Isabella cumplió dos meses de nacida, Lorenna no quería separarse de la pequeña ni por un momento, pero ese día era su cumpleaños, y Fabrizio quiso llevarla a cenar, solo los dos. Ignacio y Antonela fueron a buscar a la pequeña como a las seis de la tarde para que Lorenna pudiera alistarse, notaron que ella estaba algo nerviosa, era la primera vez que se iba a separar de la bebé, Antonella le dijo:—Isabella va a estar bien, disfruta la noche con tu esposo.—Pero es tan pequeña. —Ignacio le dijo:—Hija, también debes pasar tiempo con tu esposo, eso es muy importante.—Tu padre tiene razón, también necesitas compartir con Fabrizio.—Lo sé.—Isabella estará muy feliz si sus padres están felices. —Lorenna sonrió lánguidamente.—Está bien. A regañadientes aceptó, ella misma llevó a Isabella al auto de Ignacio y la puso en su silla y amarró en cinturón, luego le dio un beso.—Nos vemos mañana bebé, portate bien con tus abuelos.***Fabrizio llegó casi a las ocho de la noche a buscar a Lo
Fabrizio se encontraba en la suite de un lujoso hotel en Miami. Se levantó de la cama con su cuerpo desnudo, se acercó al diván y alzó su chaqueta. Sacó de uno de sus bolsillos un cigarrillo y el encendedor.De pronto una mujer rubia salió del baño envuelta en una toalla, púes había ido a ducharse después de que hicieron el amor. El cabello lo tenía mojado, este le cubría sus hombros desnudos.Se acercó a él y le dijo:—Creí que irías a ducharte conmigo. —Él no levantó el rostro para mirarla y respondió: —Me provocó fumar antes de ir a ducharme. —Encendió el cigarrillo y se sentó en el diván.Después Fabrizio se duchó y se vistió, Mariangel ya estaba lista para salir del hotel. Él se acercó a la cómoda, cogió el peine y se acomodó el cabello. Mariangel se acercó por atrás y lo sujeto de la cintura, recostó su cara contra su espalda.—Hoy te sentí distinto.—¿A qué te refieres?—No sentí que estuvieras conmigo cuando hacíamos el amor. —Ella levantó la cabeza, ambos se miraron a través
22 AÑOS ANTES Dayanna llegó a la recepción de Chocolates Murrié, la mujer era hermosa, usaba un conjunto de falda y chaqueta de lino, su cabello estaba bien peinado. Llevaba a su pequeño hijo de cinco años agarrado de la mano. Se acercó al recibidor y le dijo a la recepcionista: —Necesito ir a la oficina del señor Fabián Murrié. —¿Tiene cita? —No, pero acabo de llegar de Venezuela y necesito hablar con él. —Lo siento, debe llamar a su secretaría con tiempo y pedir cita para que la atienda, él es un hombre muy ocupado. —¿Pero él está en este momento en su oficina? —Supongo que debe estar arriba atendiendo los asuntos de la empresa. Dayanna pensó dentro de sí: "Si llamo a su secretaría él jamás me atenderá." Le dijo a la recepcionista. —Gracias señorita, llamaré entonces. Se dio vuelta y salió de allí con el niño, llegaron a la calle, Dayanan observó un auto que salía del estacionamiento de la empresa, entonces ideó un plan, se escondió a un lado hasta que el que vigilaba la
Subieron al ascensor, Fabrizio abrazó a su padre agarrándose de su cintura y sonrió. Fabián estaba muy enojado, y no podía disimular, tampoco correspondió al cariño de su hijo. Cuando llegaron al piso donde se encontraba la oficina, todo estaba solo, no había más almas que las de ellos tres. Entraron a la oficina de Fabián, él encendió la luz y cerró la puerta. Luego miró con reproche a Dayanna. —¿A qué viniste? —Sabes perfectamente por qué vine a buscarte. Fabrizio no hace otra cosa que preguntarme cuándo irás a la casa. Fabián miró al niño, sus ojos ya estaban rojos a causa de su enojo, luego la miró a ella. —Te dejé bien claras las cosas antes de enviarte a Venezuela. —Ella consternada lloró y le dijo: —¿Cómo se lo explico a tu hijo? Fabrizio te extraña. Fabián se acercó al niño, lo agarró de la mano y lo llevó afuera, lo sentó frente a un escritorio de las secretarias, le dejó una hoja en blanco y varios marcadores. —Haz lindos dibujos mientras tu madre y yo hablamos.
