Tras una hora de viaje, la carrosa se detuvo dejándole saber a Helena que ya había llegado.
Se dejo ayudar por su padre para bajar del carruaje ya que con ese gran vestido a veces le era difícil moverse, al alzar su mirada pudo apreciar el gran esplendor y trabajo arquitectónico empleado en la construcción y decoración del palacio Prats; al pasear su vista por sus alrededores noto que el lugar igual poseía bellos jardines pensando que si tenía algo de suerte y si obtenía el permiso de su esposo, podría buscar un buen lugar con sombra para sentarse a disfrutar la tranquilidad en compañía de un libro; aunque si era realista, tal vez solo podría apreciar el jardín a través de una ventana ya que lo más seguro es que se quedaría confinada en su habitación.
Se podía notar que ella no deseaba andar ya que sus pasos eran tan lentos que podrías argumentar que tenía pies de plomo, aunque realmente solo quería buscar una manera de retrasar lo inevitable... algo casi imposible ya que al fijarse mejor noto que los dueños del lugar ya estaban parados frente a ellos, listos para recibirlos.
Ambos reyes al estar cerca, estrecharon sus manos saludándose con una sonrisa jovial; tras eso todos ingresaron al interior del palacio y caminar a la sala del trono, donde se harían las respectivas presentaciones. Aunque si alguien prestaba atención podía notar la mirada llena de angustia de la princesa al andar, quien a veces miraba a todos lados buscando una vía para escapar, pero era imposible porque por su mero título siempre tenía algunos guardias para acompañarla.
Al entrar al salón del trono, el rey anfitrión se giró para hablarle a sus invitados con una suave sonrisa.
- Bienvenidos reyes del reino Franco, yo el rey Joe Prats les doy la bienvenida a mi humilde morada – menciono un hombre que se notaba algo mayor de tono de piel claro, ojos color chocolate y cabellera marrón; quien usaba un elegante traje formal de color verde oscuro digno de la realeza decorado con joyas finas y su cabeza era adornada con una corona de oro con piedras preciosas.
- Bueno de humilde lo dudo – dijo divertido Erik, rey del reino Franco, quien era un hombre algo fornido, de cabello color negro, tono de piel clara y ojos de color marrón; el cual llevaba un atuendo similar a su homologo solo que el suyo era de color rojo e igual en su cabeza sobresalía su corona que reafirmaba su estatus como soberano de un reino.
- Jeje tal vez amigo mío – indico y haciendo un ademan para que a su lado se parara una hermosa mujer castaña de compleción delgada y buen cuerpo, de piel ligeramente bronceada y ojos color miel; quien tomo su mano mientras una sonrisa cálida se dibujaba en su rostro – les presento a mi esposa y madre de mis hijos: Katia Prats.
- Un placer – contesto ella haciendo una suave reverencia, dejando ver el atuendo que llevaba en esos momentos que consistía en un vestido color arena con corset adornado con varias perlas y la falda abultada con encaje y varias joyas adornando su cuello, muñecas y unos hermosos aretes a juego e igual que su esposo en su cabeza reposaba una hermosa corona de oro con pedrería.
- Un gusto bella dama, ella es mi esposa Aurora Franco – dijo el pelinegro extendiendo su mano que fue tomada por su esposa: una hermosa mujer pelimorada de piel clara, ojos color azules, quien igual lucía un vestido voluminoso con corset de color rosa palo con adornos de encaje blanco y pedrería color azul rey e igual que la reina anfitriona, ella lucia su corona como soberana de su reino.
- Mucho gusto a ambos – hablo ella sonriendo e igual haciendo una ligera reverencia.
- Je, cuanta formalidad, pero bueno nosotros no importamos – menciono Joel en un tono jovial – les quiero presentar a mis dos hijos: mi hijo menor Darío – indico señalando a su pequeño omega de piel clara, cabello color rubio cenizo, ojos color miel; quien lucía un vestido idéntico al de su madre, solo que sin tantas joyas, donde al ser nombrado hizo una reverencia con una suave sonrisa aunque dejaba notar su nerviosismo con sus movimientos algo torpes, pero nadie se atrevió a juzgarlo – y mi primer hijo y heredero al trono: Antonio – menciono donde el nombrado dio un paso al frente haciendo igual una reverencia demostrando respeto ante los invitados.
