CAPÍTULO 41
El mayordomo no pudo evitar sonreír ante las ocurrencias de la joven. Pero no podía ocultar su nerviosismo. Era evidente que el joven Vicent lo crucificará por permitir que se le juntara el ganado, pero al menos disfrutará de este divertido momento.

Milena tronó los dedos frente al hombre al verlo perdido en sus pensamientos.

—Hey. Albert. Vamos apúrate, va a comenzar el show y nos vamos a perder el inicio. —le dijo la joven, tomando al hombre de la mano y arrastrándolo hacia la cocina.

Mientras tanto, Melissa caminó hacia el jardín e invitó a la intrusa a sentarse, lo que incómodo a la susodicha y no tardó en expresar su sentir

—No hace falta que me trates como a una invitada. Pronto seré la señora Santoro. La legítima dueña de todo y seré yo quien dé las órdenes y te invite a comer.

Melissa dejó salir una sonrisa ladina. Ella estaba tranquila y serena. Solo podía imaginarse la cara de Vicent ante la peculiar escena y las mil maneras de hacerle pagar esta traición.

Mientras tant
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