POV DE BIANCA.No podía creerlo, Antón se había atrevido asistir a ni boda, me quedé en trance al verlo parado a mi lado, aunque no lloraba se notaba el esfuerzo que estaba haciendo por retener las lágrimas, su rostro estaba pálido y daba una expresión de dolor. Los murmullos tras de mí espalda no cesaban, yo seguía mirándole fijamente y él a mí.—Bianca Damaris Vargas Freeman, ¿Aceptan por esposo a Davis…? —No dejé que terminara, tomé la mano de Antón y salí corriendo, era divertido correr mientras Davis iba tras nosotros. Un fuerte carraspeó del Juez me trajo de vuelta a la realidad.—¿Que dijo? —pregunté sin despegar la mirada de Antón.—Si acepta por esposo a Davis…—Acepto —respondí, seguido tragué grueso, por consiguiente, Antón cerró los ojos y dejó caer gruesas lágrimas como si fuesen gotas de lluvia, me fue satisfactorio verlo sufrir, aunque yo también estaba muriendo por dentro.—Firme aquí señorita Vargas —tragué saliva forzando una sonrisa y bajé la mirada para tomar
POV DE ANTÓN.Giro mi cuerpo para tratar de acomodarme mejor y lo que consigo es caer al suelo, el fuerte golpe hizo zumbar mi cabeza la cual parece partirse en dos, por consiguiente, el estómago empieza a revolverse y corro al baño. Una vez que libero mi estómago regreso a la sala donde se encuentra mis amigos durmiendo. El timbre suena y suena, cuando estoy por pararme la muchacha de servicio corre abrir, camino en dirección a la habitación para sacar el olor a licor y el chuchaque. —Papá —escucho esa voz y me detengo desde las gradas. —Princesa ¿Qué haces aquí? —Traje a Luz por qué no tengo con quien dejarla, debo ir al trabajo. —Está bien —asiento suspirando, imagino que Bianca no quiso llevarla para que no estorbe en su luna de miel. —Puedes llamar a Bianca un momento y decirle que necesito hablar con ella. —¿Por qué no le llamas tú? ¿Piensas que me tomaré el tiempo de llamarle por qué tú me lo pides? —pone los ojos en blanco. —Eres un idiota —insulta y se va.
POV DE BIANCA.Me lleno de dolor al saber que lo perderé, no puedo creer que yo orillé que Davis se volviera loco, todo es mi culpa, solo mi culpa, abrazo a mi amado mientras Davis cuenta los segundos, le doy un último beso del cual no quiero soltar sus labios nunca, el suelta los míos pidiendo una y otra vez que lo haga por Luz, clavo mi cabeza en su pecho y lo abrazo con tanta fuerza que no quiero soltarlo, cuando faltan 30 segundo agarro a Damm quien se rehúsa a irse, los gritos de Antón lo hacen entrar en razón, apenas pongo un pie fuera escucho un destello de bala, caigo junto a Damm con el corazón roto en mil pedazos, el fuego creció rápidamente y aquella cabaña está ardiendo en llamas, no puedo creer que ahí dentro se está quemando el amor de mi vida, si me hubieran dicho que sería la causante de su muerte no lo hubiera creído. Los gritos de Damm desgarran mi alma y golpean mi corazón, me levanto para ir hasta esa casa y sacar así sea su cuerpo —No lo hagas, grita Damm y en
POV DE DAYANA. Me encontraba en la ciudad de los Ángeles, caminando hacia el altar, con los ojos empañados de lágrimas y un dolor profundo en el corazón. Los motivos, no quería casarme porque ni siquiera conocía a mi esposo, jamás lo había visto, solo sabía que mi padre perdió todo en el casino, y que ese amable caballero pagó su deuda a cambio de mí. Y aquí iba, directo al hombre que me aceptó por parte del pago.Divisé la imagen parada frente a el sacerdote, pero no logré ver su rostro, pues estaba de espaldas a mí. A medio camino me detuve, dejé caer el ramo. —Bianca ¡no te atrevas! —gritó mi padre, quien se encontraba cerca del altar, pues no quise que me entregara al altar, porque estaba siendo forzada a casarme, y él era el responsable. Pero nada de lo que dijo me detuvo, lo único que quería era escapar, por ello agarré los ruedos del vestido y salí corriendo, tomé el taxi que pasaba y le pedí que acelerara. Como cargaba mi pasaporte debajo de mi vestido, supliqué a ese hombr
