El mayordomo no pudo evitar sonreír ante las ocurrencias de la joven. Pero no podía ocultar su nerviosismo. Era evidente que el joven Vicent lo crucificará por permitir que se le juntara el ganado, pero al menos disfrutará de este divertido momento. Milena tronó los dedos frente al hombre al verlo perdido en sus pensamientos. —Hey. Albert. Vamos apúrate, va a comenzar el show y nos vamos a perder el inicio. —le dijo la joven, tomando al hombre de la mano y arrastrándolo hacia la cocina. Mientras tanto, Melissa caminó hacia el jardín e invitó a la intrusa a sentarse, lo que incómodo a la susodicha y no tardó en expresar su sentir —No hace falta que me trates como a una invitada. Pronto seré la señora Santoro. La legítima dueña de todo y seré yo quien dé las órdenes y te invite a comer. Melissa dejó salir una sonrisa ladina. Ella estaba tranquila y serena. Solo podía imaginarse la cara de Vicent ante la peculiar escena y las mil maneras de hacerle pagar esta traición. Mientras tant
Vicent, con cada paso que daba hacia la mesa, sentía su corazón oprimido. Además de un calor insoportable que podía comparar con acercarse a las puertas del infierno. Uno dónde estaba una hermosa y sensual diabla lista para freírlo en aceite caliente. —Buenos días, amor. Te estaba esperando —le dijo Gretta, limpiándose la comisura de sus labios, lista para levantarse y correr a sus brazos. Pero Vicent no estaba preparado para morir. Entonces interrumpió las palabras de la hermosa mujer y se aferró al suave y cálido cuerpo de su esposa. —Te extrañé amor. —le dijo besando los labios de Melissa. Gretta se quedó paralizada, estaba tratando de digerir lo que significaba la peor humillación que Vicent le había hecho. Sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse callada esta vez. —¿Amor? —le preguntó mirando fijamente a Melissa que estaba a punto de reírse en su cara. Vicent sintió unas ganas enormes de romperle el cuello a la imbécil, pero sabía que una actitud agresiva era lo último que
Fabiano murmuró mientras se limpiaba el rostro y una voz risueña lo hizo levantar la mirada. —¿Sumisa? Joven huya lejos, que aún está a tiempo. Ja, ja, ja —le dijo Albert poniendo una mano en el hombro de Fabiano. El joven lo miró a los ojos antes de soltar una carcajada cada uno. —¡Idiotas! —les dijo Milena, levantándose molesta y caminando hacia la habitación de los pequeños. Fabiano fijó su mirada en la espalda de la joven que iba a paso apresurado. —Me encanta esa pequeña, Albert. Ella será mi esposa. —Ja, ja, ja. Debe ser muy paciente, joven. Ella es una chiquilla todavía. La señora Melissa se enojará si se entera. —Sí, ya Vicent, me lo advirtió e incluso van a mandarla a un internado la siguiente semana. —Eso será lo mejor para ustedes. El tiempo dirá si su destino es estar juntos. —El tiempo solo debe encargarse de apurarse, lo demás debe dejarlo en mis manos. —le dijo Fabiano a Alfred, mientras mordía otra manzana y caminaba trata
—¿Te casarás conmigo? —le preguntó Vicent, llenó de nervios y dudas. Melissa negó con la cabeza. —No puedo, ya estoy casada. Primero debo divorciarme de Demetrio. ¿Me puedes ayudar a que él acepte firmar? Vicent entrecerró los ojos. Definitivamente, de esa joven e ingenua que él conoció no quedaba nada. Por supuesto, después de divorciarse de Demetrio, ella se negará a casarse con Vicent. Él se negaba a perderla. De ninguna manera piensa dejarla libre. Entonces, él necesitaba crear un plan para que pudiese retenerla a su lado. Vicent le mostró a su esposa uva sonrisa amarga y le guiñó un ojo. —Tus deseos son órdenes. Pero primero reconoceré a mis pequeños. Ya es hora de que lleven mi apellido. Ethan y Elizabeth Santoro deben tomar su lugar en la familia. Melissa, tragó grueso, sabía perfectamente lo que planeaba su esposo. Entonces, prefirió cambiar el tema. —Necesito trabajar. Estoy acostumbrada a ser independiente. —Ja, ja, ja. ¿Independiente? Creo que la cuenta de Demetrio
