Mariangel estaba en la piscina del spa, tenía en su mano un cóctel, estaba inmersa en sus pensamientos y estaba usando un par de gafas oscuras. De pronto llegaron sus dos mejores amigas, Gema y Samanta.—¿Cómo estás amiga? —Se dieron un beso en la mejilla.—Al fin decidiste venir al spa. —Dijo Samanta.—Si, ya me hacía falta. —Fueron casi siete meses de luto. —Mariangel sonrió con lamento, Samanta se dio cuenta que no debió hacer ese comentario —Perdón amiga, no debí…—No te preocupes, estuve encerrada casi siete meses desde que Andrés murió, pero ya ven que empecé de nuevo a vivir mi vida; mi mánager ya me consiguió un par de contratos. —Y ya has hecho varías sesiones de fotos. —Agregó Gema.—Exacto, se podría decir que Mariana Montalvan volvió a la acción.—Nos alegra en verdad que al fin hayas decidido que la vida debe continuar, ya verás que muy pronto conocerás a otro hombre que te guste y hasta podrás enamorarte de nuevo.—Mariangel sonrió maliciosa.—¿A que no adivinan con q
Fabrizio fue al cementerio a visitar la tumba de su madre fallecida, le llevó un ramo de flores del paraíso y los puso frente a la lápida.—Te traje tus flores favoritas. Se inclinó y puso la rodilla derecha sobre un escalón para afincarse, luego comenzó a hablarle a su madre como si ella estuviera presente, aunque Fabrizio estaba muy consciente que ella estaba muerta, pero conservaba la fe en que los muertos podían escuchar lo que los vivos iban a decirle en sus tumbas.—Me iré a Miami esta semana, mi decisión de hacerlo es definitiva, ya no siento ninguna duda de lo que deseo hacerle a Inés y a los imbéciles de mis hermanos… solo me detenía Patricia, porque ella no se merece que la engañe como lo voy a hacer. Muchas veces me he tirado canas al aire sin que ella se lo llegara a sospechar; los hombres somos así, no sabemos estar con una sola mujer aunque estemos muy enamorados. Tú sabes muy bien eso por papá, él quiso quedarse con la esposa, y también contigo, pretendía tenerlas a las
Mariangel se acercó a Lorenna que estaba de pie charlando con otros de la familia y tenía en la mano una copa de vino tinto.—¿Cómo estás primita?—Hola Mariangel, yo bien, ¿tú como seguiste?—Mucho mejor. —Se fueron a un lado a hablar solas.—Me alegra que ya estés superando el duelo por Andrés. —Mariana puso una lánguida sonrisa.—Gracias, la terapia me ayudó mucho.—Se nota en tu rostro que ya has recuperado la alegría.—En cambio yo lamento que tú no estés superando bien tu duelo por Juan Carlos. —Lorenna puso serio su rostro.—¿A qué viene tu comentario?—¿De dónde sacaste la loca idea de casarte con el bastardo? Todos en la familia Montalvan y la familia Murrié no hacen otra cosa que comentar que esa decisión se debe a tu despecho, hasta las sirvientas están hablando de ti en la cocina. —Lorenna se llenó de rabia.—¿Y qué? Que hablen lo que les dé la gana, y tú también.—¿Yo qué?—¿Me dirás que no has hablado de mí y de mis problemas con Juan Carlos?—No he hablado mal de ti.—P
Sandra llena de enojo le dio la espalda a Fabrizio y salió del estudio, poco tiempo después él también salió y se fue a la sala, allí se detuvo por un momento, luego se dispuso a regresar al jardín y tomó el pasillo hacia el exterior cuando de pronto se topó con Lorenna. Hubiera preferido no hacerlo, pero ella había decidido ir a hablar con él a solas. Fabrizio paseo sus ojos a lo largo del vestido que ella usaba, este era de color negro y pegado a su figura. La miró a los ojos y arqueó levemente sus labios hacia arriba.—¿Cómo estás Lorenna? —Ella respondió con una voz serena.—Bien. —Él se acercó más y le dio un beso en la mejilla.—No había podido saludarte en el jardín, bueno, es que acabo de llegar.—No te preocupes, pero ahora me gustaría hablar a solas contigo.—¿Ya? —Si, afuera hay mucha gente.—Está bien. Fueron al estudio, Fabrizio no podía evitar mirar a Lorenna con énfasis, tenía frente suyo a la mujer que por los momentos se suponía debía casarse, aunque la boda era arr
Lorenana llegó al jardín, Antonella se dio cuenta que había salido de la mansión y notó que su hija estaba enojada, entonces fue con ella, Lorenna había agarrado otra copa de vino.—¿Qué tienes? —Lorenna fingió una sonrisa.—¿Qué tengo de qué?—Saliste molesta de la mansión.—¿Yo?—Te vi salir enojada por esa puerta. —Señaló hacia la puerta, en ese preciso momento salió Fabrizio, Antonella de inmediato supuso que algo había pasado.—¿Hablaste con Fabrizio?—Si.—Qué salió mal.—¿Por qué haces tantas preguntas mamá?—Sabes que me angustia pensar que te vas a casar con un hombre que solo desea utilizarte para adueñarse de todo.—Inés no dejará que eso suceda, papá ya me lo dijo.—Aun así, no me gusta ese muchacho para ti.—Fabrizio y yo solo seremos esposos ante de las leyes y la sociedad, de ahí no habrá más nada que nos vincule, ni sentimientos ni exigencias amorosas; no hay de qué preocuparse; precisamente de eso estuvimos hablando en el estudio.—¿Te dijo cuáles sin sus intenciones?
