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Capítulo 6: Ya NO Somos Nada

Al llegar al comedor notaron que el rey este por regañarlos, pero su enojo se esfumó al sentir que ambos tenían el aroma del contrario sobre sus cuerpos.

- Joel, creo que ya sabemos porque se tardaron - dijo de forma risueña Katia, notando que ambos se sonrojaban por ese comentario provocando que ella riera de forma suave - vamos siéntense para desayunar - indico señalando sus asientos.

Antonio solo negó de forma suave ya que ese comentario estaba fuera de lugar y a veces no le gustaba esa idea de que sus padres se metieran en su vida privada.

- Ven, te ayudo – indico el castaño moviendo la silla para ayudar a su esposa a sentarse - ¿cómoda? – pregunto notando que ella le agradecía el gesto y asentía, por lo que el busco tomar asiento igual - lamentamos la tardanza, ocurrieron cosas inesperadas – declaro mirando a ver a los ojos a sus padres a la vez que tomaba de la mano a Helena, por debajo de la mesa.

- Descuida hijo, entendemos que se están adaptando a su nuevo ritmo de vida – dijo Katia, mientras con una señal les ordenaba a los sirvientes que ya sirvieran el desayuno.

- Lo importante es ver que ya se llevan bien – hablo Joel, mirándolos y analizando con cuidado sus acciones.

- Así es padre y tenías razón – dijo Antonio sonriendo - solo es cuestión de querer conocer a la persona para empezar a entenderla – aseguro girándose un poco para ver a los ojos a su amada esposa.

- Jeje… bueno ahora que se lleváis bien, podemos ir organizando tú coronación – opino Joel, mientras tomaba su copa para beber un poco.

Ante esa declaración, Antonio apretó levemente la mano de Helena haciendo que ella sonriera ya que, con el título de rey, el buscaría cumplir esa promesa hecha: de darles libertad de elección a los omegas.

- Padre...te lo agradezco, será un honor – declaro Antonio feliz mirándolo a los ojos, mientras pensaba que ese plan sería un secreto entre ellos hasta que llegue al trono para que así nadie lo cuestione.

- Por otro lado ¿cómo te sientes Helena? - pregunto Katia, mirando a los ojos a su nueva hija.

- ¿A qué se refiere? – pregunto buscando sonar respetuosa.

- Sobre el hecho de acoplarte a la vida en este castillo – menciono la castaña sonriéndole.

- Oh... bueno es un lugar interesante - mencione recordando el escondite que le enseño Antonio.

- Y dime jovencita, ¿qué hacías en tus tiempos libres en casa? - pregunto Joel mirando que su hijo pequeño igual se unía al desayuno con ellos.

- Tras acabar mis lecciones a veces me ponía a leer algún libro – menciono feliz, notando que Katia le miraba sorprendida por esa declaración.

- Hermana, ¿sabes leer? - pregunto Darío asombrado y emocionado, mientras tomaba asiento.

- Si, mis padres me dejaron aprender a leer y escribir – contesto.

- Je… vaya eso es algo interesante y revolucionario - opino Joel mirando atentamente a la pelinegra, donde ahora entendía porque ella se notaba diferente al resto y era porque poseía una mejor educación - sabes Darío, mirando a tu nueva hermana me he convencido – declaro - empezaras a tomar lecciones de lectura y escritura a partir de ahora - indico serio, notando la mirada de su esposa e hijo menor, las cuales reflejaban un gran asombro.

Por su parte Antonio se mostraba neutral ante esa orden, ya que él ya le estaba enseñado algunas cosas a su hermanito, pero le alegraba saber que ahora tendría un maestro propio que le enseñara de forma adecuada e igual podría tomar los libros que quisiera de la biblioteca sin que alguien lo regañara o cuestionara.

- ¿Enserio padre? – pregunto emocionado Darío.

- Si, ya que la forma de hablar y comportarse de Helena me parece algo propio para un príncipe, así que voy a seguir su ejemplo y ahora estudiaras para que estes a la altura de tu hermana - declaro Joel risueño, mientras que Antonio miraba de reojo a su padre cuestionando mentalmente por esa repentina decisión, ya que le parecía un poco sospechosa… pero no opinaría al respecto, ya que no quería enojarlo y hacerle cambiar de opinión.

- Entonces creo que sería bueno que Helena le enseñara a Darío – sugirió el castaño - ¿o que opina usted, padre?

- Me parece lo más apropiado, claro si Helena está de acuerdo ya que debo buscar a un maestro competente para Darío – hablo el rey mirando a la pelinegra.

- Si, me encantaría ayudar – menciono ella notando que el menor se notaba feliz por eso.

