Abril se encontraba viendo una revista de maternidad que le había facilitado Joe - sus suegro, por raro que sonase - con el fin de que no se sintiera tan ignorante respecto a su embarazo, pero ella creía que si tuviese su teléfono celular, le sería más fácil investigar sobre ese tema ¡y cualquier cosa que le viniese en gana! No entendía por qué, si se suponía que no era una presidiaria aún permanecía incomunicada con el resto del mundo, ¡es que ni a sus amigas había logrado ver! Y ya las extrañaba como loca, y luego estaba el hecho de que prácticamente la ignoraban deliberadamente -Santos- habían pasado varias semanas desde su llegada a esa mansión y desde ese día, no le había visto nunca más - aunque al principio lo agradeciera- parecía que se lo tragó la tierra, porque ni rastro del susodicho.
Los Lombardo eran una familia muy particular - en el buen sentido - eran personas con un gran sentido de pertenencia, es decir, que existía en ellos ese amor mutuo que les impedía darle la espalda a cualquier miembro de la familia que hubiese cometido un error, sin duda algo digno de admirar - pensaba Abril - ella por su parte, como bien era sabido por todos, era una joven consentida y para qué mentir "era pechiche", es que desde que tenía memoria siempre había contado con personas encargadas de hacerla sentir especial.
Era la princesa de su casa, cada persona en ese lugar le brindaba esa sensación de cuidado y protección que le recordaban a cada segundo lo amada que era por todos, empezando por su padre Gastón Johnson y abuela Beatriz, seguido por su nana y sus mejores amigas - Orianna, Grethel y Korina - incluso su madre Bárbara era bastante protectora con ella, aunque algo más fría que los demás debía admitir. El caso era que nunca se había encontrado en la penosa situación de sentirse sola e indefensa, no podía alardearse de ser la chica simpatía, ya que decir que el
mundo entero la adoraba, eso sería inventar, pero sus pocas confrontaciones con jóvenes de su edad fueron más en la escuela y ahora en la universidad, con personas envidiosa y desadaptados. También era claro que no siempre fue una perita en dulce, no señor, su carácter algo caprichoso y bastante creído era responsable de que rivalizara con una que otra diva de pacotilla -en su concepto - que no se hacía a la idea de cuál era su lugar en el mundo.No era raro entonces, que después de semanas viviendo en ese lugar, se sintiera falta de cariño, algo nada difícil, ya que sus suegros y cuñada eran bastante protectores con ella; eran genuinos en sus afectos y la aceptaron de buen agrado en la familia. Podía pasar horas hablando con Alina, quien le infundía una tranquilidad y confianza como no creía posible, por su parte Joe era un hombre muy ocupado, pero siempre que fuese posible le hacía compañía y se instaló en ellos una especie de amistad y luego estaba Victoria, una joven bastante perspicaz y analítica, quien si bien no era la dulzura con ella, era bastante decente teniendo en cuenta que Santos era su hermano favorito y que estaba sufriendo también con toda la situación. Los empleados la aceptaron inmediatamente puso un pie fuera de la habitación, algo que tuvo lugar tres días después de su llegada, y así transcurrían los días de "casada" donde el único ausente era su marido.
Es cierto que fue ofensiva con él, en aquella oportunidad, pero en su favor podía decir que estaba muy molesta y bastante sentida por toda esa locura,
¡Dios! si de la nada había cambiado su vida, pero eso no daba para que la evitara como a la peste ¿o sí? Alina le había comentado que su hijo estaba de vacaciones, pero más bien no permanecía más de tres horas en casa y siempre de noche, cuando ella descansaba y eso ya la ponía a dudar lo suficiente ¿No quería al bebé o sólo la aborrecía a ella? Le daba vueltas en su cabeza, no era raro, ya que su vida también se había visto afectada debido a la avaricia de su madre, y él solo había actuado por lastima, ¿qué caso tendría que pretendiera arreglar su situación, si eran desconocidos? Esa idea le dio pavor, le revolvía el estómago ¿Acaso tenía otra mujer con quien gozar la vida, mientras ella tenía que quedarse en casa como una presidiaria?¡Era injusto! Es verdad que se sentía triste, y también que más de una vez se encontraba así misma pensando en el futuro y se escapaban lágrimas de sus ojos casi inconscientemente, pero el motivo era distinto, ya no lo hacía por lo cruel y despiadada que fue su madre, o porque esperaba un hijo que no decidió tener, aunque claramente esto lo incluía, pronto sería madre - ya lo era según palabras de Joe - pero le daba pavor enfrentar todo sola, tenía miedo de ser incapaz y el hecho de que Santos le diera la espalda, no hacía más que incrementarlo.Siguió meditando en sus penas y pronto se vió interrumpida por una voz femenina, más exactamente de su "cuñada" Victoria, una joven risueña y de aspecto hermoso, quien la veía con reprobación.
