Dos semanas transcurrieron después de llevarse a cabo la inseminación y ahora todo marchaba sobre ruedas, el embarazo había sido posible y según los cálculos de Joe en 38 semanas aproximadamente tendría lugar el nacimiento del pequeño Lombardo. Nada malo podría suceder o eso era lo que todos pensaban en esos momentos.
Una semana después Joe decidió que ya era hora de realizar el primer ultrasonido y conocer a su nieto, el segundo que tendría la fortuna de consentir – Pensó, pese a los nervios de Alina o la euforia de Victoria – su familia estaba a la expectativa y daban gracias a la vida al tener la oportunidad de recuperar el tiempo perdido con Dean, el hijo de Travis; pero en esta ocasión todo sería distinto. Debería avisarle a su hijo sobre la hora del ultrasonido – se dijo a sí mismo – pero antes decidió que debía monitorear los signos vitales de su nuera, para así evitar posibles complicaciones. Sí, definitivamente de paso, saludaría a un par de amigos en ese sector de la clínica.
- Buenos días, Johana – Saludó cortésmente - ¿Cómo amaneció la paciente? – Indagó nada más ingresó a la habitación 214. La enfermera en jefe sonrió ante su jefe y procedió a informarle que todo estaba en orden, según los últimos estudios.
-Bueno, me alegra que sea una buena chica – Se refirió a su nuera – claro que aún me parece increíble que todo cambiara drásticamente – Mencionó casi para sí mismo -¿Sabes? Desearía conocer tu opinión respecto al caso, como verás no es algo que conciba aun – Sus labios emitieron una escueta sonrisa – ¿Qué crees que haya cambiado de repente para que estemos "en estas"? – Cuestionó a su amiga.
- ¿Quiere la verdad oficial o mi opinión, jefe? – Le increpó la enfermera. Lo que logró alertar a Joe de inmediato.
-Quiero saber tu opinión, Johana – Mencionó seriamente - si quisiera una retahíla técnica habría llamado al médico a cargo – Respondió Joe con tono mordaz.
- Pues, en mi opinión –Recalcó la mujer – no existen condiciones clínicas para que la joven Johnson permanezca en coma –Sus palabras hicieron eco en los oídos de Joe - de hecho me parece demasiado extraño que justo después de entregar mi guardia, donde la joven pidió ver a su madre, simplemente entrara en estado vegetativo – Finalizó la enfermera.
- ¿Dices que Abril habló? – Estaba quedó estupefacto, si bien por su especialidad no llevaba el caso, sabía por Santos que la joven no volvió a tener conciencia desde el accidente.
Por lo que ese panorama le resultaba increíble ¿Qué demonios sucedió entonces? Llegaría al fondo del asunto, aunque probablemente se tratara de un malentendido.
- Así mismo –Insistió la mujer - y peor es que cuando di a conocer mi opinión, el médico encargado me trató de ignorante, menospreciando mis catorce años de experiencia laboral – Espetó indignada la enfermera.
- ¿Aun tienes el acta? - Cuestionó Joe - Quiero ver esa historia por favor Johana, necesito comprobar esa información lo antes posible – Decretó genuinamente preocupado.
La enfermera asintió y le entregó varios archivos para verificar la información, dos horas más tarde se encontraba exhausto, convocó una junta de emergencia al encontrar un hallazgo aún más preocupante y finalmente trascurrieron más de seis horas hasta develar la verdad tras toda esa historia.
¡Era inaudito! Joe estaba indignado, más bien furioso ¿Cómo pudo pasar algo así de terrible? ¡Por todos los dioses que rigen el universo! Tremenda sorpresa se había llevado mientras revisaba su historial, se topó con un medicamento que era prohibidos en el embarazo y preocupado por este hecho inició la investigación que aunada con el reporte de Johana desató una hecatombe en su propia clínica.
