El juego comienza...

La mañana siguiente, Marla despertó y ya Jerónimo se había levantado de la cama. ¿A dónde se había ido? Se preguntó a sí misma. Tomó su móvil y vio la hora, era muy temprano aún. Se quitó la sábana que cubría su cuerpo, sentía cierta incomodidad en su entrepierna. Miró su cuerpo desnudo, lleno de fluidos, se levantó para ducharse y de pronto se sintió un tanto mareada. Tuvo que sostenerse de la cómoda para no caerse, respiró un par de veces, intentando recuperarse de aquel vahído.

Cuando se sintió un poco mejor, caminó hasta el baño para darse una ducha. Entró, lavó su rostro y luego se metió en la tina de hidromasaje de la elegante suite. Tomó la borla de ducha y restregó su cuerpo, necesitaba borrar de su piel aquellas caricias soeces, los besos y fluidos corporales de Jerónimo.

Minutos después, salió de la tina, se cubrió con el albornoz blanco y regresó a la habitación; mientras peinaba su cabello, escuchó la puerta principal abrirse, su depredador estaba de regreso.

—Buenos
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