22 AÑOS DESPUÉS Fabrizio estaba vestido como era debido para la ocasión, con traje y corbata color negro. Alquiló un servicio de coche con chofer, pues había viajado desde Venezuela ese mismo día en la mañana a Miami para asistir al funeral de su padre y uno de sus hermanos, quiénes habían muerto en un fatal accidente automovilístico. El auto se estacionó cerca de la entrada de la funeraria donde toda la familia de los difuntos se encontraba. Allí solo faltaba Fabrizio, el menor de los cinco hijos del magnate… y el bastardo. Del lado izquierdo del auto bajó Fabrizio; del otro lado bajó Francisco, un elegante caballero de más de cincuenta años. Él era su tío, hermano de su madre, el cual con talante engalanado se robaba las miradas de todos por donde pasaba. Él difunto Fabián Murrié lo dejó a cargo de su hijo en Venezuela desde que Dayanna perdió su batalla contra el cáncer cuando Fabrizio aún era un adolescente. Francisco siempre estaba cerca del joven y era su mano derecha en los
6 Meses después. Patricia era la prometida de Fabrizio, estaba muy emocionada con los preparativos de la boda. Esa tarde fue a probarse el vestido acompañada por su madre y sus hermanas. Salió del vestidor y con una gran sonrisa les preguntó: —¿Cómo me veo? —Te ves hermosa dijo su madre, ella volteó a mirarse en el espejo. —Me veré deslumbrante el día de mi boda. Macarena su hermana mayor levantó una ceja y le dijo: —Espero que ese día en verdad llegue. —Su madre en mal tono agregó: —¿Por qué tienes que hacer ese tipo de comentarios en este momento? —Vamos mamá, Patricia y Fabrizio parecen perros con gusanos, cada pelea es más irreconciliable. —Patricia se enojó y frunció el ceño. —¿Por qué tenías que mencionarlo? —Sabes que Fabrizio no te merece, ¿te montó el cuerno cuántas veces? ya sé, tú eres la celopata, él es un hombre fiel pero tú ves cosas donde no las hay. —Basta —Dijo su madre—. Fabrizio eligió casarse con tu hermana, dejó a esa otra mujer porque no quiere perder
Reinaldo regresó a la oficina de Fabrizio.—¿Ya se largaron?—Si. —¿Qué tal lo que pretendían? ¡Que yo me case con Mariangel! Piensan que soy un pendejo que se le van los ojos por una cara y un cuerpo bonito. —Francisco se sentó.—Ay pues si se te van los ojos por caras y cuerpos bonitos, te excitan las mujeres hermosas.—Pero no Mariangel.—Eso es diferente, aunque no sería tan difícil estar casado con ella un par de años y cupular todo ese tiempo mientras obtienes la receta y luego te divorcias, ¿no crees? —Fabrizio lo miró fijo.—No te estoy entendiendo.—Podrías casarte con la rubia y obtener esa receta, luego la mandas a la mierda.—¿Ya empezaste a beber licor?—No.—No necesito esa receta, ni quiero estar cerca de esa gente ni por él prestigio ni por todo el dinero del mundo. Ya tengo mi propia fortuna y mi planta de chocolate se está expandiendo cada día más. Algún día será de las más grandes de todo Latinoamérica, Chocolates Murrié no me interesa.—No sería por el dinero ni p
Lorenna se estaba midiendo todos los vestidos que tenía disponibles en su guardarropa, Raquel su mejor amiga había ido a ayudarla a elegir el mejor para usarlo esa noche, pues estaba de cumpleaños y sus amistades la invitaron a salir a una discoteca. Lorenna estaba exasperada, se sentía insegura con todos los vestidos que se probó. Ella era hermosa, tenía una linda cara, sus ojos claros y una larga cabellera dorada; pero tenía un defecto en su cuerpo; años atrás en un accidente se lesionó la pierna izquierda, su hueso se astilló en mil pedazos de la rodilla para abajo; los médicos lograron salvarla de una amputación, pero requirió de varias operaciones pasa recuperar la movilidad. Aun así cojeaba un poco para caminar. Con el tiempo superó y terapias ella logró sobreponerse al accidente y continuó estudiando la prepa, luego la universidad y posgrado, hasta que se convirtió en una de las ejecutivas más importantes e influyentes de Chocolates Murrié. Un día conoció a Juan Carlos Acheve