Unas semanas después de la boda, la vida de Raffil y Victoria parecía haber retomado un curso de normalidad. La amenaza de El Lobo había sido neutralizada, y la familia se concentraba en disfrutar de su tiempo juntos. Sin embargo, en las sombras, Carla no había desistido de su obsesión por destruir la felicidad de Victoria.
Carla, consumida por la envidia y la frustración, había ideado un nuevo plan para arruinar la vida de Victoria. Había sobornado a una empleada de la empresa de Raffil, una joven llamada Clara, para que drogara el café de su jefe. La dosis que Carla había proporcionado era lo suficientemente fuerte como para causar alucinaciones casi instantáneas.
Clara, aunque inicialmente reacia, había cedido ante la presión y el dinero que Carla le ofrecía. Sabía que estaba jugando con fuego, pero la promesa de una vida mejor la había convencido de seguir adelante.
Era una mañana como cualquier otra en la empresa. Raffil llegó temprano a su oficina, listo p
Victoria y Anastashia estaban decididas a resolver el misterio detrás del envenenamiento de Raffil. Sabían que Carla estaba involucrada, pero necesitaban pruebas concretas para enfrentarse a ella. Anastashia sugirió que buscaran a Clara, la empleada que había sido manipulada por Carla. Clara podría proporcionarles la información que necesitaban para desenmascarar a Carla y proteger a Raffil.Después de investigar un poco, Victoria y Anastashia lograron localizar a Clara en un pequeño pueblo donde se había estado escondiendo. Clara sabía que había cometido un grave error al involucrarse con Carla y temía las repercusiones. Sin embargo, también estaba agobiada por la culpa y sabía que debía hacer lo correcto.Cuando Victoria y Anastashia llegaron al pueblo, encontraron a Clara viviendo en una modesta pensión. Clara, temerosa, pero también aliviada de verlas, las recibió con lágrimas en los ojos.—Clara, necesitamos tu ayuda —dijo Victoria, su voz suave pero urgent
Después del tumultuoso juicio de Carla, la vida de Victoria y Raffil comenzó a estabilizarse. Sin embargo, las cicatrices emocionales y físicas de lo que habían vivido aún eran palpables. Ambos sabían que necesitaban tiempo para sanar y reconstruir sus vidas. La noticia del juicio y la condena de Carla se había propagado rápidamente, y la empresa de Raffil también estaba en proceso de recuperación tras el caos.Clara, después de testificar en contra de Carla, había decidido dar un giro completo a su vida. Con el apoyo de Victoria y Anastashia, se mudó a una nueva ciudad y comenzó a trabajar en una pequeña librería, un lugar tranquilo donde podía encontrar paz y comenzar de nuevo.El primer día en su nuevo trabajo, Clara se sintió nerviosa pero también emocionada. La librería era acogedora, con estantes llenos de libros que prometían mundos diferentes y aventuras por descubrir. Clara encontró consuelo en el orden y la tranquilidad del lugar, y poco a poco comenzó a sent
Todo estaba en calma en la casa de Victoria y Raffil. El pequeño Rafael cumplía su primer año, y la atmósfera estaba impregnada de alegría y emoción. Había sido un año lleno de desafíos, pero también de amor y esperanza. Rafael, apodado "el hijo del rey del inframundo", llevaba un nombre pesado para un niño tan pequeño, pero sus padres estaban decididos a darle una vida llena de luz y felicidad.Victoria había estado trabajando incansablemente en sus diseños, preparando una colección especial para el cumpleaños de su hijo. Esta colección no solo era un homenaje a Rafael, sino que también marcaría un hito en su carrera como diseñadora. Las piezas de joyería que había creado eran deslumbrantes, y la anticipación en la industria era palpable.Los preparativos estaban en marcha. La casa estaba decorada con globos, guirnaldas y luces brillantes. Había una gran mesa llena de deliciosos pasteles, bocadillos y todo tipo de delicias. Los invitados estaban llegando, y la música
