Capítulo 25

Aquella noche, Alexa se quedó toda la noche con su padre, marcando incesantemente a su esposo, pero este no le respondía las llamadas. Por último, apagó el teléfono para no tener que ver el nombre de "Amorcito" sobre la pantalla.

Se encontraba en una discoteca, bebiendo copa tras copa. El de la barra le servía coñac sin detenerse. Con los pensamientos ocupados por Alexa, Antón bebía sin parar, hasta que la mano de una agradable mujer rodó por su pecho.

—¿Luna? ¿Qué haces aquí?

—Lo mismo pregunto yo, ¿por qué estás aquí? Y bebiendo de esa forma.

La mujer se sentó frente a él, llevó la mano entre las piernas de Antón y lo besó apasionadamente. Él no se rehusó al beso, correspondió y se dejó llevar.

—Te extrañé tanto, gordo... —susurró ella al oído de él.

Aquello despertó los vellos de la piel de él e hizo acelerar la tensión en su hombría.

—¿Quieres ir a un hotel? —preguntó mientras rozaba su dedo índice en el labio de él.

Antón asintió y caminó tras de ella. Subieron al auto y se perdi
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