionar. La lucha fue intensa, pero la determinación de Victoria era imparable.Raffil observó con asombro cómo su esposa se enfrentaba a un enemigo formidable. La mujer que amaba no solo era una madre, sino también una guerrera.Los hombres de Rimsky comenzaron a caer uno a uno, incapaces de resistir la fuerza combinada de Victoria y Raffil. La batalla que se había desatado en el muelle tenebroso era más que una lucha por el poder; era una lucha por la familia, por la vida.Finalmente, Rimsky se dio cuenta de que estaba perdiendo. Con un últim
_ ¡Victoria, por Dios, debes enfocarte en ti y en este trabajo! Te está consumiendo, ¡mírate!Rodé los ojos, detesto que esta mujer tenga razón, pero es mi mejor amiga. Ámbar Wister, mi confidente, mi protectora, mi madre sustituta. Ha sido mi roca en momentos difíciles, aunque a veces su exigencia se asemeja demasiado a la de mi jefe, ese demente desquiciado._ Sí, tienes razón. Gracias por venir, necesitaba verte._ ¿Y esperas que te dé un cumplido por venir al bar?Me mira fijamente y arquea una ceja, pareciendo un panda cuando lo hace._ Si no quieres que esté aquí, me marcho. Además, tengo cosas que hacer._ Escúchame bien, toma asiento en este taburete y no te muevas hasta que yo diga que está bien.Esa mujer es muy mandona, pero de la buena. Me pasa una cerveza, frunzo el ceño y ella la cambia por un vodka. Esa es otra de las razones por las que la aprecio, siempre sabe cómo alegrarme.Mientras saboreaba un delicioso trago de mi vokca, que sinceramente necesitaba más que un novi
¡Vaya, qué situación más complicada! Tu rostro refleja una palidez inusual, como si hubieras enfrentado a un demonio recién. "¡Estamos en problemas!" Exclamé sin titubear. Ella me ve con cara de demonio"¿Victoria, alguna vez podrás evitar meterte en problemas?" Me reprochó con razón. Siempre parezco estar envuelta en algún lío, a veces hasta me planteo cambiar mi nombre a "problema" en lugar de Victoria."No, me metí voluntariamente", mentí. Fue mi impulso de sanvarguardiana el que me llevó a actuar."¿Puedes contarme qué sucedió por qué estemos en problemas?" Inquirió con preocupación."Bueno, te salvé la piel, evité que mataran al tipo que acaba de entrar", expliqué. Observé cómo ella perdía el equilibrio momentáneamente y se aferraba con fuerza a la barra."¿Ámbar, es algo grave?" Preguntó con inquietud."Victoria, gracias por salvarme de un desastre mayor", expresó con gratitud."Está bien, si te salvé, ¿a quién diablos ofendí ahora?" Repliqué con frustración."De todas formas, n
Victoria Por la mañana, como todos los días, me despierto y sigo mi rutina. Me baño, me arreglo y tomo un taxi, ya que mi auto está en mantenimiento. Al llegar a la empresa, camino hacia la entrada, pero siento una mirada que quema mi espalda. Odio ese sentimiento, me recuerda la noche en que mis padres fueron ultimados por bandidos después de que me secuestraran.Desde entonces, me he convertido en toda una fiera. No permito que nada ni nadie me venza. He aprendido karate y a conducir, incluso he participado en varias carreras callejeras. Soy Victoria Daville, y doy una vuelta para ver si encuentro algún auto negro siguiéndome, pero no hay ninguno. Qué crédula fui.Al entrar a la empresa, saludo a los demás como siempre y me dirijo a mi oficina. Sin embargo, me topo con mi jefe, Vicente Rulo. Intento escabullirme y cambiar de ruta, pero él me conoce como la palma de su mano y me llama."Vic, que ni se te ocurra", me dice."Buenos días, Vicente. Solo iba por una taza de café", miento
VictoriaConduje hasta llegar a un callejón, donde decidí detenerme por un buen rato. Aproveché ese momento para cambiar de ropa, salí del coche y crucé la calle, observando atentamente a mi alrededor en busca de cualquier señal sospechosa. Parece que logré dejar atrás el caos, pero sigo sin poder respirar bien. El susto que viví hoy fue algo que nunca antes me había enfrentado. Me pregunto, ¿a quién ofendí? ¿Quiénes eran esas personas que me siguieron? ¿Será que alguien me mandó seguir a ese hombre? ¿Quiénes quieren hacerme daño?Caminé hasta llegar a un taxi que estaba cerca, tomé uno y le di la dirección de un hotel. Al llegar, reservé una habitación y me escondí. Una vez dentro de la habitación, cerré la puerta y caminé hasta la ventana. A simple vista no había nadie, pero no lograba estar tranquila. Mi respiración seguía agitada. ¿Cómo le contaré a Ámbar que unas camionetas me siguieron? ¿Cómo puedo evitar involucrarme en problemas? Mis rodillas flaquean, siento que se convierten