Lyla Han pasado exactamente 10 horas desde que todo ocurrió. No me han dado noticias de mi padre, solamente que salió bien la operación. Le extrajeron las dos balas que recibió por mi y por Amara, la chica que se ha vuelto importante para mí y que no se ha apartado de mi lado. Mi desespero por entrar ahí es grande, pero no puedo aún, sé que mi padre ahora mismo está en recuperación. Los hombres de seguridad que estaban con nosotras, están muertos. No sé cómo carajos pasó y si no fuera por mi padre, Amara y yo también estaríamos muertas. Veo como colocan una tasa de café en mi campo de visión, más un cupcake. Alzo la vista para mirar a uno de mis hermanos trayendonos algo para comer. Apenas le dije a uno de los hombres de aquí que los contactaran, ellos vinieron en menos de 10 minutos. No sé que sucedió con mi celular, pero se perdió entre tanto alboroto y el de Amara se quedó en la oficina, según ella. No me he podido contactar con Emilio, pero imagino que ya debe estar al
Lyla Ya me siento tranquila, cuando veo a mi padre en la cama reposando. Aunque prácticamente está obligado, porque si fuera por él, se fuera a las empresas a trabajar. —No pienso quedarme acá y dejar a la empresa a la deriva. Ruedo los ojos con su terquedad, y como ya lo conozco, tengo la solución. —he aprendido casi todo de la empresa de Emilio, yo me puedo encargar por estás tres semanas que tendrás de reposo— cuando veo que va a refutar, continúo —y no digas que no, porque de aquí no saldrás, así me toque encerrarte. Ahora veo como se pone rojo de la ira, y no me gusta verlo así, pero es la única solución. —hagamos algo, vendré todas las tardes antes de ir a la empresa, y después de culminar con la jornada también para informarte todo, ¿Qué te parece? Duda un poco, pero como sabe que no tiene otra alternativa, asiente serio. —está bien. Ya le digo a mi asistente que pase el comunicado. En cuanto a tu seguridad… —de eso me encargo yo— Emilio interrumpe y ya se que comenzar
Lyla El camino fue silencioso, pero ahora no pondré mi mente a darle vueltas a eso, solo quiero llevar bien la empresa de mi padre, que todo funcione bien. Al llegar, el protocolo de salida es bastante tenso, están evitando que hayan más ataques, y por ahora lo agradezco, siento que en cualquier momento entraré en un colapso nervioso. Entramos en la empresa, pero solo Emilio y yo, aún no sé porque no siguió con Amara hasta su empresa, no tiene nada que hacer aquí. Solo aumentar mi estrés y mi presión. —Buenas tardes, Martín— Saludos al vigilante y este me da una sonrisa grande apenas. Lo conozco desde que estaba pequeña, y a pesar de que los años han pasado, parece un hombre fuerte, no envejece. —Buenas Tardes, señorita Zurco. ¿Cómo le va?— escucho el gruñido de mi esposo y antes de que hable, sé lo que dirá. —ahora ella es Ferrer. —puedes llamarme Lyla, ya te lo he dicho antes— le guiño un ojo para que no haga caso a las palabras de Emilio y el hombre se pone rojo, pero sé que
Emilio Han pasado algunos días en los que he caído en una rutina. Aún sigo molesto con mi mujer, no porque crea que me fallaría, sino porque me ocultó información. Sé que ella lo hace para que nadie salga herido, pero me jode que otros me vean como imbécil. Casi no he parado en mi casa, le he estado dando casa al idiota de Raúl. Me arrepiento de no haberlo matado el día de la boda. Mi móvil suena y cuando lo miro, veo que es otra llamada de Lyla. Ahora estoy tan cabreado que no quiero hablar con ella. Por otro lado, también tengo lo de Dimitry, cuando me fui a Rusia, lo hice con toda la intensión de matarlo, pero el muy desgraciado ya sabía parte de mis planes. Tenía a personas infiltrados entre mis hombres, algunos eran los hombres de seguridad de Lyla, por eso sabían dónde estaba, los emboscaron, y si no fuera por mi suegro, el final hubiese Sido otro. Cuando llegué a Rusia hace unas semanas atrás, iba con todo mi equipo de gente para asesinar a Dimitry, me enteré que había est
