James se detiene instantáneamente y, de la misma manera, Stella sale de debajo de él, arrastrándose hacia la cabecera, con las piernas levantadas y los brazos alrededor de ellas. Los ojos zapatos están sobre los de ella, una vez más de color azul claro, una vez más viendo ¿Qué es lo que va a hacer? ¿Qué va a…?—Oye —dice, tirando de sus rodillas hacia atrás como para darle aún más espacio. Su tono es suave, como si se estuviera acercando a la vida silvestre herida y asustadiza.Una buena parte del pánico de la chica se derrite, y… "Ay dios mío. ¿Qué está mal conmigo? —piensa ella regañándose mentalmente— Estábamos pasando un buen rato, él estaba perfectamente bien, y yo tenía que ir y ser un maldito bicho raro."—Lo siento. Yo solo… No sé por qué me estoy volviendo loca. Eres tan grande, y casi nunca… No estoy acostumbrada a esto. Lo siento —habla Stella en voz alta por primera vez.—Oye —dice James de nuevo. Su mano se estira para tocarla. Pasa por encima de su rodilla, luego pa
—¿Arruine esto? —pregunta Stella preocupada.—¿Arruinar qué?Ella gesticula en dirección a él, luego en la suya.—Nosotros, quiero decir, pero parece que lo he echado a perder. —Esto… esta cosa.James se acuesta a su lado, frente a ella. A propósito, deja unos centímetros entre ambos, pero por su propia voluntad, como enredaderas que se entrelazan alrededor de los troncos de los árboles, las piernas de Stella viajan a través de las sábanas y se enredan con las suyas. Esta vez el contacto no le da miedo, solo es correcto y natural. Todavía es grande y diferente y un poco impresionante, pero no está encima de ella, y siente que tengo más control, como si pudiera alejarse cuando quiera y ahora sabe que él la dejaría. —¿Tal vez pueda arreglarlo? —pregunta la chica con esperanza.Él suspira.—Stell, quiero decirte algo, pero me temo que no te gustará.Oh, no.—¿Qué es?Una pausa. —Eres una periodista brillante. Físicamente, eres la extraña combinación de todos los rasgos qu
PUNTO DE VISTA DE STELLA —Creo que deberíamos esperar a eso. Tomarlo con calma. Salir unas cuantas veces más hasta que te acostumbres al hecho de que soy… tan grande, aparentemente.Me ruborizo. —Pero estaba pensando… ¿y si voy arriba? ¿De esa manera no me sentiré atrapada?James se queda quieto. Por un momento, deja de respirar. Luego pregunta:—¿Estás segura? —Sus pupilas están dilatadas.—Creo que sí. ¿Te gustaría?—Eso sería… —Él traga. Sus dedos están agarrando mis caderas como si simplemente no pudiera soltarme—. Sí. Me gustaría. Si esa es la palabra para eso.No me doy cuenta inmediatamente del malentendido, tal vez porque estoy ocupada, primero moviéndome en el colchón y trepando por sus caderas, luego disfruto del hecho de que estoy encima de él. Me siento mucho mejor, de esta manera. Está bien, creo. Sí. Puedo hacer esto, después de todo. Me encanta esto, en realidad. Me encanta sentarme a horcajadas sobre James, mirar su piel pálida, trazar sus músculos. Amo sus
POV DE STELLAJames gruñe, pero su mano se extiende sobre mi espalda baja y presiona hacia abajo para obtener una mejor fricción.La preocupación me inunda mientras comienzo a pensar que esto es una tontería para él ¿Por qué querría ir despacio conmigo cuando pudiera ir al ritmo que él deseara con cualquiera?—¿Por qué?—Porque… —La cabeza de su miembro golpea mi centro hinchado, una aguda puñalada de placer en mi columna. James se arquea, me abraza más fuerte y cierra los ojos—. Mierda. Oh, maldición —balbucea—. Vamos a hacerlo, ¿no? Su respiración se detiene, y estamos casi alineados. Luego nos alineamos, él fuertemente contra mi entrada, y empujo hacia abajo porque quiero, quiero sentir esta deliciosa e inmensa presión que me partirá por las costuras, y se siente bien, muy bien, inundando, drogando, abrumadoramente bueno.—Condón —jadea en mi boca—. Si vamos a… necesitamos un condón.Aún. Mierda. —Yo… —Trato de apartarme de él, pero él me sostiene allí mismo. Todavía está un