- Un placer majestades – indico un joven castaño de cabellera algo alborotada, quien tenía una complexión ligeramente fornida, de piel ligeramente bronceada; quien usaba un traje formal como el de su padre solo que el suyo era de color azul rey.
- Un joven muy apuesto – opino Aurora sonriendo.
- Bueno yo les quiero presentar a mi hija y prometida de este joven: Helena Franco – indico Erik haciendo que su hija se acercara y quedara parada frente a ellos, para que así su futuro esposo le admirara.
El castaño miro con algo de desinterés a la omega frente a él, donde miro a detalle cada aspecto de su atuendo y físico: desde su cabello corto de color pelinegro, sus ojos de un curiosos tono como azul oscuro, hasta el hermoso vestido voluminoso con corset de color lila con encajes y perlas que resaltaban el hermoso tono blanco en la piel de ella.
Al verse directamente a los ojos ambos notaron que se miraban con desagrado, algo que los sorprendió un poco, pero no dijeron nada.
- Un gusto princesa – menciono Antonio buscando sonar caballeroso mientras tomaba con suavidad la mano de ella y depositaba en beso en esta, sin dejar de verse directamente a los ojos.
Aunque sus padres, no notaron nada extraño en ese comportamiento o tal vez, lo ignoraban apropósito.
- Bueno veo que los novios se llevan bien - opino Aurora sonriendo al ver a ambos chicos, algo que hizo reír de forma suave a Katia.
- Siendo el caso ya podemos empezar con los preparativos y mañana será oficial la unión de nuestros reinos – informo Joel.
- Como siempre todo lo tienes arreglo - opino divertido Erik, dejando ver lo gran previsor y calculador que era su amigo al ya tener todo planeado.
- Igual ya tenemos una selección de vestidos para que Helena escoja cual desea usar para mañana – indico Katia – o ¿trajeron uno propio? – menciono mirando a Aurora, quien negó con la cabeza.
- Eso lo arreglamos después – contesto la reina invitada.
- Bueno ya hablaran de sus cosas en un rato, ahora pasemos a celebrar por la gran boda de mañana – indico Erik.
Al escucharla las palabras de sus padres ambos jóvenes hicieron una mueca... ya que ambos deseaban gritar y negar ese compromiso; aunque claro cada quien se negaba por diferentes situaciones: Helena solo quería escapar de esa ridículas regalas que hacían que un omega solo fuera un adorno y sirviera para dar hijos... algo que odiaba, porque ella no deseaba que su voz fuera acallada por alguien, pero justo en esos momentos estaba haciendo eso: esperando que ese alfa la dominara; por su lado, Antonio se negaba al compromiso porque para él, su corazón ya tenía dueña, porque estaba enamorado de esa hermosa omega de la nobleza con quien llego a pensar tener un futuro juntos… claro que todo se fue al diablo cuando su padre le indico que esos juegos se habían acabado y se casaría con la princesa heredera del reino Franco… quien era una mujer linda y sensual a su vista, pero él no la creía perfecta, ya que solo su amada Diana lo era.
- En ese caso vamos a almorzar y luego comenzamos a ver los últimos detalles de la boda – hablo en tono jovial Joel, donde luego se puso un poco serio - Antonio, escolta a tu futura esposa – ordeno mientras tomaba a su amada de la mano para andar hacia el comedor.
El castaño hizo una ligera mueca ante esa orden, donde se acero para tomar la mano de ella y que lo sujetara de su brazo, con lo cual todos los reyes sonrieron ante esa acción para empezar a andar, dejando atrás a los jóvenes comprometidos para que pudieran charlar en privado si lo deseaban; algo que el alfa aprovecho para acercarse y susurrarle algo a ella.
- No creas que te amaré y respetaré, después de todo YO NO quiero tener nada que ver contigo – le susurro de forma fría sin mirar a verla para empezar a andar y seguir a los mayores.
