6 Meses después.
Patricia era la prometida de Fabrizio, estaba muy emocionada con los preparativos de la boda. Esa tarde fue a probarse el vestido acompañada por su madre y sus hermanas. Salió del vestidor y con una gran sonrisa les preguntó:
—¿Cómo me veo?
—Te ves hermosa dijo su madre, ella volteó a mirarse en el espejo.
—Me veré deslumbrante el día de mi boda.
Macarena su hermana mayor levantó una ceja y le dijo:
—Espero que ese día en verdad llegue. —Su madre en mal tono agregó:
—¿Por qué tienes que hacer ese tipo de comentarios en este momento?
—Vamos mamá, Patricia y Fabrizio parecen perros con gusanos, cada pelea es más irreconciliable. —Patricia se enojó y frunció el ceño.
—¿Por qué tenías que mencionarlo?
—Sabes que Fabrizio no te merece, ¿te montó el cuerno cuántas veces? ya sé, tú eres la celopata, él es un hombre fiel pero tú ves cosas donde no las hay.
—Basta —Dijo su madre—. Fabrizio eligió casarse con tu hermana, dejó a esa otra mujer porque no quiere perder a Patricia.
Patricia decepcionada se fue al bastidor a cambiarse.
Macarena le dijo a su madre.
—Sabes que los hombres no cambian.
—Lo dirás por ese marido que tienes.
—Si. Lo digo por él, no quisiera que mi hermana se case con un hombre que es infiel. Además Patricia es una mujer muy celosa.
—Pero se quieren, ¿qué podemos hacer? Solo apoyar a tu hermana mientras intenta ser feliz con el hombre que ama.
Fabrizio llegó a la oficina De pronto el celular sonó, él encendió la pantalla y vio que era Francisco, entonces se sentó en su silla y contestó:
—Dime tío. —Él con una voz pausada le dijo:
—A que no adivinas quién me llamó para pedirme una cita contigo.
—¿Quién?
—La esposa de tu padre quiere que te reúnas con tus hermanos. —Fabrizio frunció la frente.
—¿Qué quiere esa bruja malvada?
—No lo sé, Fabián y José Ernesto están aquí en la casa, y quieren que vengas ahora mismo.
—Diles que si vienen a joder o a intentar quitarme mi herencia…
—No es para eso, ellos necesitan un favor tuyo.
—¡¿Un favor?!
—Sí, creo que algo sucede en la fábrica de tu padre, a lo mejor ni tienen idea de cómo dirigirla. —Fabrizio sonrió con una expresión de maldad.
—¿Será eso?
—Estoy seguro que tiene que ver con la planta de chocolate de tu padre, pero no me dijeron más, desean decírtelo a ti directamente.
—Diles que estoy muy ocupado, que los recibiré en mi oficina a las dos de la tarde.
—Si claro, muy ocupado.
—Hay que hacerlos esperar; y los recibo solo porque me mata la curiosidad, ojalá y lo estén pasando muy mal para reírme de ellos.
—Yo quiero estar en esa reunión, también me mata la curiosidad.
En la tarde Fabrizio llegó a la oficina, vio a sus dos hermanos mayores sentados en la sala de espera. Los saludó en un tono seco.
—Buenas tardes.
Ellos se pusieron de pie con inmediatez, se notó que estaban ansiosos. Él los miró con cierto desdén.
—Buenas tardes. —Dijo José Ernesto.
—¿Qué es lo que desean hablar conmigo?
—José Ernesto le dijo:
—Le queremos proponer algo que nos beneficiará a todos.
—Bien, entonces vamos a mi oficina. —Francisco llegó en ese momento. Después que entraron a la oficina él los mandó a sentarse, el desagrado que sentía hacia ellos se hacía evidente en su lenguaje corporal.
Ellos se sentaron en las sillas frente al escritorio, Francisco en el sofá a un lado de la oficina, y Fabrizio se sentó detrás de su escritorio y puso las manos sobre este con los dedos entrecruzados.
—Hablen. —Dijo con tosquedad, Fabián agregó:
—Sucede que nuestro padre está muerto y Andrés también.
—Si, están muertos y enterrados.
—Como ya debes saberlo, papá era el único que poseía la fórmula secreta de los mayas para preparar la receta de chocolates Supremo. Andrés era el siguiente heredero de la fórmula secreta. Pero está muerto, y ya no hay nadie que tenga la receta. Ya debes conocer que existe un pacto entre la familia Montalvan y la familia Murrié.
