Traición.

RELATA BIANCA.

Al día siguiente le hice una visita a Leila, pues ella y yo teníamos asuntos pendientes por resolver, y creo que el momento de ponerla en su sitio había llegado.

—¿Qué diablos haces en mi despacho? —la muy… había venido a poner un despacho en este pequeño país, cuando su padre tenía el suyo en México.

—Es un lugar donde puede entrar cualquier persona ¿no?

—Pues te equivocas, solo ofrezco mis servicios a clientes de prestigio no a zarrapastrosos como tú.

—Ahora soy la esposa de Antón y tengo mucho prestigio.

—¿Crees que por eso a la gente se le olvidará de dónde vienes, sobre todo, lo cuernuda que fuiste? Todo México sabe lo mal esposa que fuiste, y por eso tu esposo te traicionaba.

—Y todo México sabe que fuiste el plato de segunda mesa. No conforme con que México lo sepa, ahora vienes a Ecuador a darte a conocer ¿Cierto? —me mira con desdén—. ¿No te cansas de rogar? ¿Es que no hay otro hombre?

—¿Como te atreves insolente? Intentó golpear mi rostro y la detuve con firme
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