– ¡Voy a llegar tarde! No debí abusar de la niñera para salir de fiesta, justo hoy tenía que dormirme
Samanta Jones se quejaba en voz alta mientras se levantaba tan rápido como le permitían sus esculpidas piernas, se despertó y al ver la hora del reloj empezó a correr como loca por la habitación tratando de prepararse y salir a su trabajo cuanto antes, se suponía que ya debería estar en su escritorio.
Ayer había salido de fiesta con una amiga que estaba de visita en el país, habían planeado la salida con mucho tiempo de anticipación y contrató una niñera para que cuidase a su hijo y poder salir tranquila, sin tener que estar llamando a Harry todo el tiempo.
Cada vez que quedaba al cuidado del hombre se preocupaba que en el afán de ser divertido expusiera al pequeño a peligros innecesarios, como la vez que lo subió a su espalda para jugar a los vaqueros pero su hijo terminó con un moretón en el cachete por semana y media.
Cuando la morena supo que ese lunes sería la presentación del nuevo jefe había intentado cambiar para el sábado la salida pero fue en vano. Finalmente salieron a comer, luego fueron a un pub de moda y después de unos tragos decidió que no le haría mal un poco de diversión y debía aprovechar la niñera que tan difícil era de conseguir en esos tiempos. Así fue como terminó acostándose a las cuatro de la mañana y en lugar de levantarse a las seis como suele hacerlo, eran las ocho menos cuarto y recién estaba saliendo de la cama
– ¡Estoy muerta! Ésta vez Harry no podrá dejarlo pasar y tendrá que suspenderme, eso sí el nuevo dueño no decide despedirme – suspiro pesadamente – ¡Carajo! ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Qué pecado estoy pagando para llegar tarde justo el día que se presentará el nuevo jefe?
Al pequeño Deian le encantaba ir a la guardería de la empresa donde trabaja su madre por lo que no hacía problemas para levantarse, a sus cuatro añitos de edad era un niño muy educado y entusiasta
– Buen día hermoso de mami, ¿cómo amaneciste? – encontró al pequeño despierto sentado en la cama tallándose sus ojitos – Vamos a levantarnos súper rápido porque estamos llegando tarde y no podrás desayunar con tus compañeros – Sabía que esas palabras eran mágicas y no pondría ningún tipo de resistencia a nada que le pidiera
Luego de vestir a Deian y terminar de aprontarse salió disparada hacía la empresa, hoy era la presentación oficial del nuevo jefe, un magnate que había comprado la empresa y se suponía que como asistente del vicepresidente debía estar allí junto a Victoria, la secretaria del presidente, atentas a cualquier pedido que pudieran hacer los hombres en la sala de junta.
Dejó al niño en la guardería, entró corriendo al ascensor y presionó reiteradas veces el botón de su piso como si ello fuera a acelerar el aparato para que llegase antes a su destino. Su idea era llegar a su escritorio a dejar sus cosas y tomar los documentos necesarios para entrar de la forma más silenciosa posible a la reunión que ya había empezado hace bastante tiempo.
Pero la suerte no estaba de su lado ese día, en el momento que está llegando al escritorio se escuchan voces del pasillo que lleva a la sala de juntas. Gimió con pesar, no solo había llegado tarde a la reunión, ¡se la había perdido!
– No se preocupe señor Holt, tendremos los informes prontos para el medio día, por mientras podemos hacer un recorrido por las instalaciones – el señor Campbell hablaba con quién se había convertido en el nuevo jefe de todo el lugar
– Podemos empezar por la oficina del presidente y luego pasar por mi oficina – la voz de Harry sonó aún más cerca, Samanta creyó que el motivo era porque debían estar por llegar a la oficina que hasta el viernes ocupaba el señor Campbell
Se asomó disimuladamente para lograr captar la atención de Harry y poder pasar desapercibida cuando se integre al grupo o quizás ya no la necesiten pero no lo sabría hasta hablar con él.
–Pss, Pss, Harry – el mencionado no lograba escucharla – ¡Harry!
Ese pequeño grito había logrado que la buscase con la mirada a quien fuera que lo estuviera llamando y cuando logró verla la fulmino con la mirada, espero que el grupo entre a la oficina y fue hasta donde la mujer
– ¿Por qué demonios llegas a esta hora? ¿No te dije que debías llegar temprano para la presentación?
– Me quedé dormida y llegué lo más rápido que pude – retorcía sus manos nerviosa – ¿Han notado mi ausencia?
– ¡Claro que notaron que no estabas! Holt es una depredador en los negocios y ésta compra no es diferente para él, no paró de hacer pedidos que la pobre de Victoria no pudo realizar ella sola – parpadeo repetidamente para alejar el recuerdo de ese magnate furioso por no cumplir con sus demandas – Por suerte hemos podido ganar algo de tiempo mientras recorre la empresa así que ve a la sala de juntas que Victoria te dirá lo que tienes que hacer.
