Su teléfono móvil timbra con una llamada y él contesta endureciendo sus gestos. Escucha lo que le dicen y responde con monosílabos. No alcanzo a oír si se trata de un hombre o de una mujer, pero, sea quien sea, ha cambiado su estado de ánimo. La llamada dura menos de un minuto y, después de eso, no vuelve a hablarme. Llegamos al hotel, ingresando por el estacionamiento subterráneo, y el chófer se encarga de sacar mis cosas de la maletera del auto, solo es una pequeña valija con algo de ropa, una toalla y un par de zapatos. Llevo un bolso más pequeño conmigo a todos lados con mi maquillaje, mis productos de aseo personal y el poco dinero que tengo.
—Debo irme, surgió algo urgente y no podré acompañarte hasta la habitación —me informa con una disculpa en su mirada—. Tu habitación está en el piso diez, esta es la llave. —La saca del bolsillo delantero de su pantalón y la pone en mi mano—. Pide lo que quieras sin límites, todo va por mi cuenta. Y, por favor, piensa en mi propuesta.
—Lo haré —le prometo sabiendo que será todo en lo que piense hasta quedarme dormida.
—Nos vemos mañana, Olivia —se despide y luego se aleja, subiéndose en el auto del lado que yo me bajé. El chófer arranca enseguida y yo me dirijo al ascensor como si estuviera en un sueño. Jamás hubiera pensado, cuando me levanté esta mañana, que un CEO multimillonario me haría una propuesta de matrimonio y, mucho menos, que me dejaría quedarme en una habitación de su hotel. Es tan surrealista…
Lo primero que hago al entrar a la habitación es desvestirme y preparar la tina. Nunca he usado una y me muero de ganas por hacerlo. La habitación es muy bonita. Tiene una cama tamaño queen con un colchón tan suave que se siente como si te acostaras en una nube; una heladera pequeña con bebidas y aperitivos, un televisor inmenso, un área para comer con una mesa y dos sillas y otro espacio para leer o relajarse con un sofá estilo victoriano de lo más bonito.
Abro las puertas del closet para guardas mis cosas y me sorprende encontrarlo lleno de ropa y zapatos de mi talla. Reviso los cajones y veo ropa interior, medias y pijamas también de mi talla. ¡No puedo creerlo! Esto es demasiado. Me pregunto si lo ha hecho antes por otras mujeres o si yo soy la primera.
Debo hacer mi propia investigación, pero antes, comprobaré que la tina no se haya llenado. Entro al baño y veo que va por la mitad, me queda un poco de tiempo para leer lo que pueda sobre Connor Brooks. Me siento sobre la tapa del sanitario y tecleo su nombre en el buscador del navegador y, en cuestión de segundos, arroja cientos de resultados.
Connor Brooks, CEO de Brooks Industries desde hace cinco años, luego del fallecimiento de su padre, Christian Brooks. Connor cumplió cuarenta y un años en marzo, mide un metro setenta y cinco de altura, es soltero y, por lo que dicen los tabloides, un mujeriego en toda regla. Su lista de conquistas es larga, incluye modelos, actrices y herederas. ¿Por qué me eligió a mí para casarse? No tiene sentido.
Regreso con la información de Connor y leo que tiene una hermana, Elle, de veinte años, modelo, hija de Christian Connor con su segunda esposa, Elena. Sobre la madre de Connor, no encuentro nada, lo que me parece muy raro. Reviso el resto de los resultados y no consigo información sobre ella, ni una foto o un nombre.
Dejo el teléfono sobre el tanque del sanitario y me ocupo de cerrar los grifos de la tina, ya se ha llenado. Decido bañarme antes de continuar leyendo. Me hundo en el agua tibia y libero un profundo suspiro. ¡Me encanta! Podría acostumbrarme a esto. Estando así, pienso que la propuesta de Connor Brooks no es tan descabellada, igual, soy soltera y puedo casarme con él si quiero, claro, primero tendría que legalizarme en el país, si es que es posible. Además, un año no es mucho tiempo, puedo hacerlo.