—Si claro, deben casarse unos con otros para que el chamán le dé la receta.
—No solo debemos casarnos unos con otros. Existen ciertos requisitos para conformar a la nueva pareja que heredará la fórmula secreta, entre estos debe haber un acto de cortejo y la formalización de un compromiso. Ambos deben ser solteros, no haber estado casados y demostrado amarse de verdad. Solo así el chamán les dará la receta con la cual la planta de chocolate más grande de Estados Unidos se mantiene a riel.
—Bueno, ¿y ustedes dos cruzaron medio océano para decirme esas tonterías? —José Ernesto miró al otro, después a Fabrizio y le dijo:
—No tenemos la receta… de la fórmula solo nos queda lo suficiente para dos trimestres, después de eso no tendremos la fórmula de Chocolates Murrié.
Fabrizio los observó en silencio varios segundos, de pronto se carcajeó.
—¡O sea que antes de fin de año la fábrica de Chocolates Murrié se irá a la quiebra!
—Es por eso que necesitamos que nos ayudes.
—Si piensan que yo tengo su receta olvídenlo, no dependo de los mayas ni en nada de esas cosas místicas en las que creen ustedes; la fórmula que utilizo fue diseñada por un equipo científico, además mi chocolate es preparado por manos artesanas de los habitantes del pueblo donde tengo la planta, y si no me creen pueden probarlo y notaran la diferencia.
—Eso lo sabemos, el chamán jamás le daría la receta; solo la tenía papá, y la otra mitad la tiene mi mamá. Andrés era el heredero de la receta, pero como ya todos saben, murió el mismo día que nuestro padre.
—Entonces ¿qué es lo que quieren? ¿Qué les diseñe una nueva fórmula?
—Tú eres el único descendiente de papá que cumple los requisitos para optar por la fórmula secreta.
—¿Qué me quieren decir con eso? —Fabián le dijo:
—Lo que intentamos decirte es que tú tienes la posibilidad de salvar Chocolates Murrié si se casa con Mariangel Montalvan y obtiene la receta. —Fabrizio espabiló cuando oyó aquello y se carcajeó.
—¡¿Me están pidiendo que me case con la bruja?! ¿Acaso se volvieron locos?
—No estamos locos —agregó José Ernesto—. Estamos desesperados. —La sonrisita que Fabrizio tenía cambió por una dura expresión.
—¿Qué les hace pensar que yo sacrificaría mi vida casándome con esa loca que siempre me ha mirado con menosprecio? —Ellos agacharon la cabeza, después Fabián agregó:
—Bueno, obtendrá muchas ganancias si lo hace. Para empezar sería el presidente de Chocolates Murrié, y se convertiría en el jefe de la familia. Además ganará el respeto de todos como de seguro debe haberlo deseado desde siempre. Usted será al fin un Murrié y nadie se atreverá a decir lo contrario. —Fabrizio le dio una palmada al escritorio.
—¡Mejor cállense! hablan puras tonterías; yo ya soy un Murrié desde que nací, ustedes son los que no lo han querido aceptar, y la verdad no me interesa que lo hagan.
—¿No le interesa convertirse el presidente de la chocolatera más importante de Estados Unidos? Con una par de años que la dirija se convertirá en uno de los ejecutivos más cotizados del mundo del chocolate
—Eso de ser el presidente de la chocolatera de mi padre es muy tentador, no lo puedo negar; pero eso de casarme con la bruja me parece que es… ¡horripilante! En pocos meses me casaré con mi linda y dulce prometida, y no pienso cambiar de planes.
—Solo si se casa con ella podrá obtener la receta.
—Gracias pero no estoy interesado, si desean salvar la fábrica más les vale que muevan el culo y consigan una nueva fórmula. Ahora si me disculpan tengo muchas cosas por hacer, así que váyanse por donde vinieron.
—Piénselo. —Agregó Fabián—. Los beneficios que obtendrá serán mayores que el sacrificio. Además… Mariangel es una mujer muy hermosa, ella atrae la atención de todas las miradas.
—Mariangel es una cualquiera; sería un total desperdicio casarse con esa mujer. Ahora salgan de mi oficina.
Francisco se puso de pie y acompañó al par de hombres hasta el ascensor, afuera les dijo:
—Hablaré con mi sobrino, no se preocupen, yo lo convenceré, Fabrizio le tiene mucha estima a la fábrica de su padre, estoy seguro que no permitirá que la empresa se vaya a la quiebra.
