Me quedo en shock durante un par de segundos, de todas las traiciones creo que esta es la peor, no es posible que mirándome a los ojos dijera que me amaba, no es justo.
—¿Qué carajo?
Él estaba repartiendo besos por todo su cuerpo, a punto de quitarle la ropa interior a Daniela, la muy asquerosa trae lencería roja. Todavía se atrevió a escoger la ropa con la que se acostaría con mi prometido en mis narices. Se quedan helados al verme, ninguno sabe cómo reaccionar.
—Puedo explicarlo —se apresura mi amiga a hablar.
—Y un carajo —cuando llego hasta ella la abofeteo, por supuesto, no hace nada por defenderse—. Eras mi mejor amiga, ¿así es como me pagas?
—Cielo —otro más que recibe una bofetada mía.
—Nada de cielo. ¡Nos íbamos a casar, Adrián! ¿Tan poco valgo para ti?
—No se trata de eso, en serio que todo tiene una explicación.
—Me fuiste infiel antes de nuestra boda ¿Qué otra explicación hay?
Harta, tomo la ropa de Daniela y la aviento por la ventana sin importarme lo que ella piense en este momento. Ambos estuvieron viéndome la cara y no fui capaz de notarlo. Estaba cegada, creí que lo que sentía por Adrián era amor.
—¿Qué hiciste? —se apresura a asomarse por la venta—, mi ropa.
—Tienes tres segundos para salir de esta casa o te aseguro que te arrepentirás.
—Leah…
—Uno.
—Amiga por favor.
Que me llame de esa manera solo provoca que me hierva la sangre, no tiene derecho.
—Dos.
—Lo siento tanto, en verdad todo pasó de un momento a otro.
—Soy capaz de aventarte por esa ventana, más te vale largarte ahora mismo —se queda quieta—. No me obligues a llegar a tres.
No sé si es la forma en la que lo he dicho o si en verdad me ve muy molesta, pero prefiere no discutir y se apresura a salir de la casa. Es hasta que de un portazo sale que vuelvo mi mirada a Adrián, sigue bastante pálido.
—Puedo explicarlo.
—¡¿Explicar qué?! ¿Tu maldito juego de la secta o que te acostaste con mi mejor amiga?
—¿Secta?
No puedo creer que eso haya sido todo lo que ha escuchado.
—Sé lo que hiciste, malnacido. ¡Asesinaste a mi padre! —grité—. No solo eso, eres de la mafia ¡la mafia, Adrián! ¿Si quiera eres consciente de lo que eso significa?
—Leah…
—Él confió en ti, te lo dio todo. Mi padre estaba convencido de que eras el hombre correcto ¿Y así le pagas? ¿Quitándole la vida?
No dice nada, se detiene a verme caminar de un lado a otro y ya no sé de qué otra manera sacar toda la ira que tengo dentro.
—¿Cómo te enteraste? —me sorprende la tranquilidad en su voz—. Se supone que había mantenido el secreto, ¿alguien me delató?
Esa pregunta parece ser la gota que derrama el vaso, lo primero que veo es un florero y sin pensarlo lo tomo para aventárselo, detesto que no haga más que quedarse ahí parado.
—¡Oye! —por desgracia logra esquivarlo—. Lo lamento Leah, yo no —no encuentra palabras—, quise detener esto con Daniela, en serio traté de hacerlo, pero las cosas solo se dieron, te juro que quería cortar todo lazo de relación con ella.
Al final me siento en la cama, sin poder contener las ganas de llorar, se atrevió a cambiar de tema. Es el cumulo de la rabia, el dolor y la traición lo que me impiden estar tranquila.
—Nos íbamos a casar —sollozo—, teníamos muchos planes juntos. Viajes, la luna de miel, nuestra casa ya la habíamos comprado, se supone que íbamos a unir nuestras empresas. Eres un maldito.
