Fabrizio se encontraba en la suite de un lujoso hotel en Miami. Se levantó de la cama con su cuerpo desnudo, se acercó al diván y alzó su chaqueta. Sacó de uno de sus bolsillos un cigarrillo y el encendedor.
De pronto una mujer rubia salió del baño envuelta en una toalla, púes había ido a ducharse después de que hicieron el amor. El cabello lo tenía mojado, este le cubría sus hombros desnudos.Se acercó a él y le dijo:—Creí que irías a ducharte conmigo. —Él no levantó el rostro para mirarla y respondió: —Me provocó fumar antes de ir a ducharme. —Encendió el cigarrillo y se sentó en el diván.Después Fabrizio se duchó y se vistió, Mariangel ya estaba lista para salir del hotel. Él se acercó a la cómoda, cogió el peine y se acomodó el cabello. Mariangel se acercó por atrás y lo sujeto de la cintura, recostó su cara contra su espalda.—Hoy te sentí distinto.—¿A qué te refieres?—No sentí que estuvieras conmigo cuando hacíamos el amor. —Ella levantó la cabeza, ambos se miraron a través del espejo.—No sé por qué habrás sentido eso, hicimos el amor apasionadamente como siempre. —Mariangel puso una dura expresión.—Si, pero últimamente siento que piensas en ella todo el tiempo. Fabrizio dejó el peine sobre la cómoda y con la cara seria volteó a verla de frente.—Sabes perfectamente que me casaré con Lorenna solo porque es la heredera de la otra mitad de la receta, de no ser así, jamás la llevaría al altar.—Cada vez que te veo con ella te ves feliz como si estuvieras enamorado.—Te quiero a ti —Le agarró el mentón y besó sensualmente sus labios—. Después de que todo esto pase me divorciaré de Lorenna y nos iremos juntos.—No te cases con ella, olvídate de esa receta y de tu venganza, volvamos juntos a tu país, dejemos todo esto atrás. —Fabrizio se acercó al diván donde había dejado su chaqueta.—No digas tonterías, en unos días me casaré con ella y nos iremos de luna de miel. No comprendo qué te sucede ahora, sabes todo lo que hay en juego, si no me caso con Lorenna tu papá no obtendrá el cargo que le ofrecí dentro de la empresa, y tu familia se hundirá en la miseria, no olvides que están arruinados.—Ya estoy harta de que todos me recalquen que mi familia está arruinada.—No te lo estoy recalcando, es que a veces eres muy egoísta, cuando algo se te antoja no te importa los demás, solo piensas en ti misma.—Mira quién lo dice, alguien que se casará sin amor engañando a mi prima haciéndole creer que estás muy enamorado de ella.—Mejor te callas, últimamente estás insoportable, ya no sé cómo hacer para que estés calmada, ya no eres la Mariangel mi amante y mi amiga incondicional. —Mariangel sollozó con rabia.—Antes no me importabas, y si estoy insoportable es porque odio verte con ella; anoche durante la cena en la mansión la besaste delante de mí y no te importó que te estuviera viendo. —No lo hice delante de ti, lo hice delante de los demás; los miembros de ambas familias deben convencerse de que estoy muy enamorado de Lorenna, solo así me adueñaré de la tan codiciada receta de Chocolates Murrié y podré al fin vengarme de todos cuando tenga el poder en mis manos.—¡Maldita Lorenna! la odio con toda mi alma, ojalá le dé un ataque y se muera en ese altar. —Fabrizio se acercó a ella y la sujetó de la cintura.—¿Acaso sientes celos de Lorenna? —Le besó la frente.—No siento celos de ella, siento celos de todas las mujeres que se acercan a ti. Deberías dejarla, olvidar todo este plan de venganza y casarte conmigo.—Debiste aceptar casarte conmigo cuando aún eras la heredera de la receta, te lo pedí muchas veces, pero preferiste cumplir con la promesa que le hiciste a mi hermano en su tumba.—Tu hermano murió, yo solo quería respetar su memoria.—Y yo quiero vengarme por todo lo que la esposa de mi padre le hizo a mi madre que también está muerta. —Lo sé, sé que necesitas vengarte. —Fabrizio le tocó la mejilla.