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Capítulo 5: Baño Especial

Al día siguiente Antonio se levantó temprano como era su costumbre y busco despertar a la pelinegra, acariciando su cabello y mejillas.

- Despierta dormilona – le llamo.

- Hm... – ella gruño molesta abriendo los ojos y ahogando un bostezo - ¿porque te levantas tan temprano? - se quejó mientras restregaba su ojo con su mano derecha, mientras buscaba volver a acomodarse para seguir durmiendo - ¿es necesario que te levantes tan temprano?

- Yo tampoco quisiera hacerlo, pero mi madre y mi padre nos mandaron hablar para desayunar con ellos.

- No ha venido nadie a avisarnos – se quejó la pelinegra acomodando sus sabanas para buscar dormir un poco más.

- Es que se me olvido comentarlo ayer, me lo dijeron en que me vieron que baje a desayunar – confeso divertido mirando que ella buscaba seguir durmiendo, por lo que con cuidado busco moverla para cargarla a la vez que le daba un beso en su mejilla para alzarlo – bueno, como veo que no quieres cooperar tienes dos opciones – hablo divertido dándole suaves besos por su rostro - ¿te baño o te bañas? ¿cuál prefieres?

Helena abrió los ojos, a la vez que fruncia el ceño al escuchar esa pregunta.

- ¿Porque el que tú me bañes es una opción? - pregunto arqueando la ceja, pero lamentablemente la respuesta llego de golpe porque de un momento a otro sintió con sus ropas comenzaban a humedecerse notando que ambos ya estaban en el interior de la tina de baño, provocando que ella se sonrojara de golpe a la vez que sentía las manos del contrario empezando a recorrer su cuerpo.

- Oye… ¿por curiosidad? – Antonio empezó a tocarla buscando darle un suave masaje para que se relajara notando como ella se había quedado quieta de golpe e igual notaba como su sonrojo aumentaba - ¿se siente bien? – le pregunto mientras buscaba quitarle sus ropas, ya que comenzaban a estorbar.

Helena estaba en shock ya que no sabía cómo actuar ante esa situación, mientras su omega interna se sentía feliz de ser mimada de esa forma; por lo que ella solo atino a asentir ya que se sentía confundida, pero reacciono al notar que su cuerpo no pesaba y ambos estaban desnudos en la tina haciendo que la mente de ella fuera un caos ya que no sabía reaccionar ante esa situación, donde Antonio noto lo obvio: ella era pura y jamás había tenido ese tipo de interacciones en su vida.

- Oye Helena, ¿yo te robe tu primer beso en la boda? - le pregunto, ya que sus acciones y la forma en que reaccionaba le parecían inusuales; aunque en eso recordó una historia de sus padres le contaron de forma superficial de cuando ellos tuvieron su primer contacto físico, el cual inicio con besos y caricias.

- E… eso es obvio, te dije que yo jamás me interesé por ese tema e igual tras cumplir los 12 fui encerrada con el pretexto de dejar mi pureza para mi esposo - menciono sonrojándose a la vez que buscaba abrazarse a sí misma tratando de controlar todas esas emociones que sentía en ese momento e igual trataba de auto controlar sus sentidos ya que aún se sentía algo aturdida.

- ¿Quieres... que me vaya? – le pregunto Antonio preocupado al notar que ella no se veía cómoda con esa situacion, por lo que busco acercarse a ella lentamente y abrazarla por la espalda - entenderé sino te gusta que te toque de esta manera, ya que no quiero que te sientas incomoda, puedo darte tu espacio ya que quiero respetarte - le hizo saber dándole un beso en la mejilla derecha con la esperanza de que eso la relajara un poco; aunque su alfa interno deseaba tocar y robar la pureza de ese delicado cuerpo que tenía entre sus brazos, algo que tomó por sorpresa a Antonio ya que eso era inusual, jamás habia sentido esa necesidad.

Helena se sorprendió de la amabilidad con las que esas palabras fueron pronunciadas haciendo que se girara suavemente al mismo tiempo que Antonio le quería dar otro beso en la mejilla, pero por sus acciones termino besando sus labios; provocando un nuevo sonrojo en las mejillas de ella.

