Una vez Connor y yo volvemos a estar solos, se acerca para retomar la conversación que estábamos teniendo.
—Sé que no me conoces, que no confías en mí, y no te pido que lo hagas, solo que me permitas ayudarte. Te prometo que no me deberás nada, Olivia. Solo… déjame hacer esto por ti —insiste empecinado. ¿Por qué le importa tanto?
—¿De qué se trata esto, señor Brooks?, ¿qué deuda intenta pagar conmigo? —cuestiono sospechando de que hay mucho más detrás de sus “buenas intenciones”. Decido hablarle de esa manera para mantener la distancia, cometí un error cuando lo comencé a tutear, le di pie a pensar que se había ganado mi confianza.
—De nada, no hay un trasfondo, solo mi deseo de apoyar a alguien que lo necesita —responde con el ceño fruncido.
—¿Soy un caso de caridad para usted? —le pregunto alzando las cejas con una sonrisa irónica.
—No dije eso —sisea negando con la cabeza.
—¿Por qué insiste tanto entonces?, ¿por qué le importa?
—Porque me siento responsable, yo te llevé a ese hotel, si no hubieras estado por esa zona, ese hombre no te habría lastimado y no estarías en una cama de hospital con diez jodidos puntos en tu cabeza —responde exacerbado.
—Usted no es responsable, fue culpa de ese tipo, no suya. Pero, si tanto quiere ayudarme, lo permitiré con una condición: le pagaré hasta el último centavo que gaste en mí —propongo sin encontrar otra opción, la verdad, no hay nadie más que pueda ayudarme en esta situación.
—Si es lo que quieres… —enuncia con un movimiento de hombros
—Sí, es lo que quiero —afirmo decidida. No importa cuánto tiempo me tome, pero le pagaré todo—. Y no tiene que quedarse, imagino que tiene ocupaciones más importantes que estar aquí conmigo.
—No hoy, cancelé el resto de mi agenda, pero puedo irme si es lo que deseas —dice sin dejar de mirarme de una manera que no soy capaz de descifrar.
—No, solo decía que, si tiene algo más que hacer, pude ir tranquilo —aclaro avergonzada, lo he tratado muy mal mientras él solo ha sido amable conmigo.
—No, puedo quedarme —menciona suavizando el gesto—. ¿Quieres comer o beber algo? Puedo conseguirte algo mejor de lo que sirven aquí —ofrece ladeando una sonrisa, un gesto que me provoca un no sé qué en el estómago. Es difícil ignorar lo guapo que es, cada momento que paso junto a él, me parece más atractivo.
—Sí, tengo algo de hambre, pero me urge más beber agua. Muero de sed. —Connor me sirve un vaso con agua y me lo acerca. Lo recibo con una palabra de agradecimiento y la bebo toda ante su atenta mirada. Es un poco incómodo que me mire así, quisiera saber lo que está pensando, qué pasa por su mente, qué opinión tiene de mí. ¿Le parezco guapa?
—¿Qué quieres comer? Puedo conseguir lo que se te antoje. —Me pregunta sacando su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón.
—Cualquier cosa que pida estará bien —respondo con una risita nerviosa, esa que se me escapa de vez en cuando haciéndome ver como una completa tonta.
—Me gustaba más cuando me tuteabas, me hacía sentir menos… viejo —comenta haciendo un gesto con la cara de lo más gracioso que me hace reír—. Tienes una risa muy bonita —añade mirando mis labios y humedeciéndose los suyos.
¿Acaso piensa en besarme?
Mi duda se queda en el olvido cuando el teléfono de Connor timbra con una nueva llamada y sale de la habitación para contestar luego de disculparse conmigo. Sea quien sea, no quiere que escuche lo que tiene para decirle. Un minuto después, el médico entra y me examina, determinando que puedo irme. Me ha recetado analgésicos y me ha dicho que debo volver en unos días para una revisión de control, que descanse y que vaya con calma porque el golpe que recibí fue muy fuerte. Le pregunto que cuántos debo esperar antes de volver al trabajo y me aconseja que unos quince días. Pero eso es mucho tiempo, puedo perder mi trabajo en el club, eso sin decir lo mucho que necesito el dinero para vivir.
Connor entra cuando el médico sale y me pregunta qué me ha dicho, le respondo que me ha dado el alta y que debo volver en unos días para una revisión de control, lo demás, no es asunto suyo.
—Entonces iré a pagar la cuenta para llevarte a mi casa —anuncia como si no hubiera lanzado una bomba justo en mi cara. Pero ¿en qué momento acepté irme a su casa?
Estoy a punto de cuestionarle su imposición, pero él habla antes de que yo pueda hacerlo.
—Aceptaste mi ayuda y eso incluye que cuide de ti en tu recuperación, cuando estés bien, puedes irte o hacer lo que mejor te parezca —señala con precisión, como si fuera una decisión tomada.
—Está bien, pero solo será por unos días, hasta que consiga dónde quedarme —le advierto determinada, que sepa que no haré lo que él ordene y mande. Que me haya ayudado no me convierte en su propiedad.
