Santos tenía el mundo de cabeza desde que esa mujer se atravesó en su camino literalmente, y es que era una locura todo lo que su padre le relató apenas horas atrás... Era absurdo, simplemente inconcebible creer que existiera tanta maldad en una sola mujer.
¡Maldita fuera! Aún recordaba las palabras de Travis al comentarle vía telefónica sobre la decisión que había tomado, él había dicho.
-¡Uff! "Creo que vas a necesitar suerte, si piensas tratar con semejante mujer" - Refiriéndose a la madre de su reciente esposa - y quizás en ese momento no sabía el porqué de su actitud hacia Bárbara.
Claro, pero ahora todo tenía sentido - Pensó, hirviendo de la rabia - la m*****a mujer no solo le había manipulado a su antojo con su aparente sufrimiento, sino que utilizó a su propia hija para lograr un fin extremadamente egoísta.
¿Se podía tener tanta suerte? ¡Joder! Su padre se lo advirtió... ¿Por qué rayos no lo hizo caso? - Se recriminó con ira - él jamás desoyó las palabras de Joe y cuando lo hace por primera vez, mira el resultado... Todo un fiasco.
Ya más sereno se tomó el trabajo de m****r a investigar a su actual "esposa" -Lo cual en primer lugar debió hacer con tiempo, se reclamó a sí mismo - y una vez tuvo el resultado en sus manos, inició su lectura que le fue entregada por el investigador privado que contrató luego de conocer los hechos.
<< Los Johnson eran una familia reconocida en el país; el padre - Gastón Johnson - era un hombre ejemplar y un empresario exitoso no solo en Europa, sino en parte de norte américa, lo cual lo convertía en alguien con apenas tiempo para disfrutar de la vida.
Su hija era una joven hermosa - Algo que él mismo podía comprobar - no obstante, en las mismas proporciones era consentida y caprichosa, una mujer que con un chasquido de sus dedos tenía el mundo a sus pies, claro todo en compensación a la ausencia de su padre...¿Y Bárbara? Bueno, ella era el diablo.
Y muy tarde se vino a dar cuenta - Pensó el muchacho - quizás las lágrimas y el dolor no eran fingidos, pero el motivo que los causaba era uno diferente al amor fraternal al que él estaba acostumbrado >>
Nadie podía culparlo, no cuando su experiencia vivida le enseño una comunión con su familia y un amor incondicional, Joe era un padre atento y amoroso, un hombre como pocos y bastante disciplinado, por su parte Alina - su madre - era la reina de la casa y como tal gozaba de esparcir amor a su paso a todo ser viviente.
Travis, era el segundo de los tres hijos que conformaban la familia Lombardo y también el más despreocupado de la partida, era un joven determinado en sus propósitos y un amigo bastante fiel con los quienes se ganaban su afecto - Lo cual sin duda mitigaba el excentricismo que lo caracterizaba - era un deportista innato y un rompecorazones incorregible.
Y por último estaba su princesa Victoria, quien con sus ojitos castaños era capaz de domar hasta al ser más duro del planeta - Bueno a todos menos a Xavi Summer, él estaba fuera de concurso al ser el mejor amigo de Travis y un hombre bastante singular por decir algo - el último miembro de su familia era precisamente Dean, su sobrinito quien con escasos seis meses de vida había cautivado a toda su familia.
El bebé era una mezcla entre Travis, Victoria y Alina, por lo que era un coqueto incorregible, tierno y bastante consentido, tenía unos ojos color plomo heredados de su madre, una modelo Noruega fallecida meses atrás.
***
Ese día despertó menos tenso de lo que se encontraba hasta un par de días atrás, bajó de su Mercedes e ingresó a la clínica, dando por hecho que era el momento de enfrentar su realidad; no fue de su agrado tener que esperar tanto tiempo para dar la cara a su reciente esposa -Aunque esta aun no lo supiera - pero ese había sido un consejo de su padre y esta vez no pensaba desobedecer, no después de ver todo lo que pudo evitar y que actualmente era su realidad.
