Leah
La gran mayoría de cosas ya estaban listas, pero hay una extraña sensación en mi pecho. Se supone que esta boda se tendría que llevar a cabo conmigo caminando al altar y con Adrián esperándome.
La vida da muchas vueltas.
Terminaba de arreglar los últimos detalles de mi vestido de novia. Era un vestido precioso, pero me había ayudado a elegirlo la madre de Adrián.
—Hola —toca la puerta que está abierta—. La puerta de tu casa estaba abierta, me tomé el atrevimiento de entrar.
—Descuida, Lucas. Pasa.
Se quedó sentado al borde de la cama mirando mi vestido, podía sentir lo nervioso que estaba, a este punto debo parecer una loca, murió mi prometido y no me siento tan mal, ¿es eso malo?
—Entonces, te casas —rompe el silencio.
—Me caso.
—Pero no con Adrián.
Algo me dice que esta conversación se tornará un poco incómoda, pero mejor ser sinceros, siento que Lucas es la única persona en la que puedo confiar.
—Mejor dime, ¿qué es lo que sabes?
Lucas tiene el acceso a las cámaras de la recámara de Adrián, es obvio que ya lo sabe todo.
—Sé que está muerto —hace una pausa—. Más específicamente sé que lo mataste.
Me detengo en seco al escucharlo, sé lo que hice, pero escucharlo en voz alta viniendo de otra persona hace que todo parezca más irreal.
—Tuve que hacerlo porque…
—Descuida —me corta—. También tengo acceso al audio de las grabaciones. Sé que Adrián mató a tu padre. Lo siento mucho, Leah.
—Entenderás entonces porqué tengo que hacer esto.
—No sé si casarte con su gemelo sea la decisión más inteligente que puedas tomar.
—Es la única solución que tengo si no quiero que la gente descubra la verdad.
Tragué saliva, incómoda. Mientras más me detenga a analizar lo que estoy a punto de hacer, más asustada estaré, esto es lo correcto, lograremos engañar a todos y después cada uno seguirá con su vida.
—¿Tienes un plan, Leah?
Y uno muy sencillo, para ser honesta.
—Llevaremos a cabo la boda y después nos divorciaremos.
—¿Lo dices en serio?
—Nadie lo notará.
Lucas se cruza de brazos como si esperara que le dijera que es una broma y que tengo un mejor plan. Lamento decepcionarte, amigo, pero no hay otro plan.
—¿No crees que sus papás se darán cuenta cuando quieran hablar con Adrián y Harry al mismo tiempo?
—Hace tiempo que Harry no mantiene contacto su familia, de hecho, ni siquiera iba a venir a la boda.
—Y ahora él será el novio, qué ilógico.
—A mí tampoco me agrada la idea, sabes que no lo tolero, pero no tengo más alternativa que esta, no quiero que la policía se involucre y como imaginarás, no quiero ir a prisión.
No después de haber luchado tanto tiempo para encontrarme en donde estoy ahora, esto es todo lo que tengo y no renunciaré a eso con tanta facilidad.
—No puedo creer que hayas llegado a este extremo —dice un tanto disgustado.
—No es algo de lo que esté orgullosa —admití—. Pero es lo que es. Ahora necesito que me ayudes a terminar de prepararme para la boca.
Lucas asintió y se levantó de la cama. Me ayudó a ponerme el vestido, los zapatos y me llevó al salón donde se llevaría a cabo la ceremonia, Harry tenía que verme antes de que los invitados comenzaran a llegar.
Harry estaba ahí esperando con una expresión aburrida en el rostro.
—Vaya, llegas tarde —dijo cuando me acerqué a él.
—No es mi culpa que no sepas lo que hay que hacer, ¿tan difícil es quedarte de pie y decir “acepto”?
Harry soltó un suspiro y puso los ojos en blanco.
—Siempre tan amable, Leah.
Miré a mi alrededor y me di cuenta de que solo estábamos él y ello, el salón era hermoso, pero no es así como imaginé que sería el día más importante de mi vida. Escuché la voz de una persona detrás de mí y un hombre entró corriendo.