José Ernesto le dijo:
—Recálcale que recibirá muchos beneficios, ya tienes mi número, esta noche nos hospedaremos en un hotel; ojalá y logre convencerlo de aquí a mañana.
—Cuenten con eso, conozco a mi sobrino y sé que accederá.
Reinaldo regresó a la oficina de Fabrizio.—¿Ya se largaron?—Si. —¿Qué tal lo que pretendían? ¡Que yo me case con Mariangel! Piensan que soy un pendejo que se le van los ojos por una cara y un cuerpo bonito. —Francisco se sentó.—Ay pues si se te van los ojos por caras y cuerpos bonitos, te excitan las mujeres hermosas.—Pero no Mariangel.—Eso es diferente, aunque no sería tan difícil estar casado con ella un par de años y cupular todo ese tiempo mientras obtienes la receta y luego te divorcias, ¿no crees? —Fabrizio lo miró fijo.—No te estoy entendiendo.—Podrías casarte con la rubia y obtener esa receta, luego la mandas a la mierda.—¿Ya empezaste a beber licor?—No.—No necesito esa receta, ni quiero estar cerca de esa gente ni por él prestigio ni por todo el dinero del mundo. Ya tengo mi propia fortuna y mi planta de chocolate se está expandiendo cada día más. Algún día será de las más grandes de todo Latinoamérica, Chocolates Murrié no me interesa.—No sería por el dinero ni p
Lorenna se estaba midiendo todos los vestidos que tenía disponibles en su guardarropa, Raquel su mejor amiga había ido a ayudarla a elegir el mejor para usarlo esa noche, pues estaba de cumpleaños y sus amistades la invitaron a salir a una discoteca. Lorenna estaba exasperada, se sentía insegura con todos los vestidos que se probó. Ella era hermosa, tenía una linda cara, sus ojos claros y una larga cabellera dorada; pero tenía un defecto en su cuerpo; años atrás en un accidente se lesionó la pierna izquierda, su hueso se astilló en mil pedazos de la rodilla para abajo; los médicos lograron salvarla de una amputación, pero requirió de varias operaciones pasa recuperar la movilidad. Aun así cojeaba un poco para caminar. Con el tiempo superó y terapias ella logró sobreponerse al accidente y continuó estudiando la prepa, luego la universidad y posgrado, hasta que se convirtió en una de las ejecutivas más importantes e influyentes de Chocolates Murrié. Un día conoció a Juan Carlos Acheve
Mariangel llegó a su casa después de una tarde de compras y salón de belleza; había ganado dinero trabajando como modelo y quiso renovar su guardarropa, tenía suelta su rubia cabellera ondulada y usaba un conjunto de falda corta y chaqueta color rosa. Era la primera vez que salía con sus amigas e iba con su estilista después de que su prometido, Andrés Murrié, muriera en ese fatal accidente. Entró a la casa junto con el chofer que llevaba varias cajas de las compras de distintas boutiques. Mariangel también llevaba un par de paquetes en sus manos. Sus padres y su hermano se encontraban en la sala, los tres estaban esperándola. —Hija hasta que al fin llegas, te estamos esperando desde hace horas. —Dijo Flavio. —Hola papi, es que salí de la casa de modas, cambié mi cheque y me fui de shopping con mis amigas. —Se acercó a él y le dio un beso, luego le dijo al chofer que dejara las cajas junto a la escalera. —¿Por qué me estaban esperando? Raiza su madre le dijo: —Tu padre tiene
Los padres de Lorenna para festejar el cumpleaños de su hija, organizaron una cena. Solo invitaron a Inés que era prima de José Ignacio, también asistió Fabián con Altagracia su esposa; Raquel y Jeferson, quienes eran los mejores amigos de Lorenna. A pesar de que era su cumpleaños, Lorenna fue al gimnasio a las seis de la tarde; la cena familiar iba a ser a las ocho de la noche, entonces debía regresar antes para alistarse. Allí se encontró con Raquel quien se quedó mirándola fijamente su ropa de ejercicio y le dijo: ―¿Creí que no hablabas en serio cuando me dijiste que venías al gimnasio. ―¿Qué tiene de malo? El ejercicio es muy bueno para la salud. ―Sabes muy bien a qué me refiero; hoy es tu cumpleaños deberías estar no sé, en el salón arreglándome el cabello y la uñas para en la noche salir a bailar. ―Hoy es un día como cualquier otro, y sabes que no puedo ni bailar cualquier cosa. ―Pues no, no es un día como cualquiera; y no puedo aceptar que mi amiga odie hasta su propio c
