Por más que los padres de Josefa llamaron a la casa de Don Cheto, este no salió, y es que el sueño que tenía era muy pesado, tanto así, que sus ronquidos se escuchaban claramente a lo lejos. Paty, muy escondida, observaba a los padres Josefa en medio de la noche, y en su mente imaginaba todo lo que haría Josefa para quitarle la oportunidad a Blanca, de tener un mejor futuro allá.— Iré a advertirle a Doña Tilita y Don Juan — Pensó y seguidamente caminó a informar. Corriendo como espantada, pasó Paty al ver una camisa guindada en un pequeño arbusto situado en los alrededores del camino viejo, pues pensó que era un hombre ocultándose, y del susto llamó desesperada, hasta que Doña Tilita y Don Juan salieron.—¿Qué haces tu aquí niña? ¿Ni siquiera podremos dormir en tranquilidad?— Preguntó Doña Tilita molesta en tanto se cubría un poco con una toalla y Don Juan estando a su lado parado, parecía aun estar dormido.— ¡Josefa, se fue escondida en el carro donde viajó Blanca!— Exclamó Paty
De camino al albergue, Josefa veía hacia todos lados impresionada con la belleza y pulcritud de la ciudad. Una de las cosas que más llamaba su atención, eran los grandes edificios y también la forma de vestir de sus citadinos, porque ninguno llevaba puesto un vestido y ni tampoco un overol como en su pueblo, sino que sus ropas tendian a ser más apretadas y agujereadas.—¿A dónde iremos a hacer las compras Andrés? Seguro a un supermercado muy grande ¿Verdad?— Preguntó Josefa, sin imaginar la realidad y Andrés, para evitar que se enojara dentro del carro, solo seguía la corriente a lo que le había dicho Blanca.— ¡Oh, sí! ¡Qué tonto soy, las compras! Por poco se me olvidaban.— Dijo Andrés en tanto se desviaba un poco en busca de algunos productos. Estando en el supermercado, Josefa no dudó en pasear y revisar cada pasillo con mucho interés y al llegar al área de verduras y frutas, no paraba de recomendar a los citadinos, cuáles eran las mejores para consumir, llamando así la atención d
Cuando Blanca estaba dispuesta a contestarle al mayordomo Mauro, llegó Andres y con mucho caracter lo puso en su lugar, dejándole en claro quien mandaba ahí.— ¿Desde cuándo te tomas el atrevimiento de investigar a quién monto o no en mi carro Mauro? ¿Acaso debo yo consultarte antes de salir con alguna chica?— Señor Andres, yo solo quería... (Andres lo interrumpe)— ¡Shhh! ¡Calla! Que no vuelva a ocurrir Mauro, recuerda que eres reemplazable, si se fue Vanessa creeme que tu podrías ser el próximo.Cabizbajo y con mucha rabia, Mauro se apresuró en salir de la cocina a atender a sus principales jefes, los padres de Andres y Blanca de inmediato sintió mucho alivio.Extrañamente, Andres se acercó a Blanca en presencia de Petra y le robó un gran beso, a lo que la viejita Petra reaccionó soltando fuertes carcajadas.— Este muchacho, no pierde la costumbre— Murmuró Petra a voz baja mientras que hacía su trabajo como si nada hubiera ocurrido.Blanca (apartándolo con mucho enojo e impresión)
Para no levantar ningunas sospechas, Andrés no tardó en llamar a Cheto nuevamente con la excusa de preguntarle cómo iba con los quesos y al mismo tiempo se acercó a abrirle la puerta a Paola.— ¿Por qué tienes que encerrarte de esa manera? ¿Y por qué Cheto te dijo que la mamá de Josefa quería nuestra dirección?— Indagó con altanería y mirada retante, mientras intentaba quitarle el teléfono y Andres no tardó en poner el altavoz, para que ella supiera que de verdad seguía hablando con él.— Hablamos luego Cheto, la fastidiosa Paola está interrumpiendo mi llamada.— Está bien Andrés, esperaré atentamente tu llamada.— Dijo Don Cheto y luego colgó.Saliendo de la cocina, Andrés dió un pequeño empujoncito a su entrometida hermana y ella, siendo tan astuta se acercó a Blanca para interrogarla.—Blanca, tu estabas aquí con Andres, dime ¿Qué fue lo que tú oíste en esa llamada? ¿Qué hablaron con respecto a la loca de Josefa, él y Cheto? ¿Ella se quiere venir para acá verdad?— Paola, Hablaba con