Resultó ser que ese medicamento había sido administrado aproximadamente tres semanas atrás y sin tener relación alguna con el diagnóstico de la paciente; en resumidas cuentas éste era el responsable de que la joven permaneciera inconsciente, razón por la cual indagó todo el día y llamó a las personas encargadas de dichos procedimientos; no obstante, salvo una persona, nadie sabía que estos eran administrados a su reciente nuera. De inmediato solicitó su presencia y luego de otras dos horas de conferencia con las directivas de la clínica, el implicado y por supuesto él como propietario de la misma, se conoció la verdad.
¡Por Dios! Era aberrante y extremadamente inhumano, aquello era un delito y lo peor de todo, no era que hubiese pasado en la clínica ¡No señor! Sino que afectaba directamente a su familia, ¡A su hijo!
Esa mujer era el mismísimo demonio, nunca había pensado que semejante maldad existiera en un cuerpo tan pequeño. ¡Maldita fuera, ella y su jodida avaricia! De solo pensar en los alcances de esa... Señora. Le daba náuseas y se le erizaba la piel ¿Qué no tenía sentimientos? No, Bárbara era una arpía, una persona arribista y calculadora, que gestó toda esa estrategia para conseguir un poco de dinero y casi lo habría conseguido. De no ser tan desconfiado, nunca la habrían descubierto; la mujer logró seducir al médico encargado de la custodia de su hija y después con lisonjas lo indujo a administrar un medicamento que le impidiera volver en conciencia, sólo hasta lograr su cometido: Embarazar a su hija de Santos y así garantizar una fortuna sí misma, como su familia política en aprietos.
Joe dio gracias al cielo, de la acertada información que le brindó Johana con la cual pudo resolver el misterio de "la bella durmiente" como le decían a su nuera, eso y que pese a acceder a los chantajes de Bárbara, su hijo tomó las previsiones pertinentes y aseguró la custodia del pequeño. Ahora, era el esposo de la muchacha y como tal estaba en su derecho de exigir una orden de restricción contra esa m*****a mujer; pero éste aun no tenía idea del lío en que estaba metido, definitivamente no la iba a tener nada fácil y menos si la joven ni si quiera le conocía.
Abril Johnson lo iba a aborrecer; de eso no había duda, porque sí, una vez disminuyera los efectos del medicamento, ella volvería en conciencia y después de eso ¡Que Dios los ampare!
Santos tenía el mundo de cabeza desde que esa mujer se atravesó en su camino literalmente, y es que era una locura todo lo que su padre le relató apenas horas atrás... Era absurdo, simplemente inconcebible creer que existiera tanta maldad en una sola mujer.¡Maldita fuera! Aún recordaba las palabras de Travis al comentarle vía telefónica sobre la decisión que había tomado, él había dicho.-¡Uff! "Creo que vas a necesitar suerte, si piensas tratar con semejante mujer" - Refiriéndose a la madre de su reciente esposa - y quizás en ese momento no sabía el porqué de su actitud hacia Bárbara.Claro, pero ahora todo tenía sentido - Pensó, hirviendo de la ra
¡No podía ser! Abril estaba histérica, indignada y genuinamente furiosa, sentía lágrimas descender por sus mejillas humedeciendo su rostro, pero nadie podía culparla por reaccionar de esa manera. Era una pesadilla, sí, eso tenía que ser mentira...No le podía estar sucediendo a ella, era una maldita fantasía, si tan solo era una era una niña, en qué cabeza cabría semejante locura ¿Cómo podría convertirse en madre, sin siquiera decidirlo? Maldijo su suerte, nunca esperó que al salir de ese club, su vida daría un giro de ciento ochenta grados. Esta era quizás la mayor locura de todas las épocas, porque ¿Desde cuándo era un peligro ingresar a una clínica y correr el riesgo de ser embarazada sin su consentimiento? ¡Mierda! Parecía el guion de una novela dramática y eso no era todo, no, sino que de acuer