Lorenna llegó donde Jeferson y Raquel se encontraban, en su cara se veía que estaba enojada y a la vez consternada.—¿Qué te dijo el desgraciado? —Preguntó Jeferson.—Pretende que regrese con él.—¿Después de todas las cochinadas que te hizo? ¡Pero qué descarado!Lorenna se quedó en silencio mirando hacia la nada, Raquel le agarró una mano y con una voz llena de solidaridad le dijo:—Lo importante es que no vuelvas a caer en su trampa. —Lorenna la miró con tristeza e indignación, luego desvío el mirar hacia Jeferson.—Me dijiste que esta noche Inés va a proponerme lo de la boda con Fabrizio.—Sí. Raquel con algo de asombro preguntó:—¿Acaso piensas aceptar?—Si —Dijo con dolor en su voz—. Me casaré con Fabrizio.—¡Pero no lo amas, ni siquiera lo conoces bien!—Será un matrimonio por conveniencia, nada más. —Jeferson sonrió con maldad.—Me encararía verle la cara al imbécil de Juan Carlos cuando se entere que te casaras con Fabrizio.—Ya se lo dije y no me creyó.—Claro, él piensa que
Lorenna se retiró de la sala, subió a su habitación habiendo expresado su aceptación de casarse con Fabrizio; Antonella fue detrás de su hija y la siguió hasta su habitación. Lorenna se paró frente a la cómoda y comenzó a quitarse las joyas que estaba usando. Antonella con tono de reproche le dijo:—¿Qué piensas lograr con esta locura de casarte con Fabrizio?—Nada mamá, no pienso lograr nada, simplemente no está mal convertirme en la heredera de la receta, papá podría lograr mucho dentro de la compañía si le doy la parte de la fórmula que el chamán me entregue.—¿Piensas que Fabrizio tendrá buenas intenciones contigo?—Para Fabrizio solo seré un medio para alcanzar el poder dentro de la familia Murrié, igual como papá será el líder de la familia Montalván.—Te oigo y me parece que estoy oyendo a Inés hablando a través de tu boca.—Inés sabe usar la cabeza, y eso es lo que haré de ahora en adelante.—No estoy de acuerdo con ese matrimonio, estoy segura que lo haces para huir de lo que
Mariangel estaba en la piscina del spa, tenía en su mano un cóctel, estaba inmersa en sus pensamientos y estaba usando un par de gafas oscuras. De pronto llegaron sus dos mejores amigas, Gema y Samanta.—¿Cómo estás amiga? —Se dieron un beso en la mejilla.—Al fin decidiste venir al spa. —Dijo Samanta.—Si, ya me hacía falta. —Fueron casi siete meses de luto. —Mariangel sonrió con lamento, Samanta se dio cuenta que no debió hacer ese comentario —Perdón amiga, no debí…—No te preocupes, estuve encerrada casi siete meses desde que Andrés murió, pero ya ven que empecé de nuevo a vivir mi vida; mi mánager ya me consiguió un par de contratos. —Y ya has hecho varías sesiones de fotos. —Agregó Gema.—Exacto, se podría decir que Mariana Montalvan volvió a la acción.—Nos alegra en verdad que al fin hayas decidido que la vida debe continuar, ya verás que muy pronto conocerás a otro hombre que te guste y hasta podrás enamorarte de nuevo.—Mariangel sonrió maliciosa.—¿A que no adivinan con q
Fabrizio fue al cementerio a visitar la tumba de su madre fallecida, le llevó un ramo de flores del paraíso y los puso frente a la lápida.—Te traje tus flores favoritas. Se inclinó y puso la rodilla derecha sobre un escalón para afincarse, luego comenzó a hablarle a su madre como si ella estuviera presente, aunque Fabrizio estaba muy consciente que ella estaba muerta, pero conservaba la fe en que los muertos podían escuchar lo que los vivos iban a decirle en sus tumbas.—Me iré a Miami esta semana, mi decisión de hacerlo es definitiva, ya no siento ninguna duda de lo que deseo hacerle a Inés y a los imbéciles de mis hermanos… solo me detenía Patricia, porque ella no se merece que la engañe como lo voy a hacer. Muchas veces me he tirado canas al aire sin que ella se lo llegara a sospechar; los hombres somos así, no sabemos estar con una sola mujer aunque estemos muy enamorados. Tú sabes muy bien eso por papá, él quiso quedarse con la esposa, y también contigo, pretendía tenerlas a las