Mientras Raffil se preparaba para la confrontación, Victoria sintió que algo no estaba bien. La atmósfera en la celebración había cambiado drásticamente, y la risa de los niños se había desvanecido. Se acercó a Raffil, preocupada.—¿Qué está pasando? —preguntó, mirando a su esposo con ansiedad.Raffil la miró, sabiendo que debía protegerla de la verdad, pero no podía ocultarle lo inevitable.—Rimsky ha atacado el muelle. Mis hombres han sido asesinados, y necesitamos actuar —dijo Raffil, su voz grave.Victoria sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Era el cumpleaños de su hijo, un momento que debería ser de celebración, y ahora estaban al borde de una guerra. Sin embargo, sabía que Raffil tenía que hacer lo que era necesario.—Debes tener cuidado, Raffil. No quiero que te pongas en peligro —dijo Victoria, su voz temblando.—Lo sé, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. No puedo permitir que esto continúe —respondió Raffil, su
Rimsky, sintiéndose acorralado, intentó mantener su arrogancia.—No puedes hacer esto. No sabes con quién te estás metiendo —dijo, su voz temblando.—Sé exactamente con quién me estoy metiendo —respondió Victoria, avanzando hacia él—. Y estoy lista para terminar con esto.En un movimiento rápido, Victoria desató toda su furia. Con una precisión mortal, se lanzó hacia Rimsky, quien no tuvo tiempo de reaccionar. La lucha fue intensa, pero la determinación de Victoria era imparable.Raffil observó con asombro cómo su esposa se enfrentaba a un enemigo formidable. La mujer que amaba no solo era una madre, sino también una guerrera.Los hombres de Rimsky comenzaron a caer uno a uno, incapaces de resistir la fuerza combinada de Victoria y Raffil. La batalla que se había desatado en el muelle tenebroso era más que una lucha por el poder; era una lucha por la familia, por la vida.Finalmente, Rimsky se dio cuenta de que estaba perdiendo. Con un últim
Mientras Victoria se preparaba para enfrentar a Flavio, Raffil comenzó a recuperarse. Aunque su cuerpo estaba débil, su mente era aguda, y no podía ignorar el cambio en su esposa.—¿Qué planeas hacer? —le preguntó una noche, mientras ella revisaba documentos y mapas en su oficina.—Voy a asegurarme de que nuestra familia esté a salvo. Flavio Korsov no se detendrá hasta que yo caiga, y no permitiré que eso suceda —respondió Victoria, su mirada fija en él.Raffil sintió una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que Victoria era capaz de grandes cosas, pero también entendía el peligro que representaba desafiar a Flavio Korsov.—Tienes que tener cuidado. Flavio es un hombre astuto y no dudará en usar a cualquiera para llegar a ti, te acompañaré —advirtió Raffil.—Lo sé, pero estoy lista. No soy la misma mujer que eras antes. He aprendido a luchar, Flavio, me quiere a mí, si te ves, no dudará en prender fuego. Estás herido, no quiero que nada vuelva a
Raffil sabía que su mujer era terca, y en ese sentido, eran tal para cual. Ambos tenían una determinación feroz que a menudo los llevaba a caminos peligrosos. El día de la tregua, Raffil estuvo presente, aunque Victoria no lo sabía. Se había mantenido en las sombras, observando cada movimiento, cada palabra que se intercambiaba entre su esposa y Flavio Korsov. Lo que vio lo sorprendió: su mujer era la misma diabla encarnada, astuta y decidida.Mientras escuchaba, Raffil no podía evitar sentir un orgullo mezclado con preocupación. Victoria había tomado el control de su destino, pero la forma en que lo había hecho lo dejó inquieto. Su primordial objetivo era proteger a la familia, y Raffil no podía dudar de su compromiso. Sin embargo, una pregunta persistía en su mente: ¿por qué nunca le dijo que tenía a los Lobos Hambrientos bajo su mando?Reflexionó sobre ello mientras observaba desde la distancia. Debía haber tenido sus razones, pensó. La tregua estaba vigente, pero F
A medida que se preparaban para la guerra, Raffil y Victoria se convirtieron en un dúo imparable. Su amor y su determinación los llevaban a nuevos horizontes, y aunque el peligro acechaba, sabían que juntos podían superar cualquier obstáculo.La tregua había sido solo el comienzo, y ahora, con los Lobos Hambrientos a su lado, estaban listos para luchar por su familia y su futuro. La batalla que se avecinaba sería feroz, pero Victoria estaba decidida a demostrar que era más que una simple diseñadora de joyas; era una líder en su propio derecho, y nadie podría detenerla.Victoria miró a Raffil con determinación en sus ojos.—Quiero visitar a mis padres —dijo, su voz firme.Raffil asintió, comprendiendo la importancia de ese momento. Era un viaje que había estado postergando, pero ahora sentía que era el momento adecuado. Juntos, se dirigieron al cementerio, un lugar que había sido testigo de los momentos más dolorosos de su vida.Al llegar, Victoria notó los cambios. La casa ahora tenía