Son casi las dos de la mañana cuando terminamos de trabajar, me iré a casa de Kate para hablarle sobre la propuesta de Connor, confío lo suficiente en ella para saber que no se lo dirá a nadie.
Uso la puerta trasera para salir junto a Kate y Natasha. Cuando llegamos a la calle, veo un auto lujoso detenido frente a la entrada del club, de donde se baja mi acosador personal.
¿Me ha estado esperando hasta ahora?
El señor Brooks se acerca a mí y me ofrece llevarme a casa, sin importarle que Nat y Kate estén junto a mí. Las dos saben que estuve con él en la sala VIP más temprano, pero que ahora se ofrezca a llevarme a casa, dará pie a que piensen cualquier cosa.
—Gracias, pero no es necesario —le respondo forzando una sonrisa, esto no me gusta nada.
—Ven conmigo, Olivia —insiste en tono amable, usando mi nombre y tuteándome como no lo hizo cuando estábamos a solas.
—Ve, tonta —me anima Kate dándome un golpecito con el hombro. Le lanzo una mirada asesina y ella me guiña un ojo.
¡La quiero matar!
—Pues si ella no quiere, yo sí estoy muy dispuesta —le dice Nate, haciéndole ojitos sin siquiera inmutarse. Típico de ella, hace cualquier cosa por llamar la atención de los clientes, y más si son tan ricos como él.
El señor Brooks la ignora por completo e insiste con que sea yo quien me vaya con él. Y termino aceptando porque no puedo decirle lo que pienso con Nat presente.
El trajeado sonríe y me quedo mirándolo como tarada. Tiene la sonrisa más sexy que he visto alguna vez. No pensé que pudiera verse más atractivo, pero ha demostrado que me equivoqué.
—Vamos —me invita haciendo un gesto con la cabeza y se adelanta al auto para abrirme la puerta del Bentley negro.
Nerviosa e insegura de si he tomado una buena decisión, entro al vehículo y me deslizo en el asiento. Él cierra la puerta, rodea el auto para subirse por el otro lado, y el chófer pone el vehículo en marcha enseguida.
Espero que no sea un proxeneta que quiere prostituirme. Puede pasar, no se imaginan las historias que he oído.
—No tenga miedo, está a salvo conmigo —señala notando mi tensión.
¿He sido tan obvia?
Quiero creerle, pero, según mi experiencia, los hombres no son de fiar. Al menos Nat y Kate vieron que me fui con él, si desaparezco, tendrán con quién iniciar.
Siento su mirada sobre mí y me debato entre hablarle o esperar a que sea él quien lo haga. Dije que no me intimidaba, y aquí estoy, muerta de nervios y con ganas de salir corriendo como una niña asustada. Sigo sin creer que me haya propuesto matrimonio, es una completa locura que lo hiciera, sobretodo, sin conocerme más allá de las veces que le serví bebidas en el club.
—¿Qué debo hacer para que crea que conmigo no corre peligro? —pregunta de repente. Y, como la mujer educada que mi madre crio, volteo a mirarlo para responderle.
—Primero, no comportarse como un acosador —apunto incisiva.
—Lo siento, pero debía saber quién era usted antes de hacerle la propuesta —contesta con una disculpa en su mirada.
—¿Y qué me dice de quedarse esperando hasta que saliera? Me dio su tarjeta, le dije que lo pensaría…
—Por eso no voy a disculparme. No podía irme sabiendo dónde se está hospedando —me interrumpe frunciendo el ceño, haciendo que dos líneas aparezcan en su frente.
—¿Y a donde pretende que vaya entonces?, ¿a su casa? —Lo pregunto en tono irónico. Él sacude la cabeza con una sonrisa ladeada de lo más encantadora. Dios, ¿por qué tiene que ser tan atractivo?
—No, a un hotel, donde estará más cómoda —responde con expresión tranquila.
—¿Y gastar cientos de dólares solo por una noche? No, mejor use ese dinero para darle de comer a quien lo necesite o para otra cosa más importante. —Me niego al instante, sé muy bien que todo en la vida tiene un precio, que los hombres siempre tienen segundas intenciones.
—Dono millones de dólares al año para ayudar a otros, además, el hotel es mío, no gastaría nada. Por favor, permítame hacer esto por usted —insiste sin mostrar intención de rendirse. Los millonarios y su afán de controlarlo todo…
—¿Por qué quiere hacer esto por mí? Y dígame algo que me convenza porque lo que me dijo antes no lo ha conseguido —exijo exaltada. Tanto interés no puede ser casualidad.
El señor Brooks apoya la espalda en el asiento y suspira pasándose la mano derecha por el pelo, confirmando mis sospechas. Hay un motivo detrás de tanta “amabilidad”, uno muy personal y profundo del que no quiere hablar. Pero me mata la curiosidad, quiero saberlo, quiero que me lo cuente.
Él me mira y lo que veo en sus ojos me estremece el corazón, veo dolor y también culpa.
—Porque nadie lo hizo con mi madre —confiesa taciturno. Y siento un profundo deseo de intentar consolarlo de alguna manera.
