Al otro día Antonella entró a la habitación de Lorenna, la encontró en la cama acostada de medio lado, se veía muy deprimida mirando hacía la ventana.—¿Cómo estás hija? —Lorenna con un tono de voz triste respondió:—¿Cómo crees que estoy? —Lo sé, solo quiero que hables conmigo, sabes que puedes desahogarte. —Su rostro se bañó en lágrimas.—No quiero hablar, solo deseo poder dormir mucho y despertar cuando ya no sienta tanto dolor. —Antonella se sentó a un lado y le agarró la mano.—Vas a superar esto, así como superaste a Juan Carlos.—No mamá… Fabrizio duele más, mucho más, sé que nadie me entiende, pero siento que no podré seguir sin él.—¿Piensas perdonarlo y regresar? —Lorenna negó con la cabeza.—No, no podría confiar más en Fabrizio, nunca sabría cuando dice la verdad o cuando miente. Más tarde vendrá mi abogado, me dijo que la anulación no es posible por mi embarazo, me recomendó el divorcio por mutuo acuerdo.—¿Crees que él lo va aceptar?—Tendrá que hacerlo. —Vámonos a Esp
Fabrizio recibió el disparo en la espalda cerca de su pulmón derecho, no tardó mucho en comenzar a botar sangre por la boca. Ignacio despertó del desmayo algunos segundos después, él se encontraba menos grave que su yerno. Lorenna se acercó a Fabrizio y tocó su cara, él estaba luchando por respirar y la miró a los ojos, Lorenna comenzó a llorar. De pronto Fabrizio con una voz débil y entrecortada le dijo:—Perdoname… por todo el daño que te hice a ti, a todos, ahora sé que no debí, pero… ya es tarde. —Ella dijo entre sollozos.—No, no es tarde, vas a ponerte bien. —Fabrizio sonrió lánguidamente.—Si muero, jamás conoceré a nuestro hijo… dile que lo amé.—No vayas a morir, no puedes dejar a nuestro hijo sin su padre. —Fabrizio intentó decir algo más, pero de pronto cerró los ojos y perdió el conocimiento.***A la clínica llegaron miembros de ambas familias, incluyendo a Flavio y Héctor, Mariangel no podía presentarse después de lo que había hecho. Inés también estaba allí, sufriendo
Pasó un día, Fabrizio soportó la operación y se encontraba estable, pero aún estaba en estado crítico. Entre todos convencieron a Lorenna de ir a la casa a descansar, pues no había dormido nada en más de 24 horas. Ella no quería marcharse de la clínica, pues deseaba permanecer cerca de su padre y de Fabrizio, pero también comprendió que debía cuidar de su embarazo.Se dio una ducha, luego salió del baño envuelta una bata y se puso ropa para descansar, decidió buscar el celular que había dejado en la gaveta, entonces la abrió y tomó el pequeño artefacto, de pronto vió a un lado él sobre con los votos de Fabrizio, tomó una bocanada de aire y recordó aquellas palabras de Fabrizio frente al altar:«Estos son mis verdaderos votos»Se preguntó qué habría escrito, entonces agarró el sobre y se sentó frente al buró, allí lo abrió y sacó la hoja, la cual tenía escrito con puño y letra de Fabrizio , las palabras que ella hubiera deseado escuchar antes que se desatarán tantos problemas, comenzó
Pasaron cuatro semanas, las cuales fueron muy difíciles de sobrellevar, después pasó lo que todos estaban esperando, Fabrizio salió del coma. Lorenna se encontraba en casa esa mañana, estaba con Antonella y su padre en la habitación donde Ignacio estaba guardando reposo, de pronto sonó su celular, ella lo agarró y vió que se trataba de Fabián, cada vez que ella estaba en casa y alguien la llamaba de la clínica se ponía nerviosa, pues no sabía si tal vez recibiría alguna mala noticia.—Dime Fabián.—Fabrizio despertó. —A Lorenna se le llenaron de lágrimas los ojos y sonrió.—¡¿De verdad?!—Si.—¿Y cómo está?—Está desorientado, pero ya abrió sus ojos y habla, eso es lo importante.—¡Voy para allá! —Lorenna colgó la llamada y le dijo a sus padres.—¡Fabrizio despertó! —Ignacio comentó.—Ya nos hacía falta esta buena noticia, sobre todo tú, hijita, has estado sufriendo demasiado. —Antonella sonrió y dijo:—Tu padre tiene razón.—Iré a verlo.—Conduce con cuidado, no olvides que llevas a