Después de pasar toda la mañana recopilando archivos e informes que parecían una montaña, miró sin ganas la pila que todavía faltaba revisar y su estómago protestó por la falta de alimentos así que decidió pedir comida al restaurante que está en la esquina. Era una clienta habitual que siempre utilizaba sus servicios de delivery o almorzaba allí cuando tenía el tiempo suficiente.
Después de almorzar y con las energías recargadas retomó el trabajo y paso el resto de la tarde acompañada únicamente por papeles porque la otra secretaria fue llamada por el señor Holt enseguida del almuerzo. Casi al finalizar la jornada estaba acomodando sus cosas y esperando que Harry le dé el ok para poder retirarse, siempre debía consultar si no la necesitaba.
– Si no aparece dentro de diez minutos voy a bajar a recoger a mi pequeño y luego subo para esperarlo – reflexionaba en voz alta controlando la hora en su reloj de muñeca
El sonido de la puerta abriéndose anuncia la llegada de quién ella supone es Harry entonces se da vuelta para decirle que ya estaba todo listo y esperando su aprobación pero se lleva una sorpresa que la deja muda
No es Harry quién entró por la puerta.
Ni se le parece.
Alexander Holt, a quién ya había enterrado en lo más profundo de su corazón, está parado frente a ella con la arrogancia que lo caracteriza, mirándola reprobatoriamente pero sin sorprenderse de su presencia
– ¿Tú? ¿Qué haces tú aquí? – fantaseó con la posibilidad de que el mal día que estaba teniendo sólo sea un mal sueño
– Sigues igual de despistada que hace años, no conoces el nombre de tu jefe – levanto una ceja con obviedad
Holt. Alexander Holt. ¿Cómo no se dio cuenta antes? Se maldecía mentalmente. Harry siempre hablo del señor Holt pero nunca mencionó su nombre, durante la negociación de la venta ella estuvo ausente porque Deian estaba enfermo así que nunca vio los documentos con su nombre, simplemente sabía que un magnate multimillonario de apellido Holt había comprado la compañía.
Bastante difícil fue superar el trago amargo que produjeron los recuerdos que invadieron su mente am escuchar ese apellido por primera vez después de seis años, pero volver a verlo en vivo y en directo no tenía comparación. Jamás espero volver a encontrarlo y mucho menos de esa forma.
– Yo...
– ¿Sigues aquí Sam? – Harry entró interrumpiendo el balbuceo nada coherente que estaba a punto de salir de mi boca – Veo que has conocido al nuevo presidente, el señor Holt
– Si – tragó saliva y aprovechó para escapar del incómodo momento – Ya es hora de ir a levantar a Deian, si no hay más nada que hacer voy a retirarme
– Justamente venía a decirte que ya es hora, junta tus cosas y vamos por mi campeón – Samantha agradeció con toda u alma escuchar esas palabras – Con su permiso señor Holt, nos vemos mañana
– En realidad no he terminado de hablar con la señorita Jones – la gruesa voz de Alexander interrumpió la huida
– Lo mejor será dejarlo para mañana porque tengo algo importante que hacer ahora – consideró qu sería suicido quedar a solas con él sin estar preparada, además su hijo la estaba y eso era más importante
– Creo que puede permitirse recuperar la llegada tarde de la mañana señorita Jones
La morena lo maldijo internamente
– Yo voy por Deian, no te preocupes Sam – la miró diciéndole que cerrara la boca y asintiera sin rechistar
– Está bien
– Me avisas cuando termines aquí para tenerlo bañado cuando llegues – el vicepresidente se acercó a la mujer para despedirse pero el carraspeo de Alexander lo hizo retroceder – Hasta mañana señor Holt
De esa forma el único escudo que tenía acababa de abandonarla, dejándola totalmente indefensa frente al depredador que resultaba ser su jefe
– Toma asiento y ponte cómoda, tenemos al menos hora y media para estar aquí – el hombre se desprendió los botones del traje y se sentó en una silla no muy alejada de donde estuvo trabajando ella– Estuve ausente cuando filmaron el contrato y jamás pensé que tu serías el mismo Holt que compró esto– Yo jamás imagine que estabas trabajando aquí, tu sueño era ir a Nueva York, además tenías mucho potencial cómo para terminar siendo una simple secretaria de – él consideró que ella no necesitaba saber la verdad todavía– Las cosas cambian Alexander, las personas cambian al igual que sus prioridades – le molesta la mención del pasada y se le nota en la cara– Pero algo no cambió aparentemente – se recuesta hacia atrás en la silla – Siempre q
Alexander ve a su ex novia abandonar la sala y se vuelve a sentar, creyó que podría mantenerse sereno y tranquilo al volver a enfrentarse a ella pero todo su autocontrol se fue al demonio al ver Lennox acercarse a ella para despedirse ¿Pensaba darle un maldito beso en frente de él? Sobre su cadáver iba a permitir algo así.La actitud de Samantha lo sorprendió, durante el tiempo que estuvieron juntos se mostro práctica y directa, siempre era razonable y no tenía problemas para asumir sus errores y culpas. Hoy sin embargo, se había puesto a la defensiva en el instante en que lo vio, era desconcertante verla huir de un tema y la única explicación que tenía era Lennox, su relación debía haberla cambiado.Le costaba entender como lo había cambiado por un imbécil como Lennox, salió corriendo de su cama a refugiarse en los brazos de otro hombre y eso l
