—Si has venido a llorar aquí, lárgate de una vez. Ya tengo suficientes problemas como para tener que verte llorar como idiota.La castaña observa al hombre a espaldas de su hermana y siente que todo aquello parecía como si fuese una pesadilla.—Enzo, ¿Por qué me has hecho esto?—Lo que me faltaba, la estúpida hermana menos viene a reclamarme.El hombre hace a un lado a Laura de manera bruta consiguiendo que ella golpeara su espalda contra la puerta.—Veo que lo que decía la idiota de tu hermana era cierto, te embarazaste de mí y conservaste al mocoso bastardo —Fiorella sujeta su vientre —. Es increíble el nivel de idiotez de ustedes las hermanas. ¿Por qué se empeñan en traer al mundo a mocosos?—¿Cómo pudiste hacerme esto Laura? Sabías que Enzo era mi novio, sabes que él es el padre de mi bebé, y aun así te has metido con él en la cama.—Fiorella, ¿Por qué siempre tienes que actuar como idiota? —responde su hermana.A ella le costaba creer que ese miserable se hubiera metido con su he
Algunos días después, Aurelio baja de su coche para encaminarse a una cafetería de la ciudad. Con pasos firmes el CEO ingresa en aquel lugar mirando hacia todos lados justo para reconocer a alguien a quien le estaba siguiendo los pasos desde hace varios días.Se aproxima hacia donde se encontraba sentado el imbécil de Enzo, en ese momento coqueteaba con una joven camarera que se le notaba por encima la inocencia. Aquello enfureció aún más al castaño.Estaba como si nada hubiera hecho, andaba por la vida destruyendo a las personas y no le importaba absolutamente nada…Cuando Aurelio llego a su mesa, la camarera lo observa fijamente.—¿Qué le puedo servir?—Ve atender a otra mesa—responde el CEO sin siquiera ver a la joven.—¿Quién diablos te crees para tratar a mi novia de esa manera? —Enzo se pone en pie mostrándose intimidante —. Vienes aquí con tu traje fino y le hablas de esa manera a mi novia, ¿quieres que te parta la cara?—Veo que tienes una larga lista de novias a las que suele
Al pasar los meses, Fiorella trajo al mundo a una hermosa niña que llevaba por nombre Bella. Aurelio pensó que ese nombre le quedaba muy bien a su pequeña bebé. Una que al mirar por primera vez no sintió ningún tipo de aborrecimiento por ser la hija de un desgraciado.Fue todo lo contrario, al ver a esa niña tan pequeña e indefensa se enterneció por completo. Y supo que el verdadero padre de ese bebé era él y nadie más. Era suya y seria él quien la protegería de todo.Estaba completamente enamorado de su hija, era lo más bello que había visto en su vida… después de que Fiorella fue dada de alta, los tres regresaron a casa y fue él quien se encargó de todo.—Has aprendido muy rápido, yo siento que no sé cómo atender a mi hija.—Debes descansar cariño, yo me puedo encargar de todo mientras tú te recuperas.—¿Y la empresa?—Fabián se ha estado haciendo cargo, de vez en cuando trabajo en mi despacho. No te preocupes por eso.Le responde a su esposa mientras mese a su hija en sus brazos.—
—Aurelio, ¿crees que esto sea muy necesario? —Por supuesto que lo es, es la única manera de que podamos llevar el control de todo —ella observa a su esposo atentamente. —¿Poniéndole un rastreador a Bella? —pegunta con tono sarcástico. —Tiene 18 años, ¿Qué esperas que haga? —No deberíamos abrumarla tanto, ya tiene mucho con entrar en la universidad. —A eso es a lo que le temo. La castaña observa como su esposo hace un artilugio espectacular para colocar un rastreador que Fabián consiguió para Bella. —Aureliano asistirá a la misma universidad, él puede cuidarla, es su hermano. —Pero con esto, sabremos si ella se escapa con sus amigas sabrá dios a donde —la castaña pone los ojos en blanco. —Eres muy protector. —¡Es mi hija! ¿Quién más lo va a hacer?, bueno ya está listo… —deja su bolso donde estaba—. Dudo mucho que se dé cuenta de esto. Su esposa lo duda ya que Bella era una chica bastante astuta… ya tenía 18 años al igual que su hermano Aureliano, ambos habían comenzado la uni