—Y aún podemos cumplir todos nuestros planes, esta era la despedida, después de hoy no pretendía ver a Daniela jamás.
No podría ser más sínico, en serio.
—¿Hace cuánto me engañas?
Hay algo tan depresivo en el ambiente que incluso se me eriza la piel.
—Hace tres meses.
—Tres meses —repito con dolor—. Fui un chiste para los dos durante meses, quién lo diría.
Por un momento el único sentimiento que tengo es el de ira y eso nubla mi juicio. Mi mirada recae en el maletín abierto que se esconde en el armario, puedo ver el arma desde aquí.
—Traeré papel para que te puedas limpiar.
En cuanto pone un pie en el baño yo me acerco al maletín y con el corazón latiéndome a toda velocidad tomo el arma sin ser consciente de lo que en realidad está pasando, con las manos aun temblando coloco el arma detrás de mí y me recargo en el marco de la puerta.
En el baño hay velas, pétalos en el suelo, la bañera está preparada, así que este era su gran momento, la gran despedida, una pena que haya venido a interrumpir este momento que se supone sería «romántico»
No lastimas a quien amas, es todo en lo que puedo pensar. Adrián no me amo, y desde que vi ese vídeo con Lucas, yo dejé de amarlo.
—Se supone que no deberías ver esto —me encara—. Así solo te lastimas más.
—No creo que las cosas puedan volver a ser como antes.
—Solo tienes que confiar en mí.
—¿Confiar en ti? Debe ser una broma, no confiaré en ti de nuevo, dime una cosa ¿Por qué asesinaste a mi padre?
Me mira entrecerrando los ojos, creo que, dadas las circunstancias, decide ser honesto. Su semblante se vuelve más serio e incluso parece tranquilo.
—Deberías saber qué clase de hombre era tu querido padre, ¿por qué crees que tenía tanto dinero? ¿En verdad lo conocías bien? No era más que un traidor y un mentiroso.
Mis músculos se tensan al escucharlo llamarlo de esa forma. Nadie más lo conocía mejor que yo. Adrián no es más que un traidor, hará cualquier cosa para ponerme en contra de mi propia familia.
—Mientes.
—Una escoria para este mundo, te mintió a ti, le mintió a tu madre y a todo al mundo fingiendo que era una buena persona, cuando en realidad era todo lo contrario, yo solo quería protegerte, Leah. ¿Quieres que te haga una lista de todas las mujeres con las que se acostó estando casado con tu madre?
—¡Mientes! —saqué el arma, apunté y disparé.
Cayó a la bañera.
Creo que lo maté, entro en pánico cuando el agua se pinta del color de su sangre y la llave se abre provocando así que el agua salga de la bañera, su sangre se acerca a mí, suelto el arma, no, no, no, yo no pude haber hecho esto, no es posible, tengo que llamar a una ambulancia.
Cientos de ideas pasan por mi cabeza en ese tiempo, la ambulancia llegando y llevándose a Adrián, está muerto, la policía me interrogará, dañaré la imagen de mi empresa, todo por lo que he luchado se ira al caño, mi vida, mis sueños, la empresa, y el mundo entero me conocerá como una asesina.
Bajo de nuevo por mi bolsa y tocan la puerta antes de que pueda marcar el número de la ambulancia, el hombre frente a mí entra sosteniéndome antes de caer.
—Oye, ¿qué pasa? —no puedo creer que lo maté, ahora me odiará—. Leah ¿de quién es la sangre?
—De tu hermano.
Logro ponerme de pie, Harry no entiende nada, me mira con auténtica preocupación.
—Creo que lo maté.
—¿Qué?
No pienso con claridad no sé qué hacer, no tiene posibilidad de salvarse y, aun si la tuviera, merece morir de esta manera.
—Harry, tienes que irte —hablo agitada—. Toma tus cosas de nuevo, vete.
—Sí, claro y mientras te dejo con el muerto.
