PUNTO DE VISTA DE STELLA —Creo que deberíamos esperar a eso. Tomarlo con calma. Salir unas cuantas veces más hasta que te acostumbres al hecho de que soy… tan grande, aparentemente.Me ruborizo. —Pero estaba pensando… ¿y si voy arriba? ¿De esa manera no me sentiré atrapada?James se queda quieto. Por un momento, deja de respirar. Luego pregunta:—¿Estás segura? —Sus pupilas están dilatadas.—Creo que sí. ¿Te gustaría?—Eso sería… —Él traga. Sus dedos están agarrando mis caderas como si simplemente no pudiera soltarme—. Sí. Me gustaría. Si esa es la palabra para eso.No me doy cuenta inmediatamente del malentendido, tal vez porque estoy ocupada, primero moviéndome en el colchón y trepando por sus caderas, luego disfruto del hecho de que estoy encima de él. Me siento mucho mejor, de esta manera. Está bien, creo. Sí. Puedo hacer esto, después de todo. Me encanta esto, en realidad. Me encanta sentarme a horcajadas sobre James, mirar su piel pálida, trazar sus músculos. Amo sus
POV DE STELLAJames gruñe, pero su mano se extiende sobre mi espalda baja y presiona hacia abajo para obtener una mejor fricción.La preocupación me inunda mientras comienzo a pensar que esto es una tontería para él ¿Por qué querría ir despacio conmigo cuando pudiera ir al ritmo que él deseara con cualquiera?—¿Por qué?—Porque… —La cabeza de su miembro golpea mi centro hinchado, una aguda puñalada de placer en mi columna. James se arquea, me abraza más fuerte y cierra los ojos—. Mierda. Oh, maldición —balbucea—. Vamos a hacerlo, ¿no? Su respiración se detiene, y estamos casi alineados. Luego nos alineamos, él fuertemente contra mi entrada, y empujo hacia abajo porque quiero, quiero sentir esta deliciosa e inmensa presión que me partirá por las costuras, y se siente bien, muy bien, inundando, drogando, abrumadoramente bueno.—Condón —jadea en mi boca—. Si vamos a… necesitamos un condón.Aún. Mierda. —Yo… —Trato de apartarme de él, pero él me sostiene allí mismo. Todavía está un
Luego de una noche de pasión, Stella se siente cohibida. Ha tenido una de sus mejores noches, pero ahora no sabe muy bien qué hacer, o cómo comportarse.Justo como si él le estuviese leyendo los pensamientos, él le dice:—No tienes que marcharte, de hecho, esperaba que quisieras pasar la noche aquí conmigo.Una sonrisa se dibuja en el rostro de ella mientras el alivio la recorre.—Eso me encantaría.James y ella conversan un rato sintiéndose perfectamente cómodos, luego, se duchan y se cambian. Cuando están listos, ella se acurruca en la cama a su lado donde quedan dormidos toda la noche.Stella tiene el sueño más pacífico que ha tenido en mucho tiempo y, cuando se despierta, James todavía está dormido a su lado. No se ha marchado, ni la ha dejado sola, se ha quedado a su lado.Desde que su padre murió, es la primera vez que se siente genuinamente feliz y llena, al menos espiritualmente porque, cuando se disponía a observarlo mientras duerme, el estómago de ella gruñe y se da cuenta q
Stella se recuesta en su toalla mirando hacia arriba al cielo azul claro. Se gira hacia James y se da cuenta de algo.—Es un día increíble, el cielo está tan despejado que combina a la perfección con el color de tus ojos.—Supongo que esa es tu manera de hacer un cumplido —bromea— En verdad es un día hermoso ¿Quieres ir a buscar comida? Quizás una malteada de café.Stella mira el agua, luego cambia su vista hacia James y una sonrisa astuta aparece en su rostro.—De acuerdo, pero quiero algo a cambio… Voy en busca de tu deliciosa malteada si nos bañamos desnudos primero.Ella no espera una respuesta antes de ponerse en pie y comenzar a quitarse la ropa. Cuando se ha asegurado con una rápida mirada de que su esposo tiene los ojos clavados en ella, se despoja del traje de baño.—¿Vas a quedarte ahí babeado o piensas quitarte la ropa y meterte conmigo al agua? Hubo unas cuantas cosas que no tuve tiempo de mostrarte anoche.Stella guiña un ojo y corre hacia la orilla del agua chapoleteando