—Me quedaré en su hotel —accedo sin necesidad de que diga más, me ha convencido. No estoy segura de cuál es la historia de su madre, y no necesito los detalles para saber que él ha sufrido mucho por ello—, pero debo ir antes por las cosas que dejé en el otro hotel.
—No es necesario, todo está en la maletera del auto.
—¿Qué? ¡No puede ser! ¡Usted es…! ¡Ahhhhh! ¿Con qué derecho se tomó esa atribución? —le pregunto indignada. Esto ha sido demasiado.
—Tenía que hacerlo, no iba a permitir que durmieras otra noche en ese lugar —señala con gesto adusto.
Me doy cuenta de que me ha tuteado de nuevo, pero yo seguiré hablándole de usted, es mejor mantener los límites.
—No, usted no tenía que hacer nada —siseo furiosa—. Detenga el auto, me quiero bajar.
—Tienes razón, me excedí. Pero no me arrepiento de hacer esto, esa lugar debería ser clausurado. De hecho, haré que lo cierren —asegura con cierta arrogancia.
—Está exagerando, no era tan malo.
—¿No? —pregunta abriendo mucho los ojos.
—Bueno, sí, era horrible. Pero era todo lo que podía pagar —adverso a la defensiva.
—Lo sé, por esa razón quiero que te quedes en mi hotel hasta que estés en una mejor situación…
—No, nada de eso —lo interrumpo de súbito—. Solo me quedaré esta noche porque ya es muy tarde, pero me iré en la mañana.
—Bien —articula frunciendo los labios. No está conforme con mi decisión, pero al menos no ha seguido insistiendo.
Su teléfono móvil timbra con una llamada y él contesta endureciendo sus gestos. Escucha lo que le dicen y responde con monosílabos. No alcanzo a oír si se trata de un hombre o de una mujer, pero, sea quien sea, ha cambiado su estado de ánimo. La llamada dura menos de un minuto y, después de eso, no vuelve a hablarme. Llegamos al hotel, ingresando por el estacionamiento subterráneo, y el chófer se encarga de sacar mis cosas de la maletera del auto, solo es una pequeña valija con algo de ropa, una toalla y un par de zapatos. Llevo un bolso más pequeño conmigo a todos lados con mi maquillaje, mis productos de aseo personal y el poco dinero que tengo.—Debo irme, surgió algo urgente y no podré acompañarte hasta la habitación —me informa con una disculpa en su mirada—. Tu habitación está en el piso diez, esta es la llave. —La saca del bolsillo delantero de su pantalón y la pone en mi mano—. Pide lo que quieras sin límites, todo va por mi cuenta. Y, por favor, piensa en mi propuesta.—Lo ha
Capítulo 4Una hora más tarde, Sergio me trae el contrato y me siento a leerlo apenas se va. Estoy ansiosa de saber cuáles son sus condiciones.Cuando termino de leer el contrato, lo llamo al número que aparece en su tarjeta. Él contesta casi al momento sabiendo que soy yo, tiene mi número guardado, lo obtuvo de la misma manera que supo dónde me hospedaba.—He leído el contrato y estoy indignada por varias de sus cláusulas, sobretodo, esta que dice que mientras el matrimonio dure no puedo relacionarme de ninguna manera con nadie que no haya sido aprobado por usted —expreso molesta, me parece excesivo. La verdad, creo que esto no es para mí, no soy el tipo de mujer que agacha la cabeza ante nadie.—¿Volvemos al usted? —cuestiona tenso.—Pues sí, porque con todo lo que leí, ha quedado claro que lo que usted quiere es convertirse en mi dueño, como en las épocas de la esclavitud —espeto furiosa. —No recuerdo esa cláusula, debió incluirla mi abogado. Cuando vaya a buscarte para comer, lo
Capítulo 5Una vez Connor y yo volvemos a estar solos, se acerca para retomar la conversación que estábamos teniendo.—Sé que no me conoces, que no confías en mí, y no te pido que lo hagas, solo que me permitas ayudarte. Te prometo que no me deberás nada, Olivia. Solo… déjame hacer esto por ti —insiste empecinado. ¿Por qué le importa tanto?—¿De qué se trata esto, señor Brooks?, ¿qué deuda intenta pagar conmigo? —cuestiono sospechando de que hay mucho más detrás de sus “buenas intenciones”. Decido hablarle de esa manera para mantener la distancia, cometí un error cuando lo comencé a tutear, le di pie a pensar que se había ganado mi confianza.—De nada, no hay un trasfondo, solo mi deseo de apoyar a alguien que lo necesita —responde con el ceño fruncido.—¿Soy un caso de caridad para usted? —le pregunto alzando las cejas con una sonrisa irónica.—No dije eso —sisea negando con la cabeza.—¿Por qué insiste tanto entonces?, ¿por qué le importa?—Porque me siento responsable, yo te llevé