—¡Lo siento, lo siento! —habla con la respiración agitada—. Tuve un accidente en el camino.
—¿Quién eres tú? —preguntó Harry.
—Lo siento —dijo el hombre tratando de recuperar el aliento—. Soy el sacerdote que los casará.
—¿No tuviste más presupuesto, Leah?
—Oh, cállate.
El sacerdote termina de darnos unas explicaciones que según él son indispensables, cosas sobre los votos, los invitados y todas esas formalidades, se supone que las indicaciones las había puesto Adrián, estuve tan ensimismada en mis pensamientos que apenas y le presté atención.
Después cada uno se fue por el lado opuesto, los invitados comenzaban a llegar y yo solo rogaba que esto fuera creíble, que nadie sospechara lo que pasara, la hora que transcurrió se sintió como un breve segundo.
—¿Estás lista?
—Santo cielo, Lucas —me sobresalto en mi lugar—. Casi me da un infarto.
—Lo siento, el novio espera por ti, no te veo muy feliz que digamos.
Quizá porque no estoy casando por amor.
—Caminaré sola al altar.
—Puedo acompañarte si quieres —frunzo el ceño—. ¿Sería muy raro?
—No —me apresuro a decir—, para nada, gracias por la oferta, prefiero tomarla o terminaré cayéndome de camino al altar.
Lo siguiente que ocurre lo siento en cámara lenta, la música sonando, los invitados con una gran sonrisa, el hombre con el que tendría que pasar el resto de mi vida esperándome en el altar sin un ápice de emoción. Harry porta un traje elegante y me mira con desdén y curiosidad al mismo tiempo. Siento que en verdad es Adrián y es entonces cuando los recuerdos llegan.
El momento en que descubrí su secreto, la noche que lo encontré acostándose con mi mejor amiga y después todas las cosas hirientes que dijo
«Deberías saber qué clase de hombre era tu querido padre, ¿por qué crees que tenía tanto dinero? ¿En verdad lo conocías bien?»
«Te mintió a ti, le mintió a tu madre y a todo al mundo».
«¿Quieres que te haga una lista de todas las mujeres con las que se acostó estando casado con tu madre?»
La sangre, el miedo, y Harry Lennox llegando como una respuesta ante todo este caos, admito que, aunque existen nuestras diferencias, lo está arriesgando todo por estar este día aquí conmigo.
—Estamos aquí reunidos para celebrar el momento que cambia la vida de toda persona: un matrimonio.
Entre palabras sentimentales y unos votos que ambos nos inventamos al momento, nos pidieron que firmáramos un papel ya que nuestra boda civil y “religiosa” se mezcló.
—Por el poder que Dios y la ley me concede los declaro marido y mujer. Señor Lennox puede besar a su esposa.
Se acercó a mí con mucha tranquilidad y antes de que sus labios pudieran rozar los míos mi teléfono comenzó a sonar.
—¿En serio? —pregunta entre dientes.
—No intentes hacer nada estúpido, Harry. No quiero tener que matarte en el altar.
—Encantadora forma de empezar nuestra vida juntos, Leah.
Saco el teléfono y veo que es un número desconocido, hay algo extraño que empiezo a percibir en el ambiente, miro a Lucas que está cerca y no entiende qué estoy haciendo.
—Estoy seguro que cualquier cosa del trabajo puede esperar, amor.
Ignoro el comentario y respondo la llamada.
—¿Hola?
—Sé lo que hiciste, Leah, lo que ambos hicieron, tarde o temprano esto saldrá a la luz.
No, no es posible, nadie nos vio, fuimos cuidadosos, todos creen que Harry es Adrián, esto no puede estar pasando.
—¿Quién eres?
—Ya lo averiguarás.
Colgó la llamada y yo seguía sin entender nada, lo único que sé es que se trata de la voz de un hombre y no, no empezaré a crear teorías absurdas, Adrián está muerto.
—Lo siento mucho, Leah —habla el sacerdote que comienza a alejarse.
Las puertas se abren y muchos hombres y mujeres armados entran disparando sin piedad alguna.
