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Capítulo 4: Escondite Mágico

- Eres un buen nido – comento Helena divertida al ver que Pol se acurrucaba para dormir – bueno, ignorando tu escondite especial para ti, ¿porque no me llevas a conocer el lugar que más te guste de este castillo? - pregunto con calma mirándolo a los ojos.

- Am… bueno mi escondite especial no es ese lugar que piensas, ya que mi sitio especial es un lugar donde puedo esconderme y evitar a todos – menciono tomándola de la mano para empezar a caminar y guiarla a ese lugar evitando a los guardias que custodiaban la gran biblioteca, a la cual ya había ido ella; pero noto que el alfa la llevaba a un lugar en específico de esa habitación y moviendo unos libros activo un pasaje secreto, donde motivada por la curiosidad siguió al alfa al interior de este notando que la puerta se cerraba a sus espaldas, aunque su atención estaba más enfocada en el interior del lugar ya que este parecía ser un jardín subterráneo, en el cual habitaban varias luciérnagas y en ese momento las flores parecían brillar un poco con la combinación de la oscuridad y la tenue luz natural de los pequeños animalitos e igual habían pequeños destellos de luz en la habitación gracias a los huecos en las paredes por donde se colaba la luz natural del día acompañados de una ligera brisa – y… ¿qué te parece? – pregunto nervioso ya que era el primero a quien le enseñaba su lugar secreto – tam… también puedes usarlo a partir de ahora, si deseas un lugar tranquilo o esconderte y te juro que eres o bueno Pol, tú y yo somos los únicos que conocemos este lugar, nadie más sabe de su existencia.

El alfa se notaba algo nervioso al ver que ella no comentaba nada y solo observaba los alrededores con detenimiento, pero en eso noto que le miro a ver sonriéndole.

- Este lugar es hermoso, hasta me atrevería decía que es algo mágico ya que parece una escena sacada de las ilustraciones de esos artistas que describen los antiguos jardines colgantes de Babilonia – mencione sonriéndole.

- Waaa… me sorprende tu conocimiento, ya que esa misma referencia se me vino a la cabeza cuando termine de acomodar las plantas en esos pilares – indico sorprendido el castaño, curiosamente empezaba a sentirse cómodo en compañía de la pelinegra y ahora se sentía mal por el trato que le había dado en los días anteriores e igual podía sentir una ligera calidez al verle, donde de forma inconsciente empezo a compararla con su amante, ya que ella solo tenía interés por las cosas carnales u objetos materiales.

- Entonces, ¿estás seguro de que deseas compartirlo conmigo? - menciono preocupada – como te dije entiendo muy bien como fue nuestra unión y no deseo que por compromiso compartas estas cosas conmigo – comenzó a decir, pero noto que el alfa negaba.

- Estoy totalmente seguro si no, no te lo hubiera enseñado – dijo sonriendo notando que su pequeña broma la hacía sonreír, a la vez que le daba un si silencioso.

- Hmm… por cierto se ve que eres alguien muy detallista – opino notando que el castaño arqueaba la ceja – y lo digo por la forma en como ayudaste a esta enredadera para que quedara bien en este pilar y se lograra apreciar mejor sus flores – menciono señalando con cuidado las rosas rojas que resaltaban con el mármol tallado del pilar - sabes solo te faltaría una mueble para poder dormir disfrutando del lugar ya que se siente muy fresco – opino, pero en eso vio que el la miraba fijamente, provocando que se extrañara un poco por esa actitud y arqueara la ceja - ¿dije algo malo?- pregunto acercándose a él, quedando muy cerca el uno del otro.

Antonio al verla tan de cerca se sonrojo mientras meditaba sus acciones, ya que recién descubría que ella era una mujer muy interesante, sorprendiéndose de lo cómodo que era estar a su lado siendo el mismo, a la vez que notaba que su alfa interno estaba interesado en ella; algo que le extraño ya que eso solo ocurría con Diana… aunque si era sincero hacia casi más de medio año atrás que ya no había ese interés. En eso noto que su acompañante parecía esperar una respuesta donde solo esbozo una sonrisa nerviosa.

- Am… no, solo pensaba que eres sorprendente... y en lo cómodo que me siento al estar a tu lado – indico atreviéndose a tocar la mejilla de ella con el dorso de su mano, notando que esa acción la sonrojaba un poco.

