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Capítulo 3: Conociéndonos

Los rayos del sol empezaban a colarse por las cortinas, donde el primero en despertarse fue el castaño o esa impresión daba ya que cierta princesa no pudo dormir muy bien. Ella sintió como su ahora esposo se levantaba, escucho como abría la puerta del armario para cambiarse y luego salir de la habitación sin dirigirle palabra alguna.

Al verse sola solo se incorporó dejando escapar un suspiro notando que en ese lugar estaría sola y con ello empezaba a extrañar su casa, ya que al menos ahí sus padres le hacían compañía a ratos.

Tras cambiarse de ropa ella se fue a sentar junto a la ventana para ver el paisaje; ya que en esos momentos desconocía por completo ese lugar y no le apetecía andar por los pasillos y explorar, porque no sabía cómo reaccionaría su esposo, por lo que solo se limitó a observar el cielo y envidiar a las nubes que pasaban por la ventana.

Tras unos minutos alguien toco la puerta donde ella no contesto y solo vio como una chica ingresaba a la habitación mientras hacia una ligera reverencia; la cual era una beta de cabello castaño, ojos color café, piel clara.

- Buenos días princesa Helena, mi nombre es Mercedes y a partir de ahora yo estaré a cargo de usted y sus necesidades e igual su esposo el príncipe Antonio me pidió que tras el desayuno le llevara a conocer el palacio para que vaya conociendo y familiarizándose con el entorno – explico ella.

- Esta bien, gracias – contesto Helena, mirando que Mercedes le invitaba de forma silenciosa a seguirla, donde la llevo al comedor para que desayunara; algo que hizo en solitario y obvio fue algo notorio para todos los de la servidumbre, pero nadie se atrevió a decir nada por respeto e igual sentían un poco de lastima por ella.

Tras desayunar fue guiada por el castillo, mostrándole los lugares sociales e igual sin que la chica le dijera ella vio su ruta para ir al jardín por si deseaba buscar un lugar fresco y tranquilo para pasar el rato, de forma superficial le enseñaron la biblioteca ya que era normal asumir que los omegas y mujeres NO sabían leer ni escribir porque no era necesario, tras ese breve recorrido ella regreso a la habitación de ambos ya que la chica tenía otros pendientes que atender, por lo que se disculpó con su princesa y le entrego un regalo que le mando la reina actual: una canasta con artículos de costura… algo común que se le regalaban a las princesas.

Al quedarse sola, Helena solo hizo una mueca de fastidio al ver la canasta dejándola en esa mesa, para buscar salir con cautela de su habitación y regresar a la biblioteca ya que ella no era una omega común y en su familia si le enseñaron a leer y escribir; al ingresar dio un rápido vistazo en los estantes para encontrar un libro llamativo y al tenerlo busco un lugar cómodo en ese lugar para disfrutar de la lectura sin interrupción alguna.

Por su lado, Antonio tras ordenarle a Mercedes que cuidara de su… “esposa”, él fue a pasar su día con la única omega que amaba y a su punto de vista: con quien valía la pena estar.

Al empezar a caer el atardecer, Helena dejo a un lado su libro y con cuidado sin que nadie la viera busco regresar a la habitación para bañarse y esperar a su esposo donde se sentó en la orilla de la cama a esperar su regreso. Ya entrada la noche vio que la puerta se abrió y noto que regreso con el aroma de otro omega en todo su cuerpo… la verdad no era sorpresa para ella y suponía de quien se trataba ya que noto que él no paraba de ver a esa omega pelinaranja de la iglesia. Como buena esposa no opino y solo se limitó a ver lo que él hacía.

Antonio regreso por obligación a su habitación porque ya había anochecido y sabía que de no dormir al lado de su pareja tendría problemas con su padre y es lo que menos deseaba. Al llegar noto que le esperaba, pero poco le importo y tras bañarse noto que ella seguía en el mismo lugar.

- Veo que no te sorprende el olor – indico mientras se colocaba su pijama notando que ella no le contesto, por lo que él suspiro – sabes se supone que me casaría con ella por amor, como me enseñaron mis padres – explico sonriendo, pero luego hizo una mueca de fastidio - pero ellos mismos me comprometieron y ahora la tengo como mi amante, la verdad es algo odioso, ya que… por más que quisiera fuera mi esposa, mi compromiso contigo es irrompible – opino para sí mismo para luego verla, notando que ella solo escuchaba en silencio – y dime, ¿qué hiciste hoy con Mercedes? ¿te enseño todo el lugar como le ordene? e igual, siendo omega te pregunto ¿eres diferente o igual a todos? – pregunto de forma curiosa recordando su actitud algo desafiante del día anterior e igual por su rostro y actitud se mostraba que poseía una fuerte personalidad a comparación de su amada Diana, quien parecía débil y necesitada de protección.