Miro a mi alrededor, creo que la casa se está volviendo más pequeña, no soy consciente de lo alterada que me veo hasta que Harry se acerca, creo que hiperventilaré.
—Leah —habla con calma, como si eso fuera lo que quisiera transmitirme—. Leah mírame —sujeta mi rostro entre sus manos—. No puedes seguir con esto. ¿Dónde está Adrián?
Reacciono hasta ese momento y me aparto de él, se supone que odio a Harry, no tendría que estar hablando con él tan tranquila cuando hay un problema mucho más grande.
—Arriba.
No lo piensa dos veces y va a su cuarto, el agua ya llegó al dormitorio, cuando entra no puede ni siquiera mirarlo, cierra la puerta como si eso fuera a solucionar el problema.
—¿Qué pasó?
—Es una larga historia.
—Hay que llamar a la ambulancia.
—¡No! —lo detengo del brazo y sé que lamentaré lo que diré—. Lo odias tanto como yo.
—Creí que te ibas a casar con él.
—Ese era el plan, pero todo se arruinó y yo… yo no…
Siento que mi corazón se vuelve a detener cuando en medio del silencio se escucha el teléfono de Adrián, Harry se ve tan pálido como yo.
—¿Qué esperas? ¡Responde la llamada!
Al menos él actúa más rápido que yo. Entra de nuevo al baño y toma su teléfono, un escalofrío recorre mi cuerpo al escucharlo hablar, puede imitar bien la voz de su hermano, gemelos después de todo.
—Claro que sí, prepara las cosas para mañana, será un día importante.
Cuelga la llamada y avienta el teléfono como si fuera el mayor de los problemas ahora.
—¿Quién era?
—Uno de sus hombres.
—¿De la mafia? —me tiembla la voz.
—¿Cómo lo sabes?
Creo que en este momento es mejor no dar demasiados detalles sobre lo que está pasando, todavía no sé si puedo confiar en Harry, pero no tengo otra opción.
—Larga historia.
Comienza a caminar de un lado a otro, disimula bien sus nervios.
—Tienes que hacer algo, Leah.
—¿Tengo?
—No me mancharé las manos por ti, no lo vales. —Comenta en un tono serio.
—Bien, me odias y yo te odio, está claro, pero en serio necesito tu ayuda. Ahora eres todo lo que tengo, no puedo confiar en nadie más. Por favor, Harry.
Hay algo diferente en su mirada esta vez, no me importa si me mira con lástima o si en verdad me quiere ayudar, da igual con tal de que me apoye en esto.
—¿Qué propones? Tu boda es pasado mañana.
La boda, es cierto, siendo presa todavía del pánico solo se me ocurre una cosa para arreglar este desastre, quizá una idea muy estúpida, pero no hay alternativa.
Engañaremos a todo el mundo.
—Hay que deshacernos del cuerpo.
—¡¿Qué?!
—Y una cosa más.
—Leah, no creo que…
—Tienes que casarte conmigo, Harry.