Después que me visto, me acuesto en la cama y me rindo casi al momento. Era tarde y estaba cansada. Pasan de las nueve de la mañana cuando me despierto, nunca duermo tanto, pero la cama era tan cómoda que no quería levantarme. Llamo a servicio a la habitación y pido que me suban el desayuno. Me cambio el pijama que elegí del cajón, un conjunto de seda azul de pantalón corto y camiseta de tirantes, por un vestido.
Cuando llaman a la puerta, pienso es de servicio a la habitación, pero cuando la abro, quien está en el pasillo es Connor Brooks. Se me forman nudos en el estómago cuando lo veo y me atacan los nervios, he pensado mucho en su propuesta y creo que he tomado una decisión.
Una sonrisa amplia aparece en su cara cuando me saluda y me quedo boba mirándolo. Me encanta verlo sonreír, toda su cara se ilumina cuando lo hace. Me pregunta si puede pasar y me muevo a un lado para que lo haga.
—Espero que hayas descansado —comenta deteniéndose en el centro de la habitación.
—Si, dormí como un bebé. Gracias por dejar que pasara la noche aquí, ha sido muy amable, señor Brooks —pronuncio sonriéndole.
—Dime Connor, por favor. Y no seas tan formal, puedes tutearme —enuncia mirándome de arriba abajo con apreciación. Estoy usando un vestido sencillo color mostaza que se ajusta a mis curvas y llega a la mitad de mis muslos. Tengo un buen cuerpo, mi metabolismo es mágico, haga lo que haga, siempre mantengo mi peso: 58 kilos. De chica, era super delgada, pero mi cuerpo cambió después de mi desarrollo, mis pechos crecieron y mis caderas se ensancharon, destacando mi cintura. Y aunque mi trasero no competirá nunca con el de JLo, tengo lo mío. Eso sí, no aumenté ni un centímetro más, me quedé estancada en el metro sesenta.
—Lo… lo intentaré —balbuceo como tarada. Es que la manera en la que me mira me está haciendo sentir y pensar en cosas indebidas. No he tenido sexo desde que salí de México hace dos años y tener a un hombre tan apuesto como Connor mirándome de esa manera es estimulante. Oportunidades he tenido, pero no soy de acostarme con cualquiera, los romances de una noche no son lo mío.
—Estuve pensando en su… tu propuesta. —Me aclaro la garganta porque la voz me ha salido mal, estoy nerviosa, esta es una decisión muy importante que puede cambiar mi vida para siempre—. Y, antes de darte una respuesta, quiero leer el contrato que debo firmar.
—Lo enviaré con Sergio. Si tienes alguna duda cuando lo leas, puedes llamarme para consultarme. Debo ir a la oficina, pero estaré libre a la hora de la comida. ¿Estas de acuerdo con que almorcemos juntos? —me invita, pareciendo ansioso.
—Si, me gustaría almorzar contigo —acepto al instante, él ha sido muy bueno conmigo y me ha demostrado que es un caballero, merece una oportunidad.
—Perfecto, pasaré al mediodía por ti —acuerda con esa sonrisa seductora que pone mi libido a mil. Me gusta mucho este hombre, cada vez más. Ahora mismo estoy preguntándome cómo serán sus besos, qué sentiré si me toca…
Sacudo aquellos pensamientos antes de ponerme calenturienta delante de él y le pregunto cómo debo vestirme, seguro me llevará a un restaurante carísimo de gente fina.
—Lo que elijas estará bien. Así estás perfecta. —Me recorre con la mirada cuando lo dice. ¡Creo que yo también le gusto!
No te emociones, Olivia. Él te ofreció un trabajo, no hay nada romántico en esto, solo son negocios.