—Sí, como digas. Volveré en un momento.
Sale de la habitación y llamo a la enfermera para preguntarle por mi ropa, pero resulta que la botaron porque estaba empapada de sangre. ¿Qué se supone que me ponga para irme? Le pido como favor si puede conseguirme algo con lo que pueda salir del hospital y ella asegura que encontrará algo que pueda usar. Vuelve quince minutos después con un uniforme de enfermera y me lo pongo en el baño.
Cuando estoy de regreso en la habitación, veo que Connor está esperándome. Me mira y frunce el ceño al ver lo que traigo puesto.
—Debí pedirle a Sergio que buscara ropa para ti —comenta haciéndome saber el motivo de su expresión.
—No, ya ha hecho suficiente por mí —me apresuro en decir, no quiero que piense que soy una aprovechada.
—Ya que lo mencionas, hay una forma en la que puedes pagarme —sugiere acercándose. Y lo primero que pienso es que me va a pedir que acepte su propuesta de casarme con él, pero no se trata de eso, es algo más simple—, deja de hablarme de usted.
—Puedo hacer eso, aunque igual pagaré la factura del hospital.
—Supuse que dirías eso —enuncia sonriendo—. ¿Nos vamos?
—Sí, ya quiero salir de aquí, no me gustan los hospitales.
—Somos dos.
Salimos del hospital y nos dirigimos a su auto, que se encuentra cerca de la entrada de urgencias. Connor abre la puerta trasera para mí y la cierra luego de que me suba, rodea el vehículo y ocupa el puesto a mi lado indicándole a su chófer a dónde debe llevarnos. Y apenas se pone en marcha, empiezo a cuestionar mi decisión. Apenas conozco a Connor, no debería irme con él a su casa.
Capítulo 6Luego de un largo recorrido a través de la ciudad, llegamos a una enorme mansión que parece sacada de una película. Connor se abaja primero y mantiene la puerta abierta para mí. Salgo del auto mirando su casa con asombro e incredulidad. —Ven, entremos —me invita poniendo su mano en mi espalda baja como si fuera algo natural entre nosotros. Esta es la segunda vez que me toca, y no voy a engañarme diciendo que no me gusta, porque es todo lo contrario.Nerviosa, camino hacia la puerta de la mansión seguida por él. Alguien abre antes de que lleguemos; una mujer de mediana edad, piel morena y un cabello cenizo con presencia de canas, me da la bienvenida con una sonrisa amplia y me invita a pasar. Miro a Connor y él asiente dos veces con gesto estoico. Cruzo la puerta y avanzo solo algunos pasos, los suficientes para que él pueda entrar, y miro todo con estupor. Nunca estuve en una casa tan inmensa como esta, mucho menos en una donde cada mueble y adorno debe costar todo mi sal
Estoy tentada a usar el teléfono que me envió, pero no quiere deberle otra cosa. Sin embargo, necesito llamar a Kate para preguntarle si puede recibirme en mi casa y para contarle lo que ha pasado, debe estar preocupada. Le envío un mensaje a mi amiga diciéndole que me llame en cuanto pueda, porque a esta hora está trabajando y no nos permiten usar el móvil, y le escribo a mamá diciéndole que perdí mi teléfono y por eso no me había comunicado. Mamá me responde casi al momento preguntándome porque no le había escrito, que pensaba que algo malo me había pasado. Y sí pasó, pero nunca le cuento nada que pueda preocuparla. Nos escribimos un rato y después nos despedimos. Mientras espero que Kate me llame, me acuesto en la cama pensando en todo lo que ha sucedido desde ayer. Sigo dándole vueltas a la propuesta de Connor porque el dinero es tentador, aunque no es una decisión fácil, estaría atada a él durante un año. Por otro lado, mis padres cuentan conmigo y, con lo que gano en el club,
Cuando llego con Kate, me recibe con un abrazo y me arrastra al sofá para hacerme el respectivo interrogatorio. Quiere saberlo todo en detalle, su curiosidad no tiene límites. Y como sé que no va a dejar de atosigarme hasta que lo haga, le hablo de lo que considero más importante. —Le gustas, Oli, eso es más que obvio —asegura mi amiga luego de darle una versión editada de lo que fueron estos días con Connor. —No, Kate. Nada es obvio cuando se trata de Connor Brooks. Su actitud es cambiante y también es misterioso de una manera que me incómoda. —Pero dime una cosa, Oli. ¿No te atrae ni un poquito? —Me mira dudosa. —Sí, claro que me atrae. Connor es muy guapo, ¿por qué crees que me fui? Me asusta, Kate, me asusta mucho que termine enamorándome de él —me sincero sabiendo que ella lo entenderá, conoce mi pasado y todo lo que sufrí. —Sí, para mí también sería difícil no involucrar mis sentimientos. Pero, Oli, no puedes cerrarte por completo al amor por el miedo de un corazón roto.
