Para Bárbara Llorís las cosas no estaban saliendo como realmente quisiera, no.
Aun no lograba entender cómo llegaron hasta esa esta triste situación. Era simplemente inconcebible, porque entonces ¿De qué valió tanto sacrificio hecho en su juventud? Dejó todo por ella; su única hija, e incluso arriesgó su vida y hasta su figura por asegurar su futuro ¿Y qué conseguía? La respuesta era obvia: Nada, porque ahora no tenía manera de solventar sus gastos y el imbécil de Gastón no volvería a depositar ni un maldito euro en su cuenta bancaria de enterarse de que "su retoño" se encontraba inconsciente en una Clínica de Suiza.Él siempre había sido un maldito sentimental y llorica, que sería capaz de regresar de América sólo por comprobar que Abril estaba sana y salva en su casa nuevamente. Lo pensó mejor y no, no debía informarle nada aún, porque sería capaz de quitarle su apoyo económico y encima no dejarle ver a su hija; es decir, su medio de sustento.
Algo a lo que no estaba dispuesta a arriesgarse, no cuando su reputación y prestigio social se vería en peligro, bastante le había costado lograr el estatus al que se había acostumbrado en las dos últimas décadas.Bárbara Llorís era una mujer de armas tomar a quien la vida a peso de golpes le enseñó que "el fin justifica los medios" y esa era la garantía de una vida llena de lujos y dinero. A sus 37 años de vida y no sin muchos sacrificios, tenía un estatus social difícil de sostener y todo gracias a su hija, una que engendró cuando apenas tenía 17 años de edad; y es que, el amor no llena el estómago y su familia no tenía los medios para cumplir sus objetivos. Ella quería ser una mujer rica y reconocida por la alta sociedad, pero lastimosamente, en esa hacienda donde vivió su infancia siendo la hija del administrador nunca lo lograría; conoció a Gastón Johnson en una fiesta de cumpleaños de una ex amiga – Era su novio – y quedó irremediablemente enamorada de su chequera.
Poco le importó perder aquella amistad, ya que las oportunidades a veces son únicas en la vida y hay que saber aprovecharlas al máximo. Él era un hombre mayor – Al menos para ella – pero ese no fue un impedimento para disfrutar del placer que le proporcionó y porque no, garantizar su futuro económico bastante rentable. Aunque poco duro esa relación, debido a que el tipo vivía en viajes de negocios – Unos bastante aburridos, debía admitir – y en vista de su embarazo, se emocionó de tal manera que la transformó en una reina, llenándola de lujos y desapareció hasta el nacimiento de su heredera, dejándola al cuidado de su santa madre – Una mujer que nunca la trató de la mejor manera – algo sin importancia para Bárbara, que no tenía especial afecto por el caballero en cuestión, ya podía después buscar consuelo en otros brazos – como bien supo hacer – el problema realmente importante era que si Abril no despertaba pronto de su inconsciencia, ya podía despedirse de cualquier estabilidad económica; sus deudas eran elevadas y al parecer el accidente fue tan grave que su pobre hija permanecería en coma por Dios sabe cuánto tiempo.
Tenía que actuar rápido – se dijo a sí misma, ideando un plan en mente y finalmente sonrió – ¿Por qué no? Era perfecto, aquel guapo caballero se encontraba en deuda con su pequeña y ella haría cualquier cosa por garantizar su futuro, así tuviese que venderle el alma al mismísimo demonio.
***
Transcurrió alrededor de un mes después de aquella fatídica noche y gracias al cielo sus lesiones fueron menores – Apenas un dedo lesionado – y ya había podido reincorporar a los entrenamientos nuevamente. No obstante, no lograba sentirse en paz consigo mismo, la consciencia le carcomía durante las horas y pese a no ser una persona débil, su desconcentración afectaba a todo el equipo no solo en las prácticas, sino en la vida cotidiana, ya que al ser sus amigos también se preocupaban por saberlo en problemas. Y es que por más que le diera cabeza al asunto en cuestión; aun no lograba entender cómo sucedió todo tan de prisa, de un momento a otro lo que pronosticaba ser una noche épica, se transformó en un segundo después en una pesadilla y tenía todo un problema encima – Pensó abatido – sin lograr mantener la concentración en los asuntos de su interés.