Realmente esa declaración no la tomó por sorpresa... ella sentía lo mismo, aunque claro que esas palabras solo confirmaban su cruel destino: vivir encerrada en su futura habitación y solo ser usada para satisfacer los instintos básicos del alfa o solo engendrar herederos... algo que odiaba, pero no le contesto y seguía su paso para así llegar al comedor, dejando que el alfa le ayudara a sentarse en su asiento y luego ver como buscaba estar lo más lejos de ella.
En la comida se escuchaban las pláticas de todos los preparativos que ya habían hecho para el gran día y al finalizar la comida, la princesa Helena fue llevada por su madre y la reina Prats a una habitación para que escogiera su vestido de bodas y así comenzar con los preparativos prenupciales para el día siguiente.Por su parte Antonio fue regañado por su padre ya que él si noto los gestos que este presento ante su prometida, lo cual se podría considerar una falta de respeto... el castaño acepto ese regaño y pidió perdón hacia su padre y rey, para luego retirarse e ir con su amada Diana; a quien siempre veía en una habitación especial que se encontraba escondida dentro del propio castillo, donde siempre que se veían hacían el amor.- Diana...te quiero pedirte algo – hablo el castaño mientras se recostaban en la cama y sentía como ella se acomodaba sobre su pecho, a la vez que le daba un beso en los labios.- Dime Anton... - hablo ella sonriéndole de forma coqueta.- Quiero que seas m
Los rayos del sol empezaban a colarse por las cortinas, donde el primero en despertarse fue el castaño o esa impresión daba ya que cierta princesa no pudo dormir muy bien. Ella sintió como su ahora esposo se levantaba, escucho como abría la puerta del armario para cambiarse y luego salir de la habitación sin dirigirle palabra alguna.Al verse sola solo se incorporó dejando escapar un suspiro notando que en ese lugar estaría sola y con ello empezaba a extrañar su casa, ya que al menos ahí sus padres le hacían compañía a ratos.Tras cambiarse de ropa ella se fue a sentar junto a la ventana para ver el paisaje; ya que en esos momentos desconocía por completo ese lugar y no le apetecía andar por los pasillos y explorar, porque no sabía cómo reaccionaría su esposo, por lo que solo se limitó a observar el cielo y envidiar a las nubes que pasaban por la ventana.Tras unos minutos alguien toco la puerta donde ella no contesto y solo vio como una chica ingresaba a la habitación mientras hacia
- Eres un buen nido – comento Helena divertida al ver que Pol se acurrucaba para dormir – bueno, ignorando tu escondite especial para ti, ¿porque no me llevas a conocer el lugar que más te guste de este castillo? - pregunto con calma mirándolo a los ojos.- Am… bueno mi escondite especial no es ese lugar que piensas, ya que mi sitio especial es un lugar donde puedo esconderme y evitar a todos – menciono tomándola de la mano para empezar a caminar y guiarla a ese lugar evitando a los guardias que custodiaban la gran biblioteca, a la cual ya había ido ella; pero noto que el alfa la llevaba a un lugar en específico de esa habitación y moviendo unos libros activo un pasaje secreto, donde motivada por la curiosidad siguió al alfa al interior de este notando que la puerta se cerraba a sus espaldas, aunque su atención estaba más enfocada en el interior del lugar ya que este parecía ser un jardín subterráneo, en el cual habitaban varias luciérnagas y en ese momento las flores parecían brillar
Al día siguiente Antonio se levantó temprano como era su costumbre y busco despertar a la pelinegra, acariciando su cabello y mejillas.- Despierta dormilona – le llamo.- Hm... – ella gruño molesta abriendo los ojos y ahogando un bostezo - ¿porque te levantas tan temprano? - se quejó mientras restregaba su ojo con su mano derecha, mientras buscaba volver a acomodarse para seguir durmiendo - ¿es necesario que te levantes tan temprano?- Yo tampoco quisiera hacerlo, pero mi madre y mi padre nos mandaron hablar para desayunar con ellos.- No ha venido nadie a avisarnos – se quejó la pelinegra acomodando sus sabanas para buscar dormir un poco más.- Es que se me olvido comentarlo ayer, me lo dijeron en que me vieron que baje a desayunar – confeso divertido mirando que ella buscaba seguir durmiendo, por lo que con cuidado busco moverla para cargarla a la vez que le daba un beso en su mejilla para alzarlo – bueno, como veo que no quieres cooperar tienes dos opciones – hablo divertido dándo
