¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...
Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad – De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.
Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.
¡Ella tenía anto
Esa mañana se encontraba en un estado de ánimo exultante, de hecho la palabra feliz se quedaba corta en definir la alegría que embargaba su alma al saber que su hijo se estaba dando a conocer, y quizás lo mejor de todo era saber que sus gustos formaban parte de los antojos que su esposa experimentaba - De acuerdo a lo que esta misma le había mencionado la noche anterior - sí, definitivamente ese detalle pese a ser algo pequeño frente a toda una situación compleja por resolver, podía ser el inicio de algo mejor entre ambos; por lo que sentía un pequeño triunfo ante la austeridad de tantas semanas atrás y por ahora se sentía satisfecho de haber compartido esos escasos minutos de tiempo con ella, algo que logró hacerlo descansar de manera tranquila por primera vez en cuatro meses. Durmió feliz y en su pecho emergían los vestigios d
El resto del día transcurrió en una tensa calma, o al menos eso era lo que Alina sentía, ya que podía distinguir el gran esfuerzo de ambos jóvenes por no incomodar el ambiente familiar que se instaló esa mañana con la visita de Travis, su segundo hijo y el favorito suyo, quizá por ser tan revoltoso desde pequeño, este residía en Francia luego de haber regresado de una larga temporada en Quebec.Fueron casi dos años los que vivió lejos del resto de su familia y también para ella resultaron ser los días más desoladores de su existencia, al verlo sufrir por un desamor, no poder ayudarle fue una verdadera tortura, ya que como madre no pudo evitar sentir su dolor como propio y ahora toda esa locura desatada un tiempo atrás.Por lo que era increíble tenerlos a todos
Una pregunta rondaba últimamente por su cabeza y se posaba en esta con manera más asidua de la que deseaba y esta era la cuestión: ¿Existe algo peor que la soledad? Personalmente la consideraba el peor sentimiento después del dolor o la muerte, que como diría Alina, era absoluta; y siendo un poco imparcial debía admitir que esta pelaba con uno que muy poco cruzaba por su vida, es decir, el remordimiento.La cuestión era que la soledad no era su sentimiento predilecto, no, todo lo contrario. Cada hora que pasaba Abril se sentía más triste, ya que los días previos a la llegada de Travis fueron buenos y los subsiguientes hasta cierto punto decentes. Salvo alguna por alguna indirecta emitida por aquel personaje con ínfulas de superioridad - Aunque debía reconocer que esa faceta iba dirigida espec&iacut
Después del repentino un ataque de valentía, le sobrevino su real cobardía y podía sentir el corazón latiendo desbocado, las manos le sudaban y el miedo se instaló en su cabeza nuevamente. ¿Y si la tomaba por loca, o la rechazaba? No lo soportaría, moriría de la vergüenza, al imaginar qué pasaba justo por la cabeza de Santos en ese preciso momento. Hacía diez minutos exactamente tenía en sus manos una caja entera de chocolate blanco y exquisito, pero siendo honesta consigo misma, esa, no había sido la única razón por la que se encontraba allí. Tenía que hacerlo – Se dijo a sí misma - o desechar esa absurda idea de una vez por toda, pero se le acababa el tiempo entonces... ¿Qué era lo correcto?Santos por un instante pensó que saldr&
Un nuevo día les dio la bienvenida, bueno, más bien medio día, porque, por primera vez desde que era adolescente se permitió descansar hasta altas horas de la mañana – Algo inusual en su rutina habitual, ya que esta no le permitía darse el lujo de desperdiciar tiempo valioso en simple ocio – pero ese día era diferente; porque sí, era cierto que permanecía acostado en su cama, pero esta vez con una compañía envidiable.Justo a su lado descansaba Abril, su esposa, quien dormía plácidamente después de una noche bastante intensa. Por más que intentaba asimilar todos los hechos ocurridos la noche anterior, no daba crédito a lo que decían sus recuerdos. En primer lugar, Abril que lo buscaba para "dialogar" justo a él - Cuando a duras penas si lo toleraba en
Los días subsiguientes a aquella noche, fueron relativamente normales. Por decisión de Abril esta regresó a su antigua habitación, alegando que de esa manera se sentiría más cómoda, ya que, le resultaba un incordio el hecho de enfrentar la nueva realidad abruptamente, después haber protagonizado todo un escándalo en sus primeros días.Santos por su parte, deseaba hacerla sentir lo mejor posible en su compañía, por lo que no tuvo más opción que respetar sus deseos; aunque, no podía decir a ciencia cierta si ella aún conservaba un poco de temor hacía su persona o si tan solo lo había utilizado para un fin – del que obviamente participo activamente, a todas estas – el caso era que anhelaba poder hacer las cosas lo mejor posible y de esa manera lograr el equilibrio perfecto, para asombro de su familia
Joe regresaba después de dos largas semanas fuera de casa y quizás, lo único que anhelaba con todas sus fuerzas era poder descansar. Pero no, por lo visto aquello parecía imposible en ese lugar, dado el terremoto se situaciones que le dieron la bienvenida a su hogar. Se encontraba furioso, indignado, sería la mejor palabra que definiera lo que cruzaba por su cabeza en ese preciso momento. ¡Por todo lo sagrado! ¿Es que nunca acabarían sus problemas? Porque a últimas fechas la vida de su familia era un completo desastre, primero cuando recibió esa llamada de Santos - ya entrada la madrugada - donde le informaba sobre el desafortunado accidente; después, cuando decidió unir su vida con una mujer inconsciente bajo el chantaje de Bárbara Llorís y el consecuente embarazo, sumado al desprecio que Abril sintió por su hijo... Y como la cereza de
No, eso no podía ser cierto... Abril estaba estupefacta, su rostro lívido daba cuenta de ello ¿Por todo eso había tenido que pasar Santos? ¡Dios! Era la vida de un ser humano, un bebé inocente que había perdido la posibilidad de existir gracias a los escrúpulos irrisorios de su propia madre ¡Diablos! Ese sí que debió ser un golpe duro para el pobre, aun no lo podía creer, es que era simplemente ¡Inconcebible! ¿Cómo existían personas tan desalmadas? Y luego la muy zorra tuvo el descaro de venir y plantarle cara, pretendiendo que Santos... Observó su rostro contraído y el reflejo de sufrimiento que revivir esa historia traía a su vida y simplemente no lo soportó, parecía tan herido, perdido y ese solo hecho echó por la borda cualquier temor de que esa mujer por muy bella que fuera le inspiras