Desde muy temprano Blanca se despierta con el sonido de los gallos de su padre, pues es inevitable quedarse con las sábanas pegadas con semejante alboroto ¿no?; así que, no tarda en ponerse de pié, lavar su rostro y vestirse, pues la vaca la espera, si no la ordeña pronto los ladrones de leche la dejarán sin una gota.Al salir de casa, Blanca nota algo extraño y es que sus vecinas están reunidas murmurando entre sí; así que, la curiosa Blanca no tarda en acercarse para ver de que trata la conversación, pero al acercarse todos hicieron silencio.—¿Qué les sucede chicas? ¿a qué se debe esta reunión?— Preguntó Blanca con mucha curiosidad.—Es que al parecer pronto vendrá la familia Monterreal para el pueblo.— dijo una de las chicas llamada Paty.—¿Ah sí? ¿y quienes son esos?— Dijo Blanca mientras sacudía su vestido.—Pues quienes más van a hacer, los familiares lejanos de Don Cheto (el quesero). Tú, por andar todo el día pendiente de tus vacas no conoces a medio pueblo Blanca, ni siquier
En tanto Blanca estaba desayunando en su casa Andrés Monterreal no paraba de pensar en ella, así que decidió acercarse a Don Cheto para preguntarle por ella.— Dime algo primo ¿Quién es esa chica tan linda que vino a comprar queso acá?— Ja ja ja ja ¡Caramba Andrés! ¿ya te enamoraste? ja ja ja. Ella es Blanca, la hija de Don Juan, y es muy trabajadora, a diferencia de otras chicas de su edad. — La verdad es que sí me gustó mucho primo Cheto, y la quiero volver a ver.— Que no te escuche tu madre, ya que tu sabes muy bien que ella solo quiere que te cases con una chica rica, y Blanca no reune esos requisitos así que, es mejor que no le causes ese disgusto tan grande a Tamara.— Cheto solo pregunté por la chica y tu ya estás pensando en matrimonio, creo que vas muy de prisa primo.—Sí quizas un poco, pero solo te estoy advirtiendo, porque estoy viejo y te llevo demasidos años de experiencia jajaja. Mejor deja a Blanca tranquila, ella poco sale, no creo que la vuelvas a ver.Mientras el
Empeñado en volver a ver a Bianca, Andrés Monterreal caminaba por las calles del pueblo a ver si se la topaba por ahí, pero a los únicos que encontró fue a los borrachos del pueblo molestándo a una pequeña anciana vendía tortas de plátano en una plaza.Sin pensarlo dos veces Andrés Monterreal intervino y corrió a los desagradables tipos y también aprovechó el momento para conversar un poco ella con respecto al concurso de belleza que darían pronto.— ¿Señora usted cree que a ese concurso asistirán todas las chicas del pueblo?— Habló con mucha curiosidad y viendo fijamente a la anciana.—La verdad, no lo creo mijo, ¿por qué ustede busca a alguien específicamente? Yo lo podría ayudar, con estos años que tengo, conozco a todo el pueblo— Reía picaramente.Para conservar la discreción Andrés solo sonrió, le compró una torta y luego retomo el tema, mientras la comía lentamente.— Quiero ver a todas las chicas desfilar, eso es todo ¿a qué hombre no le gusta esto?— Ahorita con la economía ta
No había salido totalmente el sol cuando el hombre que había ganado la apuesta fue a tocar la puerta de la humilde casa de Blanca acompañado por otros más, y aunque su padre intentó convencerlo de que podía pagarle de otra forma, los hombres se negaron y de forma grosera tomaron los mecates que ataban a las vacas y comenzaron a jalarlas causando gran alboroto.Con este escándalo todos despertaron y la madre de Blanca al ver lo que ocurría tomó su escoba y fue tras ellos, dándoles con el palo fuertemente por sus espaldas, pero esto solo hizo que ellos se marcharan rapidamente con los animales.Frustrada al no poder detenerlos ella regresó a su habitación y no paraba de llorar. Blanca con pasos lentos se acercó a ella y la abrazó, pero ella solo quería estar sola.— Márchate a tu habitación Blanca, necesito pensar qué haremos a partir de ahora.— Madre, no me gusta verte así, te prometo que te ayudaré a recuperar las vacas.— Ya es tarde, no hay nada que hacer.Con mucha rabia, la madr