- Y ¿qué otras cosas hacías en tu reino además de leer y escribir? – interrogo Joel, quien se miraba interesado en saber más de su nueva hija, ya que conocía a su amigo Erik; quien era un poco liberal en ciertos temas, pero al mismo tiempo una persona muy estricta y recta, por eso quería saber que tantas libertades le había dado a su hija ya que lo noto desde que la vio: no parecía tener la educación tradicional de un omega o al menos no toda, ya que es verdad se notaba su pureza con solo verla, pero se notaba que ese carácter sumiso fue obligado porque ella tenía su propio carácter, además estaba el hecho curioso de que ayer su hijo no paso el día con la noble que frecuentaba y lo paso con ella y ahora ambos tenían el arome del contrario sobre sus cuerpos.

Helena se sintió un poco nerviosa al ser el centro de atención y no sabía que decir en esos momentos.

- Hehe… amor, son muchas preguntas para Helena - indico Katia – primero disfrutemos del desayuno, además ella ahora es de nuestra familia y tenemos todo el tiempo del mundo para conocerla mejor, ¿no te parece? – sugirió notando que la pelinegra se relajaba un poco y agradecía en silencio ese gesto.

- Cierto - dijo Joel.

Antonio sonrió un poco aliviado acariciando la mano de su esposa, para que se relajara para así ambos empezar a disfrutar de la comida; mientras desayunaban, el castaño miraba de vez en cuando a su esposa pensando en lo interesante que era irla conociendo día a día porque había reacciones y muecas que notaba solo le dedicaba a él, algo que le gustaba y deseaba seguir descubriendo más de esa curiosa personalidad conforme se fuera ganando su confianza para actuar como era ella sin fingir nada o limitarse.

Cuando termino el desayuno y los sirvientes recogieron los platos, Joel se levantó de su asiento al igual que Antonio.

- Es hora de trabajar hijo – menciono serio.

- Si padre – respondió; para girarse a ver a la pelinegra; quien le miro confundida al ver que él se acerca actuando de forma misteriosa, mientras tomaba una servilleta para bloquear la vista de todos y darle un beso en sus labios a modo de despedida - nos vemos más tarde – le dijo sonriéndole de forma coqueta.

Helena se miraba muy apenada y sonrojada cuando la servilleta cayo a su regazo; al componerse busco ponerse de pie, pensando en regresar a su habitación, o ese era el plan hasta que sintió como alguien la abrazaba de su cadera, donde al bajar la vista vio a un pequeño castaño.

- Entonces… ¿podemos empezar las lecciones ahora? - pregunto emocionado Darío.

- Claro – contesto Helena, acariciando los cabellos del menor, quien la tomo de la mano para guiarla hasta su habitación y así comenzar las lecciones de lectura y escritura.

Katia sonrió al ver a sus pequeños omegas irse a aprender a leer, a la vez que pensaba que este matrimonio fue la mejor opción para fortalecer al reino y a la familia. Ya que ahora comprobaba que ese rumor era real y la familia Franco no trataba de forma normal a los omegas como paso en su caso y notaba que esa tradición le estaba gustando a su esposo.

- Parece que poco a poco todo cambiara para bien – susurro Katia mientras se giraba para ir a buscar unas cosas a su habitación y luego ir a revisar a Helena y Darío.

Por su parte Joel, aprovecho la privacidad de su habitación especial para interrogar a su hijo, antes de empezar a idear nuevas tácticas de guerra ya que su reino estaba en guerra contra el reino Espadas.

- Entonces… ¿me dirás o debo preguntar? – pregunto serio.

- Supongo que quieres hablar de como sucedió – hablo nervioso el castaño.

- Los detalles no me interesan realmente – empezó a hablar el mayor con calma – eso es cuestión tuya, pero…

- Si, eso lo sé – contesto Antonio rápidamente – ayer decidí elegir a Helena – indico – y como es lógico dejare a Diana, terminare la relación que mantengo con ella y la alejare de mí.

- Bien – declaro Joel – espero que ya no debamos tocar ese tema – menciono – porque deje que esa omega estuviera contigo mientras eras libre, pero ver que ahora la tienes como tu amante oficial es una grave ofensa porque sabes lo que ocurriría con nuestra alianza con los Franco si Erik se entera de esta falta de respeto hacia su hija - hablo con calma, aunque por su tono de voz se le notaba muy molesto - me informaron que no la tocaste en su noche de bodas y al día siguiente te la pasaste todo el día con tu amante porque su aroma estaba impregnado en tu cuerpo y apestando a ella te atreviste a regresar a la habitación que compartes con Helena – le reclamo - hicimos esta alianza por el problema con el reino espadas y me sales con esto, suficiente tenemos con uno para tener a otro enemigo ¿no lo crees?