—¡Leah! —Harry me toma de la mano y me jala hacía él impidiendo que una bala vaya directo hacía mí.
La iglesia estalló en caso mientras que todos intentaban salir de allí lo más rápido posible, yo seguía en shock sin saber qué hacer.
—Harry…
—Te voy a proteger.
Comienza a guiarme hacia la puerta trasera mientras los sonidos de gritos y disparos siguen inundando la iglesia, alcanzo a ver que Lucas sale corriendo al menos sigue con vida.
La adrenalina corría por mis venas mientras nos escapábamos, Harry y yo nos aferrábamos mutuamente mientras nos escondíamos detrás de los edificios tratando de encontrar un lugar seguro.
—¿Estás bien? —preguntó con urgencia revisándome de pies a cabeza.
—Lo estoy, ¿y tú? —no responde, me sigue revisando—. Harry —lo sostengo de las manos—. Estoy bien.
Parece más aliviado, pero su mirada seguía demostrando confusión, miraba a nuestro alrededor y lo supo antes que yo: nos habían seguido. Escuchamos voces acercarse y me tomó del brazo guiándome hacia un callejón oscuro, nos escondimos detrás de un contenedor de basura.
Los hombres armados pasaron de largo, no nos notaron.
—Tenemos que irnos, si nos quedamos aquí nos descubrirán.
—¿Y a dónde pretendes que vayamos?
—De luna de miel —suelta muy seguro.
—Perdón, ¿qué?
—Reservé en un lugar, Leah, tomaremos el vuelo y nos iremos hasta que la policía se haga cargo de esto, tienes a Lucas aquí, será tus ojos y oídos.
Parpadeé más confundida que antes.
—¿Reservaste un lugar para nuestra luna de miel?
—¿En serio eso fue todo lo que escuchaste?
—Es que…, me tomó por sorpresa.
—Quería que esta boda fuera lo más real posible —aclaró un poco su garganta después de decir eso, como si hubiera reaccionado—. Quiero decir que, se supone que soy Adrián, ¿lo olvidas? Teníamos que convencer a todos de que esto era real, toda boda tiene una luna de miel.
Claro, claro.
—De acuerdo, ¿a dónde vamos?
—Lo verás cuando lleguemos.
No sé qué rayos hizo, pero usó sus contactos de la mafia, siendo él el líder tendrían que hacer todo lo que les pidiera, sus hombres nos consiguieron ropa, un jet y comida. Listo para despegar, lo único en lo que podía pensar era, ¿en verdad esto está pasando?
Soy una asesina, parte de la mafia o lo que sea que esto sea, huyendo de personas que intentaron acabar conmigo, ¿por qué? ¿en qué lío me he venido a meter?
—La mentira cada vez se hace más grande —le digo manteniendo el contacto visual.
—Vamos a salir de esta, Leah.
—Y luego cada quien tomará su camino, firmamos el divorcio y listo.
—Recién hoy firmamos el acta de matrimonio y ya estás pensando en el divorcio, ¿eh? —una sonrisa se forma en su rostro—. Dame al menos algo de tiempo para disfrutar este matrimonio.
—Sí sabes que todo es falso, ¿verdad? Que yo no siento nada por ti y tú no sientes nada por mí.
Con el silencio que se creó creí que me estaba dando toda la razón, qué equivocada estaba.
—¿Quién dijo que no hay sentimientos en esto?
—Sabes que no te tolero, Harry.
—Déjame reformular la pregunta, ¿quién dijo que yo no sentía nada por ti?