- Si continuas llorando como magdalena, tu bebé nacerá raquítico - le dijo Victoria sentándose a su lado - algo bastante inusual, pero es que ya se sentía cansada de esa misma rutina, ver a su hermano decaído y casi huyendo de la realidad y a ella, llorar a mares con amargura, tenía que hacer algo por su familia, Santos no podía seguir así ¡no señor! como que se llamaba Victoria Lombardo.
- Yo... yo no quiero que nada malo le pase - dijo Abril secando sus lágrimas de prisa, gesto que sacó una sonrisa en su cuñada, por lo visto no era una mala persona, algo que la alentó en su plan a seguir.
-¡Entonces debería poner más de tu parte y evitar pasarte la vida llorando! - Se exaltó - Y no me mal entiendas, comprendo tu situación y en tu lugar no sabría qué hacer, pero de algo sí estoy segura, y es que si de mí dependiera la salud de mi bebé, no existirían caprichos para garantizarla - dijo haciendo referencia a las comidas que no eran del todo agradables para Abril.
- No, pretendo dañar a mi bebé, solo... no me gustan las verduras - habló en voz baja la joven.
- Abril, sé que no eres mala persona, lo veo en tu aura - Sí, Victoria era algo mística- pero ya es hora de que entiendas que no estás sola y que hay un bebé que en estos momentos depende únicamente de ti, ¿Cómo podrás amarlo, si ni siquiera puedes comerte unas simples zanahorias par su nutrición adecuada? Debes organizar tus prioridades o me temo que no serás suficientemente buena madre - sentenció con firmeza Victoria.
Abril sintió como un balde de agua helada se le venía encima, ¡ella no era la única responsable! Dios, que injusticia, pensó con molestia - También tiene un padre - se le escapó la frase, sorprendiéndose al decirlo en voz alta- y parece no importarle... finalizó su oración.
Victoria se sorprendió ante tal afirmación, pero la misma significaba que de alguna manera Abril lo extrañaba y ese era un punto a favor para su estrategia - ¡Eso no es cierto! Afirmó con ahínco y te puedo demostrar que Santos está tanto o más preocupado por ese niño, como por ti, finalizó victoria, solo no encuentra como acercarse - decretó con solemnidad su hermana menor.
-¿De... De qué estás hablando? - preguntó Abril confundida- si él nunca está en casa, parece que le molesta siquiera mirarme y...
Ante esa confesión, la mente de victoria empezó rápidamente a trazar un plan, ya le agradecerían más adelante, de eso no habían dudas, pero antes de ponerlo en marcha aclaró - ¡Eso es porque no quiere darte más motivos para llorar! El muy tonto piensa que lo aborreces y teme afectar al bebé con tu angustia - dijo sorprendiendo más a la joven madre - y dicho esto se marchó dejando en su regazo un chocolate blanco.
¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad – De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.¡Ella tenía anto
Esa mañana se encontraba en un estado de ánimo exultante, de hecho la palabra feliz se quedaba corta en definir la alegría que embargaba su alma al saber que su hijo se estaba dando a conocer, y quizás lo mejor de todo era saber que sus gustos formaban parte de los antojos que su esposa experimentaba - De acuerdo a lo que esta misma le había mencionado la noche anterior - sí, definitivamente ese detalle pese a ser algo pequeño frente a toda una situación compleja por resolver, podía ser el inicio de algo mejor entre ambos; por lo que sentía un pequeño triunfo ante la austeridad de tantas semanas atrás y por ahora se sentía satisfecho de haber compartido esos escasos minutos de tiempo con ella, algo que logró hacerlo descansar de manera tranquila por primera vez en cuatro meses. Durmió feliz y en su pecho emergían los vestigios d
El resto del día transcurrió en una tensa calma, o al menos eso era lo que Alina sentía, ya que podía distinguir el gran esfuerzo de ambos jóvenes por no incomodar el ambiente familiar que se instaló esa mañana con la visita de Travis, su segundo hijo y el favorito suyo, quizá por ser tan revoltoso desde pequeño, este residía en Francia luego de haber regresado de una larga temporada en Quebec.Fueron casi dos años los que vivió lejos del resto de su familia y también para ella resultaron ser los días más desoladores de su existencia, al verlo sufrir por un desamor, no poder ayudarle fue una verdadera tortura, ya que como madre no pudo evitar sentir su dolor como propio y ahora toda esa locura desatada un tiempo atrás.Por lo que era increíble tenerlos a todos
Una pregunta rondaba últimamente por su cabeza y se posaba en esta con manera más asidua de la que deseaba y esta era la cuestión: ¿Existe algo peor que la soledad? Personalmente la consideraba el peor sentimiento después del dolor o la muerte, que como diría Alina, era absoluta; y siendo un poco imparcial debía admitir que esta pelaba con uno que muy poco cruzaba por su vida, es decir, el remordimiento.La cuestión era que la soledad no era su sentimiento predilecto, no, todo lo contrario. Cada hora que pasaba Abril se sentía más triste, ya que los días previos a la llegada de Travis fueron buenos y los subsiguientes hasta cierto punto decentes. Salvo alguna por alguna indirecta emitida por aquel personaje con ínfulas de superioridad - Aunque debía reconocer que esa faceta iba dirigida espec&iacut
Después del repentino un ataque de valentía, le sobrevino su real cobardía y podía sentir el corazón latiendo desbocado, las manos le sudaban y el miedo se instaló en su cabeza nuevamente. ¿Y si la tomaba por loca, o la rechazaba? No lo soportaría, moriría de la vergüenza, al imaginar qué pasaba justo por la cabeza de Santos en ese preciso momento. Hacía diez minutos exactamente tenía en sus manos una caja entera de chocolate blanco y exquisito, pero siendo honesta consigo misma, esa, no había sido la única razón por la que se encontraba allí. Tenía que hacerlo – Se dijo a sí misma - o desechar esa absurda idea de una vez por toda, pero se le acababa el tiempo entonces... ¿Qué era lo correcto?Santos por un instante pensó que saldr&
Un nuevo día les dio la bienvenida, bueno, más bien medio día, porque, por primera vez desde que era adolescente se permitió descansar hasta altas horas de la mañana – Algo inusual en su rutina habitual, ya que esta no le permitía darse el lujo de desperdiciar tiempo valioso en simple ocio – pero ese día era diferente; porque sí, era cierto que permanecía acostado en su cama, pero esta vez con una compañía envidiable.Justo a su lado descansaba Abril, su esposa, quien dormía plácidamente después de una noche bastante intensa. Por más que intentaba asimilar todos los hechos ocurridos la noche anterior, no daba crédito a lo que decían sus recuerdos. En primer lugar, Abril que lo buscaba para "dialogar" justo a él - Cuando a duras penas si lo toleraba en
Los días subsiguientes a aquella noche, fueron relativamente normales. Por decisión de Abril esta regresó a su antigua habitación, alegando que de esa manera se sentiría más cómoda, ya que, le resultaba un incordio el hecho de enfrentar la nueva realidad abruptamente, después haber protagonizado todo un escándalo en sus primeros días.Santos por su parte, deseaba hacerla sentir lo mejor posible en su compañía, por lo que no tuvo más opción que respetar sus deseos; aunque, no podía decir a ciencia cierta si ella aún conservaba un poco de temor hacía su persona o si tan solo lo había utilizado para un fin – del que obviamente participo activamente, a todas estas – el caso era que anhelaba poder hacer las cosas lo mejor posible y de esa manera lograr el equilibrio perfecto, para asombro de su familia
Joe regresaba después de dos largas semanas fuera de casa y quizás, lo único que anhelaba con todas sus fuerzas era poder descansar. Pero no, por lo visto aquello parecía imposible en ese lugar, dado el terremoto se situaciones que le dieron la bienvenida a su hogar. Se encontraba furioso, indignado, sería la mejor palabra que definiera lo que cruzaba por su cabeza en ese preciso momento. ¡Por todo lo sagrado! ¿Es que nunca acabarían sus problemas? Porque a últimas fechas la vida de su familia era un completo desastre, primero cuando recibió esa llamada de Santos - ya entrada la madrugada - donde le informaba sobre el desafortunado accidente; después, cuando decidió unir su vida con una mujer inconsciente bajo el chantaje de Bárbara Llorís y el consecuente embarazo, sumado al desprecio que Abril sintió por su hijo... Y como la cereza de