Fabrizio estaba solo en la habitación, tenía cerrado los ojos y parecía que estaba dormido, de pronto una mujer de cabello oscuro entró, caminó despacio para no hacer ruido y se acercó a la cama, se paró a un lado y se quedó observándolo, Fabrizio se apercibió y abrió los ojos, de inmediato se dio cuenta que se trataba de Mariangel que se valió de un disfraz para ingresar sin que nadie lo notara.—¡Mariangel! —Ella sonrió y se quitó la peluca que llevaba puesta.—Si, soy yo, ¿creíste que no vendría a verte después que estuviste a punto de morir?—¿A qué has venido? no deberías estar aquí, Lorenna puede llegar en cualquier momento.—Y tú no deberías temerle, yo no le tengo miedo — ¿No te basta con todo el daño que ya le hiciste?—Tu me lo hiciste a mí y no te importó, me utilizaste, luego me desechaste como un despojo, ¿Piensas que no tengo sentimientos? ¿Que no sufro tanto como ella? —Mariangel, las cosas siempre estuvieron claras entre tú y yo, por favor entiendelo. —Eres tan par
Pasaron casi cuatro meses, a Lorena solo le faltaba una semana para dar a luz a su bebé, ella y Fabrizio estaban viviendo en su propia casa, la que ambos habían elegido para comprar. Lorenna estaba muy entusiasmada arreglando la habitación del bebé y cada vez que veía ropa, juguetes y algún objeto decorativo para la habitación, lo compraba. Ese día llegó con un caballo de madera de esos que se mecen, lo encontró en una tienda de alfarería mexicana. Fabrizio llegó cuando estaba anocheciendo, ella le mostró el caballo.—Mira, ¿No es lindo?—Si, pero es algo peligroso, la niña podría caerse.—Nosotros estaremos con ella, lo dejaré en la habitación mientras sea una bebé, después la llevaré al jardín.—Buena idea. —Lorenna jadeó un poco y se agarró la panza.—¿Se movió?—Me dio una patadita, hoy ha estado inquieta y me duele cuando me golpea. —Fabrizio puso la mano sobre su panza y le habló a la bebé:—No seas tan brusca con tu madre, comportate como una señorita. —Lorenna sonrió.—Cuan
Isabella cumplió dos meses de nacida, Lorenna no quería separarse de la pequeña ni por un momento, pero ese día era su cumpleaños, y Fabrizio quiso llevarla a cenar, solo los dos. Ignacio y Antonela fueron a buscar a la pequeña como a las seis de la tarde para que Lorenna pudiera alistarse, notaron que ella estaba algo nerviosa, era la primera vez que se iba a separar de la bebé, Antonella le dijo:—Isabella va a estar bien, disfruta la noche con tu esposo.—Pero es tan pequeña. —Ignacio le dijo:—Hija, también debes pasar tiempo con tu esposo, eso es muy importante.—Tu padre tiene razón, también necesitas compartir con Fabrizio.—Lo sé.—Isabella estará muy feliz si sus padres están felices. —Lorenna sonrió lánguidamente.—Está bien. A regañadientes aceptó, ella misma llevó a Isabella al auto de Ignacio y la puso en su silla y amarró en cinturón, luego le dio un beso.—Nos vemos mañana bebé, portate bien con tus abuelos.***Fabrizio llegó casi a las ocho de la noche a buscar a Lo
Fabrizio se encontraba en la suite de un lujoso hotel en Miami. Se levantó de la cama con su cuerpo desnudo, se acercó al diván y alzó su chaqueta. Sacó de uno de sus bolsillos un cigarrillo y el encendedor.De pronto una mujer rubia salió del baño envuelta en una toalla, púes había ido a ducharse después de que hicieron el amor. El cabello lo tenía mojado, este le cubría sus hombros desnudos.Se acercó a él y le dijo:—Creí que irías a ducharte conmigo. —Él no levantó el rostro para mirarla y respondió: —Me provocó fumar antes de ir a ducharme. —Encendió el cigarrillo y se sentó en el diván.Después Fabrizio se duchó y se vistió, Mariangel ya estaba lista para salir del hotel. Él se acercó a la cómoda, cogió el peine y se acomodó el cabello. Mariangel se acercó por atrás y lo sujeto de la cintura, recostó su cara contra su espalda.—Hoy te sentí distinto.—¿A qué te refieres?—No sentí que estuvieras conmigo cuando hacíamos el amor. —Ella levantó la cabeza, ambos se miraron a través