Lorenna llegó donde Jeferson y Raquel se encontraban, en su cara se veía que estaba enojada y a la vez consternada.—¿Qué te dijo el desgraciado? —Preguntó Jeferson.—Pretende que regrese con él.—¿Después de todas las cochinadas que te hizo? ¡Pero qué descarado!Lorenna se quedó en silencio mirando hacia la nada, Raquel le agarró una mano y con una voz llena de solidaridad le dijo:—Lo importante es que no vuelvas a caer en su trampa. —Lorenna la miró con tristeza e indignación, luego desvío el mirar hacia Jeferson.—Me dijiste que esta noche Inés va a proponerme lo de la boda con Fabrizio.—Sí. Raquel con algo de asombro preguntó:—¿Acaso piensas aceptar?—Si —Dijo con dolor en su voz—. Me casaré con Fabrizio.—¡Pero no lo amas, ni siquiera lo conoces bien!—Será un matrimonio por conveniencia, nada más. —Jeferson sonrió con maldad.—Me encararía verle la cara al imbécil de Juan Carlos cuando se entere que te casaras con Fabrizio.—Ya se lo dije y no me creyó.—Claro, él piensa que
Lorenna se retiró de la sala, subió a su habitación habiendo expresado su aceptación de casarse con Fabrizio; Antonella fue detrás de su hija y la siguió hasta su habitación. Lorenna se paró frente a la cómoda y comenzó a quitarse las joyas que estaba usando. Antonella con tono de reproche le dijo:—¿Qué piensas lograr con esta locura de casarte con Fabrizio?—Nada mamá, no pienso lograr nada, simplemente no está mal convertirme en la heredera de la receta, papá podría lograr mucho dentro de la compañía si le doy la parte de la fórmula que el chamán me entregue.—¿Piensas que Fabrizio tendrá buenas intenciones contigo?—Para Fabrizio solo seré un medio para alcanzar el poder dentro de la familia Murrié, igual como papá será el líder de la familia Montalván.—Te oigo y me parece que estoy oyendo a Inés hablando a través de tu boca.—Inés sabe usar la cabeza, y eso es lo que haré de ahora en adelante.—No estoy de acuerdo con ese matrimonio, estoy segura que lo haces para huir de lo que
Mariangel estaba en la piscina del spa, tenía en su mano un cóctel, estaba inmersa en sus pensamientos y estaba usando un par de gafas oscuras. De pronto llegaron sus dos mejores amigas, Gema y Samanta.—¿Cómo estás amiga? —Se dieron un beso en la mejilla.—Al fin decidiste venir al spa. —Dijo Samanta.—Si, ya me hacía falta. —Fueron casi siete meses de luto. —Mariangel sonrió con lamento, Samanta se dio cuenta que no debió hacer ese comentario —Perdón amiga, no debí…—No te preocupes, estuve encerrada casi siete meses desde que Andrés murió, pero ya ven que empecé de nuevo a vivir mi vida; mi mánager ya me consiguió un par de contratos. —Y ya has hecho varías sesiones de fotos. —Agregó Gema.—Exacto, se podría decir que Mariana Montalvan volvió a la acción.—Nos alegra en verdad que al fin hayas decidido que la vida debe continuar, ya verás que muy pronto conocerás a otro hombre que te guste y hasta podrás enamorarte de nuevo.—Mariangel sonrió maliciosa.—¿A que no adivinan con q
Fabrizio fue al cementerio a visitar la tumba de su madre fallecida, le llevó un ramo de flores del paraíso y los puso frente a la lápida.—Te traje tus flores favoritas. Se inclinó y puso la rodilla derecha sobre un escalón para afincarse, luego comenzó a hablarle a su madre como si ella estuviera presente, aunque Fabrizio estaba muy consciente que ella estaba muerta, pero conservaba la fe en que los muertos podían escuchar lo que los vivos iban a decirle en sus tumbas.—Me iré a Miami esta semana, mi decisión de hacerlo es definitiva, ya no siento ninguna duda de lo que deseo hacerle a Inés y a los imbéciles de mis hermanos… solo me detenía Patricia, porque ella no se merece que la engañe como lo voy a hacer. Muchas veces me he tirado canas al aire sin que ella se lo llegara a sospechar; los hombres somos así, no sabemos estar con una sola mujer aunque estemos muy enamorados. Tú sabes muy bien eso por papá, él quiso quedarse con la esposa, y también contigo, pretendía tenerlas a las