- Bueno como te dije aproveche el ser pequeña para disfrutar de los beneficios de la corona antes que las responsabilidades llegaran a mí y todo cambiara - comento - e igual creo que esto es lo mínimo, ¿no crees? al menos estar en términos sinceros con el otro para sobrellevar estas cadenas que nos unieron cuando es obvio que tú ya habías encontrado a esa persona especial y por culpa de un acuerdo se te fue arrebatado – opino un poco triste - en mi caso jamás pensé en una pareja, yo solo deseaba recuperar esa sensación de libertad y tener control de mis acciones y deseos que se me negó por el mero hecho de ser una omega, ya que a nosotros se nos obliga a cumplir las normas que la sociedad nos impuso – indico con algo de amargura recordando sus lecciones que indicaban que su meta en la vida era verse lindo, complacer a su esposo y dar hijos, de preferencia alfas para hacer perdurar el apellido.

El castaño se sintió un poco mal, al notar que esas estúpidas leyes causaban algo de dolor en esa linda omega que estaba enfrente suyo.

- Déjame prometerte que cuando sea rey...hare lo posible por que los omegas sean libres en derechos y reciban un trato igualitario a betas y alfas - declaro de forma segura y sincera buscando la mirada de ella ya que deseaba que sus palabras buscaran calmarla y brindarle algo de esperanza.

- Creo que eso es un pensamiento algo fantasioso, pero me arriesgare y te ayudare a cumplirlo – dijo sonriéndole para luego verlo preocupado - porque esto te puede traer muchos problemas ya que la gran mayoría se negara a ese cambio, en especial los Alfas que siguen afirmando ser superiores a nosotros y que los omegas solo son objetos decorativos que puedes usar para liberar frustraciones pegándonos o usándonos como juguetes sexuales

- … - el castaño solo negó suavemente buscando abrazar y hacerla sentirse protegida - me encargare de eso, hare un lugar libre para que tus decisiones y las de mi hermano sean respetadas como las de otros omegas… aunque tengo que advertirte que al ser mi esposa esto puede poner tu vida y la mía en peligro – dijo serio - así que tengo que saber si tu deseo de ser libre será tan fuerte como para soportarlo – hablo buscando liberar un poco de su aroma para demostrarle a la omega que a su lado estaría protegido.

- Si esa es la meta, creo que vale la pena correr el riesgo ya que no pierdo nada o si – menciono divertida sintiendo como era abrazada por el alfa, donde por un rato se quedaron de esa forma, disfrutando de la calidez contraria hasta que notaron como el lugar se oscurecía y ahora las luciérnagas brillaban con más intensidad provocando que se separaran de forma lenta para poder apreciar ese hermoso espectáculo natural que les brindaba el lugar.

- Helena – le llamo el alfa, mientras la tomaba de la mano para guiarla de forma suave para que se recostaran en el suelo y así poder admirar el techo, el cual parecía el cielo natural lleno de estrellas – de esta forma puedes apreciarlo mejor – menciono acomodándolo y colocando a Pol sobre su pecho, para que pudiera seguir durmiendo cómodo.

- Es hermoso – opino ella admirando las luces bailar frente a ellos.

- Lo es, pero que no se compara contigo - le susurro el alfa, sin dejar de ver el espectáculo, aunque al desviar la mirada noto que su acompañante se sonrojo de forma suave por sus palabras… aunque el igual se sonrojo al sentir un suave roce en su mejilla cortesía de los labios castos y puros de ella.

Ninguno dijo nada para no romper el ambiente y tras un rato salieron del escondite con cuidado para que nadie los viera y se encaminaron al comedor para cenar, donde mantuvieron una charla amena dando sus opiniones de un libro que ambos habían leído y al acabar sus alimentos regresaron a su habitación para irse a descansar.

- Gracias por lo de hoy – menciono ella sonriéndole al ver que salía ya arreglado del baño.

- No es nada, si… si gustas ya puedes pasar a bañarte para dormir juntos – menciono un tanto coqueto, pero justo en eso una amigable almohada golpeo su cara, provocando que el riera nervioso - tranquila, no hare nada que no quieras.

Helena le miro con algo de desconfianza para luego entrar al baño y lavarse, donde al salir noto como su cuerpo era abrazado y pegado al cuerpo del contrario provocando que se sonrojara de golpe por esas acciones, sintiéndose confundida y perdida, pero reacciono al sentir como era movida y cargada para llevarla a la cama, donde era recostada con suavidad.

- Descansa Antonio y de nuevo gracias por este día – hablo ella mientras se acomodaban para dormir.

Curiosamente ellos en silencio buscaron acomodarse de tal manera que por esa noche durmieron abrazados, ya que ambos se sentían a gusto al sentir el calor del cuerpo contrario junto al suyo.

- No es nada, haría todo por ti – menciono Antonio a la vez que ahogaba un bostezando antes de quedar dormido casi al instante, sin ser consciente de que sus palabras tal vez hubieran sido pronunciadas por instinto, pero el destino ya había dictado que él las cumpliría.

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