Capítulo 6Luego de un largo recorrido a través de la ciudad, llegamos a una enorme mansión que parece sacada de una película. Connor se abaja primero y mantiene la puerta abierta para mí. Salgo del auto mirando su casa con asombro e incredulidad. —Ven, entremos —me invita poniendo su mano en mi espalda baja como si fuera algo natural entre nosotros. Esta es la segunda vez que me toca, y no voy a engañarme diciendo que no me gusta, porque es todo lo contrario.Nerviosa, camino hacia la puerta de la mansión seguida por él. Alguien abre antes de que lleguemos; una mujer de mediana edad, piel morena y un cabello cenizo con presencia de canas, me da la bienvenida con una sonrisa amplia y me invita a pasar. Miro a Connor y él asiente dos veces con gesto estoico. Cruzo la puerta y avanzo solo algunos pasos, los suficientes para que él pueda entrar, y miro todo con estupor. Nunca estuve en una casa tan inmensa como esta, mucho menos en una donde cada mueble y adorno debe costar todo mi sal
Estoy tentada a usar el teléfono que me envió, pero no quiere deberle otra cosa. Sin embargo, necesito llamar a Kate para preguntarle si puede recibirme en mi casa y para contarle lo que ha pasado, debe estar preocupada. Le envío un mensaje a mi amiga diciéndole que me llame en cuanto pueda, porque a esta hora está trabajando y no nos permiten usar el móvil, y le escribo a mamá diciéndole que perdí mi teléfono y por eso no me había comunicado. Mamá me responde casi al momento preguntándome porque no le había escrito, que pensaba que algo malo me había pasado. Y sí pasó, pero nunca le cuento nada que pueda preocuparla. Nos escribimos un rato y después nos despedimos. Mientras espero que Kate me llame, me acuesto en la cama pensando en todo lo que ha sucedido desde ayer. Sigo dándole vueltas a la propuesta de Connor porque el dinero es tentador, aunque no es una decisión fácil, estaría atada a él durante un año. Por otro lado, mis padres cuentan conmigo y, con lo que gano en el club,
Cuando llego con Kate, me recibe con un abrazo y me arrastra al sofá para hacerme el respectivo interrogatorio. Quiere saberlo todo en detalle, su curiosidad no tiene límites. Y como sé que no va a dejar de atosigarme hasta que lo haga, le hablo de lo que considero más importante. —Le gustas, Oli, eso es más que obvio —asegura mi amiga luego de darle una versión editada de lo que fueron estos días con Connor. —No, Kate. Nada es obvio cuando se trata de Connor Brooks. Su actitud es cambiante y también es misterioso de una manera que me incómoda. —Pero dime una cosa, Oli. ¿No te atrae ni un poquito? —Me mira dudosa. —Sí, claro que me atrae. Connor es muy guapo, ¿por qué crees que me fui? Me asusta, Kate, me asusta mucho que termine enamorándome de él —me sincero sabiendo que ella lo entenderá, conoce mi pasado y todo lo que sufrí. —Sí, para mí también sería difícil no involucrar mis sentimientos. Pero, Oli, no puedes cerrarte por completo al amor por el miedo de un corazón roto.
Apenas Kate se da cuenta de que la llamada ha terminado, me interroga sobre la conversación que tuve con Connor y se sorprende mucho cuando le cuento que me mudaré con él esta misma noche. Y esto es solo el comienzo, le dije que aceptaría todo y no sé qué planes tiene él para mí. Puede pedirme lo que quiera y a todo debo decirle sí, así no me guste. Pero no me importa si tengo que convertirme en la esclava de Connor si ese dinero le salva la vida a mi padre. Le envío un mensaje a mi madre pidiéndole su número de cuenta bancaria y el monto de la operación y se lo reenvío a Connor en cuanto me responde. Diez minutos después, Connor me avisa que ya lo ha transferido y enseguida le informo a mamá. Un par de horas más tarde, mamá me dice que la cirugía fue programada para primera hora de la mañana, que papá se encuentra estable, aunque está muy nervioso porque nunca lo han operado. Le pido que me mantenga al pendiente de todo y me despido de ella cuando siento que no puedo aguantar más la
Capítulo 10Nerviosa, entro a la habitación donde me espera Connor con expresión seria. ¿Por qué está tan de malas? No me atrevo a preguntarle porque no quiero que se enoje más. Ojalá se le pase pronto el malhumor porque está insoportable.—Encontrarás todo lo que necesites en el vestidor, cámbiate por algo más… adecuado —dice mirándome de arriba abajo con desaprobación—. Es la puerta de la izquierda, tienes diez minutos.—Sí, señor —pronuncio con ironía, Connor Brooks saca lo peor de mí.—Lo dejaré pasar esta vez porque aún no conoces mis reglas, pero no toleraré ese tipo de comportamiento —advierte autoritario, haciéndome enfurecer.¿Qué hará si no cumplo sus reglas? ¿me castigará?¡Lo odio, lo odio, lo odio! Sin decir nada, entro al vestidor y cierro la puerta con seguro para cambiarme por algo que complazca al señor arrogante. No sé que carajos le pasa, actúa como un hombre completamente distinto, uno que cada vez aborrezco más.Comienzo a revisar el closet y veo prendas nuevas q