Mariangel se acercó a Lorenna que estaba de pie charlando con otros de la familia y tenía en la mano una copa de vino tinto.—¿Cómo estás primita?—Hola Mariangel, yo bien, ¿tú como seguiste?—Mucho mejor. —Se fueron a un lado a hablar solas.—Me alegra que ya estés superando el duelo por Andrés. —Mariana puso una lánguida sonrisa.—Gracias, la terapia me ayudó mucho.—Se nota en tu rostro que ya has recuperado la alegría.—En cambio yo lamento que tú no estés superando bien tu duelo por Juan Carlos. —Lorenna puso serio su rostro.—¿A qué viene tu comentario?—¿De dónde sacaste la loca idea de casarte con el bastardo? Todos en la familia Montalvan y la familia Murrié no hacen otra cosa que comentar que esa decisión se debe a tu despecho, hasta las sirvientas están hablando de ti en la cocina. —Lorenna se llenó de rabia.—¿Y qué? Que hablen lo que les dé la gana, y tú también.—¿Yo qué?—¿Me dirás que no has hablado de mí y de mis problemas con Juan Carlos?—No he hablado mal de ti.—P
Sandra llena de enojo le dio la espalda a Fabrizio y salió del estudio, poco tiempo después él también salió y se fue a la sala, allí se detuvo por un momento, luego se dispuso a regresar al jardín y tomó el pasillo hacia el exterior cuando de pronto se topó con Lorenna. Hubiera preferido no hacerlo, pero ella había decidido ir a hablar con él a solas. Fabrizio paseo sus ojos a lo largo del vestido que ella usaba, este era de color negro y pegado a su figura. La miró a los ojos y arqueó levemente sus labios hacia arriba.—¿Cómo estás Lorenna? —Ella respondió con una voz serena.—Bien. —Él se acercó más y le dio un beso en la mejilla.—No había podido saludarte en el jardín, bueno, es que acabo de llegar.—No te preocupes, pero ahora me gustaría hablar a solas contigo.—¿Ya? —Si, afuera hay mucha gente.—Está bien. Fueron al estudio, Fabrizio no podía evitar mirar a Lorenna con énfasis, tenía frente suyo a la mujer que por los momentos se suponía debía casarse, aunque la boda era arr
Lorenana llegó al jardín, Antonella se dio cuenta que había salido de la mansión y notó que su hija estaba enojada, entonces fue con ella, Lorenna había agarrado otra copa de vino.—¿Qué tienes? —Lorenna fingió una sonrisa.—¿Qué tengo de qué?—Saliste molesta de la mansión.—¿Yo?—Te vi salir enojada por esa puerta. —Señaló hacia la puerta, en ese preciso momento salió Fabrizio, Antonella de inmediato supuso que algo había pasado.—¿Hablaste con Fabrizio?—Si.—Qué salió mal.—¿Por qué haces tantas preguntas mamá?—Sabes que me angustia pensar que te vas a casar con un hombre que solo desea utilizarte para adueñarse de todo.—Inés no dejará que eso suceda, papá ya me lo dijo.—Aun así, no me gusta ese muchacho para ti.—Fabrizio y yo solo seremos esposos ante de las leyes y la sociedad, de ahí no habrá más nada que nos vincule, ni sentimientos ni exigencias amorosas; no hay de qué preocuparse; precisamente de eso estuvimos hablando en el estudio.—¿Te dijo cuáles sin sus intenciones?
Llegó el momento de presentar a Fabrizio delante de toda la familia Murrié como el heredero de la receta y quien desde esa noche tomaron la antorcha que lo llevaría a presentarse ante el chamán.Inés sabía comportarse con diplomacia en público, y si nadie hubiera conocido la historia de Dayanna, todos habrían pensado que la dama se la llevaba bien con Fabrizio.Lo presentó como el sucesor de su esposo. Mientras Inés dictaba su discurso, Fabrizio siguió con sus ojos a Mariangel y a Diego que se fueron por un lado del jardín y entraron a la mansión con una actitud sospechosa. Fabrizio supo de inmediato que la rubia tenía algo que ver con el hijo de Fabián.Terminó la presentación e hicieron un brindis. Así pasó un buen rato, pero Mariangel y Diego no aparecieron en el jardín. Fabrizio lleno de malicia quería fastidiarla con lo que había descubierto. En cuanto tuvo una oportunidad sigilosamente salió de entre la gente y se fue adentro de la mansión, vio bajar por las escaleras a una muca