Lyla ¡Joder! Idiota, eso es lo que es. Reviso mi vestido que está hecho trizas en el suelo. Ando rabiosa, mojada y excitada. El muy imbécil me rechazó, me dejó aquí tirada y desnuda. “En el último cajón está mi ropa de deporte” imito sus palabras en mofa porque la rabia me hierve. Que ni crea que lo volveré a buscar, se jodió conmigo. sino fuera porque la vergüenza me come, sería capaz de salir desnuda de aquí solo para hacérmelas pagar. Tomo la ropa del cajón y me la coloco con todas las ganas de ir por él y matarlo por esto. Agarro mi móvil y llamo a Camí, que no tarda en responder. —Hola preciosa. —estoy jodidamente molesta. —woa woa. ¡Cálmate! Yo no he hecho nada Bufo, claro que sí. Sigo cabreada con ella por todo lo que me oculta con Luca, pero no caeré en ese tema de nuevo. —Fue el imbécil de Emilio. Por fa necesito que me tengas una ropa de las tuyas lista para mí y allá te cuento ¿Si? Hoy no quiero llegar a mi casa. —¿Tan malo fue? —si. Nos vemos allá. Corto, porq
Lyla Al despertar, me doy cuenta que Sido envuelta en los brazos de Emilio. Se siente raro dormir en casa de Camí y más cuando todo está en silencio. Intento salir despacio, pero los brazos de mi esposo se tensan a mi alrededor. —duerme otro rato— su voz ronca siempre me ha encantado, aunque mucho más cuando es sobre él sexo. —necesito ir a clases. tengo mis últimos exámen para mi título. Me suelta con un gruñido y por fin me giro. Está guapo, su cabello salta en todas las direcciones y su piel aceitunada luce mejor, estaba pálido los primeros días del disparo. Reviso la herida y está cicatrizando bien. Llevo un dedo alrededor del circulo y el solo me mira de esa forma suya que hace que parezca un depredador. —Lamento haberte ocultado información— a pesar de todo, lo vuelvo a recalcar. Antes lo había dicho, pero el estaba tan cabreado que se que no me escuchó para nada. —Lo hice porque sabía que te pondrías así como reaccionaste. No quería vivir con la muerte de Raúl en mi conci
Lyla Salimos de la empresa y veo a Emilio muy cariñoso, me gusta cuando se pone así, pero a veces es un cretino cuando ve a hombres frente a mi. Llegamos a casa de mi padre y los primeros en recibirme son mis hermosos gemelos, a los cuales les doy un fuerte abrazo a cada uno y me los como a besos, cosa que los hace protestar. —No somos niños, hermana— se enfurruña el mayor y sonrío porque siempre serán mis pequeños bebés. —Bueno, ¿dónde está papá?— pregunto porque desde hace un par de días, que no le gusta quedarse en cama, prefiere descansar en el jardín, cerca de la alberca. —Esta dando su paseo de rutina— sube y baja las cejas de forma sugerente y no se a que se refiere, pero miro a Emilio y está bastante serio, dándome una idea a quien están sugiriendo. Antes de que yo reaccione, veo a Emilio dirigirse a pasos apresurados hasta donde queda nuestro patio. Para evitar un momento malo, me dirijo detrás de él, corro cuando ya me ha ganado unos pasos de ventaja, pero me estrello
Lyla Los días comienzan a pasar, y parece que he caído en una rutina. En la mañana la universidad y con exámenes finales porque me gradúo en una semana. Paso por casa en las tardes antes de ir a la empresa a “Arreglarme” aunque termino desarreglada porque Emilio se ha obsesionado con la idea de marcarme todos los días, se que lo hace para marcar territorio en la empresa de mi padre, por el hijo de su socio. Me da un sexo alucinante, pero termino marcada con chupetones o mordiscos bastante visibles. ¡Parece un perro! Mi padre solo va a la empresa en las mañanas, pero cuando sabe que se acerca la tarde, se va. Dejándome a cargo, ya que debe seguir mejorando. Sigue con Amara, parece que ya tienen una relación formal, pero como en unos días ella cumple sus 21, quieren esperar hasta ese momento para que mi suegro no les dañe la cosa. Me he enterado de muchas cosas que hizo él, y ¡Lo odio! Por darle una infancia jodida a Emilio, Amara y sus otros hermanos que no he llegado a conocer. C