Antonio hizo una mueca, en verdad amaba a su padre… pero cuando el regaño era porque estaba hablando el rey del país sabía que las cosas eran un tema delicado.

- Entiendo buscare enmendar mis errores y con el permiso de Helena buscare compensarla por mi falta, hoy terminare con Diana y me dedicare en cuerpo y alma a mi esposa – declaro mientras hacia una reverencia - entiendo que todo lo haces por mi bien… pero… pero de verdad la amaba y sentía que a era mi todo, cuando supe de la boda… yo en un acto egoísta le propuse ser mi amante porque no deseaba perderla… pera sé que lo que hice estuvo mal y de paso le hice daño a Helena, quien no merecía ese trato e igual me lo hizo saber – hablo recordando lo que había pasado – ayer que pase el día con ella, me di cuenta que es especial, más especial que cualquier omega que yo pudiera tener a mis pies, ella se hace respetar y siempre me mostro fortaleza y una increíble fuerza mental.

Joel suavizo su mirada al escuchar las palabras de su primogénito, dejando escapar un suspiro.

- Te entiendo en esa parte hijo mío, ya que ver a una omega que hable de forma propia sin miedo a ser callada y que diga que sabe leer y escribir es nuevo hasta para mí y en seguida capta la atención porque sabes que puedes tener una buena plática con ella, porque será una gran confidente como tu pareja - menciono - así que entiendo ese sentimiento y respecto a lo otro lo quiero resuelto para el día de hoy al anochecer – declaro buscando zanjar el tema, para retomar las estrategias que planeaban contra el ejército espadas, mientras entraba su capitán de la guardia para darles la información que lograron obtener al explorar el territorio enemigo.

Tras la junta Antonio fue a buscar a Diana encontrándola en el escondite de ellos; donde ella apenas de verlo se lanzó a sus brazos para darle un beso, pero se detuvo al sentir el aroma de otro omega en su cuerpo.

- ¿Majestad? - hablo algo preocupada, pero luego cambio de actitud - veo que le obligaron a tocar a su esposa, quiere que le ayude a quitarse ese aroma y busque consentirlo - indico coqueta pegando su cuerpo al de él.

- No Diana, no me obligaron a nada, yo quise tocar a mi esposa... este es el aroma de Helena y se quedara impregnado en mi cuerpo de ahora en adelante - declaro el castaño alejándola para sentarla en la cama, mientras buscaba meditar sus palabras - ya no serás mi amante – declaro serio, pero noto que ella le veía emocionada y con ilusión – tampoco serás mi esposa, ni mi amiga ni nada, ya no serás nada mío, Diana.

Ante esas palabras ella se notaba preocupada y un poco asustada.

- ¿Por… porque majestad?, ¿acaso hice algo que no fue de su agrado? usted me prometió... - dijo preocupada - no me parece justo lo que está haciendo.

- Tienes razón no es justo que le falte al respeto a alguien que no ha hecho nada malo hacia mi persona – dijo Antonio con voz firme y fruncia el ceño.

- Pero yo... yo lo amo, no quiero separarme de tu lado, te entregue mi pureza para que estemos juntos por siempre - indico algo desesperada, aunque era mentira lo de la pureza… pero como esa vez el castaño estaba ebrio jamás se enteró si fue verdad o no - a... además su alfa y mi omega tiene una conexión especial.

- Esa conexión especial se desvaneció con el tiempo, a mi alfa ya no le atraes, ya ni siquiera desea olerte o tocarte… y puede que te haya robado la pureza, pero eso también fue tu culpa, mira que dejar que te tocara antes de proponerte matrimonio o antes de que fueras mi esposa, es un gran error que ambos cargaremos por el resto de nuestras vidas... – menciono dejando escapar un suspiro - ahora mismo ya se hace tarde y yo solo vine a decirte que terminamos, que no quiero volver a verte a solas, ni que te presentes enfrente de mi esposo, no quiero que entres de nuevo al palacio y... si te atreves a mencionar lo nuestro a alguien, serás llevada al calabozo o peor serás desterrada del reino – declaro dando media vuelta y saliendo de ese escondite sin mirar atrás.

Diana le vio irse mientras fruncia el ceño y apretaba los puños, dejando que la ira la invada haciendo rechinar sus dientes.

Esto se acaba cuando yo diga” – pensó demostrando determinación en su mirada – “no hice todo esto para quedarme con las manos vacías, el título de reina será mío, quieras o no

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