Capítulo 4Una hora más tarde, Sergio me trae el contrato y me siento a leerlo apenas se va. Estoy ansiosa de saber cuáles son sus condiciones.Cuando termino de leer el contrato, lo llamo al número que aparece en su tarjeta. Él contesta casi al momento sabiendo que soy yo, tiene mi número guardado, lo obtuvo de la misma manera que supo dónde me hospedaba.—He leído el contrato y estoy indignada por varias de sus cláusulas, sobretodo, esta que dice que mientras el matrimonio dure no puedo relacionarme de ninguna manera con nadie que no haya sido aprobado por usted —expreso molesta, me parece excesivo. La verdad, creo que esto no es para mí, no soy el tipo de mujer que agacha la cabeza ante nadie.—¿Volvemos al usted? —cuestiona tenso.—Pues sí, porque con todo lo que leí, ha quedado claro que lo que usted quiere es convertirse en mi dueño, como en las épocas de la esclavitud —espeto furiosa. —No recuerdo esa cláusula, debió incluirla mi abogado. Cuando vaya a buscarte para comer, lo
Capítulo 5Una vez Connor y yo volvemos a estar solos, se acerca para retomar la conversación que estábamos teniendo.—Sé que no me conoces, que no confías en mí, y no te pido que lo hagas, solo que me permitas ayudarte. Te prometo que no me deberás nada, Olivia. Solo… déjame hacer esto por ti —insiste empecinado. ¿Por qué le importa tanto?—¿De qué se trata esto, señor Brooks?, ¿qué deuda intenta pagar conmigo? —cuestiono sospechando de que hay mucho más detrás de sus “buenas intenciones”. Decido hablarle de esa manera para mantener la distancia, cometí un error cuando lo comencé a tutear, le di pie a pensar que se había ganado mi confianza.—De nada, no hay un trasfondo, solo mi deseo de apoyar a alguien que lo necesita —responde con el ceño fruncido.—¿Soy un caso de caridad para usted? —le pregunto alzando las cejas con una sonrisa irónica.—No dije eso —sisea negando con la cabeza.—¿Por qué insiste tanto entonces?, ¿por qué le importa?—Porque me siento responsable, yo te llevé
Capítulo 6Luego de un largo recorrido a través de la ciudad, llegamos a una enorme mansión que parece sacada de una película. Connor se abaja primero y mantiene la puerta abierta para mí. Salgo del auto mirando su casa con asombro e incredulidad. —Ven, entremos —me invita poniendo su mano en mi espalda baja como si fuera algo natural entre nosotros. Esta es la segunda vez que me toca, y no voy a engañarme diciendo que no me gusta, porque es todo lo contrario.Nerviosa, camino hacia la puerta de la mansión seguida por él. Alguien abre antes de que lleguemos; una mujer de mediana edad, piel morena y un cabello cenizo con presencia de canas, me da la bienvenida con una sonrisa amplia y me invita a pasar. Miro a Connor y él asiente dos veces con gesto estoico. Cruzo la puerta y avanzo solo algunos pasos, los suficientes para que él pueda entrar, y miro todo con estupor. Nunca estuve en una casa tan inmensa como esta, mucho menos en una donde cada mueble y adorno debe costar todo mi sal
Estoy tentada a usar el teléfono que me envió, pero no quiere deberle otra cosa. Sin embargo, necesito llamar a Kate para preguntarle si puede recibirme en mi casa y para contarle lo que ha pasado, debe estar preocupada. Le envío un mensaje a mi amiga diciéndole que me llame en cuanto pueda, porque a esta hora está trabajando y no nos permiten usar el móvil, y le escribo a mamá diciéndole que perdí mi teléfono y por eso no me había comunicado. Mamá me responde casi al momento preguntándome porque no le había escrito, que pensaba que algo malo me había pasado. Y sí pasó, pero nunca le cuento nada que pueda preocuparla. Nos escribimos un rato y después nos despedimos. Mientras espero que Kate me llame, me acuesto en la cama pensando en todo lo que ha sucedido desde ayer. Sigo dándole vueltas a la propuesta de Connor porque el dinero es tentador, aunque no es una decisión fácil, estaría atada a él durante un año. Por otro lado, mis padres cuentan conmigo y, con lo que gano en el club,
Cuando llego con Kate, me recibe con un abrazo y me arrastra al sofá para hacerme el respectivo interrogatorio. Quiere saberlo todo en detalle, su curiosidad no tiene límites. Y como sé que no va a dejar de atosigarme hasta que lo haga, le hablo de lo que considero más importante. —Le gustas, Oli, eso es más que obvio —asegura mi amiga luego de darle una versión editada de lo que fueron estos días con Connor. —No, Kate. Nada es obvio cuando se trata de Connor Brooks. Su actitud es cambiante y también es misterioso de una manera que me incómoda. —Pero dime una cosa, Oli. ¿No te atrae ni un poquito? —Me mira dudosa. —Sí, claro que me atrae. Connor es muy guapo, ¿por qué crees que me fui? Me asusta, Kate, me asusta mucho que termine enamorándome de él —me sincero sabiendo que ella lo entenderá, conoce mi pasado y todo lo que sufrí. —Sí, para mí también sería difícil no involucrar mis sentimientos. Pero, Oli, no puedes cerrarte por completo al amor por el miedo de un corazón roto.
