Fabiano murmuró mientras se limpiaba el rostro y una voz risueña lo hizo levantar la mirada. —¿Sumisa? Joven huya lejos, que aún está a tiempo. Ja, ja, ja —le dijo Albert poniendo una mano en el hombro de Fabiano. El joven lo miró a los ojos antes de soltar una carcajada cada uno. —¡Idiotas! —les dijo Milena, levantándose molesta y caminando hacia la habitación de los pequeños. Fabiano fijó su mirada en la espalda de la joven que iba a paso apresurado. —Me encanta esa pequeña, Albert. Ella será mi esposa. —Ja, ja, ja. Debe ser muy paciente, joven. Ella es una chiquilla todavía. La señora Melissa se enojará si se entera. —Sí, ya Vicent, me lo advirtió e incluso van a mandarla a un internado la siguiente semana. —Eso será lo mejor para ustedes. El tiempo dirá si su destino es estar juntos. —El tiempo solo debe encargarse de apurarse, lo demás debe dejarlo en mis manos. —le dijo Fabiano a Alfred, mientras mordía otra manzana y caminaba trata
—¿Te casarás conmigo? —le preguntó Vicent, llenó de nervios y dudas. Melissa negó con la cabeza. —No puedo, ya estoy casada. Primero debo divorciarme de Demetrio. ¿Me puedes ayudar a que él acepte firmar? Vicent entrecerró los ojos. Definitivamente, de esa joven e ingenua que él conoció no quedaba nada. Por supuesto, después de divorciarse de Demetrio, ella se negará a casarse con Vicent. Él se negaba a perderla. De ninguna manera piensa dejarla libre. Entonces, él necesitaba crear un plan para que pudiese retenerla a su lado. Vicent le mostró a su esposa uva sonrisa amarga y le guiñó un ojo. —Tus deseos son órdenes. Pero primero reconoceré a mis pequeños. Ya es hora de que lleven mi apellido. Ethan y Elizabeth Santoro deben tomar su lugar en la familia. Melissa, tragó grueso, sabía perfectamente lo que planeaba su esposo. Entonces, prefirió cambiar el tema. —Necesito trabajar. Estoy acostumbrada a ser independiente. —Ja, ja, ja. ¿Independiente? Creo que la cuenta de Demetrio
Vicent negó con la cabeza y suspiró. Solo se imaginaba que si Fabiano había reaccionado así, no quería imaginarse como reaccionara el viejo Santoro que en estos últimos meses había enfocado su atención en su pequeño Jr.Vicent estacionó el auto a un lado de la vía y miró fijamente a su hermano.—Fabi, el Jr. se merece una familia. No he conversado con Melissa, pero sé que lo aceptará. Él está muy emocionado con sus hermanos. Incluso le pidió a mi padre que modificará el parque de juegos de la mansión. Quiere instalar juegos para bebés.Fabiano no pudo evitar sonreír ante la ternura del pequeño y en ese momento entendió que para el pequeño sumarse a esa nueva familia era su mejor opción. No solo porque contara con una figura materna, sino porque crecerá junto a sus hermanos y desarrollara un afecto fraternal, para Fabiano ese vínculo era sagrado. Vicent es su hermano, pero también fue su padre y su salvación en sus peores momentos.Entonces, suspiró resignado y puso la mano sobre el ho
El viejo Santoro llegó a su habitación, cerró la puerta y buscó su alta dosis de calmantes para calmar el insoportable dolor que lo azotaba todos los días.Por otra parte, la familia se divertía ante la mirada orgullosa de su patriarca. Vicent aflojó su corbata y se cambió de ropa. Tal vez ver tanta diversión en la piscina le hizo sentirse atraído hacia ese lugar. Entonces él se puso un atuendo más apropiado y tomó su toalla para unirse a la fiesta.Vicent llegó a la piscina y sus bebés comenzaron a reír y a balbucear las dos sílabas con las que desarmaban el corazón de ese arrogante magnate.—Pa-pa. Pa-pa.Melissa se contagió de las risas y la alegría de sus pequeños.—¡Papi! Mira como puedo nadar. —le gritó el pequeño Jr. con la intención de obtener un poco de atención.Vicent caminó hacia el pequeño y le sonrió antes de fijar toda su atención en los ágiles movimientos de su primogénito.—Te felicito hijo. Eres todo un campeón. —le dijo su padre, mientras se agachaba en el borde de