Al llegar al comedor notaron que el rey este por regañarlos, pero su enojo se esfumó al sentir que ambos tenían el aroma del contrario sobre sus cuerpos.- Joel, creo que ya sabemos porque se tardaron - dijo de forma risueña Katia, notando que ambos se sonrojaban por ese comentario provocando que ella riera de forma suave - vamos siéntense para desayunar - indico señalando sus asientos.Antonio solo negó de forma suave ya que ese comentario estaba fuera de lugar y a veces no le gustaba esa idea de que sus padres se metieran en su vida privada.- Ven, te ayudo – indico el castaño moviendo la silla para ayudar a su esposa a sentarse - ¿cómoda? – pregunto notando que ella le agradecía el gesto y asentía, por lo que el busco tomar asiento igual - lamentamos la tardanza, ocurrieron cosas inesperadas – declaro mirando a ver a los ojos a sus padres a la vez que tomaba de la mano a Helena, por debajo de la mesa.- Descuida hijo, entendemos que se están adaptando a su nuevo ritmo de vida – dij
Mientras tanto, Helena estaba con Darío, en su habitación para enseñarle a leer, ya que notaba que estaba muy emocionado al escuchar leer a la chica e igual notar como le ayudaba a escribir.- Hermana eres increíble – opino mientras miraba atentamente como ella le enseñaba la manera correcta de sujetar la pluma y humedecerla con la tinta para poder escribir.- Es solo cuestión de practica y que estes comprometido con el aprendizaje.- Si lo estoy, yo en verdad deseo aprender – menciono feliz.- ¿Puedo saber la razón?- Veras mi hermano siempre que tiene chance me lee y me gusta imaginar lo que escucho y siempre me ha llevado a lugares mágicos – explico – y ahora yo viajare a todos esos lugares por mi cuenta en el momento que desee.- Comparto el sentimiento, la lectura nos transporta a un mundo increíble y a veces nos ayuda a conocer lugares que no conocemos e igual aprendemos mucho de ellos - menciono ella sonriendo.- Exacto – dijo feliz – am hermana…- Puedes llamarme por mi nombre
El alfa de Antonio aspiro el aroma de la omega para igualmente sacar el suyo y mezclar ambos, mostrando el equilibrio que tenían, pero se podía apreciar que era más fuerte el de él ya que buscaba la sumisión de ella.Sin dejar de disfrutar de ese delicado cuerpo que tenía enfrente, busco separase un poco para admirarla notando que ella estaba algo apenada y buscaba taparse con sus manos por instinto, haciendo que el sonriera y con cuidado tomara sus manos.- No tengas pena, tú eres hermosa y perfecta para mi - le susurro notando que sus palabras la relajaban un poco, donde aprovecho para acariciar las piernas de ella y se deslizo hacia la parte baja de ese delicado cuerpo para probar su sabor.Helena sintió la lengua del alfa en su zona intima provocando que empezara a gemir y por inercia busco sujetar la cabeza del castaño enredando sus manos entre los cabellos, debido a los masajes y lamidas que sentía ella se corrió y ahora jadeaba con las mejillas sonrojadas, notando como él se se
Paso la semana y solo la sirvienta de ellos se acercaba a la habitación para dejarles comida para que ellos pudieran recuperar fuerzas, donde Antonio era el que a ratos recuperaba la conciencia y hacía que ambos comieran un poco, antes de seguir en su limbo de pasión.Al pasar la semana, se podía ver a una omega durmiendo profundamente debido al gran cansancio que dominaba su cuerpo, mientras Antonio la abraza y le lamia el cuello, ya que durante el celo la habia mordido en ese lugar varias veces.Debido a las lamidas poco a poco Helena empezó a despertar, sintiendo como su cuerpo pesaba ya que se sentía agotada.- Hm... – gruño ella en forma de queja, mientras restregaba sus ojos buscando despertar por completo. Al girarse vio a Antonio a los ojos, notando que le dedicaba una mirada llena de amor.Helena sonrió al verlo y busco moverse para pegar su cuerpo con el contrario, debido al movimiento sintió la desnudes de ambos provocando que la cara de ella se sonrojara de golpe e igual q