Vicent negó con la cabeza y suspiró. Solo se imaginaba que si Fabiano había reaccionado así, no quería imaginarse como reaccionara el viejo Santoro que en estos últimos meses había enfocado su atención en su pequeño Jr.Vicent estacionó el auto a un lado de la vía y miró fijamente a su hermano.—Fabi, el Jr. se merece una familia. No he conversado con Melissa, pero sé que lo aceptará. Él está muy emocionado con sus hermanos. Incluso le pidió a mi padre que modificará el parque de juegos de la mansión. Quiere instalar juegos para bebés.Fabiano no pudo evitar sonreír ante la ternura del pequeño y en ese momento entendió que para el pequeño sumarse a esa nueva familia era su mejor opción. No solo porque contara con una figura materna, sino porque crecerá junto a sus hermanos y desarrollara un afecto fraternal, para Fabiano ese vínculo era sagrado. Vicent es su hermano, pero también fue su padre y su salvación en sus peores momentos.Entonces, suspiró resignado y puso la mano sobre el ho
El viejo Santoro llegó a su habitación, cerró la puerta y buscó su alta dosis de calmantes para calmar el insoportable dolor que lo azotaba todos los días.Por otra parte, la familia se divertía ante la mirada orgullosa de su patriarca. Vicent aflojó su corbata y se cambió de ropa. Tal vez ver tanta diversión en la piscina le hizo sentirse atraído hacia ese lugar. Entonces él se puso un atuendo más apropiado y tomó su toalla para unirse a la fiesta.Vicent llegó a la piscina y sus bebés comenzaron a reír y a balbucear las dos sílabas con las que desarmaban el corazón de ese arrogante magnate.—Pa-pa. Pa-pa.Melissa se contagió de las risas y la alegría de sus pequeños.—¡Papi! Mira como puedo nadar. —le gritó el pequeño Jr. con la intención de obtener un poco de atención.Vicent caminó hacia el pequeño y le sonrió antes de fijar toda su atención en los ágiles movimientos de su primogénito.—Te felicito hijo. Eres todo un campeón. —le dijo su padre, mientras se agachaba en el borde de
La tarde terminó con toda normalidad y en el lujoso comedor todos se reunían para la cena. El viejo Santoro estaba sentado en la cabecera de la mesa. Ese era su lugar como patriarca principal de la familia. A su lado está su hijo Vicent, seguido por el lugar de Melissa y después el Jr. Fabiano a la izquierda del viejo, pero el menor dejaba dos lugares de por medio para evitar la cercanía con el mayor. Lo que dejaba a Fabiano enfrente de su sobrino, lo que era perfecto para ayudar al pequeño a cortar la carne y a bromear con él por debajo de la mesa. Lo mejor para el joven es que a su lado estaba Milena. Él no desaprovechaba la oportunidad de ser coqueto y divertido con ella. Los gemelos estaban en sus cunas, listos para dormir bajo el cuidado de su niñera y siendo monitoreados por Milena a través de la pequeña pantalla portátil. El silencio reinó en el lugar hasta que el pequeño Jr. rompió el silencio. —Abue, debiste estar en la piscina, fue fantástic
Melissa mordió sus labios para reprimir sus gemidos y cerró los ojos para tratar de calmar su deseo desenfrenado de dejarse llevar, pero esta era su arma contra el mafioso y la usará para obtener lo que merece y lo que necesita.Entonces, ella le dio un casto beso en los labios y se levantó rápidamente. Ella se abotonaba la camisa, mientras se disculpaba con él.—Lo siento mucho. Vicent Demetrio Mancini Santoro, pero hasta que no decida con cuál de los dos me quedaré, no habrá noche de pasión. Así que creo que debemos definir pronto nuestra situación.Melissa soltó una pequeña risa, mientras peinaba su cabello con los dedos y caminaba hacia la puerta.Vicent se quedó en shock. No podía creer lo que acababa de ocurrir. Él permaneció inmóvil, hasta que un latido en su pantalón lo trajo a la realidad. Una sonora carcajada salió de sus labios, mientras golpeaba levemente su pantalón.—Ja, ja, ja. Calma fiera, creo que hoy solo tomarás agua. Seguiremos en ayuno. Ja, ja, ja. Pero no por muc