Capítulo 17

A la mañana siguiente, la pareja despertó abrazados con unas sábanas que cubrían sus cuerpos desnudos. La poca claridad que se coló sobre la rendija en la unión de las cortinas pegó sobre el rostro de Antón.

Lentamente abrió los ojos y suspiró al ver a su amada sobre el pecho; contempló la suave piel del rostro de ella. Estaba por besarla cuando tocaron la puerta. Se levantó cubriendo su cuerpo con una bata negra y suspiró al ver a su madre frente a él. Carlota empujó la puerta entrecerrada con el brazo de su hijo. Se llenó de frustración al no poder ver más allá de la puerta.

—¿Qué quieres, madre?

—Prepara una maleta. Viajarás a Italia hoy.

Antón miró hacia la cama; su esposa acababa de despertar y se encaminó hasta el baño.

—¿Por qué tengo que ir a Italia?

—Negocios. Te espero en el despacho.

Con mucha decepción, Antón cerró la puerta y se encaminó hasta la ducha. Abrazó a su esposa desde atrás y suspiró con decadencia al pensar sobre el viaje a Italia. Su madre nunca permitiría que
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