Santos experimentaba una crisis existencial, algo que jamás cruzó por su mente que podría ocurrir y es que, en sus veinticinco años de vida nunca pensó que precisamente él – Y no su hermano – pudiese enfrentar una situación tan... ¿Cómo llamarle? Sí, irreal, esa era la única definición que se le ocurría para tratar de explicar su actual realidad, una que bien podría nombrarse como algo ficticio, por el simple hecho de que solo ocurría en novelas de suspense, no en la vida real y mucho menos a él; un deportista realizado, con un gran futuro prometedor en su medio y para qué mentir, en sus mejores épocas tanto a nivel profesional como familiar.Solo que, ese pequeño detalle le había cambiado la vida completamente, dándole un giro de
Abril se encontraba viendo una revista de maternidad que le había facilitado Joe - sus suegro, por raro que sonase - con el fin de que no se sintiera tan ignorante respecto a su embarazo, pero ella creía que si tuviese su teléfono celular, le sería más fácil investigar sobre ese tema ¡y cualquier cosa que le viniese en gana! No entendía por qué, si se suponía que no era una presidiaria aún permanecía incomunicada con el resto del mundo, ¡es que ni a sus amigas había logrado ver! Y ya las extrañaba como loca, y luego estaba el hecho de que prácticamente la ignoraban deliberadamente -Santos- habían pasado varias semanas desde su llegada a esa mansión y desde ese día, no le había visto nunca más - aunque al principio lo agradeciera- parecía que se lo tragó la tierra, porque ni rastro d
¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad – De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.¡Ella tenía anto
Esa mañana se encontraba en un estado de ánimo exultante, de hecho la palabra feliz se quedaba corta en definir la alegría que embargaba su alma al saber que su hijo se estaba dando a conocer, y quizás lo mejor de todo era saber que sus gustos formaban parte de los antojos que su esposa experimentaba - De acuerdo a lo que esta misma le había mencionado la noche anterior - sí, definitivamente ese detalle pese a ser algo pequeño frente a toda una situación compleja por resolver, podía ser el inicio de algo mejor entre ambos; por lo que sentía un pequeño triunfo ante la austeridad de tantas semanas atrás y por ahora se sentía satisfecho de haber compartido esos escasos minutos de tiempo con ella, algo que logró hacerlo descansar de manera tranquila por primera vez en cuatro meses. Durmió feliz y en su pecho emergían los vestigios d
El resto del día transcurrió en una tensa calma, o al menos eso era lo que Alina sentía, ya que podía distinguir el gran esfuerzo de ambos jóvenes por no incomodar el ambiente familiar que se instaló esa mañana con la visita de Travis, su segundo hijo y el favorito suyo, quizá por ser tan revoltoso desde pequeño, este residía en Francia luego de haber regresado de una larga temporada en Quebec.Fueron casi dos años los que vivió lejos del resto de su familia y también para ella resultaron ser los días más desoladores de su existencia, al verlo sufrir por un desamor, no poder ayudarle fue una verdadera tortura, ya que como madre no pudo evitar sentir su dolor como propio y ahora toda esa locura desatada un tiempo atrás.Por lo que era increíble tenerlos a todos
Una pregunta rondaba últimamente por su cabeza y se posaba en esta con manera más asidua de la que deseaba y esta era la cuestión: ¿Existe algo peor que la soledad? Personalmente la consideraba el peor sentimiento después del dolor o la muerte, que como diría Alina, era absoluta; y siendo un poco imparcial debía admitir que esta pelaba con uno que muy poco cruzaba por su vida, es decir, el remordimiento.La cuestión era que la soledad no era su sentimiento predilecto, no, todo lo contrario. Cada hora que pasaba Abril se sentía más triste, ya que los días previos a la llegada de Travis fueron buenos y los subsiguientes hasta cierto punto decentes. Salvo alguna por alguna indirecta emitida por aquel personaje con ínfulas de superioridad - Aunque debía reconocer que esa faceta iba dirigida espec&iacut