Algunas lágrimas se deslizan por la mejilla de Fiorella al ver como su madre está siendo sepultada. La joven siente un profundo dolor en su alma que le es imposible de explicar, no esperaba que su mamá se fuera tan pronto de ese mundo. La joven gimotea cuando algunas amistades depositan una rosa sobre su lecho de muerte, y seguido de eso palmean su hombro para darle sus condolencias. Fiorella solo consigue asentir, pero sin apartar la vista de la tumba de su madre. Limpia sus lágrimas al mismo tiempo que traga saliva, trataba de contener el llano, pero le resultaba imposible. La castaña levanta la mirada y ve a su hermana a su lado, Laura no derramaba ni una sola lágrima, es que no expresaba ningún tipo de conmoción por la pérdida de su madre. La castaña mayor levanta la mirada para verla de soslayo y frunce el ceño. Ambas se miran fijamente y es como si fuesen un par de desconocidas. —¿Qué te pasa? —Tú… ¿no te duele la muerte de mamá? —¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? —N
Mira con lamento y a la vez felicidad la tumba de su madre, Fiorella sonríe un poco al ver aquella hermosa lapida que hicieron para su mamá, sin embargo nunca supo quién lo había hecho. Cuando pregunto en la oficina nadie le dio razón alguna, y pensó que tendría que pagar algo, pero resulta que todo estaba cancelado. Frunce el ceño al recordar cuando unos días después de su entierro fue a visitar a su madre encontrándose con la sorpresa de que tenía una lápida muy hermosa y un enorme ramo de rosas rojas. Era extraño, pero nadie apareció para decir nada el día de su funeral y de la nada alguien hizo algo por su madre. Hasta donde sabia, no supo que su madre tuviera algún amigo. Su padre había fallecido cuando ella era muy pequeña por ende no lo recordaba. Fiorella suspira al mismo tiempo que una brisa fría golpea su rostro, ajusta un poco la chaqueta que lleva puesta para luego inclinarse para dejar unas flores a su madre. —Te extraño mucho, mamá… Desde que murió Laura no se tomaba
Aurelio mira fijamente por el gran ventanal de su oficina viendo como la gente transita por la calle, esa tarde llovía un poco y las gotas de agua humedecían el cristal. El CEO suspira puesto que esa mañana se sentía un poco extraño. No dejaba de pensar en esa chica del cementerio y eso no era común en él. Frota el puente de su nariz con un poco de impaciencia, luego vuelve la vista al cristal y desde lo alto logra ver a una persona que llama su atención. El castaño se pone en pie rápidamente para mirar atreves del cristal, ese abrigo morado le parecía bastante familiar. —No puede ser, debe ser una coincidencia. Muchas pueden usar un abrigo de ese modelo. Fija sus ojos bien en esa persona, aquella joven había entrado en la cafetería que quedaba frente a su edificio. Y se estaba demorando mucho en salir, eso lo hizo fruncir la mirada y pensar unos segundos. Decidió no pensar más y salir de su oficina a toda prisa, se encontraba en un cuarto piso, la vista no podía estar fallándole.
—No te preocupes. —¿Seguro que no tendrás problemas con nadie por estar aquí en mi oficina? —Fiorella termina el chocolate, levanta la mirada para ver aquel castaño. —Muchas gracias por el chocolate. El corazón de Aurelio dio un vuelco al verla así toda vulnerable y tan necesitada, que los fuertes latidos de su órgano más importante retumbaba su pecho. —¿Cuántos meses tienes? —Fiorella acaricia su vientre con amor y eso lo nota Aurelio. —Cuatro meses. El CEO mira su vientre con cariño, era muy hermoso verla a ella acariciar su barriga sabiendo que llevaba dentro a un pedacito de persona que crecía poco a poco. La verdad es que se sentía muy conmovido por Fiorella. —Debes de estar muy ansiosa por su llegada. —Lo estoy… —pero también muy asustada pensó, no sabía cómo le iba a hacer para mantener a ese bebé. —¿Y su padre? ¿Está feliz? Fiorella entre cierra un poco los ojos al escuchar aquella pregunta, no deseaba recordar al padre de su bebé, era en lo que menos deseaba pensar.