Debido a razones de seguridad no se filtró a la prensa, ni a los empleados lo ocurrido recientemente en la clínica - Ya que al ser personas de interés público, cualquier escandalo se volvería mediático, de modo que no estaba de más tomar las previsiones pertinentes en casos tan complejos.
Lo cual no significaba que los culpables no recibirían su merecida recompensa, en el caso del médico Marcial Valentino, este fue suspendido de su cargo y perdió su licencia; su suegra Bárbara había sufrido dónde más le dolía, es decir, en su bolcillo, además no tendría ningún derecho sobre su nieto y su hija al ser mayor de edad - Daba gracias al cielo porque al menos no tendría un problema judicial - cuando despertase de la inconciencia la llegaría a odiar como a nadie en la vida.
Bueno, quizá un poco menos que a él - Pensó con cero optimismo - y sí, esa era la razón por la que se encontraba allí, ya que debió adelantar sus vacaciones para afrontar el desastre que en que se había convertido su vida en cuestión de dos meses.
De acuerdo a las palabras de Joe, Abril se encontraba consciente desde hacía tres días y se estaba desesperada por salir de ese lugar, por lo que esa misma tarde sería dada de alta, ya que no existían razones médicas que requiriesen mantenerla internada.
Y lo peor de todo era que no le mintieron al decir que era una persona bastante consentida - Según palabras de su padre y el investigador privado - ya que desde que abrió los ojos un día después de descubrirse la verdad, no hacía más que suplicar volver a su casa y con suerte lograron hacerla esperar tres días; ni uno más o moriría de la depresión.
¡Ese lugar era horrible! Tenía marcas en sus brazos y un vértigo terrible - Según ella por el olor del lugar - por lo que apenas llegara a casa, mejoraría instantáneamente.
Por su parte, Santos solo esperaba que su físico fuese medianamente de ayuda, no en vano era el capitán de su equipo y una celebridad en el país ¿O no? De algo habría de servir ser reconocido como "Sex-symbol de la temporada" y todas esas estupideces de la prensa rosa.
Suspiró con pesadez, había llegado el momento de esta afrontar sus errores - Se inspiró valor a sí mismo - aunque debía reconocer que la reacción de la joven era algo que lo tenía en vilo todo el tiempo.
¡No podía ser! Abril estaba histérica, indignada y genuinamente furiosa, sentía lágrimas descender por sus mejillas humedeciendo su rostro, pero nadie podía culparla por reaccionar de esa manera. Era una pesadilla, sí, eso tenía que ser mentira...No le podía estar sucediendo a ella, era una maldita fantasía, si tan solo era una era una niña, en qué cabeza cabría semejante locura ¿Cómo podría convertirse en madre, sin siquiera decidirlo? Maldijo su suerte, nunca esperó que al salir de ese club, su vida daría un giro de ciento ochenta grados. Esta era quizás la mayor locura de todas las épocas, porque ¿Desde cuándo era un peligro ingresar a una clínica y correr el riesgo de ser embarazada sin su consentimiento? ¡Mierda! Parecía el guion de una novela dramática y eso no era todo, no, sino que de acuer
Santos experimentaba una crisis existencial, algo que jamás cruzó por su mente que podría ocurrir y es que, en sus veinticinco años de vida nunca pensó que precisamente él – Y no su hermano – pudiese enfrentar una situación tan... ¿Cómo llamarle? Sí, irreal, esa era la única definición que se le ocurría para tratar de explicar su actual realidad, una que bien podría nombrarse como algo ficticio, por el simple hecho de que solo ocurría en novelas de suspense, no en la vida real y mucho menos a él; un deportista realizado, con un gran futuro prometedor en su medio y para qué mentir, en sus mejores épocas tanto a nivel profesional como familiar.Solo que, ese pequeño detalle le había cambiado la vida completamente, dándole un giro de
