El cupo.

Por más que los padres de Josefa llamaron a la casa de Don Cheto, este no salió, y es que el sueño que tenía era muy pesado, tanto así, que sus ronquidos se escuchaban claramente a lo lejos.

Paty, muy escondida, observaba a los padres Josefa en medio de la noche, y en su mente imaginaba todo lo que haría Josefa para quitarle la oportunidad a Blanca, de tener un mejor futuro allá.

— Iré a advertirle a Doña Tilita y Don Juan — Pensó y seguidamente caminó a informar.

Corriendo como espantada, pasó Paty al ver una camisa guindada en un pequeño arbusto situado en los alrededores del camino viejo, pues pensó que era un hombre ocultándose, y del susto llamó desesperada, hasta que Doña Tilita y Don Juan salieron.

—¿Qué haces tu aquí niña? ¿Ni siquiera podremos dormir en tranquilidad?— Preguntó Doña Tilita molesta en tanto se cubría un poco con una toalla y Don Juan estando a su lado parado, parecía aun estar dormido.

— ¡Josefa, se fue escondida en el carro donde viajó Blanca!— Exclamó Paty
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