Apenas Kate se da cuenta de que la llamada ha terminado, me interroga sobre la conversación que tuve con Connor y se sorprende mucho cuando le cuento que me mudaré con él esta misma noche. Y esto es solo el comienzo, le dije que aceptaría todo y no sé qué planes tiene él para mí. Puede pedirme lo que quiera y a todo debo decirle sí, así no me guste. Pero no me importa si tengo que convertirme en la esclava de Connor si ese dinero le salva la vida a mi padre. Le envío un mensaje a mi madre pidiéndole su número de cuenta bancaria y el monto de la operación y se lo reenvío a Connor en cuanto me responde. Diez minutos después, Connor me avisa que ya lo ha transferido y enseguida le informo a mamá. Un par de horas más tarde, mamá me dice que la cirugía fue programada para primera hora de la mañana, que papá se encuentra estable, aunque está muy nervioso porque nunca lo han operado. Le pido que me mantenga al pendiente de todo y me despido de ella cuando siento que no puedo aguantar más la
Capítulo 10Nerviosa, entro a la habitación donde me espera Connor con expresión seria. ¿Por qué está tan de malas? No me atrevo a preguntarle porque no quiero que se enoje más. Ojalá se le pase pronto el malhumor porque está insoportable.—Encontrarás todo lo que necesites en el vestidor, cámbiate por algo más… adecuado —dice mirándome de arriba abajo con desaprobación—. Es la puerta de la izquierda, tienes diez minutos.—Sí, señor —pronuncio con ironía, Connor Brooks saca lo peor de mí.—Lo dejaré pasar esta vez porque aún no conoces mis reglas, pero no toleraré ese tipo de comportamiento —advierte autoritario, haciéndome enfurecer.¿Qué hará si no cumplo sus reglas? ¿me castigará?¡Lo odio, lo odio, lo odio! Sin decir nada, entro al vestidor y cierro la puerta con seguro para cambiarme por algo que complazca al señor arrogante. No sé que carajos le pasa, actúa como un hombre completamente distinto, uno que cada vez aborrezco más.Comienzo a revisar el closet y veo prendas nuevas q
Fue muy difícil quedarme dormida junto a Connor sabiendo que estaba casi desnudo y siendo muy consciente de lo atractivo que es. Entiéndanme, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve con un hombre y él tiene la sorprendente habilidad de alterarme las hormonas con la misma facilidad que consigue enojarme. Apenas abro los ojos, noto que él no está en la cama. Me rendí tanto que no me di cuenta en qué momento se levantó. El reloj sobre la mesita de noche marca las nueve de la mañana. ¡Es tardísimo! Él dijo que saldríamos temprano, a menos que haya cancelado el viaje. Me levanto de la cama y corro al baño urgida por hacer pis, no me paré en toda la noche y estoy que estallo. —Lo siento, lo siento —grito cubriéndome los ojos cuando veo a Connor saliendo de la ducha desnudo en toda su gloria. ¡Y vaya tamaño! Esa será una imagen que no olvidaré.Abandono el baño, muerta de la vergüenza y Connor sale un minuto después con una toalla colgando en sus caderas y el cuerpo rociado