De eso se había percatado el Coach, Santos no se sentía seguro y no se entregaba por completo a los entrenamientos como era de costumbre y eso repercutía en el funcionamiento del equipo, debía actuar de inmediato y quizá con una charla poder hacerlo entender que nada había sido su culpa.
-¿Divagando nuevamente Lombardo? – Preguntó Terrance Falcom – últimamente es tu única distracción, andando señaló con su cabeza dejemos todo por hoy y vayamos por una cerveza al club.
Santos suspiró con cansancio, por más que intentaba no lograba concentrarse y por lo visto todos lo habían notado. - Lo lamento T, en verdad trato de concentrarme... Pero simplemente no puedo dejar de pensar una y otra vez qué será de mi vida si ella no vuelve, puede que sea el final de mi carrera. Conoces a los medios, me tacharan de asesino y mi madre no lo soportaría, la conoces, es tan frágil que otra decepción de parte de sus hijos no es aceptable – Confesó abatido. Terrance asintió a sus palabras, nada era fácil para el joven y daba pesar verlo darse golpes de pecho debido a la culpa que sentía, aunque esta no le perteneciera en lo absoluto.
–Descuida Santos – Trató de restarle hierro al asunto – sabes que ese accidente no fue tu por tu culpa, entiéndelo de una vez... La chica prácticamente se te lanzó en el camino y las cámaras de seguridad lo corroboran, nadie podrá juzgarte, no sabiendo que has hecho todo lo posible para que ella este bien ¡Si hasta la internaron en la clínica de tu padre, sabes que es la mejor! – Le hizo ver – además ayer hable con Joe y me explicó que la muchacha está estable, que no hay problemas de mayor relevancia, verás cómo en un abrir y cerrar de ojos todo cambia, anímate muchacho –Dijo, dándole una palmada en la espalda.
-Sí lo sé, es lo que dice mi padre –Reconoció Santos - pero no comprendo... ¿Por qué si todo está perfecto no despierta? ¿Qué le impide reaccionar después de un puto mes? – Se tomó el cabello con exasperación – y luego está su madre, se le ve destrozada y me hace sentir culpable cada vez que me mira con esos ojos llenos de lágrimas.
El entrenador conocía de sobras quien era la "madre abnegada" que Santos decía, sin duda no era la mejor situación para la joven, pero Bárbara tampoco era una mujer de quien fiarse y tenía sus sospechas de que buscara sacar provecho de toda esa tragedia.
-No hagas caso de lágrimas – Comentó con astucia – que sé de algunas mujeres que las utilizan como un arma letal y "esa" en particular no me da buena espina, la verdad sea dicha – Confesó su inquietud.
-¿Crees que una madre sería capaz de algo tan bajo? ¿Incluso cuando su hija puede no despertar?- Santos no concebía tal falta de afecto, le era inverosímil.
-No lo dudes amigo, en la vida todo es posible - Afirmó Falcom y lamentablemente él era testigo de esto, más bien su destruido corazón.
Había transcurrido dos semanas desde que tuvo aquella charla con su coach, pese a lo cual aún poseía fuerte dolor de cabeza debido a la maraña de pensamientos que lo perseguían día tras día. Santos se encontraba exhausto en el consultorio de su padre, todo había dado un giro inesperado y ya nada era lo que debía – Pensó buscando el consejo de su padre, Joe Lombardo quien era una excelente persona, un hombre de familia y a nivel profesional de los mejores Ginecólogo y Obstetra del país. Sin embargo, su fortaleza se basaba principalmente en la confianza y el amor que profesaba a su familia, especialmente en aquellos que como él, requerían de uno de sus acertados consejos.Un tiempo atrás había sido su hermano Travis – El menor de los dos – quien estuvo en una si
Dos semanas transcurrieron después de llevarse a cabo la inseminación y ahora todo marchaba sobre ruedas, el embarazo había sido posible y según los cálculos de Joe en 38 semanas aproximadamente tendría lugar el nacimiento del pequeño Lombardo. Nada malo podría suceder o eso era lo que todos pensaban en esos momentos.Una semana después Joe decidió que ya era hora de realizar el primer ultrasonido y conocer a su nieto, el segundo que tendría la fortuna de consentir – Pensó, pese a los nervios de Alina o la euforia de Victoria – su familia estaba a la expectativa y daban gracias a la vida al tener la oportunidad de recuperar el tiempo perdido con Dean, el hijo de Travis; pero en esta ocasión todo sería distinto.Debería avisarle a su hijo sobre la hora del ultrasonido – se dijo a sí mismo – pero antes decidió que debía monit