RELATA ANTÓN Al llegar a casa encuentro a mi tía en un colapso de nerviosismo, aprieto mis puños con mucha fuerza y los golpeo contra la pared. Verla así me duele en el alma, quisiera hacer algo para quitarle ese dolor, sanar sus heridas, pero no puedo.Juro que no descansaré hasta encontrar a ese maldito que le hizo esto. Voy a encontrar al desgraciado que destruyó la vida de mi tía y la mía, y cuando lo encuentre, haré que desee estar muerto.—Ya pasó tía. —No ha pasado Antón, no va a pasar nunca, no hasta que Mario esté muerto. Mientras ese hombre viva, no podré estar en paz.—Te juro que lo encontraré y lo mataré. A él y a toda su descendencia lo haré pagar con creces estos años de augurios que hemos tenido.Le aseguro mientras le acaricio los cabellos. Es la promesa que siempre le hago, pero hasta ahora no puedo cumplir.Me quedo junto a ella hasta que se duerme.Desde aquella noche, cuando mis padres y abuelos murieron en manos de Mario Vargas, mi tía Inma ha luchado para mant
RELATA ANTÓN.Suspiro al verla salir, quiero detenerla, pero desisto. Pues no sé qué me pasa. Estoy perdiendo el control, escucho un fuerte latir en mis oídos, el cual no me deja escuchar lo que Damm me dice.—Antón, hay algo importante que debe saber.—Vamos a la oficina.Ingreso y la encuentro antes de llegar al ascensor. Me quedo de espaldas al ingresar porque no puedo mirar su cara después de haberla besado. No quiero expresar en mi rostro algo que pueda confundirla.Cuando la veo irse a través del espejo del ascensor, le indico a Damm presione el botón de subir. Llegando a la oficina poso la mirada en su asiento vacío. Suelto un suspiro y sigo hasta mi asiento. Acomodándome en este y arreglando mi traje, pregunto.—Qué es eso importante que tienes para decirme.—Tenemos una pista.—¿Que pista? —Hay una hija de él viviendo en esta ciudad.—¿Dónde está esa perra para apretarle el cuello hasta que me lleve al malnacido de su padre? —inquiero con la sangre hirviendo en mis venas.—A
RELATA DAYANA. Al llegar a mi recámara me lanzo en ella, quedo mirando hacia el tejado y suspiro mientras rio como una loca enamorada. Jamás imaginé ser la mujer que él quisiera en su vida, para mí era un sueño hecho realidad. Antón Montalvo estaba enamorado de su secretaria ¡O sea yo! Abrazo mi almohada e imaginando una vida junto a él, me quedo dormida. Al día siguiente despierto con una actitud más emocionante. Las energías que tenía reprimida las saco a flote y expreso en cada acción mi felicidad. Llego a la oficina con una gran sonrisa. Rous me pregunta porque estoy tan feliz, y no le digo el motivo, pues esto seguirá oculto hasta que Antón me diga que lo revelaremos. Cuando la puerta del elevador se abre, esbozo un suspiro. —Buenos días —digo, él asiente con un movimiento de cabeza, pasa de largo, se detiene en la puerta y de espaldas me habla. —Dayana, le espero en mi oficina —dejo ordenado mi escritorio, y tratando de que no se note mi emoción, porque la mirada de R
RELATA DAYANA —Me sentí mareada —miento, no voy a decirle que recibí un correo de mi padre amenazándome, porque estoy segura que es él, él y nadie más que él. —Mujer ¿no estarás embarazada? —Imposible —digo porque apenas ayer empecé a tener relaciones, y fue con Antón, el hombre que amo, pero eso Rous no lo sabe. Rous se va a su asiento apenas ve a Antón llegar. Este me lleva a su oficina como cada día, pero en esta vez, no quiere trabajar, lo sé porque baja las cortinas del ventanal, seguido viene a mí, me besa con fervor y me arrima al escritorio. —Antón, aquí no —¿Por qué? —Rous nos puede ver y escuchar. —Nadie nos verá, menos escuchará. Ya llegaran por Rous para hacer algo fuera de aquí. En ese momento escucho a Rous irse, mientras tanto Antón alza mi falda, rueda mi panti, seguido rueda el cierre de su pantalón, mirándome con lujuria lo coloca en mi entrada. Sus manos atrapan mis nalgas y desde ahí me apega a él. Suelto un grito al momento que su erecto y tibio m