—Todo este tiempo me ayudaste, ahora no vayas a echarte para atrás cuando estamos a punto de lograr nuestro objetivo. Flavio está feliz, en algunas semanas yo seré el presidente de Chocolates Murrié, y tu padre se convertirá en mi mano derecha; si no seguimos con nuestro plan, todo se perderá, y tu papá andará muy decepcionado, tu mamá y tu hermano no tendrán cómo salir de sus deudas. —Ella guardó silencio porque sabía que era verdad—. Sabes que te quiero —Le dio otro beso —. Si mientras hacíamos el amor me sentiste distinto, es porque no es fácil para mí tener que casarme con Lorenna; con ella todos mis planes son más difícil de alcanzar, sin embargo debo hacerlo, eso preocupa y pone nervioso a cualquiera.22 AÑOS ANTES Dayanna llegó a la recepción de Chocolates Murrié, la mujer era hermosa, usaba un conjunto de falda y chaqueta de lino, su cabello estaba bien peinado. Llevaba a su pequeño hijo de cinco años agarrado de la mano. Se acercó al recibidor y le dijo a la recepcionista: —Necesito ir a la oficina del señor Fabián Murrié. —¿Tiene cita? —No, pero acabo de llegar de Venezuela y necesito hablar con él. —Lo siento, debe llamar a su secretaría con tiempo y pedir cita para que la atienda, él es un hombre muy ocupado. —¿Pero él está en este momento en su oficina? —Supongo que debe estar arriba atendiendo los asuntos de la empresa. Dayanna pensó dentro de sí: "Si llamo a su secretaría él jamás me atenderá." Le dijo a la recepcionista. —Gracias señorita, llamaré entonces. Se dio vuelta y salió de allí con el niño, llegaron a la calle, Dayanan observó un auto que salía del estacionamiento de la empresa, entonces ideó un plan, se escondió a un lado hasta que el que vigilaba la
Subieron al ascensor, Fabrizio abrazó a su padre agarrándose de su cintura y sonrió. Fabián estaba muy enojado, y no podía disimular, tampoco correspondió al cariño de su hijo. Cuando llegaron al piso donde se encontraba la oficina, todo estaba solo, no había más almas que las de ellos tres. Entraron a la oficina de Fabián, él encendió la luz y cerró la puerta. Luego miró con reproche a Dayanna. —¿A qué viniste? —Sabes perfectamente por qué vine a buscarte. Fabrizio no hace otra cosa que preguntarme cuándo irás a la casa. Fabián miró al niño, sus ojos ya estaban rojos a causa de su enojo, luego la miró a ella. —Te dejé bien claras las cosas antes de enviarte a Venezuela. —Ella consternada lloró y le dijo: —¿Cómo se lo explico a tu hijo? Fabrizio te extraña. Fabián se acercó al niño, lo agarró de la mano y lo llevó afuera, lo sentó frente a un escritorio de las secretarias, le dejó una hoja en blanco y varios marcadores. —Haz lindos dibujos mientras tu madre y yo hablamos.
22 AÑOS DESPUÉS Fabrizio estaba vestido como era debido para la ocasión, con traje y corbata color negro. Alquiló un servicio de coche con chofer, pues había viajado desde Venezuela ese mismo día en la mañana a Miami para asistir al funeral de su padre y uno de sus hermanos, quiénes habían muerto en un fatal accidente automovilístico. El auto se estacionó cerca de la entrada de la funeraria donde toda la familia de los difuntos se encontraba. Allí solo faltaba Fabrizio, el menor de los cinco hijos del magnate… y el bastardo. Del lado izquierdo del auto bajó Fabrizio; del otro lado bajó Francisco, un elegante caballero de más de cincuenta años. Él era su tío, hermano de su madre, el cual con talante engalanado se robaba las miradas de todos por donde pasaba. Él difunto Fabián Murrié lo dejó a cargo de su hijo en Venezuela desde que Dayanna perdió su batalla contra el cáncer cuando Fabrizio aún era un adolescente. Francisco siempre estaba cerca del joven y era su mano derecha en los
6 Meses después. Patricia era la prometida de Fabrizio, estaba muy emocionada con los preparativos de la boda. Esa tarde fue a probarse el vestido acompañada por su madre y sus hermanas. Salió del vestidor y con una gran sonrisa les preguntó: —¿Cómo me veo? —Te ves hermosa dijo su madre, ella volteó a mirarse en el espejo. —Me veré deslumbrante el día de mi boda. Macarena su hermana mayor levantó una ceja y le dijo: —Espero que ese día en verdad llegue. —Su madre en mal tono agregó: —¿Por qué tienes que hacer ese tipo de comentarios en este momento? —Vamos mamá, Patricia y Fabrizio parecen perros con gusanos, cada pelea es más irreconciliable. —Patricia se enojó y frunció el ceño. —¿Por qué tenías que mencionarlo? —Sabes que Fabrizio no te merece, ¿te montó el cuerno cuántas veces? ya sé, tú eres la celopata, él es un hombre fiel pero tú ves cosas donde no las hay. —Basta —Dijo su madre—. Fabrizio eligió casarse con tu hermana, dejó a esa otra mujer porque no quiere perder