LeahA estas alturas no sé qué es peor, fingir mi matrimonio, deshacerme del cuerpo de mi ex prometido o que la casa apeste a cloro. No sé qué es lo que estoy haciendo, pero ya es tarde para retractarme.Harry se está encargando del cuerpo de su hermano mientras que yo limpio todo el desastre que dejó la bañera, mis manos están llenas de su sangre, sin duda es una imagen que no me sacaré de la cabeza en meses.—¿No crees que son demasiadas bolsas? —le pregunto cuando veo que va por la quinta bolsa de basura.Su hermano ya está cubierto por completo, nadie pensará que es un cuerpo el que está ahí dentro. Él quiere que todo esté en orden, si nos descubren ambos iremos a prisión.—Solo quiero ser precavido, ¿sí? Ahora termina de limpiar y vámonos, no falta mucho para que amanezca.—Cambiaré las sabanas, todo debe estar impecable.—Bien, haz lo que quieras.Entre más rápido terminemos esto mucho mejor. Todo lo que usé para limpiar la casa de Adrián lo guardé en bolsas de basura, tengo que
LeahLa gran mayoría de cosas ya estaban listas, pero hay una extraña sensación en mi pecho. Se supone que esta boda se tendría que llevar a cabo conmigo caminando al altar y con Adrián esperándome.La vida da muchas vueltas.Terminaba de arreglar los últimos detalles de mi vestido de novia. Era un vestido precioso, pero me había ayudado a elegirlo la madre de Adrián.—Hola —toca la puerta que está abierta—. La puerta de tu casa estaba abierta, me tomé el atrevimiento de entrar.—Descuida, Lucas. Pasa.Se quedó sentado al borde de la cama mirando mi vestido, podía sentir lo nervioso que estaba, a este punto debo parecer una loca, murió mi prometido y no me siento tan mal, ¿es eso malo?—Entonces, te casas —rompe el silencio.—Me caso.—Pero no con Adrián.Algo me dice que esta conversación se tornará un poco incómoda, pero mejor ser sinceros, siento que Lucas es la única persona en la que puedo confiar.—Mejor dime, ¿qué es lo que sabes?Lucas tiene el acceso a las cámaras de la recám
LeahTodavía, de manera ingenua, creí que lo que se supone que sería una luna de miel memorable me guiaría a un lugar como Paris, Roma, Italia, qué sé yo, pero no, hemos venido a Steelney, la ciudad del juego, apuestas y sexo sin compromiso.Creí que Harry se había vuelto loco, porque también Steelney es conocida como la ciudad del peligro, aunque da la casualidad que aquí estaremos más protegido, Adrián trabajaba para la MOH, la Mafia organizada de Hover, nuestro bello país, si podemos ser intocables, entonces esta es la ciudad idónea.—Pero por favor, Adrián, dime que tú y tu esposa están bien, no sabes el susto que nos llevamos todos —habla mi suegra preocupada como nunca antes la he escuchado—. Tu padre y yo no hemos logrado conciliar el sueño desde que se fueron.—Ya te dije que estamos bien madre, quisimos salir de todos los problemas e irnos a nuestra luna de miel lo antes posible.Ah, sí, pequeño detalle, llevamos alrededor de veinte minutos en una llamada con mis suegros, por
Leah. —Te quedaste.La expresión tan llena de sorpresa que tiene Harry no se borra, como si en verdad le pareciera tan irreal el verme frente a su puerta. Tomé una decisión y solo espero que haya sido la correcta.—Querías que lo hiciera, ¿no?—¿Te quedaste por mí?Es cierto que he tenido mis diferencias con él, es cierto que hay momentos en donde no nos soportamos y que sigo sin saber cómo actuar ahora que sé lo que en verdad siente, sin embargo, quiero entender qué es lo que siento, habrá que ir despacio con esto.—Me quedé por ambos —rompo el contacto visual cuando cruzo la puerta—. En primer lugar, fui yo quien te arrastró a todo esto y solo quiero que los dos salgamos con vida, pronto tú recuperarás tu vida y yo la mía, ese es el trato.Escucho que cierra la puerta y por alguna extraña razón puedo sentirme más tranquila, Harry ha dejado muy claro este tiempo que puede protegerme, ojalá las cosas puedan seguir así.—Entonces, esposa.—Ahórrate el nombrecito, Harry, tenemos que ma