- Contestare por orden – dijo con calma cerrando los ojos – primero: por tu tono de voz, si tu preocupación es si YO tengo algún amorío como en tu caso la respuesta es no; segundo: si, ella me dio un recorrido como indicaste e igual me entrego el regalo que tu madre me compro para mi entretenimiento - mencione señalando la canasta con hilos y agujas - pero una vez que me libre de ella porque fue a hacer otros deberes, fui al único lugar que vale la pena en este lugar: la biblioteca - contesto de forma burlona antes de buscar acomodarse a dormir en la cama dándole la espalda otra vez - y sobre tu última pregunta, creo que ya tienes la respuesta muy clara o no - hablo cerrando sus ojos para ya no verlo, ya que por alguna razón su omega interno estaba un poco dolido al ver que ese alfa que se supone debía ser su pareja estaba revolcándose con otra persona.

Antonio ladeo la cabeza al ver nuevamente la actitud desafiante de ella, notando que esa era su personalidad normal, la cual poco a poco captaba la atención en su alfa interno; provocando que una suave sonrisa se dibujara en sus labios antes de recostarse buscando darle la espalda para dormir por ese día. Mientras buscaba conciliar el sueño se propuso dedicarle el siguiente día a ella, ya que deseaba conocerla un poco más e igual sabía que su amada lo entendería; con ese pensamiento el alfa, cerro sus ojos para dormir y descansar por el resto de ese día.

Al día siguiente ella pensó que las cosas se repetirían al notar que el alfa se levantó de la cama muy temprano para cambiarse y salir, pero…

- Te espero para el desayuno, esposa mía – canturreo alegre y un poco burlón, ya que notaba que estaba despierta así que avanzo con lentitud a la puerta para salir de la habitación y cerrar la puerta detrás suyo.

Ante esas palabras ella se levantó de la cama arqueando la ceja.

- “¿qué planeaba?” – se preguntó, pero no logro seguir meditando sobre eso ya que enseguida tocaron la puerta notando que Mercedes ingresaba a la habitación para ayudarle a arreglarse para bajar a desayunar con su esposo.

Al bajar al comedor noto que el castaño le esperaba ya que recién servían los alimentos en la mesa.

La princesa opto por buscar sentarse un poco alejada del alfa ya que no se sentía capaz de sentarse a su lado, algo que todos los sirvientes notaron, pero nadie se atrevió a opinar… al menos no en la presencia de los príncipes; al ver eso Antonio solo suspiro mientras se colocaba de pie para buscar acercarse a ella.

- Cariño que no te de pena - indico buscando tomar su plato de crema de hongos para ir a sentarse con ella.

- Puedes ir a disfrutar tu vida yo no diré nada de tus acciones, ya que al final solo a mí me afectaría esa situación así que no necesitas forzarte a pasar tiempo conmigo – opino ella buscando ignorar al castaño, pero noto que este no hizo caso a sus palabras, porque tomo su plato y busco sentarse a su lado, pero durante su trayecto él se tropezó.

- ¡Waa...!!! esto... ¡quema! ¡demonios! ¡quema! – se quejó el castaño ya que la crema acabo condimentando su cabeza.

Ante esas quejas Helena tomo la jarra de agua de la mesa y se la tiro encima notando que eso le provocaba un poco de alivio al castaño, quien ahora tenía un puchero en sus labios.

- Gracias – susurro sonriéndole a ella, quien le miraba preocupada – sabes hoy no quiero que estemos por nuestro lado, hoy quiero conocerte un poco más – indico mientras se colocaba de pie para acercarse y susurrarle al oído – además esas mucamas y sirvientes son espías de mis padres – hablo mirándolos de reojo para separarse de ella y verla a los ojos – así que vamos a pasarla bien, ¿te parece? – le dijo dándole un beso en su mejilla.

- Hm… está bien, pero primero vamos a que te cambies y te ponga algo contra esa quemadura – le contesto preocupada, mientras sentía que era tomada de la mano para regresar a la habitación juntos, donde tras cambiarse el castaño se dejó poner pomada contra el ardor.

Al terminar de atenderlo, ella noto que en verdad el alfa deseaba pasar el día a su lado y al convencerla, ella se atrevió a hablar y hacer una petición.

- Oye, ¿podemos dar un paseo por el jardín? – se aventuró a preguntar ya que como omega no podía salir sin el permiso de él e igual alguien debía acompañarla en todo momento; al ver que él acepto una sonrisa se dibujó en sus labios, mientras se encaminaban al lugar donde empezó a observar con más detenimiento los alrededores del lugar apreciando el dulce canto de las aves a la vez que una suave brisa mecía las ramas de los árboles.