Llegó el momento de presentar a Fabrizio delante de toda la familia Murrié como el heredero de la receta y quien desde esa noche tomaron la antorcha que lo llevaría a presentarse ante el chamán.Inés sabía comportarse con diplomacia en público, y si nadie hubiera conocido la historia de Dayanna, todos habrían pensado que la dama se la llevaba bien con Fabrizio.Lo presentó como el sucesor de su esposo. Mientras Inés dictaba su discurso, Fabrizio siguió con sus ojos a Mariangel y a Diego que se fueron por un lado del jardín y entraron a la mansión con una actitud sospechosa. Fabrizio supo de inmediato que la rubia tenía algo que ver con el hijo de Fabián.Terminó la presentación e hicieron un brindis. Así pasó un buen rato, pero Mariangel y Diego no aparecieron en el jardín. Fabrizio lleno de malicia quería fastidiarla con lo que había descubierto. En cuanto tuvo una oportunidad sigilosamente salió de entre la gente y se fue adentro de la mansión, vio bajar por las escaleras a una muca
Jeferson se marchó de la oficina de Lorenna, ella cerró la puerta y regresó a su escritorio, se sentó en su silla, agarró las gafas de lectura y se las puso; de pronto alguien llamó a la puerta, como la secretaría no anunció a otra persona, Lorenna supuso que era Jeferson de nuevo. Enojada comenzó a refunfuñar, entonces fue y le abrió.—Te dije que te fueras de mí…oficina.Sus ojos vislumbraron a Fabrizio parado justo delante de ella.—No sabía que ya me habías echado de tu oficina.—¿Qué haces aquí?—Tengo una cita con la gárgola, perdón, con doña Inés; decidí llegar un poco antes para pasar a saludar a mi novia.—No soy tu novia. —Fabrizio le pasó por un lado y entró a la oficina sin pedir permiso.—Muy linda tu oficina.—Gracias, dime qué quieres, estoy muy ocupada.—Soy tu novio, deberías darme prioridad y atenderme.—Voy a atenderte solo por un momento, pero no porque reconsidere mi novio, no lo eres y lo sabes. —Lorenna se sentó detrás de su escritorio.—Siéntate.—Gracias, novi
Fabrizio tenía que reunirse con Inés en su oficina antes de reunirse con todos los altos ejecutivos en la sala de juntas, pero ella salió y lo dejó esperando, Jeferson le explicó a Fabrizio que se había presentado un inconveniente de última hora. Fabián se encargó de atenderlo y le enseñó la oficina que le iban a asignar mientras él dirigiera la empresa. Cuando entraron a esta, Fabrizio observó a todas partes, Fabián le dijo:—Es muy amplia y con buena vista hacia la ciudad.—Si, es muy bonita, y amplia; pero solo la usaré hasta que me convierta en el presidente de Chocolates Murrié, a partir de ese momento usaré la oficina de papá.—Fabrizio sabes muy bien que esa oficina la está ocupando mamá.—Como presidenta supletoria, pero cuando yo esté ella debe salir de allá y dejarme a mi la oficina que me corresponde.—Fabrizio te pido encarecidamente que no vayas a pelearte con mamá por una oficina, eso es una tontería, esta oficina es tan grande y tan amplía como esa.—Pero no es la ofici