LeahTodavía, de manera ingenua, creí que lo que se supone que sería una luna de miel memorable me guiaría a un lugar como Paris, Roma, Italia, qué sé yo, pero no, hemos venido a Steelney, la ciudad del juego, apuestas y sexo sin compromiso.Creí que Harry se había vuelto loco, porque también Steelney es conocida como la ciudad del peligro, aunque da la casualidad que aquí estaremos más protegido, Adrián trabajaba para la MOH, la Mafia organizada de Hover, nuestro bello país, si podemos ser intocables, entonces esta es la ciudad idónea.—Pero por favor, Adrián, dime que tú y tu esposa están bien, no sabes el susto que nos llevamos todos —habla mi suegra preocupada como nunca antes la he escuchado—. Tu padre y yo no hemos logrado conciliar el sueño desde que se fueron.—Ya te dije que estamos bien madre, quisimos salir de todos los problemas e irnos a nuestra luna de miel lo antes posible.Ah, sí, pequeño detalle, llevamos alrededor de veinte minutos en una llamada con mis suegros, por
Leah. —Te quedaste.La expresión tan llena de sorpresa que tiene Harry no se borra, como si en verdad le pareciera tan irreal el verme frente a su puerta. Tomé una decisión y solo espero que haya sido la correcta.—Querías que lo hiciera, ¿no?—¿Te quedaste por mí?Es cierto que he tenido mis diferencias con él, es cierto que hay momentos en donde no nos soportamos y que sigo sin saber cómo actuar ahora que sé lo que en verdad siente, sin embargo, quiero entender qué es lo que siento, habrá que ir despacio con esto.—Me quedé por ambos —rompo el contacto visual cuando cruzo la puerta—. En primer lugar, fui yo quien te arrastró a todo esto y solo quiero que los dos salgamos con vida, pronto tú recuperarás tu vida y yo la mía, ese es el trato.Escucho que cierra la puerta y por alguna extraña razón puedo sentirme más tranquila, Harry ha dejado muy claro este tiempo que puede protegerme, ojalá las cosas puedan seguir así.—Entonces, esposa.—Ahórrate el nombrecito, Harry, tenemos que ma
HarryQuisiera sacarme de la cabeza el momento en el que casi la beso, joder ella no tiene idea cuánto tanto tiempo he deseado esto, cuanto había estado esperando para que se diera cuenta que el idiota de Adrián no la merecía.El día que me enteré que se iba a casar… ese día sentí que la estaba perdiendo para siempre. La vida da muchas vueltas y puede que tenga a sus favoritos, para bien o para mal ahora Adrián está muerto y eso me ha dejado el camino libre.Leah por fin estará con la persona que siempre debió estar: conmigo. La he deseado desde que la conocí, su imprudencia, su risa y personalidad, me tiene a sus pies desde el día en que la vi en esa fiesta bailando sin miedo a que la vieran, si tan solo me hubiera acercado a ella a tiempo, entonces se habría quedado conmigo y no con Adrián.—Harry, esto es un desastre, ¿te das cuenta del problema tan grande en el que te estás metiendo?—El pobre Harry ya se está ahogando en sus problemas, Cameron, no lo presiones —a Key parece hacer
Leah«Harry no es inmortal, podría acabar con él con mucha facilidad, no quieres mancharte las manos de sangre, créeme.»Todavía recuerdo las palabras de Michael, no dudo de las capacidades de Harry, pero ya está metido en todo este problema por mi culpa, lo menos que puedo hacer es ayudar un poco.Miro la herida en mi pierna, a mi querido hermano no le bastó con acorralarme y apuntarme con un arma, sino que también le pareció divertido sacar un cuchillo, intenté liberarme y lo logré, pero en el intento me lastimé.—¡Taxi! —intento que uno se detenga, pero no lo consigo. —¿Y a dónde piensas ir, Leah? —en tan poco tiempo su voz ya no sale de mi cabeza—. Ni siquiera conoces Steelney a la perfección, ¿a dónde irás?—No es asunto tuyo, Michael.Sigo tratando de conseguir un taxi, ¿por qué demonios ninguno se detiene? Siento algo helado sobre mi muñeca y cuando me giro a verlo me encuentro cara a cara con mi hermano.—Te llevaré —se ofrece.—No gracias.—Leah.—Dije que no, Michael.—¿Sie