HarryQuisiera sacarme de la cabeza el momento en el que casi la beso, joder ella no tiene idea cuánto tanto tiempo he deseado esto, cuanto había estado esperando para que se diera cuenta que el idiota de Adrián no la merecía.El día que me enteré que se iba a casar… ese día sentí que la estaba perdiendo para siempre. La vida da muchas vueltas y puede que tenga a sus favoritos, para bien o para mal ahora Adrián está muerto y eso me ha dejado el camino libre.Leah por fin estará con la persona que siempre debió estar: conmigo. La he deseado desde que la conocí, su imprudencia, su risa y personalidad, me tiene a sus pies desde el día en que la vi en esa fiesta bailando sin miedo a que la vieran, si tan solo me hubiera acercado a ella a tiempo, entonces se habría quedado conmigo y no con Adrián.—Harry, esto es un desastre, ¿te das cuenta del problema tan grande en el que te estás metiendo?—El pobre Harry ya se está ahogando en sus problemas, Cameron, no lo presiones —a Key parece hacer
Leah«Harry no es inmortal, podría acabar con él con mucha facilidad, no quieres mancharte las manos de sangre, créeme.»Todavía recuerdo las palabras de Michael, no dudo de las capacidades de Harry, pero ya está metido en todo este problema por mi culpa, lo menos que puedo hacer es ayudar un poco.Miro la herida en mi pierna, a mi querido hermano no le bastó con acorralarme y apuntarme con un arma, sino que también le pareció divertido sacar un cuchillo, intenté liberarme y lo logré, pero en el intento me lastimé.—¡Taxi! —intento que uno se detenga, pero no lo consigo. —¿Y a dónde piensas ir, Leah? —en tan poco tiempo su voz ya no sale de mi cabeza—. Ni siquiera conoces Steelney a la perfección, ¿a dónde irás?—No es asunto tuyo, Michael.Sigo tratando de conseguir un taxi, ¿por qué demonios ninguno se detiene? Siento algo helado sobre mi muñeca y cuando me giro a verlo me encuentro cara a cara con mi hermano.—Te llevaré —se ofrece.—No gracias.—Leah.—Dije que no, Michael.—¿Sie
LeahCreo que no estoy entendiendo nada. Harry dijo que iríamos por esa persona misteriosa que nos ayudaría, pero aún no sé de quién se trata.—¿Podrías al menos ayudarme? —le digo, frustrada—. No sé qué es lo que tengo que hacer, y pareces muy tranquilo, aunque saben que podrían descubrirnos en cualquier momento.—Leah, como sigas hablando me volverás loco, lo juro.—¡Estoy preocupada, Harry!—Yo también, pero nunca hemos cambiado las cosas por estar preocupados, ¿o sí?—¿Quién nos ayudará?Como si incluso el chofer se hubiera hartado de escucharme, detiene el auto y una de las puertas se abre permitiéndole a mi amigo entrar.—¿Lucas? ¡¿Harry, metiste a Lucas en esto?!—Es la única persona de confianza que tenemos ahora, ¿okey? Era esto o morir.—Hola —habla con tranquilidad.—¡¿Por qué rayos estás tan calmado?! ¡Lucas vamos con la mafia!—Leah —sujeta mi hombro—. Tienes que tranquilizarte o nos pondrás más nerviosos de lo que ya estamos, sé en qué clase de problema me estoy metiendo
LeahParece un consultorio, tal vez quieren hacer pruebas conmigo o experimentar de alguna manera, para este punto ya no creo que nada pueda sorprenderme.—Te dejaré con Francis, suerte.Cuando la puerta se cierra me quedo helada ante lo que veo.—¿Francis?—Leah —se acerca para abrazarme, luce feliz de verme—. Nunca creí que tú serías la iniciada, esto es una locura —mira el anillo en mi mano—. Y una desgracia, siempre creí que yo sería el hombre que te entregaría ese anillo.—La vida da muchas vueltas al parecer.—Te he echado mucho de menos.—Yo igual —mentí.Francis es un viejo amor, una relación fallida por causa de mi padre, dijo que él y yo estamos en posiciones sociales diferentes y que no podía estar con él, se encargó de que desapareciera de mi vida, quién diría que terminaría metido en asuntos de la mafia.Éramos muy jóvenes para saber lo que es estar realmente enamorados, de alguna manera me alegra que lo nuestro no se haya dado, no estábamos listos para estar juntos.—Por