Apenas Kate se da cuenta de que la llamada ha terminado, me interroga sobre la conversación que tuve con Connor y se sorprende mucho cuando le cuento que me mudaré con él esta misma noche. Y esto es solo el comienzo, le dije que aceptaría todo y no sé qué planes tiene él para mí. Puede pedirme lo que quiera y a todo debo decirle sí, así no me guste. Pero no me importa si tengo que convertirme en la esclava de Connor si ese dinero le salva la vida a mi padre. Le envío un mensaje a mi madre pidiéndole su número de cuenta bancaria y el monto de la operación y se lo reenvío a Connor en cuanto me responde. Diez minutos después, Connor me avisa que ya lo ha transferido y enseguida le informo a mamá. Un par de horas más tarde, mamá me dice que la cirugía fue programada para primera hora de la mañana, que papá se encuentra estable, aunque está muy nervioso porque nunca lo han operado. Le pido que me mantenga al pendiente de todo y me despido de ella cuando siento que no puedo aguantar más la
Capítulo 10Nerviosa, entro a la habitación donde me espera Connor con expresión seria. ¿Por qué está tan de malas? No me atrevo a preguntarle porque no quiero que se enoje más. Ojalá se le pase pronto el malhumor porque está insoportable.—Encontrarás todo lo que necesites en el vestidor, cámbiate por algo más… adecuado —dice mirándome de arriba abajo con desaprobación—. Es la puerta de la izquierda, tienes diez minutos.—Sí, señor —pronuncio con ironía, Connor Brooks saca lo peor de mí.—Lo dejaré pasar esta vez porque aún no conoces mis reglas, pero no toleraré ese tipo de comportamiento —advierte autoritario, haciéndome enfurecer.¿Qué hará si no cumplo sus reglas? ¿me castigará?¡Lo odio, lo odio, lo odio! Sin decir nada, entro al vestidor y cierro la puerta con seguro para cambiarme por algo que complazca al señor arrogante. No sé que carajos le pasa, actúa como un hombre completamente distinto, uno que cada vez aborrezco más.Comienzo a revisar el closet y veo prendas nuevas q
Fue muy difícil quedarme dormida junto a Connor sabiendo que estaba casi desnudo y siendo muy consciente de lo atractivo que es. Entiéndanme, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve con un hombre y él tiene la sorprendente habilidad de alterarme las hormonas con la misma facilidad que consigue enojarme. Apenas abro los ojos, noto que él no está en la cama. Me rendí tanto que no me di cuenta en qué momento se levantó. El reloj sobre la mesita de noche marca las nueve de la mañana. ¡Es tardísimo! Él dijo que saldríamos temprano, a menos que haya cancelado el viaje. Me levanto de la cama y corro al baño urgida por hacer pis, no me paré en toda la noche y estoy que estallo. —Lo siento, lo siento —grito cubriéndome los ojos cuando veo a Connor saliendo de la ducha desnudo en toda su gloria. ¡Y vaya tamaño! Esa será una imagen que no olvidaré.Abandono el baño, muerta de la vergüenza y Connor sale un minuto después con una toalla colgando en sus caderas y el cuerpo rociado
¡Ah! Tengo tantas ganas de gritar que apenas me puedo contener. Connor Brooks es el hombre más exasperante que he conocido. Tal vez por eso tuvo que pagar para que me casara con él, porque ninguna mujer lo soporta. Alcanzo unas tostadas, huevo y dos trozos de beicon y comienzo a comer para complacer al señor actitud. Él suspira hondo y se sirve jugo en un el vaso. Me ofrece un poco y asiento sin mirarlo, sigo disgustada con él, no merece ni que le hable. Sin decir nada, llena el vaso y se sirve el desayuno. No le presto atención a lo que elige porque me importa muy poco si come o no. Cuando terminamos el desayuno, se pone en pie y anuncia que es hora de irnos. Y como he decidido aplicarle la ley del hielo, me levanto de la silla y lo sigo hacia el exterior de la casa, donde nos espera un auto negro que es conducido por el mismo chofer que nos trajo ayer. Connor me abre la puerta, me deslizo en el asiento hasta quedar en la otra puerta. Connor se sube después manteniéndose en el otro
—Tranquila, todo estará bien —susurra Connor acariciándome el cabello con suavidad, demostrando que no es el hombre de hierro que ha estado aparentando todos estos días. —No entiendo por qué no me responde, estoy muy preocupada —pronuncio entre lágrimas. —Haré unas llamadas para intentar obtener información —promete separándose de mí. Y en el momento que se aleja, me doy cuenta de lo mucho que me gustaba que me tuviera cerca. —Gracias, Connor. Él asiente dos veces y sale de la habitación enseguida. Espero que pueda hacer algo, estoy muy angustiada. Mientras espero que vuelva, no dejo de pensar en ese abrazo y en lo que sentí estando junto a él, en el olor de su perfume, en la candidez de su cuerpo, en sus manos sobre mí… Cada vez que tenemos algún tipo de acercamiento, olvido el trato y todas sus reglas y solo pienso en besarlo. Pensé que la parte más difícil de cumplir el trato sería fingir que lo amo, pero creo que lo difícil será evitar enamorarme de él. Pasa casi una hora