OliviaAbrí los ojos sobresaltada siendo totalmente consciente de que había sido secuestrada. Me encontraba acostada en una cama, atada de manos en lo que parecía el sótano de una casa. No tenía idea de quien lo había hecho ni porqué, pero, quien fuera, planeó todo muy bien. No pudo ser casualidad que el vehículo de Mike se averiara, sabían que me bajaría del auto y esa sería su oportunidad de atraparme.No estaba segura de cuánto tiempo llevaba confinada en ese hoyo oscuro y húmedo, pero supuse que no podían haber pasado más de algunas horas. Grité por ayuda, aunque sospechaba que sería en vano, no me habían amordazado, lo que significaba que sabían que si gritaba, nadie me escucharía. Pasó un rato antes de que alguien viniera. Escuché una puerta abriéndose y pasos de una persona bajando las escaleras. Mi corazón comenzó a palpitar de prisa, estaba aterrorizada, quien estuviera viniendo, podía hacerme lo que quisiera. Pronto, la figura de un hombre se fue acercando a mí y mis ojos
Connor Mike me escribió que estaba esperando a que Olivia bajara, trataba de llamarla por su nuevo nombre, pero para mí seguía siendo mi Olivia. Ella me había pedido que llevara a Samuel para el baby shower, quería compartir este día con él, y yo también hubiera querido estar a su lado, pero su padre me despreciaba y no era bienvenido en su casa. No podía culparlo, a pesar de que papá no tuvo nada que ver con la desaparición de su hija, mantuvo una guerra con él durante años por la enemistad que Abraham Wilson creó entre los dos, incluso, influyó tanto en mí que planeé esa tontería de la venganza solo porque pensaba que así honraría su memoria. Que idiota era, estaba tan vacío por dentro que no sabía ni lo que hacía. —Ya estás listo, campeón. Tu mamá te va a comer a besos cuanto te vea —le dije a Samuel cuando terminé de vestirlo. Olivia había comprado ese atuendo especialmente para ese día, un conjunto estilo marinero blanco y azul. Hace solo un par de semanas, Olivia se había c
Capítulo 59Olivia En un abrir y cerrar de ojos, lo que se había convertido en un día terrible, se transformó en uno de los más importantes de mi vida. Mi nena, mi bebé, estaba por nacer, a quien había estado esperando con emoción y ansias. En cuanto le dije a Connor, me cargó en sus brazos y me llevó a su auto como si no pesara nada. Debió ser la adrenalina del momento porque había ganado bastante peso y el auto estaba lejos de la casa. Durante el camino, no paraba de preguntarme cómo estaba y qué sentía, y yo seguía diciéndole que me sentía bien. Había roto aguas, pero no estaba teniendo contracciones. El pobre estaba tan nervioso que parecía que no me escuchaba. Le pedí su teléfono para llamar a casa, porque el mío se me había caído en la autopista. Tan pronto tuve señal, llamé a mamá y le dije que iba camino al hospital, que la bebé estaba por nacer. Omití la parte del secuestro porque no quería alarmarla y tampoco tenía ganas de hablar sobre el tema, más bien intentaba ol
Olivia Seis meses después Estaba tan emocionada y nerviosa como si fuera la primera vez que me casara con Connor. Es que esta vez sería una boda formal, en presencia de familiares, amigos y conocidos y una gran recepción. Me miré una vez más al espejo y sonreí, mi vestido era un sueño, blanco perlado, con drapeado en el corsé, sin mangas, con un coqueto escote de corazón y falda vaporosa con varias capas en tela de organza. Ya podía imaginar la cara de Connor cuando me viera. Él me amaba como un loco, desde que volvimos, se desvivía en atenciones por mí y no había un día que no me dijera que me amaba. Habían pasado solo dos semanas cuando me pidió que me casara con él de nuevo. Mandó a decorar la piscina con pétalos de rosas, globos y luces y, después de que los niños se durmieron, me llevó de la mano hasta el exterior con los ojos vendados para darme la sorpresa. —Quítate la venda —me dijo cuando estuvimos delante de la piscina. Lo hice y entonces lo vi, con una rodilla apoyada
La noche en el club ha estado muy movida, siempre es así los fines de semana, ya perdí la cuenta de los tragos que he servido y del número de clientes que he atendido en dos horas. Desde que llegué, no he parado ni un momento. Al menos he recibido buenas propinas, a este ritmo, conseguiré el dinero que necesito para rentar un apartamento decente y dejar de dormir en hoteles baratos donde solo hay agua fría y los colchones rechinan. —Olivia, el señor Brooks ha pedido que subas a la sala VIP —anuncia Kate desde el otro lado de la barra. Kate es una de mis compañeras de trabajo y a la única a la que puedo llamar amiga. —¿Por mí? —inquiero frunciendo el ceño. Se trata de uno de los clientes más ricos del club, lo he atendido algunas veces, pero nunca había pedido por mí. Lo recuerdo muy bien, es hombre muy guapo, imposible de olvidar. Es alto, fornido, de ojos azul cielo, cabello avellana y facciones varoniles muy marcadas, debe rondar los cuarenta y tantos años y siempre viene solo.