La tarde terminó con toda normalidad y en el lujoso comedor todos se reunían para la cena. El viejo Santoro estaba sentado en la cabecera de la mesa. Ese era su lugar como patriarca principal de la familia. A su lado está su hijo Vicent, seguido por el lugar de Melissa y después el Jr. Fabiano a la izquierda del viejo, pero el menor dejaba dos lugares de por medio para evitar la cercanía con el mayor. Lo que dejaba a Fabiano enfrente de su sobrino, lo que era perfecto para ayudar al pequeño a cortar la carne y a bromear con él por debajo de la mesa. Lo mejor para el joven es que a su lado estaba Milena. Él no desaprovechaba la oportunidad de ser coqueto y divertido con ella. Los gemelos estaban en sus cunas, listos para dormir bajo el cuidado de su niñera y siendo monitoreados por Milena a través de la pequeña pantalla portátil. El silencio reinó en el lugar hasta que el pequeño Jr. rompió el silencio. —Abue, debiste estar en la piscina, fue fantástic
Melissa mordió sus labios para reprimir sus gemidos y cerró los ojos para tratar de calmar su deseo desenfrenado de dejarse llevar, pero esta era su arma contra el mafioso y la usará para obtener lo que merece y lo que necesita.Entonces, ella le dio un casto beso en los labios y se levantó rápidamente. Ella se abotonaba la camisa, mientras se disculpaba con él.—Lo siento mucho. Vicent Demetrio Mancini Santoro, pero hasta que no decida con cuál de los dos me quedaré, no habrá noche de pasión. Así que creo que debemos definir pronto nuestra situación.Melissa soltó una pequeña risa, mientras peinaba su cabello con los dedos y caminaba hacia la puerta.Vicent se quedó en shock. No podía creer lo que acababa de ocurrir. Él permaneció inmóvil, hasta que un latido en su pantalón lo trajo a la realidad. Una sonora carcajada salió de sus labios, mientras golpeaba levemente su pantalón.—Ja, ja, ja. Calma fiera, creo que hoy solo tomarás agua. Seguiremos en ayuno. Ja, ja, ja. Pero no por muc
—¿Vicent? ¿Eres tu maldito psicópata? —le preguntó buscando entre los encapuchados el origen de la risa. Hasta que una figura muy conocida entró a la habitación. —Fabiano. Por Dios. Casi me matas del susto. —le dijo su hermano en un tono de reproche. Fabiano abrió su boca por la sorpresa. Definitivamente, Vicent Santoro tenía el premio al mayor cínico del mundo. Fabiano no pudo evitar enojarse con su hermano esta vez. Él señaló a los hombres y les gritó. —¡¡Fuera de aquí!! ¡Salgan todos! Los hombres esperaron la confirmación de su jefe, para acatar la orden del menor, pero sorprendentemente Vicent no mencionó ninguna palabra que contradijera la orden de su hermano. Más bien, hizo todo lo contrario. Vicent fue el primero en salir. Pocas veces Fabiano se molestaba, pero cuánto la vena de su frente se mostraba, Vicent sabía que era el momento de huir. Pero esta vez, Fabiano no estaba listo para dejarlo huir. Entonces caminó hacia la puerta y lo interceptó. —Tú no. Vicent. Tú quéd
El viejo Santoro miró el reloj en su muñeca y asintió con la cabeza. —Tienes razón. Pero por favor, es muy importante lo que tengo que decirte. Fabiano maldijo su curiosidad y le señaló al viejo una silla para que se sentara. Ya estaban ahí. Lo mejor era salir de esto de una vez. —Es mejor. Al mal paso, darle prisa. Espero que de verdad sea importante, porque al parecer tú, al igual que tu hijo, tienen una fijación por estropear mi sueño. El viejo Santoro, frunció el ceño. Mostrando sorpresa por esa acusación. —¿Yo? Fabiano se sonrió, al parecer este viejo era tan predecible como su primogénito. Fabiano le había tendido una trampa y él había caído redondito y él no desaprovecharía una oportunidad de atacarlo. —No te hagas el desmemoriado viejo decrépito. Que bien que recuerdas que cuando era yo un niño, tú y maldito de Gerónimo me despertaban con chorros de agua helada. Por eso, jamás pude dormir profundamente. El viejo Santoro sintió una opresión en el pecho. Él sabía que jamá