Luego de una noche de pasión, Stella se siente cohibida. Ha tenido una de sus mejores noches, pero ahora no sabe muy bien qué hacer, o cómo comportarse.Justo como si él le estuviese leyendo los pensamientos, él le dice:—No tienes que marcharte, de hecho, esperaba que quisieras pasar la noche aquí conmigo.Una sonrisa se dibuja en el rostro de ella mientras el alivio la recorre.—Eso me encantaría.James y ella conversan un rato sintiéndose perfectamente cómodos, luego, se duchan y se cambian. Cuando están listos, ella se acurruca en la cama a su lado donde quedan dormidos toda la noche.Stella tiene el sueño más pacífico que ha tenido en mucho tiempo y, cuando se despierta, James todavía está dormido a su lado. No se ha marchado, ni la ha dejado sola, se ha quedado a su lado.Desde que su padre murió, es la primera vez que se siente genuinamente feliz y llena, al menos espiritualmente porque, cuando se disponía a observarlo mientras duerme, el estómago de ella gruñe y se da cuenta q
Stella se recuesta en su toalla mirando hacia arriba al cielo azul claro. Se gira hacia James y se da cuenta de algo.—Es un día increíble, el cielo está tan despejado que combina a la perfección con el color de tus ojos.—Supongo que esa es tu manera de hacer un cumplido —bromea— En verdad es un día hermoso ¿Quieres ir a buscar comida? Quizás una malteada de café.Stella mira el agua, luego cambia su vista hacia James y una sonrisa astuta aparece en su rostro.—De acuerdo, pero quiero algo a cambio… Voy en busca de tu deliciosa malteada si nos bañamos desnudos primero.Ella no espera una respuesta antes de ponerse en pie y comenzar a quitarse la ropa. Cuando se ha asegurado con una rápida mirada de que su esposo tiene los ojos clavados en ella, se despoja del traje de baño.—¿Vas a quedarte ahí babeado o piensas quitarte la ropa y meterte conmigo al agua? Hubo unas cuantas cosas que no tuve tiempo de mostrarte anoche.Stella guiña un ojo y corre hacia la orilla del agua chapoleteando
POV de StellaCuando James me miró con la intensidad ardiente que transmitía en aquel momento... cualquier odio persistente o animosidad existente en el mundo desapareció al estallar en llamas. La magia de su cuerpo contra el mío se apoderó de mí, alentando mis emociones hasta que tampoco pude negar ya mi deseo, que no dejaba de ir en aumento. Su piel húmeda y resbaladiza se deslizó contra la mía cuando anulé la distancia que nos separaba.Tal vez fuera la belleza onírica de la escena del lugar en el que estábamos, o el vapor sofocante del agua de la piscina que burbujeaba bajo nosotros. O tal vez fuera simplemente el anhelo hecho carne, pero ansiaba la sensación de sus manos sobre mi cuerpo. Éramos dos adultos que consentían y yo quería que él desatara sobre mí todo el poder de su sensualidad.Pensé en nuestro encuentro anterior, en la manera tan delicada en la que me dió mi espacio y me cuidó.Nunca, en toda mi vida, había reaccionado ante alguien de manera tan carnal. Me habí
—Llévame a alguna habitación. —Mi voz era como el humo—. Ahora.—¿Eso es lo que quieres?—Sí. —Más que nada en el mundo. Me las arreglé para asentir y sus hábiles dedos me recompensaron con otra caricia amorosa—. Date prisa.Me mordisqueó el labio inferior.—¿Mi esposa lo ordena?—Sí. —Por Dios, sí.—¿Es que ahora soy tu humilde servidor?Retrocedí. Había cierto brillo diabólico en sus ojos. Incluso si hubiera querido responder, mi respuesta se habría perdido en su siguiente beso. Ambos sabíamos que él no era de los que acataban órdenes, así que no se apresuró. El muy despiadado se tomó su tiempo para besarme, mientras sus dedos seguían explorando, provocando, exprimiendo el placer de formas que yo desconocía que eran posibles.Me había prometido que no confundiría la realidad con una ilusión cuando me tocara.La siguiente vez que me tocó, moví las caderas hacia delante de forma involuntaria y por fin respondió a mi súplica silenciosa. Sus dedos se deslizaron hasta el fond