Son casi las dos de la mañana cuando terminamos de trabajar, me iré a casa de Kate para hablarle sobre la propuesta de Connor, confío lo suficiente en ella para saber que no se lo dirá a nadie.Uso la puerta trasera para salir junto a Kate y Natasha. Cuando llegamos a la calle, veo un auto lujoso detenido frente a la entrada del club, de donde se baja mi acosador personal. ¿Me ha estado esperando hasta ahora? El señor Brooks se acerca a mí y me ofrece llevarme a casa, sin importarle que Nat y Kate estén junto a mí. Las dos saben que estuve con él en la sala VIP más temprano, pero que ahora se ofrezca a llevarme a casa, dará pie a que piensen cualquier cosa.—Gracias, pero no es necesario —le respondo forzando una sonrisa, esto no me gusta nada.—Ven conmigo, Olivia —insiste en tono amable, usando mi nombre y tuteándome como no lo hizo cuando estábamos a solas.—Ve, tonta —me anima Kate dándome un golpecito con el hombro. Le lanzo una mirada asesina y ella me guiña un ojo.¡La quier
Su teléfono móvil timbra con una llamada y él contesta endureciendo sus gestos. Escucha lo que le dicen y responde con monosílabos. No alcanzo a oír si se trata de un hombre o de una mujer, pero, sea quien sea, ha cambiado su estado de ánimo. La llamada dura menos de un minuto y, después de eso, no vuelve a hablarme. Llegamos al hotel, ingresando por el estacionamiento subterráneo, y el chófer se encarga de sacar mis cosas de la maletera del auto, solo es una pequeña valija con algo de ropa, una toalla y un par de zapatos. Llevo un bolso más pequeño conmigo a todos lados con mi maquillaje, mis productos de aseo personal y el poco dinero que tengo.—Debo irme, surgió algo urgente y no podré acompañarte hasta la habitación —me informa con una disculpa en su mirada—. Tu habitación está en el piso diez, esta es la llave. —La saca del bolsillo delantero de su pantalón y la pone en mi mano—. Pide lo que quieras sin límites, todo va por mi cuenta. Y, por favor, piensa en mi propuesta.—Lo ha
Capítulo 4Una hora más tarde, Sergio me trae el contrato y me siento a leerlo apenas se va. Estoy ansiosa de saber cuáles son sus condiciones.Cuando termino de leer el contrato, lo llamo al número que aparece en su tarjeta. Él contesta casi al momento sabiendo que soy yo, tiene mi número guardado, lo obtuvo de la misma manera que supo dónde me hospedaba.—He leído el contrato y estoy indignada por varias de sus cláusulas, sobretodo, esta que dice que mientras el matrimonio dure no puedo relacionarme de ninguna manera con nadie que no haya sido aprobado por usted —expreso molesta, me parece excesivo. La verdad, creo que esto no es para mí, no soy el tipo de mujer que agacha la cabeza ante nadie.—¿Volvemos al usted? —cuestiona tenso.—Pues sí, porque con todo lo que leí, ha quedado claro que lo que usted quiere es convertirse en mi dueño, como en las épocas de la esclavitud —espeto furiosa. —No recuerdo esa cláusula, debió incluirla mi abogado. Cuando vaya a buscarte para comer, lo