Subieron al ascensor, Fabrizio abrazó a su padre agarrándose de su cintura y sonrió. Fabián estaba muy enojado, y no podía disimular, tampoco correspondió al cariño de su hijo. Cuando llegaron al piso donde se encontraba la oficina, todo estaba solo, no había más almas que las de ellos tres. Entraron a la oficina de Fabián, él encendió la luz y cerró la puerta. Luego miró con reproche a Dayanna. —¿A qué viniste? —Sabes perfectamente por qué vine a buscarte. Fabrizio no hace otra cosa que preguntarme cuándo irás a la casa. Fabián miró al niño, sus ojos ya estaban rojos a causa de su enojo, luego la miró a ella. —Te dejé bien claras las cosas antes de enviarte a Venezuela. —Ella consternada lloró y le dijo: —¿Cómo se lo explico a tu hijo? Fabrizio te extraña. Fabián se acercó al niño, lo agarró de la mano y lo llevó afuera, lo sentó frente a un escritorio de las secretarias, le dejó una hoja en blanco y varios marcadores. —Haz lindos dibujos mientras tu madre y yo hablamos.
22 AÑOS DESPUÉS Fabrizio estaba vestido como era debido para la ocasión, con traje y corbata color negro. Alquiló un servicio de coche con chofer, pues había viajado desde Venezuela ese mismo día en la mañana a Miami para asistir al funeral de su padre y uno de sus hermanos, quiénes habían muerto en un fatal accidente automovilístico. El auto se estacionó cerca de la entrada de la funeraria donde toda la familia de los difuntos se encontraba. Allí solo faltaba Fabrizio, el menor de los cinco hijos del magnate… y el bastardo. Del lado izquierdo del auto bajó Fabrizio; del otro lado bajó Francisco, un elegante caballero de más de cincuenta años. Él era su tío, hermano de su madre, el cual con talante engalanado se robaba las miradas de todos por donde pasaba. Él difunto Fabián Murrié lo dejó a cargo de su hijo en Venezuela desde que Dayanna perdió su batalla contra el cáncer cuando Fabrizio aún era un adolescente. Francisco siempre estaba cerca del joven y era su mano derecha en los
6 Meses después. Patricia era la prometida de Fabrizio, estaba muy emocionada con los preparativos de la boda. Esa tarde fue a probarse el vestido acompañada por su madre y sus hermanas. Salió del vestidor y con una gran sonrisa les preguntó: —¿Cómo me veo? —Te ves hermosa dijo su madre, ella volteó a mirarse en el espejo. —Me veré deslumbrante el día de mi boda. Macarena su hermana mayor levantó una ceja y le dijo: —Espero que ese día en verdad llegue. —Su madre en mal tono agregó: —¿Por qué tienes que hacer ese tipo de comentarios en este momento? —Vamos mamá, Patricia y Fabrizio parecen perros con gusanos, cada pelea es más irreconciliable. —Patricia se enojó y frunció el ceño. —¿Por qué tenías que mencionarlo? —Sabes que Fabrizio no te merece, ¿te montó el cuerno cuántas veces? ya sé, tú eres la celopata, él es un hombre fiel pero tú ves cosas donde no las hay. —Basta —Dijo su madre—. Fabrizio eligió casarse con tu hermana, dejó a esa otra mujer porque no quiere perder
Reinaldo regresó a la oficina de Fabrizio.—¿Ya se largaron?—Si. —¿Qué tal lo que pretendían? ¡Que yo me case con Mariangel! Piensan que soy un pendejo que se le van los ojos por una cara y un cuerpo bonito. —Francisco se sentó.—Ay pues si se te van los ojos por caras y cuerpos bonitos, te excitan las mujeres hermosas.—Pero no Mariangel.—Eso es diferente, aunque no sería tan difícil estar casado con ella un par de años y cupular todo ese tiempo mientras obtienes la receta y luego te divorcias, ¿no crees? —Fabrizio lo miró fijo.—No te estoy entendiendo.—Podrías casarte con la rubia y obtener esa receta, luego la mandas a la mierda.—¿Ya empezaste a beber licor?—No.—No necesito esa receta, ni quiero estar cerca de esa gente ni por él prestigio ni por todo el dinero del mundo. Ya tengo mi propia fortuna y mi planta de chocolate se está expandiendo cada día más. Algún día será de las más grandes de todo Latinoamérica, Chocolates Murrié no me interesa.—No sería por el dinero ni p