Reinaldo regresó a la oficina de Fabrizio.—¿Ya se largaron?—Si. —¿Qué tal lo que pretendían? ¡Que yo me case con Mariangel! Piensan que soy un pendejo que se le van los ojos por una cara y un cuerpo bonito. —Francisco se sentó.—Ay pues si se te van los ojos por caras y cuerpos bonitos, te excitan las mujeres hermosas.—Pero no Mariangel.—Eso es diferente, aunque no sería tan difícil estar casado con ella un par de años y cupular todo ese tiempo mientras obtienes la receta y luego te divorcias, ¿no crees? —Fabrizio lo miró fijo.—No te estoy entendiendo.—Podrías casarte con la rubia y obtener esa receta, luego la mandas a la mierda.—¿Ya empezaste a beber licor?—No.—No necesito esa receta, ni quiero estar cerca de esa gente ni por él prestigio ni por todo el dinero del mundo. Ya tengo mi propia fortuna y mi planta de chocolate se está expandiendo cada día más. Algún día será de las más grandes de todo Latinoamérica, Chocolates Murrié no me interesa.—No sería por el dinero ni p
Lorenna se estaba midiendo todos los vestidos que tenía disponibles en su guardarropa, Raquel su mejor amiga había ido a ayudarla a elegir el mejor para usarlo esa noche, pues estaba de cumpleaños y sus amistades la invitaron a salir a una discoteca. Lorenna estaba exasperada, se sentía insegura con todos los vestidos que se probó. Ella era hermosa, tenía una linda cara, sus ojos claros y una larga cabellera dorada; pero tenía un defecto en su cuerpo; años atrás en un accidente se lesionó la pierna izquierda, su hueso se astilló en mil pedazos de la rodilla para abajo; los médicos lograron salvarla de una amputación, pero requirió de varias operaciones pasa recuperar la movilidad. Aun así cojeaba un poco para caminar. Con el tiempo superó y terapias ella logró sobreponerse al accidente y continuó estudiando la prepa, luego la universidad y posgrado, hasta que se convirtió en una de las ejecutivas más importantes e influyentes de Chocolates Murrié. Un día conoció a Juan Carlos Acheve
Mariangel llegó a su casa después de una tarde de compras y salón de belleza; había ganado dinero trabajando como modelo y quiso renovar su guardarropa, tenía suelta su rubia cabellera ondulada y usaba un conjunto de falda corta y chaqueta color rosa. Era la primera vez que salía con sus amigas e iba con su estilista después de que su prometido, Andrés Murrié, muriera en ese fatal accidente. Entró a la casa junto con el chofer que llevaba varias cajas de las compras de distintas boutiques. Mariangel también llevaba un par de paquetes en sus manos. Sus padres y su hermano se encontraban en la sala, los tres estaban esperándola. —Hija hasta que al fin llegas, te estamos esperando desde hace horas. —Dijo Flavio. —Hola papi, es que salí de la casa de modas, cambié mi cheque y me fui de shopping con mis amigas. —Se acercó a él y le dio un beso, luego le dijo al chofer que dejara las cajas junto a la escalera. —¿Por qué me estaban esperando? Raiza su madre le dijo: —Tu padre tiene
Los padres de Lorenna para festejar el cumpleaños de su hija, organizaron una cena. Solo invitaron a Inés que era prima de José Ignacio, también asistió Fabián con Altagracia su esposa; Raquel y Jeferson, quienes eran los mejores amigos de Lorenna. A pesar de que era su cumpleaños, Lorenna fue al gimnasio a las seis de la tarde; la cena familiar iba a ser a las ocho de la noche, entonces debía regresar antes para alistarse. Allí se encontró con Raquel quien se quedó mirándola fijamente su ropa de ejercicio y le dijo: ―¿Creí que no hablabas en serio cuando me dijiste que venías al gimnasio. ―¿Qué tiene de malo? El ejercicio es muy bueno para la salud. ―Sabes muy bien a qué me refiero; hoy es tu cumpleaños deberías estar no sé, en el salón arreglándome el cabello y la uñas para en la noche salir a bailar. ―Hoy es un día como cualquier otro, y sabes que no puedo ni bailar cualquier cosa. ―Pues no, no es un día como cualquiera; y no puedo aceptar que mi amiga odie hasta su propio c