Samantha no supo que responder a eso, no estaba acostumbrada a esa actitud de su ex– No entiendo que gana con todo esto – lo quedó mirando tratando de adivinar lo que pasaba por su mente – ¿Tienes algo contra Harry? ¿Ó es una clase de venganza contra mí por haber herido tu orgullo al dejarte en el pasado?El magnate furioso hombre apretó los puños, nada estaba saliendo según sus planes– No tengo nada en contra de nadie, simplemente estoy haciendo arreglos, tratando de que todos respeten las normal– No me vengas con estupideces, esas normas las inventaste tú con un motivo en particular que todavía no logro descifrar– ¿Realmente no lo entiendes? – ¿Tan difícil era para ella ver la verdad? – Igualmente no importa, tienes que obedecer así que limpia tu escritorio porque al volver de mi reunió
Era su primer día como secretaria del gran Alexander Holt, llevaba media hora sentada en ese escritorio, disfrutando de la paz antes de la llegada del jefe. No sabría cuánto tiempo tenía pensado quedarse en esa empresa antes de irse a comprar otra pero el tiempo que permanezca allí iba a tener que soportarlo.Para nadie es agradable volver a ver a un ex que tanto daño nos hizo, mucho menos tener que trabajar con él pero debía ser fuerte y no dejarlo ver su incomodidad ante su presencia.Y hablando del magnate, Alexander estaba saliendo del ascensor en ese momento y al verla ocupando el puesto frente a su oficina sonríe.– Buenos días señorita JonesDesde su silla, viéndolo parado frente al escritorio con su habitual traje a medida y u típica cara de dueño del mundo, resultaba muy intimidante– Buen día señor Holt,
Alexander estaba nervioso y molesto, había pronunciado el nombre de su ex frente a su hermana de forma intencional para despertar su curiosidad y terminar justo en ese momento. Necesitaba reunirlas para poder obtener algo de información sobre Samantha, su hermana totalmente emocionada por volver a verla después de tantos años, no lograría controlar su lengua y le haría muchas preguntas de las cuales él esperaba ansiosamente las respuestas.Pero el descubrimiento de que ambas mujeres nunca perdieron el contacto lo dejo momentáneamente desconcertado pero una furia lo lleno milésimas de segundo más tarde.Su propia hermana, a la que tanto protegió, a la que le dió todo lo que quiso incluso esa estúpida empresa que manejaba, esa misma muchacha que lo vio perdido luego de ser abandonado por su ex, resulta que siempre tuvo conocimiento de su vida y jamás le dijo nada.
El fin de semana llegó sin más sobresaltos, Samantha prometió a su hijo ir al zoológico y de coordinó con Ava para que ella los encuentre allí.Harry no estaba muy de acuerdo en perderse el paseo pero entendió que se trataba de un reencuentros físico entre las amigas y prefirió no interferir entre las mujeres.Tanto Deian como Ava disfrutaron de su reencuentro, a pesar de la corta edad del infante podía recordar a la tía Ava con mucha claridad, era alegre, hablaba muy alto y siempre le enviaba dinero para que pudiera comprarse los juguetes que ni su madre ni su tío le regalaban.–¿Por qué no me dijiste que estabas en el país? ¿Cuándo llegaron?– La verdad es que aquella vez que llamaste estabamos de vacaciones los tres y fue un gran mal entendido–¿Todos estos años estuviste aquí?&ndas
Los chicos que acudían a la guardería acababan de terminar de desayunar, estaban todos sentados en el centro del salón sobre una alfombra bastante mullida, listos para escuchar una de las historias por la señorita Elisa, quién cuidaba de ellos durante el día.– Buen día niños – la mujer morocha que dirigía la guardería se acercó a ellos y luego de escuchar la respuesta de los infantes prosiguió – Señorita Carson, el señor Holt vino a hacer una visita a nuestro salón– Mucho gusto señor Holt– No tiene modales – murmuró un pequeño pensando que pasaría desapercibido– ¡Silencio! – no podía creer que ese mocoso la dejara mal parada frente al presidente– Deian, no puedes interrumpir cuando los adultos están hablando, mucho menos f
La rutina se fue instalando poco a poco entre el adulto y el pequeño, Alexander mandaba a su secretaria algún recado que incluía abandonar el puesto frente a su oficina y a su vez ordenaba que llevaran al niño.Deian se entretenía y disfrutaba mucho aquellos momentos, incluso cuando era una visita corta porque podía darle ordenes a alguien por teléfono pidiendo cosas que su amigo Alexander le anotaba en un papel. Él sabía que el hombre había notado su inteligencia, solía mantener el perfil bajo para no dar problemas a su mami pero con su nuevo amigo podía ser él mismo, no tenía que pensar cuál sería la respuesta adecuada porque Alexander siempre escuchaba lo que tenía para decir.Un día sin querer se le escapó frente a su madre que tenía un nuevo amigo y ella pensando que se trataba de otro niño sonrió encantada, no l