- Es un lugar muy tranquilo - declaro Antonio, mientras su alfa esperaba ver esa pequeña sonrisa de nuevo - por cierto, pareces ser alguien que desea ser libre, ¿acaso no te gusta tu vida actual? - le pregunto esperando no incomodarla con su pregunta.

- Tu teniendo un hermanito omega deberías saber cómo es nuestra educación y las pocas cosas que podemos hacer realmente, así como nuestros privilegios y obligaciones – explico con calma mirándolo a ver - aunque la vida en mi casa no fue mala, padre me permitió aprender a leer y escribir e igual por un tiempo pude entrenar con él, pero al cumplir los 12 años fui privada de todo eso, excepto de la lectura y escritura para empezar mi entrenamiento y refinamiento para ser un buen adorno de compañía – menciono de forma amarga - ser un omega de la familia real es vivir limitada y estar a la expectativa de los deseos y caprichos del alfa que te tome.

- Lo... lo siento, me siento mal de algún modo y lo de mi hermanito, es cierto que ya lo están preparando para su futuro esposo así como te hicieron contigo, pero sabes… – indico usando un tono divertido en su voz acercándose a ella para susurrarle – en secreto a veces voy a su habitación para enseñarle a leer y escribir e igual algunas formas de defensa para que todos crean que es un omega débil pero realmente sabrá defenderse en ciertas circunstancias – menciono divertido alejándose un poco – bueno sé que hay cosas que no puedo controlar, pero busco hacer que mi hermanito se sienta cómodo en todo momento.

- Descuida tampoco es tu culpa; ya que estas normas llevan tiempo existiendo, más que nosotros -contesto ella mirándolo a los ojos - y es bueno que tu hermanito te tenga de apoyo.

El castaño asintió ante esas palabras y en eso se le ocurrió una idea curiosa donde se alejó un poco de ella para soltar un silbido donde casi al instante se escuchó un curioso canto y casi al instante, la pelinegra miro que una pequeña ave se acercaba feliz a ellos, donde esta se posó en el dedo estirado del castaño dejando ver que era un pequeño canario algo rellenito. El pequeño pajarito empezo a cantar alegre anunciando su llegada a la vez que de nuevo volaba y ahora se posaba en el hombro de ella piando alegre.

- ¿Y cómo se llama? – pregunto Helena mientras acariciaba con cuidado al pequeño.

- Bueno sobre eso aun no le pongo nombre… y aunque le pedí consejo a mi amante, ella se negó diciendo que no le gustan las aves y es una pena porque este pajarito será muy leal a quien le agrade y le trate bien... – menciono haciendo una mueca al nombrar a Diana con ese título e igual sentía que rompía el ambiente que habían creado – am… ¿qué tal si me ayudas a escogerle un nombre?, porque todos los que le sugiero los rechaza – indico acusando al pequeño quien pareció entender la queja y se le quedo mirando de forma atenta.

- ¿Qué nombre le has querido poner? – pregunto curiosa.

- Marco Antonio Primero – declaro con orgullo el alfa, pero escucho una suave risa haciendo que se sonrojara y mirara con asombro a la pelinegra.

- Jaja, ese no es un nombre para el – afirmo divertida mirando que hasta el pajarito se hinchaba demostrando su enojo con respecto a ese nombre - más bien parece un Pol, cuyo significado es pequeño y humilde, algo que lo describe muy bien - menciono acariciándolo al ave notando que le gustaba ese nombre - y si no te molesta, yo lo cuidare ya que me gusta su canto - indico mirando con cariño al pajarito que ahora restregaba su cuerpecito en su mejilla, provocando que se sonrojara y sonriera acariciando su cabecita.

Antonio sonrió ante esas palabras donde busco acercarse a ambos para tomar con cuidado al pequeño canario.

- Entonces Pol, te tengo un trabajo – indico alejándose un poco de ella para susurrarle al canario que ahora su trabajo era cuidarla, donde debía buscarlo para avisarle si pasaba algo y curiosamente el pequeño pio alegre aceptando esa misión ya que todo indicaba que él se había encariñado de ella, aunque a la vista de la pelinegro se veían muy graciosos y curiosos de cierta forma, asi que espero con calma a que acabaran de platicar - bien, entonces ya tenemos un trato – indico feliz el castaño, para ahora volver su atención a ella mientras colocaba al canario sobre sus cabellos - ¿algo más que te gustaría conocer? Helena.

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