Lorenna se estaba midiendo todos los vestidos que tenía disponibles en su guardarropa, Raquel su mejor amiga había ido a ayudarla a elegir el mejor para usarlo esa noche, pues estaba de cumpleaños y sus amistades la invitaron a salir a una discoteca. Lorenna estaba exasperada, se sentía insegura con todos los vestidos que se probó. Ella era hermosa, tenía una linda cara, sus ojos claros y una larga cabellera dorada; pero tenía un defecto en su cuerpo; años atrás en un accidente se lesionó la pierna izquierda, su hueso se astilló en mil pedazos de la rodilla para abajo; los médicos lograron salvarla de una amputación, pero requirió de varias operaciones pasa recuperar la movilidad. Aun así cojeaba un poco para caminar. Con el tiempo superó y terapias ella logró sobreponerse al accidente y continuó estudiando la prepa, luego la universidad y posgrado, hasta que se convirtió en una de las ejecutivas más importantes e influyentes de Chocolates Murrié. Un día conoció a Juan Carlos Acheve
Mariangel llegó a su casa después de una tarde de compras y salón de belleza; había ganado dinero trabajando como modelo y quiso renovar su guardarropa, tenía suelta su rubia cabellera ondulada y usaba un conjunto de falda corta y chaqueta color rosa. Era la primera vez que salía con sus amigas e iba con su estilista después de que su prometido, Andrés Murrié, muriera en ese fatal accidente. Entró a la casa junto con el chofer que llevaba varias cajas de las compras de distintas boutiques. Mariangel también llevaba un par de paquetes en sus manos. Sus padres y su hermano se encontraban en la sala, los tres estaban esperándola. —Hija hasta que al fin llegas, te estamos esperando desde hace horas. —Dijo Flavio. —Hola papi, es que salí de la casa de modas, cambié mi cheque y me fui de shopping con mis amigas. —Se acercó a él y le dio un beso, luego le dijo al chofer que dejara las cajas junto a la escalera. —¿Por qué me estaban esperando? Raiza su madre le dijo: —Tu padre tiene
Los padres de Lorenna para festejar el cumpleaños de su hija, organizaron una cena. Solo invitaron a Inés que era prima de José Ignacio, también asistió Fabián con Altagracia su esposa; Raquel y Jeferson, quienes eran los mejores amigos de Lorenna. A pesar de que era su cumpleaños, Lorenna fue al gimnasio a las seis de la tarde; la cena familiar iba a ser a las ocho de la noche, entonces debía regresar antes para alistarse. Allí se encontró con Raquel quien se quedó mirándola fijamente su ropa de ejercicio y le dijo: ―¿Creí que no hablabas en serio cuando me dijiste que venías al gimnasio. ―¿Qué tiene de malo? El ejercicio es muy bueno para la salud. ―Sabes muy bien a qué me refiero; hoy es tu cumpleaños deberías estar no sé, en el salón arreglándome el cabello y la uñas para en la noche salir a bailar. ―Hoy es un día como cualquier otro, y sabes que no puedo ni bailar cualquier cosa. ―Pues no, no es un día como cualquiera; y no puedo aceptar que mi amiga odie hasta su propio c
Lorenna llegó donde Jeferson y Raquel se encontraban, en su cara se veía que estaba enojada y a la vez consternada.—¿Qué te dijo el desgraciado? —Preguntó Jeferson.—Pretende que regrese con él.—¿Después de todas las cochinadas que te hizo? ¡Pero qué descarado!Lorenna se quedó en silencio mirando hacia la nada, Raquel le agarró una mano y con una voz llena de solidaridad le dijo:—Lo importante es que no vuelvas a caer en su trampa. —Lorenna la miró con tristeza e indignación, luego desvío el mirar hacia Jeferson.—Me dijiste que esta noche Inés va a proponerme lo de la boda con Fabrizio.—Sí. Raquel con algo de asombro preguntó:—¿Acaso piensas aceptar?—Si —Dijo con dolor en su voz—. Me casaré con Fabrizio.—¡Pero no lo amas, ni siquiera lo conoces bien!—Será un matrimonio por conveniencia, nada más. —Jeferson sonrió con maldad.—Me encararía verle la cara al imbécil de Juan Carlos cuando se entere que te casaras con Fabrizio.—Ya se lo dije y no me creyó.—Claro, él piensa que