- No... no me incomodas – contesto ella - solo que todo esto es algo nuevo para mí – explico - me refiero a lo del contacto físico ya que ni la servidumbre me llego a tocar, solo me ofrecían su ayuda para ponerme ropa cuando salía de paseo y para peinarme - confeso - e igual siento que si es contigo está bien – declaro desviando la mirada apenada y avergonzada por sus propias palabras.

- Puede que este bien por ser tu esposo, pero...por alguna razón busco algo más que eso, quiero sentir algo especial cuando llegue ese momento de tomarte porque quiero que el sentimiento sea mutuo – declaro Antonio, buscando acercarse más a ella y volver a besarla ya que deseaba sentir nuevamente la suavidad de sus labios, donde ahora este contacto no solo fue un simple roce, fue más largo y lento, mientras las manos de él buscaban acomodar el cuerpo de ella para que pudiera abrazarla mejor y ambos estuvieran cómodos.

Helena sentía como nuevamente su mente se nublaba por esas sensaciones y hacían que abriera de forma inconsciente su boca para dejar que Antonio pudiera profundizar el beso, haciendo que ella ahogara un gemido por esa acción a la vez que sus manos se aferraban al pecho de él; al separarse, ella estaba jadeando y se miraba muy avergonzada por su comportamiento.

- Creo que un sentimiento especial está empezando a crecer en mi desde ayer que empezamos a conocernos – menciono Antonio, acariciando con suavidad la espalda de ella.

- Yo desde antier que pensé que me gustaría conocerte – confeso la pelinegra.

- Si pasa lo que estoy pensando, te juro que dejare de engañarte... te seré fiel...buscare ser un buen esposo y amante para ti – declaro mirándola a los ojos

- … - Helena le miro sorprendida – sabes…  yo... yo si quiero intentarlo ya que lo poco que me has mostrado es algo que me gusta, pero estas seguro de esto ya que tú me dijiste que amabas a tu amante – hablo preocupada, ya que no quería obligarlo a quererla.

- Si soy sincero conmigo, a ella la ame con todo mi ser, pero con el tiempo mi alfa ya no tenía esa atracción hacia ella, ni siquiera mi corazón ya posee ese sentimiento especial a su lado… en cambio, ahora mismo mi alfa gruñe por ti y mi corazón comienza a latir con fuerza a tu lado....buscare que ella no diga nada de lo que paso con nosotros e igual buscare alejarla y prohibirle su entrada al palacio – declaro muy seguro – sabes, creo que a esto se refería mi padre cuando trataba de decirme que llegaría algo muy especial que nos unirá además de un compromiso arreglado.

- ¿Te refieres a eso que llaman pareja destinada? – pregunto ella con duda, buscando acariciar el cuerpo de él de forma temerosa - yo... igual sentí algo especial cuando nos besamos en la boda, pero no dije nada al recordar tus palabras cuando nos conocimos e igual sabía lo que se siente que te quitaban algo importante – declaro haciendo una mueca - y aunque me dolió esa noche que sentí el aroma de otra persona sobre tu cuerpo, no reclame u opine porque no me siento con la autoridad para hacer eso, ya que lo que nos unió fue la promesa de nuestros padres.

- … - Antonio ahora se sintió mal al escucharla: le había hecho daño con sus acciones… ¿qué clase de futuro rey seria si trataba mal a su esposa? - qué tal si cambiamos todo eso a partir de ahora – sugirió - ahora yo tendré tu aroma y tú el mío, igual te daré miles de besos para que en este momento comprendas que mis palabras son sinceras y serás mía.

Helena estaba asombrada al escuchar esa declaración, pero sonrió asintiendo dejándose hacer por su esposo, sintiendo como de nuevo se juntaban sus cuerpos mientras se besaban y ahora buscaban tocar y explorar más del cuerpo contrario.

- Hm... – ella ahogo un gemido entre los labios de ambos, al sentir como él empezaba a acariciar su espalda baja.

De esta forma, los planes no planeados iban bien hasta que escucharon como la puerta era tocada, seguida de un llamado:

- Príncipes, el rey se está cansado de esperarlos para desayunar – declaro esa voz.

Antonio hizo una mueca, ya que lo habían interrumpido.

- ¡Entiendo, ya vamos! – contesto – bueno Helena, es hora de salir del baño - declaro un poco triste, ayudando a su amada a salir de la tina entre suaves besos para así pasar a secar sus cuerpos y arreglarse.

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