LeahCreo que no estoy entendiendo nada. Harry dijo que iríamos por esa persona misteriosa que nos ayudaría, pero aún no sé de quién se trata.—¿Podrías al menos ayudarme? —le digo, frustrada—. No sé qué es lo que tengo que hacer, y pareces muy tranquilo, aunque saben que podrían descubrirnos en cualquier momento.—Leah, como sigas hablando me volverás loco, lo juro.—¡Estoy preocupada, Harry!—Yo también, pero nunca hemos cambiado las cosas por estar preocupados, ¿o sí?—¿Quién nos ayudará?Como si incluso el chofer se hubiera hartado de escucharme, detiene el auto y una de las puertas se abre permitiéndole a mi amigo entrar.—¿Lucas? ¡¿Harry, metiste a Lucas en esto?!—Es la única persona de confianza que tenemos ahora, ¿okey? Era esto o morir.—Hola —habla con tranquilidad.—¡¿Por qué rayos estás tan calmado?! ¡Lucas vamos con la mafia!—Leah —sujeta mi hombro—. Tienes que tranquilizarte o nos pondrás más nerviosos de lo que ya estamos, sé en qué clase de problema me estoy metiendo
LeahParece un consultorio, tal vez quieren hacer pruebas conmigo o experimentar de alguna manera, para este punto ya no creo que nada pueda sorprenderme.—Te dejaré con Francis, suerte.Cuando la puerta se cierra me quedo helada ante lo que veo.—¿Francis?—Leah —se acerca para abrazarme, luce feliz de verme—. Nunca creí que tú serías la iniciada, esto es una locura —mira el anillo en mi mano—. Y una desgracia, siempre creí que yo sería el hombre que te entregaría ese anillo.—La vida da muchas vueltas al parecer.—Te he echado mucho de menos.—Yo igual —mentí.Francis es un viejo amor, una relación fallida por causa de mi padre, dijo que él y yo estamos en posiciones sociales diferentes y que no podía estar con él, se encargó de que desapareciera de mi vida, quién diría que terminaría metido en asuntos de la mafia.Éramos muy jóvenes para saber lo que es estar realmente enamorados, de alguna manera me alegra que lo nuestro no se haya dado, no estábamos listos para estar juntos.—Por
LeahPuede que sea muy pronto para saber realmente dónde está la lealtad de Michael, puede que ni siquiera lo conozca y también puede que tenga motivos retorcidos para querer ayudarme aun sabiendo que su bando no es conmigo, aun así, algo es seguro: no me odia, porque soy hermana.Sí, confié en Michael para que me ayudara en esto, él dice que de alguna manera todo lo que suceda con el sabotaje debe ser sorpresa incluso para el mismo Harry, por supuesto él no estuvo de acuerdo en que recibiera ayuda de mi hermano, pero no teníamos más alternativas, es por eso que me encuentro con él en un auto yendo de nuevo a la mansión donde comenzó mi iniciación.—Lindo tatuaje.—¿Qué tú no llevas uno, Michael?—Por suerte no, la mafia sabe que puedo ser un aliado solo en caso de emergencia, soy algo así como un bonus para ellos, sí me usan bien y, sino, también. Ya estamos llegando, no puedo bajar y acompañarte el equipo de Matthew me ve como el enemigo espero que lo entiendas.—¿Por qué estás haci
HarryHACE 5 AÑOSEstaba harto de escuchar a mis padres decir lo mismo una y otra vez.«Harry tienes un gran futuro, no lo arruines»«Tienes que ayudar a tu hermano»«Tal vez algún día Adrián triunfe y tú no»Primero decían amarme y al siguiente minuto ya me odiaban y todo porque yo era mejor que Adrián ¡No era mi culpa! Para dejar de pensar en todos sus sermones y reclamos decidí mantenerme lo más alejado de ellos, tanto como me fuera posible, había un bar que siempre tenía chicas preciosas y hoy solo quería pasarla bien.Por supuesto mi hermano tuvo que llamarme y con eso arruinó mi tarde.—¿Qué quieres, Adrián?—¿Dónde estás? No me importa si me dices que del otro lado del mundo, iré contigo porque ya no soporto a mis padres, todo el tiempo me están diciendo qué hacer como si no fuera bastante grandecito ya.—Tenemos veintinueve años, creo que ya deberían dejar de tratarnos como niños.—¡Eso les digo siempre yo!Adrián y yo teníamos nuestras diferencias, parecía que mis padres comp