POV de StellaCuando James me miró con la intensidad ardiente que transmitía en aquel momento... cualquier odio persistente o animosidad existente en el mundo desapareció al estallar en llamas. La magia de su cuerpo contra el mío se apoderó de mí, alentando mis emociones hasta que tampoco pude negar ya mi deseo, que no dejaba de ir en aumento. Su piel húmeda y resbaladiza se deslizó contra la mía cuando anulé la distancia que nos separaba.Tal vez fuera la belleza onírica de la escena del lugar en el que estábamos, o el vapor sofocante del agua de la piscina que burbujeaba bajo nosotros. O tal vez fuera simplemente el anhelo hecho carne, pero ansiaba la sensación de sus manos sobre mi cuerpo. Éramos dos adultos que consentían y yo quería que él desatara sobre mí todo el poder de su sensualidad.Pensé en nuestro encuentro anterior, en la manera tan delicada en la que me dió mi espacio y me cuidó.Nunca, en toda mi vida, había reaccionado ante alguien de manera tan carnal. Me habí
—Llévame a alguna habitación. —Mi voz era como el humo—. Ahora.—¿Eso es lo que quieres?—Sí. —Más que nada en el mundo. Me las arreglé para asentir y sus hábiles dedos me recompensaron con otra caricia amorosa—. Date prisa.Me mordisqueó el labio inferior.—¿Mi esposa lo ordena?—Sí. —Por Dios, sí.—¿Es que ahora soy tu humilde servidor?Retrocedí. Había cierto brillo diabólico en sus ojos. Incluso si hubiera querido responder, mi respuesta se habría perdido en su siguiente beso. Ambos sabíamos que él no era de los que acataban órdenes, así que no se apresuró. El muy despiadado se tomó su tiempo para besarme, mientras sus dedos seguían explorando, provocando, exprimiendo el placer de formas que yo desconocía que eran posibles.Me había prometido que no confundiría la realidad con una ilusión cuando me tocara.La siguiente vez que me tocó, moví las caderas hacia delante de forma involuntaria y por fin respondió a mi súplica silenciosa. Sus dedos se deslizaron hasta el fond
Después de cambiarse sus atuendos playeros, la pareja camina en una sección tranquila y sola de un parque cercano.—¿Te divertiste? —le pregunta ella sonriente.—Lo hice, y mucho ¿Cómo no hacerlo después de todo lo que me mostraste allá atrás? —las mejillas de ella se sonrojan— ¿Y ahora te pones tímida? —bromea él mientras le pasa una mano por encima de los hombros.—Es solo que, tengo algunas otras grandes ideas y no sé si estés demasiado cansado.—¿Más ideas, señorita Allen? —James estalla en risa— Me encanta como suena mi apellido en ti, y me encantaría saber cuáles son esas ideas.—¿Qué dirías si te dijera que quiero irme de aquí?James la mira a los ojos, su voz es baja.—Diría: muéstrame el camino.Ambos regresan al auto tomados de la mano. Él se mueve para abrirle la puerta a su chica, pero, en lugar de eso, la empuja contra el auto.—Dios, eres hermosa.—Tú no estás tan mal ¿sabes? —él levanta una ceja y le sonríe.Sin apartar los ojos de los de ella, extiende su brazo y abre
StellaUn segundo antes de recogerme el pelo hacia un lado, James se desabrocha el cinturón y se inclina hacia mí. Me besa con los labios abiertos allí donde el cuello se une con el hombro.«Oh, sí.»Profiero un grito ahogado cuando una oleada de calor me recorre de inmediato la espalda al ritmo de las caricias de su lengua, del roce de sus dientes, y recuesto la cabeza en su hombro. Él va directo al punto hipersensible del lateral de mi cuello, como si mi cuerpo fuese un mapa del que solo él tiene la clave, y entierro los dedos en su pelo mientras la espalda se me arquea. Mierda, sabe exactamente cómo hacer que despegue de la tierra y llegue a lo más alto del maldito cielo en cuestión de segundos.—Eres mía —dice contra mi piel, y su mano me roza el bajo de la blusa antes de bajar hacia el muslo.—Eres mío —contesto mientras lo agarro con fuerza del pelo.James se ríe en mi cuello, un sonido grave y embriagador, al tiempo que su mano pasa por la unión de mis muslos, me coge po