Abril se encontraba viendo una revista de maternidad que le había facilitado Joe - sus suegro, por raro que sonase - con el fin de que no se sintiera tan ignorante respecto a su embarazo, pero ella creía que si tuviese su teléfono celular, le sería más fácil investigar sobre ese tema ¡y cualquier cosa que le viniese en gana! No entendía por qué, si se suponía que no era una presidiaria aún permanecía incomunicada con el resto del mundo, ¡es que ni a sus amigas había logrado ver! Y ya las extrañaba como loca, y luego estaba el hecho de que prácticamente la ignoraban deliberadamente -Santos- habían pasado varias semanas desde su llegada a esa mansión y desde ese día, no le había visto nunca más - aunque al principio lo agradeciera- parecía que se lo tragó la tierra, porque ni rastro d
¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad – De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.¡Ella tenía anto
Esa mañana se encontraba en un estado de ánimo exultante, de hecho la palabra feliz se quedaba corta en definir la alegría que embargaba su alma al saber que su hijo se estaba dando a conocer, y quizás lo mejor de todo era saber que sus gustos formaban parte de los antojos que su esposa experimentaba - De acuerdo a lo que esta misma le había mencionado la noche anterior - sí, definitivamente ese detalle pese a ser algo pequeño frente a toda una situación compleja por resolver, podía ser el inicio de algo mejor entre ambos; por lo que sentía un pequeño triunfo ante la austeridad de tantas semanas atrás y por ahora se sentía satisfecho de haber compartido esos escasos minutos de tiempo con ella, algo que logró hacerlo descansar de manera tranquila por primera vez en cuatro meses. Durmió feliz y en su pecho emergían los vestigios d
El resto del día transcurrió en una tensa calma, o al menos eso era lo que Alina sentía, ya que podía distinguir el gran esfuerzo de ambos jóvenes por no incomodar el ambiente familiar que se instaló esa mañana con la visita de Travis, su segundo hijo y el favorito suyo, quizá por ser tan revoltoso desde pequeño, este residía en Francia luego de haber regresado de una larga temporada en Quebec.Fueron casi dos años los que vivió lejos del resto de su familia y también para ella resultaron ser los días más desoladores de su existencia, al verlo sufrir por un desamor, no poder ayudarle fue una verdadera tortura, ya que como madre no pudo evitar sentir su dolor como propio y ahora toda esa locura desatada un tiempo atrás.Por lo que era increíble tenerlos a todos
Una pregunta rondaba últimamente por su cabeza y se posaba en esta con manera más asidua de la que deseaba y esta era la cuestión: ¿Existe algo peor que la soledad? Personalmente la consideraba el peor sentimiento después del dolor o la muerte, que como diría Alina, era absoluta; y siendo un poco imparcial debía admitir que esta pelaba con uno que muy poco cruzaba por su vida, es decir, el remordimiento.La cuestión era que la soledad no era su sentimiento predilecto, no, todo lo contrario. Cada hora que pasaba Abril se sentía más triste, ya que los días previos a la llegada de Travis fueron buenos y los subsiguientes hasta cierto punto decentes. Salvo alguna por alguna indirecta emitida por aquel personaje con ínfulas de superioridad - Aunque debía reconocer que esa faceta iba dirigida espec&iacut
Después del repentino un ataque de valentía, le sobrevino su real cobardía y podía sentir el corazón latiendo desbocado, las manos le sudaban y el miedo se instaló en su cabeza nuevamente. ¿Y si la tomaba por loca, o la rechazaba? No lo soportaría, moriría de la vergüenza, al imaginar qué pasaba justo por la cabeza de Santos en ese preciso momento. Hacía diez minutos exactamente tenía en sus manos una caja entera de chocolate blanco y exquisito, pero siendo honesta consigo misma, esa, no había sido la única razón por la que se encontraba allí. Tenía que hacerlo – Se dijo a sí misma - o desechar esa absurda idea de una vez por toda, pero se le acababa el tiempo entonces... ¿Qué era lo correcto?Santos por un instante pensó que saldr&