Santos tenía el mundo de cabeza desde que esa mujer se atravesó en su camino literalmente, y es que era una locura todo lo que su padre le relató apenas horas atrás... Era absurdo, simplemente inconcebible creer que existiera tanta maldad en una sola mujer.¡Maldita fuera! Aún recordaba las palabras de Travis al comentarle vía telefónica sobre la decisión que había tomado, él había dicho.-¡Uff! "Creo que vas a necesitar suerte, si piensas tratar con semejante mujer" - Refiriéndose a la madre de su reciente esposa - y quizás en ese momento no sabía el porqué de su actitud hacia Bárbara.Claro, pero ahora todo tenía sentido - Pensó, hirviendo de la ra
¡No podía ser! Abril estaba histérica, indignada y genuinamente furiosa, sentía lágrimas descender por sus mejillas humedeciendo su rostro, pero nadie podía culparla por reaccionar de esa manera. Era una pesadilla, sí, eso tenía que ser mentira...No le podía estar sucediendo a ella, era una maldita fantasía, si tan solo era una era una niña, en qué cabeza cabría semejante locura ¿Cómo podría convertirse en madre, sin siquiera decidirlo? Maldijo su suerte, nunca esperó que al salir de ese club, su vida daría un giro de ciento ochenta grados. Esta era quizás la mayor locura de todas las épocas, porque ¿Desde cuándo era un peligro ingresar a una clínica y correr el riesgo de ser embarazada sin su consentimiento? ¡Mierda! Parecía el guion de una novela dramática y eso no era todo, no, sino que de acuer
Santos experimentaba una crisis existencial, algo que jamás cruzó por su mente que podría ocurrir y es que, en sus veinticinco años de vida nunca pensó que precisamente él – Y no su hermano – pudiese enfrentar una situación tan... ¿Cómo llamarle? Sí, irreal, esa era la única definición que se le ocurría para tratar de explicar su actual realidad, una que bien podría nombrarse como algo ficticio, por el simple hecho de que solo ocurría en novelas de suspense, no en la vida real y mucho menos a él; un deportista realizado, con un gran futuro prometedor en su medio y para qué mentir, en sus mejores épocas tanto a nivel profesional como familiar.Solo que, ese pequeño detalle le había cambiado la vida completamente, dándole un giro de
Abril se encontraba viendo una revista de maternidad que le había facilitado Joe - sus suegro, por raro que sonase - con el fin de que no se sintiera tan ignorante respecto a su embarazo, pero ella creía que si tuviese su teléfono celular, le sería más fácil investigar sobre ese tema ¡y cualquier cosa que le viniese en gana! No entendía por qué, si se suponía que no era una presidiaria aún permanecía incomunicada con el resto del mundo, ¡es que ni a sus amigas había logrado ver! Y ya las extrañaba como loca, y luego estaba el hecho de que prácticamente la ignoraban deliberadamente -Santos- habían pasado varias semanas desde su llegada a esa mansión y desde ese día, no le había visto nunca más - aunque al principio lo agradeciera- parecía que se lo tragó la tierra, porque ni rastro d
¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad – De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.¡Ella tenía anto
Esa mañana se encontraba en un estado de ánimo exultante, de hecho la palabra feliz se quedaba corta en definir la alegría que embargaba su alma al saber que su hijo se estaba dando a conocer, y quizás lo mejor de todo era saber que sus gustos formaban parte de los antojos que su esposa experimentaba - De acuerdo a lo que esta misma le había mencionado la noche anterior - sí, definitivamente ese detalle pese a ser algo pequeño frente a toda una situación compleja por resolver, podía ser el inicio de algo mejor entre ambos; por lo que sentía un pequeño triunfo ante la austeridad de tantas semanas atrás y por ahora se sentía satisfecho de haber compartido esos escasos minutos de tiempo con ella, algo que logró hacerlo descansar de manera tranquila por primera vez en cuatro meses. Durmió feliz y en su pecho emergían los vestigios d